Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amando como Mujer por AMNOS FAN

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola siento la tardanza pero este fanfic no sera tan fluidos como mis fanfics anteriores u-u aun asi gracias por su interes :)

Pasaron 7 años las sancadas del tiempo del cap anterior a este son grandes.

Después de prometer cuidar a la princesa, durante el día jugábamos los juegos que nuestros padres aprobaban y por la noche jugábamos en secreto los juegos que a Kazu le gustaban, podría decirse que teníamos una especie de equilibrio.

 El tiempo pasa sin sentirlo y  había cumplido 14 y ella 12 años, desde pequeños las clases particulares fueron nuestra obligación, Kazu era un poco renuente a las materias de razonamiento, las cuales a mí se me daban muy bien,  en las clases artísticas cada quien tenía su fuerte, yo en pintura y Kazu en piano y guitarra, pero con el tiempo las cosas cambian.

-He pensado seriamente en que necesitan interactuar con más personas de su clase.- Decía papá en el comedor. –Así que a pesar de que  los maestros privados son los mejores del país, irán a una de las más prestigiosas escuelas.-

-¡Sí!- gritó Kazu de emoción.

- Parece que a Nino le agrada la idea ¿Y a ti Satoshi?- Mamá me vio alegre.

-Claro que me agrada, es maravillosa, siempre es divertido conocer nuevas personas.- Sonreía de solo pensarlo.

-Debido a las edades y a las materias cursadas, ambos irán en distintos grados, espero que demuestren  lo mucho que han aprendido en sus respectivas clases.- Papá lucia orgulloso.

-¿No estaremos juntos?- Kazu estaba muy sorprendido y en parte lucia molesto.

-Así son las cosas en las escuelas, hijo no podemos hacer nada por eso.- Respondió mamá intentando tranquilizar a Kazu.

-No te preocupes, diferentes clases pero misma escuela, nos veremos en el receso, en la salida y vivimos en la misma casa, no me extrañaras.- Me burle un poco y Kazu sonrió.

-No te extrañare, estaba preocupado de que tú me extrañaras.- Se burló y me golpeo ligeramente el brazo con el puño.

-No golpees a tu hermano mientras está comiendo.- Mamá le reprendió.

-Déjalos Erika son hombres, los puños son amistosos.- Se quejo mi padre.

-Ya lo sé, pero es de mala educación, quiero hijos no cavernícolas.- El gesto de mamá era de desagrado hacia papá.

-Madre, yo, no, ser, cavernícola, yo, ser, niño, bueno.- Grito Kazu con un acento tipo simio. Eso provoco que todos lo volteáramos a ver y nos riéramos.

Esa era la manera en la que Kazu dispersaba la tensión en la familia, era algo que solo podía hacer él. Mi hermano se comportaba de una manera adecuada frente a nuestros padres, procuraba ser muy discreto, con la única persona que se mostraba diferente era conmigo.

-¡No vas a estar ahí!- Se quejaba tirándose en mi cama.

-Tranquila, Kazu tu sabias que no íbamos a estar pegados toda la vida.- Le dije sentándome en la cama y acariciándole la cabeza.

-Pero es injusto ¿Qué tal si me pasa algo?- dijo contra la almohada.

-¿Qué te va a pasar? ¿Acaso eres una damisela en peligro?- dije un poco desesperado después de escucharla varias veces quejándose desde que entro a mi habitación.

-Recuerda que soy una princesa, necesito mi fiel caballero para sobrevivir.- Alzo la cabeza de la almohada y se quejo viéndome a los ojos.

-Princesa, eres más agresiva que yo, cuando te vean enojada los dragones saldrán corriendo.- Decía la verdad.

Kazu se levanto, se abalanzó encima de mí, dejándome acostado en la cama.- ¿Qué dijiste? ¡Yo soy una princesa indefensa, delicada, tierna y dulce como la miel!- se burlaba mientras me golpeaba con la almohada mostrando lo indefensa que era.

-¡Ya! ¡Ya! ¡Me rindo!- Alce la voz. Paró y comenzamos a reír.

Acostados en la cama boca arriba empezábamos a imaginar cómo sería nuestra vida en la escuela.

-Creo que no será muy buena idea, no estarás tu y lo más probable es que no podre ser como en realidad soy.- Decía decepcionada.

-Mmm pero conocerás nuevas personas, tendrás amigas, amigos, probablemente con alguno de ellos te sentirás segura de decirles quien eres.-

-Tienes razón tendré muchas amigas, seré popular, los chicos se pelearan por mi y probablemente encuentre un príncipe.- Decía ilusionada en su mundo de fantasía.

-Yo me conformo con 1 o 2 buenos amigos, no sé cómo llevarme con las mujeres.- Sentí la mirada enojada de Kazu a mi costado. –Tú y mamá son las únicas mujeres con las que convivo, eso no me hace saber cómo llevarme con las mujeres.- Rectifique antes de recibir un nuevo ataque.

-¿Y las sirvientas?- Me contesto tranquila.

-Tú eres la que habla con ellas, yo soy más callado, tú eres una parlanchina, por cierto entre sus cuchicheos escuche que le gustas a la hija de Makino.-

-¿Akane? Casi no hablo con ella, es bonita, le gustan los cuentos de princesas como a mí, pero no me gustan las mujeres, si quieres le puedo hablar bien de ti y la tendrás a tus pies.-

-No, gracias, no me interesa tener novia en estos momentos.- le dije ligeramente molesto.

-¿Y si encuentras una chica linda en la escuela?- Hizo una vocecita burlona.

-Pues ya veré que hacer, pero no quiero hermanitos o hermanitas metiendo su narices.- lo deje en claro.

-Está bien, pero si ocurre algo así cuéntamelo que yo te contare mis romances.-

-Ni siquiera lo tienes que decir, tú y yo nos contamos todo.- Mi voz se escucho ronca en esos momentos.

-Pues si lo dices con esa voz te creo.- Se burlo de mí. –Ya me voy, macho de voz ronca, tengo que  elegir que zapatos me pondré con mi uniforme.- Se levanto de la  cama.

-Solo ponte unos zapatos negros ¿Qué ciencia tiene eso?- No comprendía a que se debía la urgencia de los zapatos.

-Toshi, la apariencia es importante, no puedo ponerme cualquier tipo de zapato negro, deben ser unos que se vean bien con el uniforme.- Dijo indignada.

-Kazu, solo hay un tipo de zapato.- Le dije tirándola a loca.

-Eso es lo que tú ves con tu cerebro de hombre, pero nosotras podemos ver variedad en pequeños detalles y no quiero dar una mala imagen, no me entretengas más.- Salió de mi habitación.

A veces Kazu tomaba demasiada atención en detalles que yo simplemente no veía, pero creo que eso lo comparte con  mamá, a veces ella agobia a las sirvientas preguntándoles cuál es el mejor vestido para salir con papá. No sé si eso es cosa de mujeres o es cosa de ellas.

El día de clases llego y cada quien se fue a su respectiva aula, la escuela tenía una construcción ostentosa, era muy grande a pesar de que tenía pocos estudiantes, había escuchado el costo de la colegiatura y se me hacia coherente la cantidad de estudiantes que había con tan elevados precios, los únicos que podrían pagarla serian hijos de empresarios importantes o hijos de gobernantes del país, no hay duda que mi padre quería amistades selectas para nosotros.

Las clases de primera hora pasaron y estaba ansioso por ver a Kazu en el receso.

-Ahí estas.- Me dijo contento el pelinegro.

-Y bien ¿Qué te parece la escuela?- Le pregunte.

-Es hermosa, parece un castillo, los uniformes de las chicas son muy bonitos y ellas son muy agradables.- Soltó emocionado.

-¿Ya tienes amigas? Que rápido- Dije asombrado.

-No debería sorprenderte soy un encanto, pero eso no es lo bueno.- Me miro a los ojos sonriente.

-¿Acaso te permitirán venir con falda?- Era lo primero que se me venía a la cabeza.

-Algo mejor… encontré a mi príncipe.- Término de decir esa frase con una gran sonrisa y un brillo peculiar en los ojos.

-¿Qué?- De todas las fantasías con las que me enrollaba Kazu esta me descolocó más.

-Sí, después de presentarme me senté y a lado de mi estaba él, lo vi y al principio solo cursó por mi mente que era un chico atractivo, pero antes de retirar la vista él me volteo a ver y me brindo una amable sonrisa diciéndome “Bienvenido, soy Maru”, sentí que todo estaba en cámara lenta, con su gesto sentí mi rostro caliente y comencé a sonreír de oreja a oreja, no lo podía controlar, mi corazón palpitaba aceleradamente, en mi cabeza tenía una especie de euforia combinada con paz.- me contaba con el entusiasmo en la voz.

-Ok ¿Y por eso es tu príncipe azul?- Esa historia se me hacía más incoherente que cuando me dijo a los 5 años que estaba seguro que yo era una ardilla voladora y que probara lanzándome del árbol.

-Sí, es amor a primera vista.- Lo dijo con mucha seguridad. Al escuchar eso no podía procesar muy bien las cosas en mi cabeza.

-Kazu ¡Solo lo viste una vez!- dije molesto.

-De eso se trata el amor a primera vista, y verle todos los días en mi salón, es el destino.- Me explicaba.

-¿Y qué te gusta de él?- Intentaba comprender.

-Su mirada, su sonrisa, su manera de sentarse, que es el más simpático de todo el salón.- Dijo orgulloso.

-¿Esta por aquí?- Estaba intrigado. Asintió con la cabeza y con una sonrisa. –Señálamelo.- Quería saber cómo era la persona que le había provocado ese “amor a primera vista”.

Nosotros estábamos en el área verde sentados en un árbol, el chico se encontraba cerca de los contenedores de basura, al parecer bailaba como un mono alrededor de ellos mientras sus amigos le rodeaban se reían y aplaudían su ridículo baile.

-¡Es un payaso!- Le grite enojado a Kazu.

Me volteo a ver sorprendida. –Se que probablemente no es el chico más serio, pero es un príncipe muy simpático.- Intento excusarlo.

-Kazu ¡Ese tipo es completamente ridículo ¿Cómo te puede gustar una persona como él?!-  Podía sentir como mi ceño estaba fruncido y de cierta manera el enojo de apoderaba de mi.

-Pero… pero… él me gusta…yo…-Decía titubeando, guardo silencio y después me vio con una mirada firme. -¡No tienes derecho a juzgarlo! ¡Para mí es un príncipe! Sí, es payaso y un ridículo pero ¿Por qué te enojas tanto? Nunca me habías gritado de esa manera- Me retaba con la mirada, alzando la voz.

-Yo… Yo…no lo sé, tal vez si te hubieras fijado en el más guapo o en el más inteligente no estaría tan enojado.- Su comentario me había caído como un balde de agua fría, tenía razón, mi enojo no tenía justificación.

-¿Estas celoso?- Se burló. – ¿El hermano mayor cela a su pequeña hermanita?- Me daba un codazo y hacia una voz chillona mientras reía.-No te preocupes aunque esta princesa tenga un príncipe tu siempre serás mi leal caballero.- Lo ultimo me lo dijo seriamente y acaricio mi cabello.

No podía entender mi propio comportamiento, no podía creer que estaba celoso de ese payaso, no podía concebir que Kazu considerara a ese tipo como un príncipe, pero tenía que aceptarlo porque a partir de ese día las historias con el príncipe serian más recurrentes.

-Toshi, pss, Toshi.- Una voz en la noche me despertaba.

-Kazu, me quede dormido, te tardaste mucho para ir a jugar.- estaba somnoliento.

-No te levante para ir a jugar, quiero hablar contigo.- Tenía una voz seria.

-¿Qué paso?-

-Tuve un sueño…- Bajo el rostro.

-¿Una pesadilla? ¿Quieres que te haga espacio en mi cama?- Moví  la sabana para dejarlo entrar. Era normal que en las noches cuando Kazu tenía miedo se quedara a dormir conmigo.

-No es eso… Yo… soñé con mi príncipe.- No me permitía ver su rostro.

-¿Con ese tarado? Entonces si fue una pesadilla metete a mi cama de inmediato.- Sentí la cólera apoderándose de mí, pero intentaba disiparla con la burla.

-Es enserio.- Se molesto. –Soñaba que lo besaba, yo era muy feliz pero…- Se detuvo y seguía sin verme al rostro. –Me desperté y estaba… duro.- Lo último casi lo susurro.

-¿Duro?- No comprendía muy bien a qué se refería.

Kazu no me dirigió la vista y tampoco me hablaba, con su mano señalo tímidamente, vi lo que estaba señalando, era su entrepierna.

-Ah… ¿Quieres decir que…- 

-Si.- Dijo casi haciéndole bolita en el suelo.

-Mmm bueno… ¿No prestas atención a las clases de biología? ahí hablan del desarrollo del cuerpo y…-

-Sí, claro que sí, no soy idiota.- Me contesto molesto.

-¿Entonces porque vienes a decírmelo? Solo fue un sueño húmedo.-

-Sé que es un estúpido sueño húmedo, lo que quiero saber es como controlo esa cosa.- Me miro enojada y avergonzada.

-Pues ahora no está erecto.-

-Cállate.- Me dio un golpe en la cabeza. –No digas esas cosas.-

-Tú fuiste quien empezó.- Le mire molesto.

-No seas vulgar- Su mirada irradiaba enojo.

-Si no quieres que te hable de eso ¿Por qué vienes a molestarme? ¡Déjame dormir!- Tome mis sabanas y me tape con ellas dándole la espalda al pelinegro.

-Toshi…- Me dijo tiernamente pero no le conteste. - Toshi…- Volvió a llamarme y fingí estar dormido. –Toshi…- Se subió a la cama, le ignore. –Toshi… me bañe, por eso se aplaco.- Susurro, pero yo seguía ignorándolo. –Toshi…Estoy asustada. Se acurruco en mi espalda.

-Tu sueño fue bonito ¿no? ¿De qué tienes miedo?- No podía durar mucho tiempo enojado con Kazu.

-¿Qué otra forma hay para aplacarlo?- Evitó contestarme, podía sentir su vergüenza sin verlo.

-Mmm marturbarse.- Intente que sonara lo más normal para disminuir la pena de Kazu.

-No.- Dijo en un susurro frio. –No pienso tocar esa cosa.- Parecía que lo decía con asco. –Tiene que haber otra forma.-  Dijo decepcionado.

-No me contestaste ¿De qué tienes miedo?- Insistí.

-De que vuelva a pasar, ¿Qué tal si un día veo a mi príncipe, recuerdo el sueño y… - Su voz se escuchaba temerosa.

Me voltee para verle y acaricie su cabeza. –Kazu, temo decirte esto…pero volverá a pasar, puede que no enfrente de él o tal vez sí, pero esto pasa porque estas creciendo.-

-No quiero crecer.- Susurro y se acurruco en mi pecho.

Lo rodee con mis brazos esperando detener el miedo, pero sabía que era algo imposible, crecer asusta y los cambios eran  lo que más aterrorizaban a Kazu.

Cuando era pequeño para diferenciar a los hombres y a las mujeres era necesario fijarme en la ropa que llevaban puesta, tenía que conversar o a veces convivir más, porque sus cuerpos y algunas actitudes eran similares pero después de cierta edad  es casi imposible confundir a un hombre de una mujer y eso era fácil de asimilar para mí pero para Kazu  no.

Las noches siempre fueron acompañadas de juegos, había muñecas, tazas de té, disfraces y mucha imaginación, lo que más amaba Kazu era ponerse un vestido de princesa y jugar a que yo era un caballero.

-¿Qué pasa? Ya me puse el casco ¿Por qué tardas tanto?- Esperaba sentado en una caja. Kazu solía esconderse detrás de una cortina que acondiciono para cambiarse.

-No me queda.- Escuche su voz mortificada.

-Tal vez necesites ayuda ¿Te subo el cierre?- Me levante.

-No, no vengas, es inútil.- Se escuchaba molesta.

Después de un rato salió de la cortina con su pijama puesta y el vestido de princesa en la mano.

-¿Quieres jugar a otra cosa?- Le pregunte.

-¡No! Todos los juegos son estúpidos.- Enojada lanzo el vestido al suelo.

-No son estúpidos, a ti te gustan y a mí también.- Intentaba tranquilizarla.

-Pero ya estamos grandes, las niñas de mi edad ya no juegan así, los niños de tu edad ya ni siquiera juegan.-  Me miro enojada.

-¿Enserio no quieres jugar? Cuando fuiste a mi habitación  decías que te morías por jugar- Recogí el vestido del suelo. –Acaso todo esto es por el vestido.- Estire la mano para que tomara su vestido.

-Ya no quiero jugar.-  Veía el vestido con una mirada que proyectaba melancolía y tristeza. –No, si no me queda.- Tomo la prenda delicadamente de mis manos y acaricio la tela. – Cuando tenía 5 me quedaba muy grande pero no me importaba,  cuando cumplí 10 años me quedaba corto pero seguía sintiéndome bella…el ancho de mi espalda ahora no me permite ponérmelo. - Abrazo el vestido como si fuera un viejo amigo que se irá para siempre. –Aunque pasara todo el día fingiendo ser algo que no soy podía ser feliz en las noches vistiéndome como siento que soy, pero ya no más.- Pego su mejilla acariciando la tela, una lagrima fue acompañada de otras resbalando por sus mejillas con el silencio de la habitación.

-Podemos arreglarlo ¿no?- Buscaba alguna solución para evitar la tristeza de Kazu.

-No, Toshi, no tiene arreglo… ¡Yo no tengo arreglo!- Dejo caer su cuerpo que afortunadamente quedo sentado en una caja, abrazaba con todo su corazón aquel vestido que le abandonaba, bajo en rostro para tocar con él el vestido que reposaba en sus piernas empapándolo con esas gotas de tristeza. –La espalda no es lo único que ha crecido… también creció el vello… la manzana de Adán y….- Su vergüenza le hizo hundir su cabeza en la prenda, así como él se veía hundido en su interior.

No sabía qué hacer no había apreciado ese llanto desconsolado anteriormente, me senté en la caja al lado suyo e intentaba tranquilizarla acariciando su espalda.

-Toshi, me siento un monstro… este no es mi cuerpo… esta no soy yo… no son mis genitales… lo odio…me siento encerrada… puedo ver a las chicas quejándose de su cuerpo, de que le crecen los pechos, que les baja la regla y… las envidio… un coraje se adueña de mi, daría mil cosas para crecer como ellas ¡No como… la bestia que soy ahora!-  Alzo la voz al igual que su llanto, las lagrimas y aquellos lamentos eran la única manera de sacar el dolor que yo no podía entender en su totalidad pero podía sentirme desarmado ante su sufrimiento recibiendo  dolor y una frustración al no poder hacer algo para ver un brillo de felicidad en ella.

Me levante de la caja, me arrodille frente a ella, levante su rostro, vi su carita llena de lagrimas y el dolor en el pecho al verla así creció. –Hey Kazu, tu nunca serás una bestia.-  Le dije mirándola a los ojos. –No estoy en tu situación y no sé qué hacer, pero quiero que sepas que eres bella no importando si tienes un vestido de princesa o no, no importando si por ahora estas en el cuerpo equivocado...- Me paralice al ver cómo me veía atentamente con sus ojos acuosos. Acaricie su mejilla llevándome una lágrima en mi dedo. –Para mí siempre serás una princesa y yo seré tu fiel caballero.- Deposite un beso en su frente y la abrace esperando romper el dolor que la acompañaba.

Ese fue el fin de las noches de juegos, Kazu no quiso volver a bajar al sótano, el vestido que la hacía sentir ella ya no le quedaba, decidió retirarse del mundo de los juegos, su habitación también fue liberada de los juguetes de papá, nuestros padres vieron eso como un acto maduro. En las noches iba a mi habitación  a veces a platicar y otras veces por tristeza quedaba a dormirse conmigo. Tenía que buscar la manera de  reducir la tristeza de Kazu.

-¿Ya has pensado en que club te meterás?- Le pregunte inmediatamente lo vi al salir de clases.

-Papá quiere que me meta a futbol.- Dijo decaído.

-¿Y tú qué quieres?- Tenia curiosidad.

-Yo, no sé, hacer ejercicio no me vendrá mal.- Seguía sin tomarle importancia.

-Entonces sígueme.- Lo tome de la mano y nos dirigimos a uno de los gimnasios. -¿Qué te parece?- lo invite a asomarse por la puerta.

Dentro había un grupo de chicas bailando con leotardos negros. –Wow, son increíbles, quisiera aprender a bailar como ellas.- Sonreía viéndolas.

-Concedido, empiezas mañana.- Le dije alegre.

-¿Qué?- Me miro sacado de onda.

-Te inscribí en este club.-

-¿Estás loco? ¿Y el futbol y mis padres que van a decir?-

-No te preocupes ya me encargue de todo, te inscribí en los 2.- Dije orgulloso.

-Entonces ¿Me matare yendo en futbol y aparte en este club de baile?- Me miro algo enojado.

-Es jazz, y la respuesta a tu pregunta es… NO.  Jazz y futbol tienen el mismo horario, tú te meterás a jazz y yo me meteré a futbol, solo serás como el fantasma de la lista, cuando terminemos sabrás todo lo que paso en futbol y me tendrás a mí como coartada.- Estaba muy feliz de explicarle todo eso.

-¡Toshi eres un genio!- Me abrazo dando brinquitos.

-Espero que con esto sientas que puedes ser tu.- le respondí el abrazo sintiendo felicidad por ella.

El futbol no me motivaba mucho preferiría el club de arte, pero todo sea porque Kazu  sintiera que estaba en contacto consigo misma. Me iba muy bien en deportes,  así que el futbol era algo sencillo para mí, lo que más me emocionaba era terminar los entrenamientos antes y esperar a Kazu.

-Bien chicos váyanse a descansar.- Dijo el entrenador.

-Satoshi, los chicos y yo queremos saber si quieres ir a comer hamburguesas con nosotros.- Me dijo Kato el capitán del equipo.

-Lo siento chicos, tengo planes.- Salí corriendo.

Tome un poco de tierra de la cancha, me fui a las duchas, saque el uniforme de Kazu y lo ensucie, inmediatamente fui al gimnasio donde él estaba y me asome por la puerta.

 Kazu se veía bañada en sudor, lucía una camiseta negra y unas mayas ajustadas, se podía notar el cansancio de su ensayo pero a pesar de toda esa expresión de agotamiento parecía tener luz propia al momento de bailar. La música tocaba y el chico pelinegro se movía al compás dejando lucir la delicadeza de su cuerpo, su feminidad, su elegancia, todos los pasos de baile lucían mejor en él que en el resto de las chicas. Me perdí en aquellos movimientos, en su belleza, en su pasión al bailar, le miraba tan penetrantemente que pudo sentirlo, su mirada se perdió de la maestra y se posó en mi regalándome una sonrisa, en ese momento sentí que todo estaba en cámara lenta, aquellos movimientos de baile con la mirada de Kazu sobre mí, con su gesto sentí mi rostro caliente y comencé a sonreír de oreja a oreja, no lo podía controlar, mi corazón palpitaba aceleradamente, en mi cabeza tenía una especie de euforia combinada con paz, tal como ella lo había descrito al ver a su príncipe azul.

En ese momento podía comprender porque mis ganas de proteger a Kazu, porque el enojo al mencionar al chico que le gustaba, porque mis ganas de estar a su lado, porque no me había fijado en nadie, porque pienso que es la más bella persona del mundo… todo se debe a que me gusta y lo peor es que ahora soy consciente de que estoy enamorado de Kazu.

Continuara…

Notas finales:

Muchas gracias por leer ^^

>_< procurare no tardarme tanto pero no prometo nada... lo que si prometo es terminarlo .w. y contestar tus comentarios.

Platica conmigo.. no muerdo.. mucho XD

:) si no sabes que decir te dejo unas preguntas:

1. Que te parecio el capitulo?

2. que te parecieron los personajes?

3. En tu adolescencia alguna vez te has sentido como un moustro?

4. Si te dieran un peso por lo qe se tarda la autora serias millonaria? XD

:D comentame lo que quieras Yo lo contestare!! incluso las mentadas de mama!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).