Después de darme cuenta de mis verdaderos sentimientos por Kazu comencé a ponerme nervioso al estar cerca de ella, cada que me abrazaba eufóricamente mi piel se erizaba y empezaba a poner distancia, los sueños húmedos donde tenía su imagen bailando se hicieron presentes y opté por dejar de ir a verla en sus ensayos, prefería que ella al salir me buscara en la cancha alegando que yo era el que salía tarde practicando. El tiempo fue avanzando y con él mis ideas de mantenerme alejado.
Kazu cumplió 17 años, su cabello negro se mantenía corto hasta el límite de su rostro dándole un aspecto de hongo, su cuerpo se mantuvo esbelto y con el ejercicio se podía ver músculos en sus brazos y un abdomen marcado, cuando era pequeño él era un chico completamente social, hablaba hasta por los codos, tenía muchas amigas y era muy participativo, ahora se ha vuelto un chico retraído y casi no habla con nadie.
Yo he cumplido 19 años, mi cabello me llega ligeramente a los hombros, a diferencia de Kazu yo he hecho más amigos, suelo ser reservado pero la gente es atraída por mi seriedad, podría decirse que socialmente las cosas no van mal, pero mantenerme distanciado de Kazu me causa un dolor que tengo que esconder.
-Satoshi, felicidades, me he enterado de tu puesto en calificaciones.- Papá se dirigía a mí con una sonrisa.
-Mmm gracias.- Respondí discretamente sin alardear.
-No sería mala idea que ayudaras a Nino con el estudio.- Él miraba a mi hermano con una mirada inquisidora.
-Yo creo que Nino esta estresado, el podrá reponerse solo.- Alego mi mamá.
-¿De que esta estresado? Tiene la vida que todos desean.- Mi padre dijo con un gesto molesto.
-Por el futbol, el sigue entrenando duro.- Mi mamá intentaba sonar tranquila.
-El futbol no le ayudara a ser una persona exitosa.- Mi padre se enojaba cada vez más.
-¿Entonces porque estabas necio de que se metieran a ese deporte?- Mi madre comenzó a subir la voz.
-¡Hare mi mayor esfuerzo maestro Toshi!- Grito con respeto Kazu levantándose de su asiento.
Todos volvimos la vista a él que con su simpatía rompía la tensión.
-¡Si pero primero termínese su cena alumno Kazu!- Intenten igualar el tono de su voz burlándome de él.
La cena termino sin escándalos grandes. Y aquí estábamos, los 2 sentados uno al lado del otro en el escritorio de mi habitación. Me perdía observando su perfil, su pelo negro que hacía ver la piel de sus mejillas más clara, su nariz pequeña que tenía una curva encantadora, sus labios repitiendo en silencio las ecuaciones que tenia anotadas en la libreta, estaba tan concentrado en él que no me percate cuando su mano se dirigió a tomar el borrador, solo sentí el cosquilleo de uno de sus dedos en mi mano y la retire inmediatamente con un movimiento brusco.
-Uy ni que tuviera una enfermedad contagiosa.- Me miro algo molesto.
-No… es que… yo… me asuste.- Tartamudeé y sentí mi corazón latiendo con rapidez.
-Es muy fácil asustarte con mi tacto.- colocó su mano sobre la mía.
-Mmm… solo…mmm…no… ¡Esa está mal!- Me libere de la situación captando la atención de Kazu con otra cosa y aleje mi mano de la suya.
-¡Oh demonios!- Dijo enojado. – Es la tercera vez que la hago, ya dime cual es la respuesta.- Me volteo a ver suplicante.
-La que te dicte tu corazón.- Me burle, intentando romper mi propia tensión.
-Mi corazón solo dice “tum tum” y no creo que esa sea la respuesta.- Carraspeo frustrado.
-Escúchalo con atención.- Seguí bromeando y me aleje un poco más de él.
-Tal vez el tuyo tiene la respuesta correcta.- Se acerco a mi pecho y colocó su oreja. Me emocione al sentir su cabeza recargada sobre mi. –Vaya creo que tienes problemas cardiacos.- Dijo algo asombrado.
-Es por el susto.- Dije seriamente intentando calmarme y le aleje rápidamente de mi pecho. –Bueno ya sabemos que los corazones no tienen la respuesta, así que usa tu cerebro para hacerlo.- Le señale la libreta, me levante del escritorio y me fui a sentar a la cama.
-Ya dime la respuesta, mi cerebro no tiene ni la mitad de inteligencia que el tuyo.- Se levanto del escritorio dirigiéndose a la cama, se sentó y termino acostándose.
Le voltee a ver sus piernas colgaban de la cama, el resto de su cuerpo estaba distribuido en ella, sus manos estiradas por el colchón hacían que se le alzara ligeramente la camiseta, mi curiosidad arrastro mis ojos a su vientre, su piel pálida que se asomaba me provoco ansiedad, desvié la mirada rápidamente, me levante de la cama y abrí la puerta.
-Si vas a estar así, salte de mi habitación.- Dije con una voz que denotaba molestia.
-¿Qué?- Su voz era de sorpresa.
-Si no te vas a enfocar en el estudio, vete.- Procure no mirar su rostro.
-Solo quiero descansar un poco.- Me reclamó.
-Pues descansa en tu habitación, no eres el único que tiene tarea.-alce un poco más la voz.
- Ok, ya entendí.- se levanto de la cama y salió de la habitación azotando la puerta.
Últimamente así eran nuestras conversaciones, por un momento estábamos burlándonos y al siguiente explotábamos, en especial yo, cada vez que me daba cuenta de mis ganas de estar más cerca de su cuerpo hacia algo que enojara a Kazu para que se alejara.
Afortunada y desafortunadamente para mí en la escuela habíamos disminuido contacto, yo tenía mi grupo de amigos y a veces solo nos reuníamos unos minutos para comer juntos, nuestros grados estaban separados por unos barrotes de metal, claro con una excelente decoración, pero marcaban finamente que los universitarios eran algo aparte del resto del colegio.
-¿Y cómo te fue con las ecuaciones?- Le preguntaba mientras comía un baguette, sentado en el suelo, mirando su rostro detrás de los barrotes.
-El maestro me paso al pizarrón y al final me salió bien, sin duda ponerte estricto como maestro dio resultado.- Se mofaba mientras comía.
-Lo hago por tu bien.- Me sentía orgulloso que al final de todo el drama Kazu aprendiera.
-Suenas como Papá.- la sonrisa de él decayó un poco. –Bueno tengo que irme, te veré al final de las clases.
-Hoy nos veremos en la puerta de tu escuela.- Le dije con una sonrisa mientras veía como se alejaba.
Al perder a mi hermano de vista vinieron mis amigos, Masuda y Tegoshi.
-Satoshi tengo noticias para ti.- Dijo Masuda dándome golpecitos en el hombro.
-¿Tu hermano ya tomo la foto?- Le dije seriamente.
-Sí, aquí esta.- Me mostro su celular, con la foto que le había pedido y la descripción.
-Masuda sacas ventaja de que tu hermanito está en el mismo salón que el hermanito de Satoshi.- Tegoshi se burlaba de él como siempre.
-Dirás que suerte de Satoshi.- Masuda respondió orgulloso.
-Sin duda tengo suerte de tenerlos como amigos y como buenos amigos que son les pediré un pequeño favor…-
Estaba en la puerta de la escuela de Kazu buscando entre los estudiantes que salían un rostro familiar y lo encontré.
-Hola Tanaka.- Toque el hombro del chico.
-Satoshi Ninomiya ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Qué hace aquí?- Me dijo sorprendido.
-¿Puedes acompañarme?- Le mostré una sonrisa.
-Si, por supuesto.- el chico sonrió también.
Fuimos a una esquina fuera de la escuela que era un punto ciego para los autos, el personal y los estudiantes, ahí estaban Masuda y Tegoshi esperándome.
-Vaya sabes mi nombre y apellido.- Dije serio y tome del hombro al menor.
-Todos en la escuela lo saben, eres el más popular, no te debería sorprender.- Me volteo a ver y sonrió con simpatía.
-Te lo dije.- alzo la voz orgulloso Tegoshi.
-Bueno no estamos aquí para hablar de mí, sabes Tanaka, me sorprende que conociendo mi nombre y apellido cometieras un error- Le apreté el hombro levemente.
-¿Qué? ¿A qué se refiere?- Tanaka parecía desorientado.
-No soy el único Ninomiya en esta escuela.- Le sonreí apretando un poco más su hombro. –¿Te suena el nombre Kazunari Ninomiya?- Le empuje y mis amigos agarraron de los brazos al chico.
-Es mi compañero de clase ¿Pero porque…- El chico se quedo con una mirada paralizada. -¿Es familiar suyo?- Parecía ligeramente perturbado.
-Vaya, no eres un genio, no es nada más ni nada menos que su hermano.- Le dijo Masuda burlándose descaradamente de él.
-¡Pero no se parecen en nada!- Tanaka parecía asombrado.
-Eso no importa, lo importante es que te voy a pedir de manera amable que no se te ocurra comportarte como lo hiciste con él.- Le dije tranquilo mirándolo a los ojos.
-Yo no le he hecho nada.- Parecía no comprender la situación.
-Te lo recordare, en la cafetería, miércoles a las 11:30, pasaste a lado de Kazunari con tu bandeja de comida platicando con tus amigos, él iba caminando en dirección contraria, chocaste por no fijarte en el camino, tu comida cayó sobre él y en lugar de disculparte y ayudarle a levantarse le dijiste “¡Idiota! ¡Fíjate por dónde vas! ¡Eres un estorbo humano!” dejaste todo tirado, incluyendo a Ninomiya y te fuiste indignado.- Explicó Masuda casi actuando la escena.
-¡Pero ¿Acaso él no podía ver que tenía mi comida?!- Intento defenderse.
-¿Acaso no podías ser amable con él y dejar de decir estupideces?- Intente decirlo lo más tranquilo posible. –Mira la cosa esta así, mañana vas, te disculpas por los hechos y procuras nunca jamás en tu vida volver a cometer ese error.- Le dije con una sonrisa.
-¡Pero no fue mi culpa!- Grito Tanaka.
-Esto no es un juicio, es un acuerdo, tú haces lo que te pido y evitaras que tu estancia en la escuela sea un infierno.- Estaba comenzando a desesperarme.
-¿Acaso crees que nadie se dará cuenta de los golpes?- Dijo Tanaka de forma retadora.
-Nadie hablo de golpes, ese no es nuestro estilo, hay otras cosas que uno puede hacer.- Le dije con una sonrisa.
-Yo que tu acepto el acuerdo, no querrás que te pase lo mismo que Hiroki, Kusano y Takahiro.- Le alertó Tegoshi.
-No se te olvide Akanishi.- Le recordó Masuda.
-Esos chicos… ¿Ustedes? ¿Qué les hicieron? ¿Ustedes hicieron que Akanishi dejara la escuela?- Tanaka parecía asombrado y asustado.
-No importa que paso con ellos, lo importante es lo que no quieres que te pase a ti.- Le pedí a mis amigos que le soltaran. –Entonces Tanaka… ¿Tenemos un acuerdo?- Con una sonrisa le brinde mi mano, le mire a los ojos, aquellos ojos parecían tenerme miedo, él tomo mi mano, asintiendo con la cabeza. – ¡Perfecto! Por cierto esto lo conservaremos como un secreto entre nosotros 4, vámonos que tu chofer ya llego.-
Acompañamos al chico a la entrada de la escuela, le vimos subir a su limosina y nos despedimos como si fuéramos sus bueno amigos.
-Fuiste muy amable con el niño- Me replicaba Tegoshi
-Satoshi no es un gánster, él solo defiende a su hermano, yo haría lo mismo que él, pero afortunadamente no se meten con mi hermano.- Me respaldaba Masuda
-Siento meterlos en esto chicos, gracias por su apoyo.- Les decía poniendo en cada uno una mano en su hombro.
-Ya sabes, lo que sea por ti, por cierto Masuda le dije a mi chofer que tú me llevarías a casa en tu auto.- Le sonreía Tegoshi.
-Cierto, dije que te llevaría, mi hermano ya ha de estar en el auto, bueno nos vamos.- Masuda y Tegoshi se despidieron de mi y fueron al estacionamiento.
Desde que me entere que había personas que molestaban a Kazu no podía quedarme sin hacer nada, el coraje me abrumaba cuando le veía con manchas inusuales en su ropa, pero así como él no me decía que le molestaban, me enteraba por otras personas, yo no le decía lo que les hacía, procuraba que todo fuera un secreto para no afectar a Kazu con mis acciones, como amenazar, utilizar influencias, estrategias para que aquellos chicos fueran culpados por cosas no relacionadas con él, etc. Podía notar una mejoría en su estado de humor después de mis intervenciones, y mientras él estuviera bien, yo estaría bien.
Espere unos minutos solo en la puerta de la escuela y al poco tiempo sentí un tacto en el hombro.
-¿Me tarde mucho?- Dijo Kazu portando el uniforme de futbol con manchas de tierra.
-No, pero sabes que, creo que te falto una mancha.- Me agache agarre un poco de tierra del suelo y le ensucie la mejilla riendo con malicia.
-¡Oye tu!- Me dio un golpe con su mochila y su bolso del gimnasio.
-Solo te estoy cubriendo.- Me burle, huí de él dirigiéndome al estacionamiento y fui seguido por él de una manera amenazante. –Ya, vámonos a casa.- Subí al auto y él me imito.
-Ya no me cubres como antes.- Me dijo serio, sentado en el asiento del copiloto, pude notar melancolía en su voz.
-Las cosas cambian, yo soy universitario, estamos en diferentes planteles, ya no puedo asistir al club de futbol, tengo la responsabilidad de un auto y aparte centrarme en la carrera.- Le mire y le sonreí tímidamente.
-Tienes razón.- Quito su vista de mí y miro al frente. Comencé a conducir y el volvió a hablar. -¿Sabes? Me propusieron ser la cenicienta de la obra de teatro del grupo.- Se escuchaba contento.
-¿Enserio? ¿En la que presentan a publico general?- Me inquiete un poco y le voltee a ver.
-Sí, pero me negué, aunque la actuación no se me da mal.- Dijo orgulloso.
-Menos mal.- Le dije aliviado y regrese mi vista a la calle.
-Toshi ¿Has escuchado sobre la operación para cambiar de sexo?- Escuche timidez en su voz.
Sabía que los pensamientos de Kazu iban más lejos que los míos, así que detuve el auto y le voltee a ver firmemente. –No, Kazu, papá se opondrá completamente.-
-No… yo solo…- Bajo la mirada y calló durante todo el camino.
A veces proteger a Kazu era difícil y más cuando parecía que él quería exponerse ante los demás, podría meterse en problemas al comportarse diferente frente a personas de mente cerrada y una de esas personas incluía a mi padre.
Regresamos a la casa, dejamos nuestras cosas, nos duchamos y nos preparábamos para comer toda la familia reunida. Todos estábamos en la mesa y era extraño que nuestro padre no regresara. Escuchamos como se cerró la puerta principal y unos pasos veloces se acercaron al comedor.
-¡Nino!- La voz de mi padre resonó por el lugar. Jaló a Kazu y lo levanto del asiento. -¿Quieres explicarme porque bailas como una niña?- Lucia completamente enojado.
-¿A qué te refieres, amor?- Mi madre quería tranquilizarle.
-Hoy fui a la escuela de tu hijo para sacarlo del club de futbol y que mejorara en lo académico, pero nadie le conoce, solo aparece en la lista, pase por el gimnasio y le vi bailando ballet como una jovencita más.- Explico furioso a mi mamá.
-Nino esto es una confusión ¿verdad?- Mi madre intentaba defenderle.
Este era el momento donde Kazu rompía la tensión con una broma, donde todos nos descolocábamos y el tenia el control de la situación, donde regresábamos a ser una familia feliz.
-No es Ballet, es Jazz.- Dijo con la cabeza agachada.
-Lo que pasa es que…- Me metí rápidamente para defenderle, pensaba decir que él ayudaba al club o algo así.
-Es Jazz papá ¿Algún problema con eso?- Kazu me interrumpió alzando la voz retando a nuestro padre.
-Claro que no, ningún problema.- Dijo mi padre con sarcasmo. –Menos ahora que te vas a cambiar de escuela.- Sonreía triunfante.
-¿Qué? ¿A dónde?- Pregunto mi madre preocupada.
-A una colegio militar donde se va a dejar de bailecitos y va aprender a comportase como lo que es.- Sentencio el señor de la casa.
-¿Cómo hombre? ¡Papá yo no soy hombre!- Grito desesperado viendo con furia a mi padre.
-¡Déjate de estupideces Nino! ¡Yo mismo me encargare de que no salgas de la milicia para que no pongas en vergüenza a nuestra familia!- Le dio una bofetada a Kazu.
El pelinegro solo se le quedo viendo amenazantemente y salió corriendo del comedor a su cuarto. Liberándome del shock le seguí inmediatamente.
-¿Kazu estas bien?- Le dije desde la puerta de su cuarto.
-¿Bien? ¿Bien? Nunca he estado bien, siempre he sido un enfermo, un loco, un idiota.- Comenzaba a llorar.
-Kazu es probable que las cosas cambien, tu solo…- Le decía buscando la manera de solucionar las cosas.
-¿Yo solo? ¿Yo solo debería seguir actuando? ¿Simular que soy alguien que no soy? ¡YA ME CANSE DE HACER ESO TODOS LOS DIAS! En la escuela, en Jazz, en la casa, con mis compañeros, con mis padres, con todos, EN NINGÚN LADO PUEDO SER YO.- Estaba muy alterada.
-Yo… hablare con papá…hare algo.- No se me ocurría como hacer que ella se sintiera mejor.
-Tú, Tú, Tú, Tú…siempre TÚ, ¡Tú eres el hijo perfecto! Tú eres varonil, inteligente, social, centrado, fuerte. Tú eres todo lo que mi papá quiere ¡Por eso te compró! ¡Porque se canso de tener un chiste de hijo! ¡Él quería un sucesor que fuera un ejemplo! FELICIDADES AHORA LARGATE DE MI HABITACIÓN- Su enojo se mezclaba con lágrimas. Me empujo por la puerta y cerró.
Me quede en shock fuera de la puerta de Kazu ¿Qué estaba pasando? Las cosas iban muy rápido y no las podía procesar, ayer todo era tan pacifico y ahora todo es un caos. Camine instintivamente a mi habitación, sin duda Kazu quería soledad ahora, me senté en el suelo aun con el cerebro congelado, lo único que llego a descongelarlo fue un dolor en el pecho, en el corazón, me dolía lo que me había dicho Kazu, pero lo que más me dolía era su dolor, aquella tristeza profunda, aquello que no puedo comprender.
Después de un tiempo me percate que me había dormido, no sé cuánto tiempo paso, ubique que estaba en mi cuarto, me levante, el pasillo se veía muy normal, parecía que todo estaba bien ¿Fue un sueño? Me dirigí a la puerta del cuarto de Kazu, toque la puerta, escuche un ruido, toque otra vez, no escuche nada, gire la perilla y me asome en la habitación.
Algo no cuadraba, no había nadie, las cosas de Kazu estaban desacomodadas, la ventana del balcón estaba abierta, me asome, en el árbol que estaba cerca del balcón había un tenis a punto de caerse, me le quede mirando fijamente y entendí todo. Kazu había salido por ahí, voltee a la habitación y busque entre sus pertenencias, faltaba un poco de ropa y algunas cosas que Kazu consideraba indispensables, comencé a respirar agitadamente ¿Ella era capaz de irse?
Me dirigí al balcón, salte al árbol, baje por él, corrí por el jardín hasta llegar a una barda cerca del invernadero, ahí había costales recargados en la pared simulando escalones, me subí a ellos y brinque la barda.
-¡KAZU!- Grite por la calle desesperado, me asome en las tiendas, en los rincones, en las esquinas, todos los chicos de pelo negro hasta las mejillas eran detenidos por mí.
Me sentí sofocado, mi ropa estaba llena de sudor, el cielo se oscureció, tarde en recordar el camino para regresar a casa, tenia esperanza de que Kazu regresara mientras yo estaba deambulando por la calle. Entre por el mismo lado que salí y retornee al inicio, al cuarto de Kazu, no había señas de su regreso, pero había algo que ignore antes de salir por el balcón, una nota.
Tome la nota en mis manos y la leí:
[Toshi, no me busques, irme fue la decisión más difícil que he tomado en mi vida, pero es la que más me llena de felicidad, tú no puedes comprender que se siente fingir ser algo que no eres, ya me canse de eso, quiero ser libre, no quiero regresar a vivir de la misma forma y sobre todo no quiero vivir la esclavitud de mi padre, prefiero fugarme antes de suicidarme porque el infierno en vida seria ser el hombre que todos desean que sea, menos yo.
No te preocupes tengo todo planeado y bajo control, mi vida será más fácil, para ti, para mis padres y ante todo para mí.]
El pedazo de papel se cayó de mis manos ¿Qué he hecho mal? ¿En realidad Kazu era tan infeliz? ¿Por qué no pude brindarle la felicidad que ella quería? No pude hacer nada por ella, simplemente la felicidad de Kazu no estaba aquí y ahora mi felicidad se había ido con Kazu.
Continuara…