Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Felicidades por kaoruyuuki

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Comeback de una mediocre autora, tengan compasión.

Notas del capitulo:

No, bueno. Hace más de cuatro años que no publico nada, absolutamente nada. Varios me conocerán por un fanfic OnTae que jamás terminé, no que fuera algo precisamente bueno, pero al parecer lo seguía más gente de la que yo pensaba. Para ellos, les diré lo siguiente: perdón, prometo seguirlo, juro que tengo planeado hacerlo.

 

Estuve años bloqueada. No conseguía escribir ni de casualidad y le echo la culpa a la vida. Cuando uno tiene responsabilidades, se le van las ganas de todo. Pero, oh, ¿qué ocurrió? Volví a leer muchísimo, volví a sentir esa necesidad de sentarme a escribir algo, lo que sea. Y gracias a la salida de la canción que invitaré a que todos escuchen, decidí escribir este songfic (¿y videofic?).

No es gran cosa, pero bueno. Espero que les guste, a pesar de ser algo EXAGERADAMENTE ANGST. Fue hecho con amor, después de todo.

 

LINK DE LA CANCIÓN MENCIONADA (recomiendo que la vayan escuchando a medida que lean, aunque el video también ayuda): https://www.youtube.com/watch?v=x3sFsHrUyLQ

Exhalé con todas mis fuerzas. Apenas había conseguido llegar a tomar ese tren subterráneo, el último de la noche. Mi jefe me había retenido hasta un horario inadmisible sabiendo perfectamente que tenía un largo viaje de regreso a casa, y peor aún porque yo mismo estaba al tanto de que jamás vería reflejado en dinero mis horas extras realizadas. Tras inhalar profundamente y volver a sentir mis pulmones, levanté la mirada para estudiar el vagón. Vacío, como era de esperarse. Mejor así.

 

Me di el lujo de escoger un asiento en el cual pudiera desparramarme con total tranquilidad, ya que normalmente tengo serios oponentes a la hora de escoger comodidad en aquel medio de transporte. Recosté la cabeza en el respaldo casi tocando la ventana, descendiendo los párpados con pesadez. Vaya día había tenido. Siempre, al final del día, me preguntaba a mí mismo por qué permitía que la gente se aprovechara de mi amabilidad. Y la respuesta era una sola: porque era el ser más idiota del universo. Demasiado bueno, demasiado inocente. Demasiado sencillo de ser engañado con las falsas promesas de las personas.

 

Y a pesar de sostener esta teoría con firmeza, me reincorporé para hurgar en mi mochila y extraer mi teléfono celular. ¿Para qué demonios revisaba la pantalla? Ningún mensaje. Ninguna llamada perdida. Nada, como desde hacía unas tres semanas. Mordí mi labio inferior con fuerza, sintiendo un nudo espantoso en la garganta. Qué iluso eres, Lee JinKi.

 

Conecté los auriculares a mi iPod y me los coloqué en tanto buscaba algo de música para distraerme. Sin canciones, estaría completamente perdido. Porque cuando me quedaba a solas con mis pensamientos, enloquecía por completo.

 

<<¿Tú eres feliz? ¿De verdad lo eres, JinKi?>>.

 

Apreté los labios con fuerza al recordar esas palabras, notando cómo me había dejado embargar por la repulsiva tristeza otra vez. No quería pensar en él, en que evidentemente era un lunático por esperarle aún, en que mi vida amorosa era una real mierda. Seleccioné primero y sin querer una canción que me fascinaba, pero automáticamente la cambié por otra más agresiva sonoramente, de esas capaces de perforarte los tímpanos.

Ah, el paraíso.

 

Moví mi pie derecho de arriba hacia abajo, golpeando el vibrante suelo al ritmo de la percusión. Curiosamente, lo violento me relajaba en esas circunstancias, vaya a saber uno por qué. Quizá me ayudaba a canalizar mis ganas de exterminar la raza humana, a pesar de constantemente llevar portada una sonrisa de oreja a oreja con la cual me resultaba bastante fácil simular que siempre me iba de maravillas. Y quizá por eso mismo, él habría considerado que yo me las arreglaría solo…

 

Mi canción destruye-oídos ya llegaba a su fin cuando las puertas se abrieron en una de las siguientes estaciones y un par de personas ingresaron al vagón. Inexplicablemente me sobresalté y rápidamente me enderecé como un idiota, como si mi pequeño momento de soledad fuera un crimen para la sociedad. En aquel movimiento brusco, mi iPod se resbaló de mis manos y por poco más cae al piso, haciendo que casi sufra un paro cardíaco del susto. Mi torpeza y mala suerte no solían jugarme buenas pasadas, pero al parecer –y por una maravillosa decisión del destino-, nada grave ocurrió. Sostuve el aparatejo con fuerza, asegurándome de que nada volviera a atentar contra la vida de este, hasta que escuché una risa familiar.

Sumamente familiar.

 

TaeMin.

 

Me quedé estático y de casualidad el reproductor de música no se me zafó de los dedos. De hecho, dudaba estar respirando en aquellos momentos.

 

Ahí estaba él, tan alto y reluciente, como acostumbraba a ser. Acompañado por alguien que no logré reconocer.

 

Y entonces, comenzó a sonar esa maldita canción que había evitado hacía unos minutos atrás.

 

Ahora ni siquiera contestas el teléfono

Escucho montones de voces en vez de a ti

Aunque hay momentos difíciles en la vida

No podías superar ese pequeño momento y te fuiste por otra alternativa.

 

Al principio no me había prestado atención, pero como evidentemente era el único presente en aquel angosto sitio, terminó cruzando su mirada con la mía. Noté cómo se crispaba al instante, congelando su brillante sonrisa y deshaciéndola poco a poco. Yo mantenía la boca abierta de la impresión, seguramente mostrando una expresión digna de un auténtico imbécil. ¿Pero cómo podía salir del asombro? ¡Era TaeMin, maldita sea! ¡Él, la jodida razón por la que no podía dormir! Todos mis conocidos habían notado mis pronunciadas ojeras que eran tanto por la falta de sueño como por las miserables lágrimas que derramaba en silencio cada noche por extrañarle como un desgraciado. Todo el mundo me había dicho que quizá debía pasar la página, superarle y pensar en mi felicidad, pero yo automáticamente me defendía alegando de que regresar con él sería lo único que necesitaba para regresar a la normalidad.

Y ahí estaba, sentándose junto a un desconocido, recomponiendo la compostura rápidamente y conversando con su acompañante como si nada.

 

“Vamos a darnos un descanso”

Tomé esas palabras como eran

“Todo lo que necesitamos es tiempo”

Es esa la manera en la que yo lo entendí, oh oh.

 

 

Había estado más de dos años a su lado. Nos conocimos de casualidad, ya que aquella noche en ese bar había ido pura y exclusivamente a acompañar a un amigo al cumpleaños de una persona de la cual ni siquiera sabía el nombre. Él estaba ahí, apartado de los demás, sentado y con un semblante de evidente aburrimiento. Presentí  que estaba en mi misma situación y opté por conversar con él, con el único propósito que entretenerle un poco y de paso entretenerme yo también. ¿Quién hubiera dicho que en aquel encuentro quizá no tan premeditado, tendríamos tan buena química que ambos frecuentaríamos ese sitio poco acogedor con tal de conocernos un poco más? ¿Y quién hubiera siquiera fantaseado con la idea de que, tras un par de noches de conversaciones un tanto incoherentes debido al exceso de alcohol, terminaríamos siendo pareja? Al parecer todo había sido una no muy agradable jugada del destino. No al verle ahí, riendo despreocupadamente mientras ese otro imbécil le tomaba de la mano con una asquerosa melosidad.

 

Felicidades, eres increíble

Felicidades, ¿cómo puedes estar tan bien?

Como si nada, tú rompiste mi corazón

Tu cara sonriente demuestra que ya me superaste.

 

Cuando dijiste “vamos a romper”

Cuando dijiste “pensemos sobre nosotros”

Me miraste a los ojos, me hiciste confiar en ti y hora me hiciste esto

Como si nada, tú rompiste mi corazón, tu cara sonriente demuestra que no te importa y te ves feliz.

 

¿Y quién demonios era ese tipo? Jamás le había visto. Tenía una permanente sonrisa burlona surcándole los labios y eso no hacía otra cosa más que causarme un rechazo infinito. Bien, debía ser sincero: era mucho más atractivo que yo, con marcadas facciones masculinas y en definitiva, se vestía mucho mejor de lo que yo hago habitualmente. No es que TaeMin se haya quejado de esos detalles alguna vez, pero… ¿quién podía asegurarme qué era real y qué no a aquellas alturas? Claramente había sido engañado, o más bien yo mismo no había conseguido interpretar las cosas del modo en que debía ser. De seguro, pude haberme quitado las vendas de los ojos a tiempo si hubiera estado más atento.

 

Pero no.

 

¿Es él chico mucho mejor que yo?

¿Hizo que olvidaras todo de mí?

“Bien, siempre y cuando seas feliz”

No voy a decir esa típica mentira.

 

Todo me ardía por dentro. Mi pecho, mi estómago, mi cabeza. Me sentía jodidamente enfermo, al punto de verme obligado a tomar profundas bocanadas de aire para no terminar vomitando allí mismo. Aunque a fin de cuentas, no me molestaba del todo la idea de dejarle un “presente” al flamante dúo que no paraba de cuchichearse quién sabía qué cosas

 

¿Por qué debería desearte la felicidad cuando me dejaste?

No me importa, ah~

 

Por alguna extraña razón, comencé a sonreírle. No era una mueca precisamente de alegría, ni mucho menos sincera. Pero sólo podía enseñarle los dientes, torciendo ligeramente los labios, seguro de que esta curva no podría combatir con la de la repulsiva sonrisa de ese bastardo que le acompañaba.

 

Estaba furioso, dolido, confundido, devastado. Y aún así, no cesaba de sonreírle con una auténtica ironía.

 

Felicidades, eres increíble

Felicidades, ¿cómo puedes estar tan bien?

Como si nada, tú rompiste mi corazón

Tu cara sonriente demuestra que ya me superaste.

 

Cuando dijiste “vamos a romper”

Cuando dijiste “pensemos sobre nosotros”

Me miraste a los ojos, me hiciste confiar en ti ya hora me hiciste esto

Como si nada, tú rompiste mi corazón, tu cara sonriente demuestra que no te importa y te ves feliz.

 

 

Apenas cumplimos nuestro segundo y último aniversario, TaeMin había comenzado a cambiar. No era una persona naturalmente amigable ni mucho menos afectuosa, pero conmigo era… pasional. Y no solamente respecto al tema del sexo, él en sí era puro fuego con cada actitud al estar conmigo. Siempre estaba al tanto de lo que hacía, me hacía saber lo que se le pasaba por la cabeza a cada minuto sin  tapujos, se moría de celos con sólo ver a mi sombra perseguirme. Me amaba con locura, o eso era lo que él a menudo me repetía con la intención de que jamás lo olvidara.

A mí no me molestaba que fuera así, para nada. Si bien apreciaba mi espacio personal, se sentía bien ser así de importante para la persona a la que tú amas, también con esa arrasante pasión. Pero en aquellos últimos meses… todo había sido tan diferente. Le había adjudicado la culpa al tiempo, él era mucho más joven que yo y probablemente la paciencia no podía durarle tanto como a mí. Y por más que me quise reivindicar con tal de hacerlo feliz y mantenerlo a mi lado, todo había acabado en un abrir y cerrar de ojos.

 

Vaya mierda había resultado ser.

 

Realmente, wow chico, felicidades

No te tomó mucho tiempo, eres un encanto

Huh, veo tus fotos en internet

¿Estás tan feliz? No puedes dejar de sonreír

En cuanto a mí, mi corazón duele cada vez que respiro

Tienes suerte de que eso no te pase a ti

Porque incluso si rompes de vuelta

Todo lo que tienes que haces es encontrar a otro amor.

 

Recordar.

 

El día en que todo comenzó, <<Considero que yo sería el novio ideal para ti, Lee JinKi hyung>>.

 

Nuestro primer beso, <<No respires tan fuerte, me haces cosquillas>>.

 

Cuando caminamos de la mano a la vista de todos, <<Me importa poco lo que me digan  mientras esté contigo>>.

 

La primera declaración, <<Te amo como nunca he amado a nadie>>.

 

Nuestra primera vez, <<No eres el único muerto de nervios aquí, hyung…>>.

 

Aquella primera discusión, <<¡Es que no puedo soportar la idea de que me dejes, maldita sea!>>

 

La vez en que decidimos mudarnos y vivir juntos, <<Este es sólo el comienzo de un “para siempre” a tu lado…>>

 

Y ese fatídico día en el que mi vida empezó a desmoronarse, <<¿Tú eres feliz? ¿De verdad lo eres, JinKi?>>

Esos dos años juntos se tradujeron en recuerdos que comenzaron a apuñalarme el corazón, sin piedad alguna. Dolía, dolía como nunca creía que algo podía dolerme.

 

Pero ya era suficiente.

 

Felicidades, ¿cómo pudiste hacer esto?

Felicidades, tú nunca jamás vas a volver a mí

Ni siquiera espero algo así

No sabes lo mucho mejor que vas a estar sin mí.

 

Mi estación era la próxima. Me puse de pie aparatosamente con un semblante sombrío, fijando mi vista en la adorable pareja que no cesaba de reír con sus chistecitos internos. Él no tardó mucho en elevar disimuladamente la mirada para observarme con curiosidad. Su boca se mantuvo entreabierta por un momento, incómodo, seguramente notando esa mezcla de sensaciones tatuada en mis ojos, encogiéndose en su asiento de manera involuntaria. Despegué los labios con la clara intención de decirle algo, quizá un mediocre insulto, pero me contuve.

 

No valía la pena. TaeMin no valía la pena en lo absoluto.

 

Cuando dijiste “vamos a romper”

Cuando dijiste “vamos a pensar sobre nuestra relación”

Me dejaste esperando por mi cuenta y te volviste libre

Me dejaste y conociste a otro chico

Como si nunca hubiera estado allí, te enamoraste.

 

Las puertas se abrieron al llegar a la estación que me correspondía. Le lancé una última mirada llena de desprecio y me fui, sin decir absolutamente nada. Sentí como mi corazón se desbocaba cuando la alarma sonó y las puertas volvieron a sellarse. El subterráneo comenzó a retomar su curso, rechinando con fuerza y haciéndome detener silenciosamente en aquel solitario sitio. No me volteé, ni siquiera amagué a hacerlo. ¿Qué sentido hubiera tenido, al fin y al cabo? Todo había terminado, de nada serviría torturarme más. Él podía pudrirse y cogerse a quien se le cruzara en su camino. Era hora de continuar, no importaba que el mundo se fiara de mi innata amabilidad de todos modos, yo debía seguir delante de una manera u otra.

 

Busqué en mi mochila de nueva cuenta mi móvil cuando una nueva canción comenzó a taladrar mi sentido de la audición, mi iPod ya estaba a salvo en uno de mis bolsillos a esas alturas. Debía borrarle de mi lista de contactos, debía borrarle de mi vida de una buena vez. Pero no lo hice sin antes enviar un mensaje, uno corto y conciso a modo de despedida.

 

<<Felicidades, hasta nunca>>. 

Notas finales:

¿Muy malo? ¿Alguien lloró? Yo sí, ah. Cabe destacar que AMO CON TODA MI ALMA a esta couple, pero es que cuando escuché esa canción y vi el video, no pude evitar imaginármelos a ellos en esa situación. No es una continuación del otro fanfic, no os preocupéis.

 

LLAMADO A LA SOLIDARIDAD: Busco una beta. Sí, alguien que lea mis pobres historias y me corrija todos los errores con colorcito rojo. Eso, estaré a la espera.

 

Comenten, así sé si debo seguir escribiendo o mejos me dedico a otra cosa. Siempre quise ser astronauta, por ejemplo(?).

 

¡Gracias por leer! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).