Seúl - Corea del sur.
01 de octubre de 2002
–¡Jin Hyung! ¡Jin hyung! – Un regordete niño de cabellos pelirrojos corría por aquellos pasillos del colegio. Buscaba y gritaba desesperadamente el nombre de su amigo mayor, necesitaba urgentemente su ayuda.
En pleno recreo se podían ver a diferentes niños de distintos grados caminando y jugando alegremente. En medio de toda la multitud, exactamente al fondo de todos, en un pequeño círculo vacío y solitario se encontraba un reflexivo chico de cabellos castaños. Tenía en manos una pequeña libreta abierta en la que se podía leer:
“Los giros de la vida no dan señal de advertencia, tu vida no es una pista de carreras. Aprovecha al máximo tus más bonitas experiencias, vive la vida como si de esta dependieras”
El pequeño había leído aquella frase en una convención de libros antiguos a la que lo llevó su padre. Le agradó el significado complejo de esta, ya que, a sus diez años era un niño dotado de una inteligencia fuera de lo común. Esto era una alegría para sus padres, que se alegraban de ver como su hijo siempre obtenía el primer puesto a lo largo de sus años de escuela. Pero, esto al castaño le disgustaba demasiado. No tenía amigos reales por el hecho de que solo lo buscaban cuando tenían que aprobar algún curso o un examen importante, y claro, el tonto sumiso se dejaba hacer y ayudaba a los ingratos, tal vez con la esperanza de que algún día lo incluyeran en sus vidas.
Lastimosamente eso nunca pasó.
Es por eso que aquel castaño tenía amigos menores que él, no muchos, uno para ser exactos. Este amigo era el único que se había acercado a él en su vida para pedirle algo más que sus apuntes de la clase o que le soplara en algún examen bimestral. No, aquel niño lo había buscado de la forma más inocente que se podría haber imaginado, entonces tuvo la necesidad de protegerlo, porque así era él, sobreprotector.
***…–Oppa…– El castaño se giró para ver de donde venía esa voz tan tierna, esperanzado de que alguien por fin le hablara a la salida. Para su sorpresa se encontró con un chico bajito y regordete, tenía una cara muy tierna y sus ojos parecían hinchados, seguro de haber llorado previamente. –Oppa…–Continuó el pequeño con la voz de un bebé. El castaño pensó que estaba fingiéndola, pero luego de unos segundos se dio cuenta de que esta era innata en él.
–¿A-a mi? –Respondió algo sorprendido poniendo uno de sus dedos sobre su pecho auto señalándose. La gente no solía hablarle, menos llamarlo ‘Oppa’.
–Mi mami no viene desde que salí y yo tengo mucha hambre – El menor se rascaba la pancita haciendo un puchero involuntario mientras sus ojos se desviaban hacia un pequeño emparedado que el castaño tenía sobre la mochila encima de una pequeña banca.
–¿La quieres? –Dijo refiriéndose al aperitivo. El menor sonrió haciendo que sus ojos se vuelvan dos diminutas rayitas dándole un aire mucho más angelical del que ya tenía. –¿Dónde están tus padres? –Continuó diciendo mientras le desenvolvía el emparedado y le hacía dar un gran mordisco imitando uno con la boca formando un grande “O” con los labios.
–Oppa, pareces uno de esos pescados que veo en el mercado. – El niño imitó al mayor mientras daba su mejor mordisco. El mayor puso su mano debajo de su mentón para que no cayeran migajas.
–¿Oppa? – dijo el castaño algo divertido. Se le hacía extraño que un niño llamara a un niño mayor oppa en lugar de cosas como “shi” o “Hyung”.
–Así le dice mi mami a los amigos que van a la casa – El pequeño mostraba una total inocencia al decir estas palabras. El castaño detestaba ser tan deductivo con todo, puesto que tenía la sospecha de algo.
–¿Y tu papá? –Preguntó mientras le limpiaba los restos de salsa que le quedaron en la comisura de los labios.
–Papi está de viaje, mi mami dice que no va a venir en mucho tiempo pero que si me vuelvo mayor de edad pronto podré ir a verlo. Así que estoy comiendo mucho para crecer sano y fuerte – El pequeño alzó ambos brazos gritando un pequeño ‘Grr’ y poniendo gestos de animales que al castaño se le hacían muy graciosos. Sin embargo su duda persistía.
–Tu papá…– Dijo un tanto pensativo el castaño mientras le hacía dar otro mordisco al menor y este aceptaba gustoso – …¿Desde cuando no lo ves? –Dijo sin más.
El pequeño que tenía la boca abarrotada de pan, pollo, lechuga y salsa alzó la mano derecha y levantó siete deditos.
–¿Siete Días? –El pequeño negó con la cabeza – ¿Siete semanas? – El pequeño volvió a negar – ¿Siete meses? – El menor negó de nuevo – ¿Siete…años? – el menor asintió con una sonrisa. Como si no ver a tu padre desde los cuatro y tu madre llevara a casa a muchos ‘amigos’ fuera completamente normal. Culpaba a su inocencia por tomarse todo tan a la ligera.
–¿Cu-cuántos años tienes? – El menor volvió a alzar la misma cantidad de dedos al aire, sin antes contarlos con su mente. El mayor solo le devolvió la sonrisa y le indicó que se sentara a su lado para que pueda comer más a gusto. El menor aceptó sin chistar y corrió a su asiento…***
Desde aquel día no puede despegar al pequeño ahora pelirrojo niño de él. Muchos en su clase lo molestaban diciéndole cosas como: “¿Eh nub, no sabía que eras madre? O ¿Cuándo lo diste a luz? O ¿Cómo lo hiciste con el padre? Y muchas cosas más obscenas que no vienen al caso.
Pero estos insultos al castaño poco le importaban, él era feliz con su nuevo amigo tres años menor que él, por fin tenía a alguien que lo quería y lo apreciaba tanto como él. Y ahí acababa el punto discusión sobre el tema.
–¡JIN HYUNG! – se escuchó a lo largo de todo el patio, atrayendo la mirada de Jin y uno que otro chismoso más. La voz provenía exactamente del centro de toda la multitud. Jin creyó haber visto a su pequeño, pero negó para si mismo, hasta que…– ¡JIN OPPAAAAAAA! – Un agudo y lastimero grito que tranquilamente pudo ser oído hasta la siguiente manzana hiso acto de presencia. Jin se maldijo por haber tardado tanto en reaccionar y corrió hacia su pequeño amigo apartándolo de la multitud dejando atrás a algunos burlones y otros enfermos que pronunciaban un “Uhhhhh”
–Jimin, ¡Que te he dicho de llamarme ‘oppa’ en público! – El mayor tenía una cara seria, una hermosa cara seria. El pelirrojo al ver a su opp- hyung así, llevó su mano hacia sus labios y se los tapó.
“T-Tu…Tu, me gritaste” el pequeño empezó a susurrar lo suficientemente alto para que Jin lo escuchara. Los ojos del menor comenzaron a tener una apariencia acuosa. “Hyung dijo que…” sorbió su nariz constipada. “Dijiste que si estaba en problemas te llamara Oppa y tu irías enseguida a ayudarme…” Conectó su mirada con la de su Hyung-Oppa-“Y...y-y yo estoy en problemas… ¡Y TU YA TE MOLESTASTE CONMIGO!” Dijo la última frase gritando como un niño que hace rabieta.
Jin rodeó los ojos. ¿Qué debía hacer? Todos los presentes habían girado en su dirección con este último grito. Las miradas de lastima eran para Jimin y las de indignación y furia eran para Jin ¿Por qué el se llevaba la peor parte? ¿Por qué no era tierno? ¡Que injusta es la vida!
Harto de las miradas de más y del irritante chillido de Jimin, tomó la mano del menor y se lo llevó al lugar menos poblado durante el recreo…el salón de clases.
–¡Si crees que estaba molesto ahora lo estoy peor! – Gritó Jin enfurecido, lo habían hecho quedar como un mal hyung delante de todos. Como si con lo que ya tenía no le bastaba.
Jimin guardó silencio ante este grito de parte de su oppa-hyung sorprendido, lo miró a los ojos y el mayor pudo sentir el miedo dentro de ellos. Temió por un momento de su propio comportamiento.
–¡Eres igual que ella! ¡Ahora me vas a pegar y yo no eh hecho nada malo! – dictaminó Jimin de un solo grito, a este le continuó más llanto, llanto aún mas fuerte.
Jin se tapó la boca. No podía creer que su pequeño piense que él será como su madre y le haría daño.¡ No! El jamás haría eso con su pequeñito ¡Jamás!. Buscó una forma de demostrarle que no le haría nada malo, pero no encontraba como, ya que los llantos de Jimin se hacían cada vez más fuertes y este ya no podía ni pensar racionalmente debido a la desesperación de calmarlo.
Jin decidió hacer algo inesperado.
Tomó el rostro del pequeño en sus manos acercando sus labios a los del menor en un casto beso, así se mantuvo hasta que los llantos se redujeron a pequeños suspiros y respiraciones irregulares, solo entonces se apartó sorprendido de su propia acción.
–N-No te voy a hacer daño – dijo Jin cortando el silencio que se había formado – No quiero…no soporto el hecho de que pienses que te lastimaré – dicho esto acercó el cuerpo del menor al suyo dándole un gran abrazo sin ser correspondido. Jimin estaba ocupado pensando en lo que su Hyung le había hecho. Si, ya no le diría ‘oppa’, no si eso significaba que tendría que sentir esa sensación en sus labios y pecho de nuevo.
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–¡Y por qué no me dijiste que tenías ‘este’ problema! – Un Jin muy cansado y transpirado sujetaba una cuerda gruesa que había amarrado hábilmente a un árbol cercano. –Si me hubieras dicho que tiraste a tu amigo a un pozo no me lo hubiese pensado dos veces. –sostenía la cuerda firmemente mientras un peso que provenía de abajo tensaba al máximo esta.
–¡Hyung! ¡Estábamos jugando a la cantinita, vino un niño y solo lo empujó! ¡Yo no lo hice! – Se excusó el menor mientras asomaba su rostro por el pequeño agujero.
“Trató de empujar a Minie y yo lo salvé Jin-shi” Se escuchó proveniente de aquel profundo agujero.
La mente de Jin se había perdido cuando Jimin dijo ‘Estábamos jugando a la cantinita’ ¿Qué tonterías les enseñaban en clase? ¿A emborracharse?
–¿De dónde sacaron la idea de jugar a esa cosa?
–Taetae la dio, dice que su papá solo para en ese lugar y una vez quiso ir con él pero le dijo que ‘la cantina’ era para mayores de edad, entonces yo supuse que ‘La cantinita’ es para menores como nosotros – El pequeño sonreía ampliamente como si su idea fuera la más grande del siglo.
–Ustedes deberían estudiar más en vez estar inventando tonterías.
–Hyung, todo es una tontería para ti.
–Tu no lo eres…– respondió casi de inmediato el mayor mientras el otro pequeño a duras penas lograba salir. Jimin miró algo avergonzado a su Hyung, no se esperaba esa respuesta. Jin también lo miraba, ignorando al pequeño que alzaba su pie derecho para poder sujetarse del borde del pozo.
Y se hubiesen quedado así por mucho más tiempo si un “¡AYUDAAAAAAA!” y un fuerte golpe no hubiesen sonado.
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–Son unos traidores – un Taehyung empapado se trataba de secar el pelo con el viento y revolviéndolo ligeramente con su mano. –Si no hubiesen estado coqueteando no me hubiera caído al agua podrida del fondo, ahora huelo peor que Jiminnie.
–¡Yo no huelo feo! ¡Opp- hyung dijo que mi perfume huele rico! – el pelirrojo ayudaba a su amigo secando su cuerpo inútilmente con toallitas de papel que había robado del comedor.
–¡Yo no dije eso! ¡Dije que tu ropa olía bien! ¡TU ROPA! ¡NO TÚ! – el mayor rió mientras observaba como Taehyung le sacaba la lengua al pelirrojo y movía el trasero. Siempre consideró a ese chico anormal, pero, hacía compañía a su pequeño cuando él no podía y eso se lo agradecía mucho.
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–Y si no quiero ¿¡Qué!? – un niño de pelo negro, tes blanca y dientes de conejo se cruzaba de brazos frente a tres muchachos indignados.
–¡Le diré a tus padres que casi nos matas! – se quejó un impotente Jimin acercándose más al susodicho.
–Tú no te metas – Dijo el pelinegro dirigiéndose al raro chico – la cosa es entre Park y yo.
–No, el merece una disculpa – habló ‘Park’. – Taetae me salvó de TU ataque, por eso ahora él está todo cochino y oliendo mal.
–Se lo merecía – dijo el pelinegro sin más mientras le daba un rápido vistazo a ‘Taetae’.
–Pero yo no te eh hecho nada, ni siquiera sabía que eras de nuestro salón – confesó el afectado. El pelinegro cambió de cara al escuchar esto.
–Como sea – fueron sus últimas palabras antes de desaparecer por la acera de aquella solitaria avenida.
–Ese imbécil….
–¡Jimin! ¡No digas malas palabras! – el mayor reprendió al pelirrojo logrando que se callara de inmediato.
–Déjalo Minnie, solo es ropa y no me pasó nada.
–Pe-pero si no fuera por ti yo me hubiese caído y me hubiese lastimado y-
–Pero no lo estas, además sea cual sea la ocasión, yo siempre te voy a proteger – Dijo un sonriente Taehyung mientras le daba un gran abrazo a su mejor amigo frente a los ojos no tan felices de Jin.
¿SIEMPRE LO VA A PROTEGER? ¡ÉL SIEMPRE LO VA A PROTEGER! Taehyung era un enano que no podía hacer mucho, pero él, él era alto, inteligente y cariñoso. Él sí podría proteger a Jimin para siempre…