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AMISTADES-ENEMIGAS por NekoBloody

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Notas del capitulo:

MREN QUIÉN LLEGUÉ (?) Okno

¡Hola a Todos! TuT Por fin volví a subir este "viejo" fanfic, ya sé que me tardé más de lo que todos suponían, y seguramente a muchos ya hasta les de flojera leerlo... NOTICE ME <33

 

Bueno, esto capítulo es el FINAL de este hermosho fanfic(? jajaja... debería ir al psiquiatra rTnTr

Y bien, espero y les guste.

Neko Volvió!!! (Eso espero)

TAKANO POV

Ya era otro día, y yo seguía sin saber qué había pasado o cómo, pero estaba ansioso de averiguarlo. Por eso tan pronto abrí los ojos corrí desesperado al baño para arreglarme, al vestidor para cambiarme y por último a la cocina para tomar un bocadillo de camino a la escuela, y creo que por mis acciones se notaba mi desesperación.

Caminé con rapidez a la escuela, mientras que en mi cabeza solo rodaban los pensamientos, ¿Y qué tal si no había anulado el compromiso esa castaña caprichosa? ¿Y si mi Ritsu se tenía que ir lejos? ¿Qué tal si no lo volvía a ver? Estaba demasiado ansioso y para colmo ver la cara de Lelouch hacía que mi frustración aumentara.

-Oye Takano- Dijo bostezando -¿Puedes caminar más lento? Nos acabamos de levantar hace aproximadamente 20 minutos- Exclamó con los ojos rojos por la temprana salida de casa.

-Lo siento, pero hoy realmente estoy nervioso, hoy por fin sabré qué pasó entre esos dos, tal vez a ti no te interese, pero a mí sí- Solté ese comentario casi gritándole, no me gustaba desquitarme, pero aun así no quería pensar en lo menos deseado.

-No es que no me import, ya que si tú y Ritsu no terminan con su confesión yo perderé a Rolo para toda la eternidad- Explicó un tanto decaído, volteando hacia otro lado, evitando el contacto de miradas -¿Sabes? Se siente realmente vacío, saber que después de tanto tiempo teniendo esperanzas, éstas se rompan, yo solo deseo estar con él, toda la eternidad-

-Lo amas demasiado ¿eh?- Exclamé algo feliz, y al mismo tiempo desanimado.

-Sí, pero por idiota lo perdí en vida, por eso… no pienso perderlo de nuevo- Contestó sonriendo, tratando de calmar el ambiente un poco. -¿Lo mismo pasa con Ritsu?- Preguntó.

-No lo sé, tan solo no quiero alejarme de él- Expliqué –Al estar a su lado mi corazón se altera y brinca con desesperación, yo realmente enloquezco y deseo que el tiempo pase cada vez más lento, de esa manera podré estar con él aún más, pero aunque lo desee jamás pasa, no puedo explicarlo- Comenté algo frustrado por encontrar algún sentido a todo eso que decía.

-Ja, ja, ja descuida, así es el amor de incoherente, nunca se sabe qué se siente realmente, puede sentirse bien, así como también amar al grado de la desesperación- Argumentó contento.

-Así que esto es el amor…- Me quedé reflexionando un momento, los pensamientos de no me dejaban en paz, pero quería dejarlo todo claro y en orden, y después de tal manera expresarle todos estos fuertes sentimientos a la flor de mi amanecer.

Cuando llegué a la escuela me topé con la sorpresa de que el castaño aún no llegaba, la sangre se me subió a la cabeza, estaba asustado, me sentía insuficiente estando solo, tenía demasiado miedo, miedo al perderlo, no quería pasar por un dolor tan grande como el de Lelouch, estaba temblando.

Mis piernas tambaleantes comenzaron a moverse hacia mi salón de clases, estaba pensando en muchas posibilidades a la vez, tantas que hicieron que mi cabeza diera mil vueltas, para después caer por los transitados pasillos de la escuela, solo pude escuchar los gritos desesperados de los chicos y chicas corriendo al verme caer.

Desperté volteando hacia arriba, solo pude ver el blanco techo de la enfermería, y escuchaba parlotear a la enfermera junto a un alumno, su voz era similar, volteé hacia un lado y me percaté del castaño, quien sujetaba fuertemente mi mano, con unos ojos vidriosos y volteaba hacia la enfermera asustado.

Apreté su mano con fuerza, en señal de que había despertado, y pude ver como volteó de inmediato, me levanté y toqué su mejilla con suavidad, él soltó en lágrimas y la enfermera volteó hacia mí con una cara “le preocupaste”, por eso con algo de pena frente a la mujer, tomé al castañito entre mis brazos y presté mi hombro en señal de compañía, ahí el derramó todas las lágrimas que pudieron salírsele.

Una vez despierto dejé a Ritsu en su salón y yo caminé al mío, estaba demasiado feliz y aliviado, no había pasado nada malo, eso me puso de buen humor toda la mañana, así que continué con las clases hasta la hora de salida, y tan pronto se terminaron corrí literalmente hacia el salón de Ritsu, ahí le pedí que me acompañara a la azotea.

-¿Qué ocurre, Masamune?- Preguntó curioso.

-Bueno, es solo que quería pedirte salir, a dar un paseo o algo, y hablarte acerca de algo- Él se sonrojó de inmediato y asintió.

-Yo también quiero decirte algo, y es muy importante- Comentó sonriendo, tomé su mejilla y la besé suavemente, él quedó colorado, hasta que una puerta de la entrada a la azotea se azotó con estruendo.

-Oigan, chicos, no es que esté en contra de su relación o algo, pero por favor, amoríos fuera de la escuela- Exclamó la presidenta Angélica con molestia al vernos cariñosos en la azotea, y al mismo tiempo queriendo reír.

-Vale, solo lo tocaré fuera- Exclamé con un tono burlón.

-Masamune…- Soltó un leve quejido el menor al entender la indirecta.

-Descuida, no diré nada ja, ja, ja- Solté unas cuantas risas, y él sonrió al instante. Tomé su mano y nos despedimos de la presidente. Caminamos hasta afuera de la escuela, y cuando llegamos a la puerta principal pedí que se quedará un rato.

-Neee Ritsu… este- Decía con nervios mientras que Rolo y Lelouch comenzaban a reír.

-Waaa, que desastre Masamune- Exclamaba a carcajadas Lelouch.

-Vamos, sólo hazlo ja, ja- Decía Rolo, muerto de la risa.

-¿Qué ocurre Masamune?- Preguntó Ritsu, algo confundido.

-Bueno, bien… verás, este… yo… ¿Qué tal si vamos a algún lugar hoy?- Propuse sonriente. Él bajó su cabeza y con una cara de decepción asintió.

Tan pronto me respondió se fue a paso veloz a su casa, mientras me dejaba por detrás, quise alcanzarlo así que corrí para luego tomar su mano. Luego de tomarla le sonreí y él contesto con un leve sonrojo y una desviada de ojos.

Lo dejé en su casa y le dije la hora en que estaría allí para recogerlo. En el camino a mi casa pensaba en todos los lugares en los cuales pudiera ser bueno para declararse, estaba tan centrado en eso que no escuchaba la molesta voz de Lelouch que seguía burlándose indirectamente de mí.

Llegamos a casa y fui corriendo a ducharme, por desgracia estaba helada y tenía que meter extremidad por extremidad, lo cual lo hizo más tardado de lo que ya era, y tan pronto terminé corrí al mueble de ropa a buscar algo bueno o mínimo “formal” para una cita oficial.

Me cambié a la velocidad de la luz y peiné mi cabello a toda prisa, los mechones estaban demasiado desordenados, por ende tuve que estar desenmarañando de cabello por cabello para que no se cayera. Y cuando terminé me posé frente al espejo, traía un pantalón color azul fuerte de mezclilla, una camiseta negra y las mangas arriba, cerca de mis codos, una chamarra color negro colgada en mi cadera y tenis color negro.

Fue entonces cuando pensé que estaba usando ropas muy oscuras así que cambié mi camiseta negra por un color morado oscuro, ya que era una de las únicas de color que tenía. Avisé que quizás llegaría tarde o dormiría en casa de un amigo, y salí en fuga a la casa de Ritsu.

-Oye ¿ya has planeado todo?- Preguntaba Lelouch.

-Claro, pensé en todo, pero pienso dejar que algunas cosas sean improvisadas- Comenté.

-¿Por qué? ¿Y si se arruina?- Cuestionó.

-Confió en mi manera de responder a sucesos inesperados, además quiero que Ritsu y Rolo también disfruten un poco, seguir un orden es aburrido ¿no crees?-

-Sí, supongo que tienes algo de razón-

Llegamos a la casa de Ritsu, llamé a la puerta y me encontré con su madre.

-Oh, eres… Takano ¿verdad?- Preguntó.

-Sí, ¿se encuentra Ritsu?- Pregunté.

-Sí, en un momento viene, iré a llamarle ¿gustas pasar?- Accedí a su propuesta y pasé al interior de la casa, me senté esperando a Ritsu en la sala.

Cuando bajó quedé más que perplejo al verlo tan lindo, jamás me hubiese esperado verlo tan hermoso, no solo su carita de ángel, sino también lo que vestía, era tan bello, me sentía atraído, no podía quitar la mirada de su hermosa figura; vestía un short algo corto de mezclilla, una camisa blanca y sobre ella un chaleco ajustado color negro, al igual que unos tenis color blanco con negro.

-Guau, lindísimo- Esas palabras salieron de mi boca sin pensarlo, Ritsu se sonrojó de inmediato y su madre quedó sorprendido, para luego exclamar:

-¿Verdad que sí?- Tomando la mejilla del menor. –Te lo dije, te ves lindísimo, hasta tu propio amigo te lo dijo-

-Mamá, basta- Exclamó el castaño, separándose de la mano de su madre. No pude contenerme el soltar una leve risa ante tal acto por parte de ambos.

-Ah, tú y tu madurez, algún día seré vieja y querrás que tome tus mejillas como ahora lo hago- Exclamó su madre con un leve berrinche. –Oh, Cierto, hoy iré de visita con una amiga, no estaré aquí y tu padre salió esta mañana de viaje, así que te dejaré la llave- Luego sacó de su bolsillo una llave color dorado.

-Vale, yo me encargo de cuidarla- Dijo el menor.

-Masamune, cuida a mi pequeño- Yo asentí.

Salimos de su casa y comenzamos a caminar al parque de diversiones, ambos esquivando los choques de miradas, mientras que Rolo y Lelouch susurraban entre sí, sabía que algo estaban planeando, pro por la falta de conversación no veía necesario el involucrarme con ellos.

Para cuando llegamos Rolo y Lelouch ya no estaban con ostros, así que supusimos que habían ido a algún lugar en que solo pudieran estar ellos dos.

-Bien, Ritsu ¿a dónde quieres ir?- Pregunté.

-Es raro de ti, el preguntar hacia dónde quiero ir, Bakamune- Exclamó.

-Éste día eres mi príncipe y yo seré tu caballero, iremos a donde desees- Confesé.

El menor apuntó a la montaña rusa, así que sin más nos encarreramos ya que la fila para el juego estaba demasiado grande y si lo dejábamos pasar más, seguro que se llenaba. Esperamos a que avanzara la fila, hasta que al final llegamos, nos sentamos y Ritsu se aferró a mí, lo abracé y sonreí.

Cuando nos bajamos fuimos a muchas atracciones más, estábamos demasiado entretenidos que el tiempo se fue casi volando, no recuerdo con precisión en cuántos juegos nos subimos, pero puedo confirmar que fueron bastantes.

Y llegando la noche subimos a la Noria, la cual casi estaba vacía. Él quedó un tanto avergonzado, ya que una pareja heterosexual subió, seguramente pensó que sería raro que dos hombres subieran en una misma canasta, pero no importó. Así que tomé su mano y lo estiré hasta entrar al juego.

La noche era hermosa,  y la luna acompañada de millones de estrellas hacían que la atmosfera se pusiera perfecta.

-Ritsu… te amo- Confesé. Al escuchar mis palabras, el menor soltó unas cuantas lágrimas de nostalgia, y yo lo abracé para demostrarle compañía.

-Takano, yo… yo también te amo- Admitió, luego me abrazó con fuerza. Pudimos escuchar como unas cadenas se rompían, y de un momento a otro todo se volvió oscuro. Ambos caímos en la inmensa oscuridad.

-¿Dónde estamos?- Me pregunté.

Luego, dos almas frente a nosotros, un cristal apenas notable nos separaba, eran Rolo y Lelouch, los cuales se había liberado, tomados de las manos se despidieron y comenzaron a caminar a la nada, mostrándose a su paso un río y a sus extremos unas cuantas flores esparciéndose.

Estábamos felices, pero queríamos llorar, mis sentimientos se querían desbordar y pude sentir como una leve brisa me conmovía el alma, nuestros dos amigos del pasado y presente, ahora desaparecían de nuestras vidas, viajando a un futuro existente del otro lado del más allá.

Una presión sobre mi mano se hizo presente, lágrimas que desembocaban una tras otra provenientes de los hermosos ojos del castaño, tomé con fuerza su mano igual y con mi brazo cubrí su rostro.

Una luz se nos mostró y como si fuese un parpadeo, abrimos los ojos, y nos encontrábamos uno frente al otro. No pude contenerme y lo abracé con muchos nervios, sentí que su cuerpo temblaba al igual que el mío, tras esto no fui capaz de soltarlo, o al menos hasta que bajamos.

Caminábamos a su casa y pensaba irme de allí, pero una leve llovizna se nos vino y nos mojó a ambos, por desgracia resulté ser el más empapado. Cuando llegamos me invitó a pasar a secarme y yo acepté su invitación.

Ritsu me prestó ropa y me dijo que me quedara a dormir con él, estaba solo y tenía miedo de quedarse así, ya que últimamente había robos nocturnos. Eso me preocupo, así que decidí pasar la noche en casa de él. Avisé a mi madre y expliqué detalladamente la situación, ella lo entendió y me permitió quedarme allí.

Cuando salí de ducharme busqué a Ritsu, el cual se encontraba haciendo algo de té para poder calentarnos un poco, me senté frente a él y miré su delgada figura, solo traía puesto una camiseta algo larga que le cubría hasta casi las rodillas y un short pegado de seda, su rara figura hacia que me sintiera algo incómodo, pero no sabía qué hacer.

-Toma- Dijo Ritsu entregándome una taza de té.

-Gracias- respondí.

Ambos nos sentamos frente al televisor de su cuarto y pusimos lo primero que encontramos en la televisión. Yo me encontraba con mis piernas abiertas y él en medio de ellas, recostado sobre mi torso.

Apagó la televisión y retiró mi taza de té la colocó a un lado y me miró fijamente. Sus ojos me daban a entender la tentación que sentía.

-Masamune, ¿no quieres hacer nada?- Preguntó con un rubor enorme y su piernas temblando, mirándome como si fuera algo inalcanzable. Mis manos actuaron por impulso, acercaron su rostro al mío, y comenzamos a besarnos con levedad.

Mis manos, alejándose de su rostro, recorriendo su cuerpo de cabeza a pies, estábamos siendo consumidos por la inexplicable intranquilidad de juntar nuestros cuerpos en un baile doloroso pero placentero.

Nuestros alientos exaltados, el calor que provocaba cada uno no se comparaban a lo que sentía nuestro cuerpo en su interior, era excitante; como un buen pintor diseñando su obra de arte; como un fotógrafo frente al más hermoso paisaje natural que haya visto nunca.

-Masamune…- Exclamó el menor, con un tono de desesperación, así que, impaciente, me aventuré a descubrir la pálida piel de Ritsu, retirando de a poco las piezas de tela que cubrían su bien definida figura. Era más que obvio, estaba embobado frente a él.

Lo recosté sobre la cama y me monté sobre él, chocando de a poco nuestros torsos y sintiendo como sin piedad, la sangre que nos hervía quemaba nuestras venas, era un vaivén exquisito, del cual no quería alejarme jamás.

Besé cada uno de sus pequeños y muy rojos botones, para luego tocar con mi lengua mis dedos y acariciar su entrada, hasta que por irracional metí el primero, escuchando el sonoro gemido de mi pequeño, sus sentidos al igual que los míos, se estaban desbordando en un mar sin retorno.

Cuando supuse que estábamos listos para pasar a más, puso otro de mis dedos y comencé a hacer movimientos algo bruscos dentro de él. Esto hizo que Ritsu se tomara fuertemente de las sábanas, y mordiera con fuerza su labio inferior.

Al ver tal escena no me tenté y me acerqué a su dulce boquita, besándolo para luego, con mi mano desocupada, poner sus brazos sobre mi espalda. El menor me arañaba ante tal brusquedad dentro de él, pero eso no me detendría. Luego retiré ambos dedos.

-Ritsu, voy a entrar- Susurré al estar cerca de su orejita.

-Despacio…- Decía entre gemidos.

Coloque la punta de mi miembro sobre su entrada y presioné de a poco sobre él.

-Ahhh… ah, ah, ah- Gemía mientras que iba entrando lentamente. Esperé unos segundos dentro de él, y cuando sentí que se había relajado, continué por embestirlo levemente.

Al paso del tiempo, las embestidas y la velocidad de estas iban aumentando al grado de que quería correrme, tomé con fuerza al menor para dar la última embestida, y me terminé dentro de él, y Ritsu en nuestros vientres.

-Ritsu, en verdad te amo, más que a nada, y más que a nadie- Confesé con mis labios temblorosos. Él sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que los míos, nos abrazamos con la idea de no volvernos a separar.

No quería soltarlo, y no lo haría, nos recostamos y lo abracé aún más fuerte.

-Masamune, nunca te has preguntado ¿qué pasaría si tuviésemos que pasar por lo mismo que Rolo y Lelouch?- Preguntó tembloroso, aferrándose a mi pecho.

-Si tuviésemos que pasar por lo que ellos pasaron, seguramente enloquecería, ya que…- luego miré su rostro lleno de lágrimas –no me imagina tener que estar lejos de ti por casi una eternidad, y no quisiera tener que pasar por todo de nuevo- Comenté.

-Gracias…- Exclamó con un tono de voz apenas escuchable. Su cuerpo tembló y yo me aventuré en besar su boquita. No sé por qué cuando nos separamos una presión se hizo sobre mi pecho, tan solo pude responder.

-No, gracias a ti- Sentía esa opresión, pero l felicidad me invadía el cuerpo, tan solo vi como sus ojos se cerraban para después sonreír y escuchar un “Buenas noches” de su boca. “¿Esto es lo que llaman estar enamorado?” Me pregunté. Sí, seguramente esto que sentía era el verdadero amor.

Miré mi dedo y vi como un pequeño hilo rojo colgaba, y el final de éste, era el pequeño dedo del menor.  “Ahora sí, nuestro futuro estará unido, hoy… y siempre, y nada ni nadie, podrá separarnos, jamás. Solo me queda decir: Gracias, Rolo y Lelouch”. Y sin más, mis parpados cayeron esperando ver el mañana.        

FIN             

Notas finales:

Y ese fue el Final de todo esto.

Muchas gracias a las personas que me estuvieron apoyando al principio y al final, y tambien a las que comentaron, realmente les doy mis gracias OuO.

Nos vemos~


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