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Entre la espada y la pared por Chiru Less

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Notas del fanfic:

Vaamooos...como NO TENGO FICS PENDIENTES, escribo otro!

Por qué sucede esto? Porque la inspiración me ataca furiosamente con ideas sueltas, y no con las ideas ya armadas de los otros fics, por eso demoro tanto en actualizar. Pero lo hago, eh xD

 

Espero les guste esta idea extraña que ha surgido en mi mente hoy.

Los personajes no me pertenecen, sino que son la gran obra de Shinobu Ohtaka, quien en estos momentos se ríe de nosotros a miles de kilómetros de distancia mientras sufrimos con el spoiler del 282.

Ese sujeto…acaso…había estado observándolo?

 

Judal miró hacia su plato, un poco cohibido. El lugar adonde habían ido a almorzar estaba completamente ocupado, pese a que había pocas mesas disponibles; era un restaurante muy costoso, y sólo pocas familias tenían el privilegio de asistir, como la suya.

 

El bullicio que hacían sus medio hermanos, sumado al del resto de las personas y el de la calle, en el exterior, camuflaban un poco su estupor y le distraían para no pensar que, a tres mesas de distancia, un tipo había estado mirándolo fijamente.

 

Y no sólo lo había estado estudiando mientras él gritaba y discutía con Kouha, sino que, cuando él se había percatado de su mirada y sus ojos habían hecho contacto con los ámbar de aquel hombre, éste había seguido haciéndolo, pese a ser descubierto en pleno acto. No había mostrado sorpresa o arrepentimiento, ni había desviado la mirada. Tenía los codos apoyados en la mesa y la barbilla en sus manos…parecía muy concentrado mientras lo escudriñaba desde la distancia.

 

Y por primera vez, Judal había tenido que ceder, bajando su mirada. El poder de los ojos de aquel hombre lo había vencido, y eso realmente le sorprendía, considerando el carácter de mierda que solía tener.

También había comenzado a notar lo bonita y delicada que era la porcelana de su plato cuando notó cierto calor en el rostro. Si alguno de sus hermanos veía eso…no, no podía permitirlo. Se suicidaría con la cuchara antes de hacerlo.

 

Con sólo mirarlo, le había provocado eso? Se sentía tentado a mirar otra vez, pero intuía que aquel sujeto – que por cierto, por lo poco que había podido ver, no estaba sólo, sino acompañado por otros hombres que hablaban en un tono mucho más bajo que el de sus hermanos entre sí – seguía observándolo. No podía arriesgarse…

 

-          Oye, Judal.- la voz de Kouha lo sacó de sus elucubraciones. Levantó la mirada inconscientemente.- No vas a comerte el helado? Está riquísimo…qué…qué te sucede?

 

-          Nada.- mierda. Había sido demasiado brusco, se iba a dar cuenta.- Es mío, tú ya te comiste el tuyo, glotón.

 

-          Mei, has oído lo que me dijo?.- rodó los ojos…por qué demonios siempre le pedía ayuda a Koumei?.- Hermano?

 

-          Se durmió.- la voz gruesa y profunda de Kouen vino desde el extremo de la mesa. Se hallaba leyendo el periódico en esos momentos, mientras comía su postre.

 

-          Otra vez?.- dijeron Kouha y Judal al mismo tiempo. Lo cierto era que lo disimulaba muy bien…estaba erguido en el asiento, pero con los ojos cerrados, tapados por el flequillo.- Tiene alguna de esas enfermedades del sueño…la de la mosca, no?

 

-          No. Nació así.

 

-          Querrás decir que se golpeó la cabeza cuando nació.- dijo Judal, intentando no reírse.

 

-          No sean crueles. Quizás estuvo trabajando hasta tarde.- todos giraron la vista a Hakuryuu, que los observaba con el ceño fruncido.

 

-          Claro, como tú no te quedaste hasta las 4 de la mañana mirando porno…

 

-          Qué! Qué demonios insinúas! No soy como tú, infeliz.- Hakuryuu casi se levanta de la mesa cuando Judal comenzó a reírse de él, pero Hakuei lo detuvo. Le encantaba picarlo con cosas vergonzosas…sabía perfectamente que se había ido a dormir no pasadas las doce, y habían sido Kouha y él los que se habían quedado hasta tarde con la play.

 

-          No necesito mirar porno, gracias.

 

-          Judal-chan…- la voz de Kougyoku le vino del lado izquierdo en un susurro, mientras de fondo de oía la pelea entre Kouha y Hakuryuu.- Por qué hay un hombre que no deja de mirarte?

 

-          Sigue mirándome?.- Joder, otra vez. Se había vuelto estúpido de repente, o qué?

 

-          Ya lo habías notado?!.- su media hermana prácticamente se lanzó sobre él, pegándose a su costado para cuchichearle más de cerca.- Le gustas! No ha dejado de mirarte desde hace un buen rato, pese a que un tipo al lado suyo parece reclamar su atención…

 

-          Un tipo? Qué, está con alguien?.- Judal esperaba que Kougyoku captara la intencionalidad de la frase.

 

-          No, creo que es un amigo, o un colega. Tiene papeles en la mano y se los revolea delante.- bueno, la chica parecía haberse convertido en sus ojos.

 

-          Y…sigue mirándome?

 

-          Si. Ay, encima estás guapísimo, te pusiste esa camisa negra medio translúcida que te queda tan bien!.- estaba chillando en voz baja, cosa que perturbaba al pelinegro. Menos mal que hacía un par de semana había decidido cortarse el cabello también…aunque aquel sujeto parecía tenerlo largo…

 

-          Cállate. Qué sabes si me mira para eso.

 

-          Judal-chan…te está comiendo con los ojos. Me sorprende que no haya venido aún.

 

-          Mmm.- no pudo evitar sonrojarse ante aquello, comenzando a comer el helado para distraerse. Podía entender por qué no había ido. Sus hermanos seguían gritándose, y Koumei comenzaba a deslizarse hacia un costado.

 

 

Al cabo de unos minutos, el griterío cesó cuando Hakuei había golpeado a Hakuryuu y Kouha, luego de reírse por eso, había sido azotado por Kouen, lo que provoca que Judal casi se ahogara con el helado. Estaban todos llenos a rebosar, e iba a ser difícil la vuelta a casa. Por supuesto, Judal no había vuelto a hacer contacto visual, pero sentía que la mirada le penetraba la carne de lo intensa que era; Kougyoku, por su parte, decidió seguir su estudio visual en silencio.

 

-          Bueno, a ver…vamos, volvamos antes de que nos quedemos dormidos aquí.- Kouen se levantó lentamente y a duras penas. Golpeó a Koumei en el proceso, quien se despertó sobresaltado. Al levantarse ambos, los demás los imitaron, y Judal no tuvo más remedio que hacerlo también.- Vayan a los autos, voy a pagar.

 

-          Judal-chan…

 

-          Qué.

 

Estaban caminando entre las mesas, ya cerca de la entrada; Koumei había sido arrastrado rápidamente por Kouha hacia uno de los autos, mientras Hakuryuu y Hakuei se habían cruzado a comprar más comida, como si todo lo que habían ingerido fuera poco. Ellos dos, en cambio, se habían retrasado un poco para llegar al auto, porque Kougyoku había insistido en esperar a Kouen, el gran hermano del siglo.

 

-          Piensas irte, así como así?

 

-          Eh? Qué quieres que haga? Ya comí, no voy a comer de vuelta!

 

-          Sabes a lo que me refiero.

 

-          No, no lo sé.

 

-          Pero…

 

-          Disculpen.

 

 

Una tercera voz a sus espaldas envaró a ambos en su sitio; la voz masculina, profunda y con autoridad se dirigía a ellos. Ambos se dieron vuelta. Maldición.

 

Kougyoku chilló y luego se tapó la boca, dándose cuenta de lo tonta que había sido. El sujeto que lo había estado observando todo el rato estaba de pie frente a ellos, y pese a su gran estatura y amplio físico, parecía un poco nervioso.

 

Judal se permitió mirarlo de arriba abajo mientras corrían los segundos; el tipo tenía tez morena, ojos color ámbar, y un cuerpo que resaltaba ser envidiable debajo de sus ropas, que por cierto se notaban de finísima calidad. El tipo estaba forrado en dinero, de eso no cabían dudas. El pelinegro observó la periferia…venía sólo. Se había levantado de su asiento en cuanto ellos lo habían hecho, y había esperado hasta que Judal estuviese con la menor cantidad de gente posible para encararle…maldito zorro.

 

Aquel sujeto los miró a ambos; mejor dicho, los estudió, como buscando algún indicio de algo…

 

-          Disculpen, no quería interrumpirles…es posible que yo pueda hablar con el cabeza de familia?.- dijo en tono suave y contenido luego de que ninguno de los dos chicos dijese nada.

 

-          Oh! Él está…

 

-          Él no está.

 

Cuando Judal dijo aquello, tapando la burrada que iba a decir Kougyoku – que Kouen estaba pagando el almuerzo, que seguramente ya vendría – el sujeto lo miró directa y solamente a él, sin pestañar; el pelinegro podía sentir sus mejillas arder, y el hecho de que la muchacha lo observara con tanta intensidad como aquel, le estaba poniendo un poco nervioso. Un poquito.

 

Apretó los puños al recordar su pregunta.

 

Aquel sujeto quería hablar con Kouen sobre él, porque así se hacía: no hablabas directamente con la persona que te interesaba porque estaba mal visto, era como si…lo deshonrara, o no sabía que idiotez de esas era. Primero, “el jefe de familia” tenía que saber quién, para qué y por qué alguien cortejaba a un miembro de la familia de menor jerarquía…como si Judal fuese a escaparse por ahí con el primer idiota que se le cruzara…como su padre había muerto, Kouen, al ser el hijo mayor de la familia – que su padre se había encargado de expandir casándose con 3 mujeres al mismo tiempo – había tomado el control de la misma, para su desgracia absoluta.

 

-          Ya veo.- se aclaró la voz, sin despegar los ojos de él.- Dónde podría encontrarlo?

 

-          Vamos?

 

Oh, joder.

 

Mierda.

 

Por qué la vida lo traicionaba así?

 

Kouen acababa de llegar, con el saco del traje colgando del brazo y cara de pocos amigos; se notaba que tenía sueño, y eso siempre lo irritaba. Se quedó observándolos alternativamente a ellos dos, y luego al tipo, esperando que alguien le explicara qué sucedía allí. 

 

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado!!!

Avisenme qué tal e.e

Nos leemos!!


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