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Maneras de confesarte a alguien Por: La Generación de los Milagros por isabellag203

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Notas del fanfic:

Este fue mi primer fanfic de Knb que hice y encima de una de mis OTP ^_^ espero que les guste. Tambien es un Two shot y no se cuando pueda subir el segundo y ultimo cap, pero les aseguro que sera en menos de una semana n_~

Disclamer: Kuroko no basket no me pertene, sino hubiera ganado Kaijo la winter cup ;)

A leer!

 

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, solo espero que les guste este primer capitulo :)

Maneras de cómo confesarte a alguien. Por: La Generación de los Milagros.

 

Chapter 1: “Dándome cuenta de mis sentimientos”.

 

Abrió sus ojos, el insistente sonido del despertador lo había sacado del maravilloso mundo de los sueños, solo para recordarle que era de día, y que, aunque no lo quisiera tenía que ir al colegio.

 Con lentitud se levantó de la comodidad de su cama, con el fin de dirigirse al baño y darse una ducha de agua fría, eso, sin duda terminaría por despertarlo. Se quitó el pijama y abrió el grifo de la regadera para dejar que el agua recorriera se cuerpo quitándole todo rastro de sueño.

-…Rayos…- de verdad que no tenia ganas de ir al colegio ese día y mucho menos tratar de fingir que todo esta bien cuando su mente y corazón estaban hechos un lío…un lío ¿De qué?...Ni él mismo sabia la respuesta.

Salió de la ducha ya completamente despierto, con una toalla amarrada en su cintura y otra en la mano que usaba para  secar sus cabellos rubios, no había remedio, tenía que ir, pronto comenzarían los exámenes parciales y no podía darse el lujo de retrasarse en sus materias. Así que con un suspiro de pura resignación se vistió con su uniforme de Kaijo.

Después de estar listo y ordenar un poco su mochila, se dirigió a la cocina a ver que cosa comestible había para llenar su estómago. A la final se hizo un sándwich acompañado de un vaso de jugo de naranja, no llenaría mucho su estómago, pero era lo mas rápido y accesible que podía prepararse de desayuno. Si su madre estuviera ella misma le haría el desayuno con una sonrisa. Sin embargo no era así, su madre tuvo que viajar, al igual que su padre al extranjero por motivos laborales.

…Que extraño… el as de Kaijo se sentía solo, pero no era por la ausencia de sus progenitores… era algo más.

Detuvo su mirada por un momento en el reloj de pared que se encontraba adornado la sala alarmándose al instante, al parecer estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó como se le hacia tarde para ir al colegio. Le dió un ultimo mordisco a su sándwich, agarró su mochila y salió de la casa como alma que lleva el diablo.

Cuando por fin pudo llegar a la entrada de Kaijo fue interceptado por un grupo de fans que lo llevaban esperando un rato. Sabia bien que llevaba varios minutos de retraso, por mucho que quisiera no podía perder más tiempo sino quería ganarse un castigo. Murmuró unas disculpas mientras escapaba de la multitud de chicas para dirigirse a su salón de clases, claro, no sin antes despedirse con una encantadora sonrisa, ocasionando que al instante las chicas enloquecieran y aclamaran más su nombre.

La verdad es que no tenía muchos ánimos de sonreír, no se encontraba realmente feliz, pero aun lo hacia porque sentía que era su deber como el modelo juvenil Kise Ryouta que era, y porque tampoco quería preocupar innecesariamente a nadie. En el momento que entró a su salón fue regañado por el maestro, que aun así, este lo dejó pasar siguiendo con su clase.

Al llegar a su asiento paseo la mirada por todo el salón, encontrando así a alumnos que prestaban atención a la clase y tomaban apuntes, otros casi durmiéndose sobre sus asientos, y unos mas atrevidos se pasaban notitas mientras el profesor no miraba. Al rubio no le interesó prestarle atención a ninguna de estas opciones, así que a la final no le quedó más remedio que fijar su vista en la ventana.

La voz del profesor y todo el ruido que se escuchaba en esas cuatro paredes traspasaba sus oídos pero no era procesada por su cerebro, este se encontraba lejos, en lo más recóndito de su mente, desatando así una serie de preguntas y  pensamientos que había estado guardando hasta para él mismo. Lo que llevo al rubio el preguntarse ¿¡Qué rayos sucedía con el!? No era así, es como si toda su alegría se hubiera esfumado dejando un desagradable vacío en su pecho, volviendo su existencia simple, monótona, y sobretodo aburrida.

¿En que momento su vida se había vuelto así? No lo sabia, trato de hacer memoria para responder esa pregunta que lo atormentaba, cuando pareció  que su cerebro quiso darle esa respuesta, trayéndole a su mente aquel recuerdo donde su vida comenzó a vaciarse.

 Ese día también estaba en el colegio, no prestaba atención a la clase y en su lugar se dedicaba a mirar fijamente la ventana, lo único distinto era que el ambiente, se sentía ese día, mas alegre, lleno de emoción, pero a la vez nostálgico, y hasta triste. Todo este cúmulo de emociones en la escuela Kaijo tenia una explicación, se celebraba la graduación de los de tercer año y eso tenia muy deprimido al modelo, pues ya no volvería a jugar junto a sus sempais… ¿Pero… era normal sentir una gran opresión en su pecho, junto con unas increíbles ganas de llorar hasta quedarse sin lágrimas que derramar? en ese momento creyó que si, ya que habían vivido momentos de alegría acompañados con el dulce sabor de la victoria, pero también habían probado más de una vez el amargo sabor de la derrota, todas esas experiencias solo los habían hecho mas unidos y convertido en un verdadero equipo. Por todas estas cosas el rubio vio normal el hecho de sentirse de esa forma.

Cuando se tuvo que despedir de sus sempais, estos solo vieron su brillante sonrisa, nunca notaron su verdadero estado ánimo, ni mucho menos penetrar la máscara de felicidad que el mismo había creado para estas situaciones. Pero cuando se encontró en la soledad de su habitación pudo liberar esos sentimientos que lo oprimían por dentro. Lloró hasta que sus ojos quedaron rojos e hinchados, gritó mientras se preguntaba repetidas veces ¿Por qué? hasta quedar afónico, ya nada seria igual que antes.

Y ciertamente, fue así, porque desde entonces su vida no había vuelto a ser la misma, era aburrida, pero sobretodo gris.

Ahora que se encontraba analizándose a si mismo en un modo mucho más objetivo, no podía hallar una explicación razonable al porque de sus acciones. En eso un recuerdo que creía olvidado apareció en su mente, como si de una película se tratase.

Flash Back.

Había ido al gimnasio con el fin de despejar un poco su mente de la cantidad de emociones que lo invadían, cuando puso un pie en la entraba pudo escuchar el característico sonido que hace el balón al rebotarlo en el suelo. Grande fue su sorpresa cuando pudo reconocer a la persona que practicaba sus tiros de tres.

-Sempai…- murmuró sorprendido, más para si mismo que para el azabache, sin embargo, este le escuchó perfectamente dado que dirigió su mirada hacia donde se encontraba.

-Kise, pensé que ya te habías ido a casa- habló el capitán de Kaijo mientras devolvía su atención a la canasta que tenia enfrente.

-Yo también pensé que ya te habías ido- comentó el rubio, viendo como el mayor hacia un perfecto tiro de tres.

-Los recuerdos no me dejan irme todavía- respondió el azabache pensativo y con un tono nostálgico en su voz- ¿Y tú que haces aquí?- cuestionó con el ceño ligeramente fruncido.

-Supongo que lo mismo que tú sempai- ambos se quedaron en silencio después de lo dicho por el modelo y en algún momento se sentaron en el piso sumidos en sus pensamientos.

Por un lado Yukio se dedicaba a pasear la mirada por todo el gimnasio, como si quisiera grabarse en su memoria cada detalle de aquella estructura. Por el otro lado, Ryouta se sentía más triste y deprimido que en la mañana, su corazón le oprimía con fuerza, quería llorar para después ser consolado por su sempai, abrazándolo y susurrándole palabras tranquilizadoras como anteriormente lo había hecho en partidos decisivos. Pero sobretodo, tenia la extraña necesidad de rogarle al azabache que no se fuera de su lado, que no desapareciera de su vida.

Más, sabia de sobra que pedir aquello era imposible, por múltiples razones… el punto era que Kasamatsu no se podía quedar con él aunque lo quisiera.

-Fue un buen año- comentó de la nada el más bajo sobresaltando al rubio que se encontraba perdido en sus pensamientos.

-¿A que viene eso sempai?- preguntó el as de Kaijo ladeando la cabeza a un lado cual cachorro confundido.

-Ni idea- respondió sinceramente el azabache con la mirada perdida en alguna parte del gimnasio- Simplemente pienso que soy afortunado de haber tenido bajo mi cargo a un equipo increíble como lo es hoy Kaijo- explicó con una imperceptible sonrisa, el modelo no podía evitar el sorprenderse ya que su capitán no muy seguido decía tales palabras.

-Sempai… yo… te voy a extrañar- cuando se dió cuenta ya había sido demasiado tarde, esas palabras se habían escapado de sus labios sin que fuera consiente de ello, pero en ese momento había tenido miedo, las palabras de Kasamatsu le habían sonado a despedida.

-¿Eh?, idiota, no es como si no nos fuéramos a ver más nunca-aclaró dándole un zape en la nuca al modelo, al parecer el más bajo había adivinado lo que estaba pensando-Te recuerdo que todavía tienes que llevar a Kaijo a la victoria y yo estaré allí para verlo- terminó de declarar el de ojos azul platinado poniéndose de pie.

-¿Enserio estarás allí?- preguntó un tímido Kise con ojitos esperanzados y sin podérselo creer.

-Enserio, ahora vámonos- ordenó el capitán de Kaijo colocando los balones en su sitio para después salir del lugar con el rubio pisándole los talones.

Llevaron caminando varias calles hablando de temas triviales hasta que llegaron a la estación de tren donde tenía que irse el azabache para llegar a su casa.

-Kise-llamó al más alto y al ver que este le prestaba atención, continuó-Me alegro de que hayas entrado a Kaijo.

-¿…Sempai…?- el de ojos dorados le iba a preguntar cuando fue cortado por el mayor.

-Escucha bien porque no lo voy a volver a repetir, estoy muy orgulloso de ti- el rubio no entendió porque el mayor le dedicó esas palabras y sin ninguna explicación su corazón comenzó a latir frenéticamente en su pecho, sus manos sudaban y un calor se instaló en sus mejillas provocando un suave sonrojo.

Al levantar la mirada notó que el más bajo ya se había ido, y por más que lo buscara con la mirada no lo encontraría en ese mar de gente. Lo que no sabía el as de Kaijo es que el azabache también tenía el mismo sonrojo cuando le dijo aquellas palabras.

Fin del Flash Back.

Parecía como si su cerebro le había reprimido ese recuerdo hasta hacerlo olvidarlo casi por completo con el fin de que no sufriera más.

Todo era mas claro ahora, su ánimo decaído, su tristeza inexplicable al recordar la partida de sus sempais, su vida monótona… todo encajaba… estaba enamorado, su vida se había vuelto gris porque Él ya no estaba en ella.

Ese enano de ceño eternamente fruncido, cabellos negros como la noche, con mirada de acero, de carácter imparable, fuertes convicciones, no se rendía y tampoco se dejaba intimidar por nadie, ese que aunque le daba golpes y patadas siempre confío en él.

Su ex-capitán, su sempai, se había enamorado de Kasamatsu Yukio y hasta hace unos momentos no se había dado cuenta de ello. Pero… ya era tarde, él ya se había ido, y verse ahora era un poco difícil, por lo que sabia de Nakamura-san es que el azabache se encontraba estudiando en una universidad de prestigio que queda en otro distrito.

Además no sabría como reaccionaria su sempai, ni sabía si tenía novia, aunque eso era poco probable dado el hecho de que no podía hablar con una chica sin tartamudear, pero eso no significaba que le gustasen los hombres. La cabeza del as de Kaijo estaba más confundida que esta mañana, llena de sentimientos contradictorios y pensamientos negativos pasó todo el día en su propia nube de tristeza.

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Desde la mañana todas las personas que pasaban por su lado se volteaban a mirarlo y murmurar cosas, después de todo, no era normal ver deprimido al modelo juvenil Kise Ryouta.

Había pasado una semana desde que se había dado cuenta de los sentimientos que tenia hacia su sempai y desde entonces no había podido poner su máscara de felicidad, dejando a la vista toda la tristeza que le rodeaba. En Kaijo no había ni una sola persona, sean estudiantes, profesores, o hasta el personal de aseo que no notara su estado de ánimo, sin embargo, cuando le preguntaban el porque de este, el de orbes dorados simplemente evadía la pregunta o mentía descaradamente sabiendo que la gente no le creía.

En el entrenamiento por estar horriblemente distraído, perdió varios pases, momentos y posiciones precisos donde podía anotar puntos al equipo contrario y lograr que su equipo ganara. Este comportamiento ya esta preocupando mucho al actual capitán de Kaijo, Nakamura Shinya, quien decidió preguntarle por décima vez en esa semana que le ocurría.

-Kise ¿Estas seguro de que estas bien?- el rubio miraba el balón que tenia en las manos como si fuera lo mas interesante del mundo, mientras pensaba en una posible respuesta que darle a su capitán.

-No… pero estaré bien- realmente no le esta mintiendo, pero aun así esa respuesta no tranquilizaba del todo a Nakamura.

-Sabes que puedes contarme cualquier cosa, yo te apoyaré-asistió ante las palabras dadas por el mayor- No me queda mas remedio que creerte, bueno ven tengo que decirles algo- el de lentes llamó a todo el equipo para que se reunieran en un solo sitio y poder escuchar lo que tenia que decirles.

-Como ya algunos saben mi cumpleaños es este fin de semana y quería festejarlo en mi casa con todos ustedes ya que mis padres estarán de viaje.- La mayoría del equipo dió señales de aprobación ya que les gustaba la idea de festejar el cumpleaños número 18 de su capitán y así pasaban tiempo juntos fuera de los entrenamientos.

-¿¡Capitán va a invital a los sempaisd!?- cuestionó Hayakawa en su alto tono de voz y con su manera inentendible de hablar que a Nakamura le costó un minuto tratar de comprender lo que le estaba preguntando.

-Claro que si, de hecho ya los llamé y dijeron que iban a venir- respondió el de lentes con una sonrisa.

-¿Capitán se refiere a Kobori-san, Moriyama-san y Kasamatsu-san?- preguntó uno de los de tercero que era reserva en el equipo, la respuesta que recibió fue un asentimiento por parte del capitán.

Al principio no había prestado mucha atención a la conversación, pero cuando oyó el nombre del azabache sus oídos se coordinaron rápidamente con su cerebro para retener toda la información posible.

Después de discutir todos los detalles sobre la fiesta, se dispersaron para poder seguir con el entrenamiento, el rubio solo tenia una cosa en la cabeza, lo volvería a ver, volvería a ver a su sempai, y en ese momento se confesaría, antes lo había dudado mucho hasta que entro en razón de que estas oportunidades solo pasan una vez en la vida ¿Quién sabe cuando pueda volver a ver al azabache?, tenia que aprovechar ahora.

Pero ahora que lo pensaba detenidamente… nunca se había confesado a alguien, no sabia exactamente como era aquel proceso y quería hacerlo de una manera especial para que su sempai no lo rechazara. Parece que necesitará apoyo con esto, y sabía bien quienes lo podían ayudar con su problema.

Notas finales:

Si les gusto no olviden sus comentarios, me animan mucho ^_^


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