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Entre el orgullo y la renuencia por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.


Lo siento!, de verdad, no tengo motivo para no haber subido el capítulo antes, la verdad es que estuve muy distraída y lo olvide :P, tenía el capítulo listo y es por eso que no tengo perdón.


En fin espero que le agrade :)

Capítulo 2: Palabras rotas

 

Saga quería sonreír, de verdad sentía algo muy fuerte por Shaka y el haber pasado aquella noche con él le había abierto los ojos mostrándole lo importante que era para él, cada roce, cada beso y caricia hacían latir su corazón hasta un punto insospechado, no quería declarar del todo su amor, pero mentalmente sabía que eso era.

 

—Shaka yo… —Saga quiso colocar una sonrisa mientras hablaba, pero fue cortado de tajo por Shaka.

 

—Esto fue un error —dijo fríamente el rubio desviando la mirada, no deseaba ver los dolidos ojos de Saga.

 

—¿A qué te refieres?

 

—Nos dejamos llevar por el alcohol y la satisfacción de las caricias, el deseo se interpuso, esto específicamente era lo que no quería, trabajamos juntos desde hace mucho tiempo como para entorpecer nuestra relación con algo como esto. Nunca debió pasar —exclamó Shaka a la vez que se levantaba con dificultad de la cama y recogía su pantalón que era la prenda más cercana.

 

Saga se quedó mudo, no podía creer lo que estaba escuchando ¿hablaba en serio?

 

—No puedes estar hablando en serio —dijo Saga con el ceño fruncido y con la molestia creciendo en él.

 

—Muy en serio —contestó Shaka glacial intentando esconder su pesar—. No vuelvas a tocar el tema, esto nunca pasó —informó Shaka mientras recorría la habitación y se colocaba sus prendas restantes. Cuando acabó le dio una última mirada al gemelo y salió de la habitación.

 

Por su parte Saga con enojo golpeó el colchón con toda su fuerza mientras rechinaba furiosamente sus dientes en frustración, no sabía si molestarse o llorar de desilución por lo que el rubio había hecho.

 

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Shaka salió lo más rápido que pudo de aquel cuarto, ¡dioses! Cuanta fuerza de voluntad le había costado protagonizar aquella escena, pero es que no podía involucrarse de esa manera con Saga, por más atractivo que lo considerara y el creciente cariño que había desarrollado todos esos años por él, la relación laboral que tenían no podía dañarla con nada, no le convendría a ninguno de los dos. Le dolió la mirada de Saga, lo sabía enojado, pero solo esperaba que con el transcurso de la noche y el descanso todo volviese a la normalidad, al menos es lo que le pidió y por su parte se encargaría de cumplir el trato, de ahora en más nada había sucedido entre ambos.

 

Shaka por todos los medios intentó convencerse a sí mismo de que lo ocurrido con Saga había sido un error, pero recordaba grabado a fuego cada una de los besos y caricias del griego. Tanto así que el sueño le jugó una mala pasada aquel resto de la noche que quedaba mientras estaba recostado en su cama, dándole muchos problemas sus lascivos pensamientos en cierto lugar delicado, con renuencia debió masturbarse para poder bajar el calor de sus deseos, pero con lo que no contó fue que nuevamente llegaron las eróticas escenas vividas hace pocas horas con el gemelo, finalmente terminó corriéndose entre medios de gemidos y pronunciado el nombre de Saga.

 

Para el rubio el fin de semana que se avecinaba después de la fiesta fue a la vez un alivio y una tortura. No quería encontrarse con Saga todavía y por eso agradecía aquellos días de descanso, pero también tenía cierta ansiedad de saber si la relación de ambos cambiaria en algo producto de lo que habían compartido. Definitivamente iba a ser el fin de semana más largo que nunca hubiese vivido.

 

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Saga estaba decidido a no dejar en el olvido la noche vivida con Shaka, el fin de semana había sido arduo pensando en una forma delicada para poder dirigirse a él, pero al final optó por ser directo y tomar el riesgo de confesarse. Es por eso que al verlo llegar el lunes siguiente literalmente los arrastró y los encerró a ambos en la oficina.

 

—¡¿Qué diablos te pasa Saga?! —exclamó molesto Shaka.

 

—Tenemos que hablar —dijo seriamente el gemelo con mirada penetrante.

 

Shaka rehuyó inmediatamente la mirada del heleno.

 

—Ya te lo dejé claro ese día, yo…

 

—Te amo Shaka —dijo a bocajarro Saga, Shaka parpadeó sorprendido, pero mantuvo el silencio abrumador que se había formado después de que Saga se confesase—. No dirás nada —pronunció el gemelo con duda.

 

—Debes estar confundido —habló Shaka—, tu no…

 

—No lo estoy, aquella noche que pasamos juntos me aclaro todo, yo…

 

Shaka recordó con claridad cada parte de esa noche, pero por su mente solo unas palabras tenían mayor fuerza, equivocación, amistad perdida, y en lo más oculto miedo y orgullo, no podía aceptar lo que sentía, debía callar lo que pugnaba por salir de su boca.

 

—Como te dije fue un error —la mirada de Shaka cambio súbitamente, Saga se sobresaltó por esto—, no significó nada para mí, solo un revolcón, no confundas nuestra relación, lo único que harás es arruinar todo.

 

Saga sintió que algo se rompía en su interior, se volteó y se alejó de Shaka, no pronunció nada más acerca del tema.

 

—Puedes retirarte Shaka —las palabras de Saga fueron heladas, Shaka se estremeció, sintió que algo había pasado, y no era para nada bueno, quizás se equivocó en tomar aquella postura, pero no le quedaba otra salida, debían mantener todo en orden si querían sacar el negocio a flote, algo sentimental podría arruinarlo todo, eso sin contar que tal vez Saga no fuera del todo sincero. Más Shaka se cuestionaba esto internamente, sin saber a quién creer, al griego que había rechazado tan duramente o a su testaruda y orgullosa mente.

 

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Saga se sentía quebrado, el rechazo de Shaka le había conmocionado mucho más de lo que hubiera creído. Aquel día fue largo, apenas le dirigió el habla al resto del mundo durante las horas de trabajo, mucho menos a Shaka, quien llegaba con reportes y uno que otro asunto que tratar, todo lo que le contestaba eran monosílabos. Aquel día decidió salir más temprano sin avisar a nadie, necesitaba distraerse, no quería ver a Shaka y sentía como su corazón latía con dolor, como él había dicho lo suyo fue solo un acostón y nada más. Caminó por algunas horas intentando despejar su mente, no se dio cuenta en el momento en el que anocheció. Tomar un trago no le caería mal para pasar las penas, podía tener poca tolerancia a alcohol, pero eso era lo que menos le preocupaba. Después de unos quince minutos de caminar encontró un bar escondido lejos de la parte más comercial de la ciudad, se veía como un sitio tranquilo a pesar de su ubicación, con desgano entro al lugar y pidió una botella de ron. El sitio poseía una baja iluminación y música tranquila, las personas conversaban amenamente y él era la única alma solitaria en ese lugar, cuando ya se hubo bebido más de media botella de ron la presencia de alguien a sus espaldas le propinó un escalofrió.

 

—Es extraño encontrarte en un lugar como este después de tanto tiempo Saga.

 

La voz la reconocía, pero jamás creyó volver a verlo, ¿qué significaba todo eso?

 

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Shaka presentía que todo empeoraría, la actitud de Saga lo dejó desconcertado, jamás pensó que se tomaría tan mal sus palabras, es verdad que fueron crueles, pero el griego siempre había sido alguien fuerte.

 

Quizás a la mañana siguiente todo volvería a la normalidad. El rubio por ese día lleno de palabras rotas y actitudes vacilantes decidió descansar y esperar que las horas pudiesen calmar al heleno.

 

A la mañana siguiente como cada día llegó a la hora a su trabajo, pero lo que no esperó es que Saga aún no hubiese hecho acto de presencia en el mismo horario, sino que varias horas después, aquello lo extrañó siendo Saga tan responsable en ese sentido, sin embargo intentó no tomarle mayor importancia; aquel día la actitud de Saga también fue taciturna y fría, en especial con su persona, decir que no le dolió la indiferencia sería mentir, pero quizás si esperaba un poco más todo se calmaría.

 

Lo intentó, esperó, pero… Saga seguía llegando tarde, apenas le dirigía la palabra, solo si era realmente importante; ya no había cercanía, ni bromas sarcásticas ni adulaciones descolocadas que a pesar de que lo colocaban en jaque y enojaban constantemente una parte de ellas le agradaban. Ahora no había nada, solo una relación laboral, justo como él lo quería. Ahora comenzaba arrepentirse de sus palabras y decisión. Dos semanas pasaron y su corazón dolía, las cosas no habían cambiado, al menos hasta una mañana en la que Saga llegó inesperadamente a la hora que antes usualmente se presentaba, y no llegaba solo, sino que en compañía de un apuesto hombre de cabellos castaños, se veía que poseían mucha confianza, pero lo que no se esperó es que el desconocido besara con dulzura a Saga en los labios. Esa imagen lo hizo hervir en celos, pero cuando Saga respondió con cariño se quebró ¿Qué diablos estaba sucediendo?


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