YeHan z98;I won't love youz99;
Capítulo 1
Un dia normal, como cualquier otro. O al menos eso esperaba HanGeng — Hijo, levántate. Debes ir a la universidad.— gritaban desde afuera mientras tocaban sin parar la puerta. "¿Acaso no puede dejarme dormir hasta un poco más tarde?" Pensó el chico. Decidió colocarse la almohada en la cabeza e ignorarla, pero no paraba de tocar. Ese sonido ya le estaba volviendo loco.
— ¡Ah, ya voy! — gritó levantándose de la cama sin ganas, para que dejase de tocar. Hoy era su primer día en la universidad de Corea. Lo cual no le gustaba mucho, pues él es chino y nunca le habían tratado bien desde que estaba allí.
Suspiró, no deseaba ir a la universidad. Quería seguir durmiendo, pero sabía que su madre no le dejaría. Volvió a suspirar y se levanta de la cama definitivamente. Se estira un poco y camina hacia al baño para tomarse una ducha.
Luego de unos minutos se vistió, tomando su maleta bajó hasta la sala.
— Buenos días. — dice HanGeng con una amplia sonrisa, como era común en él. Siempre sonriendo.
— Buenos días, hijo. Veo que decidiste levantarte. — dijo el padre del joven en un tono un poco burlón. HanGeng que se dio cuenta solo ríe y se sienta a la mesa para desayunar en silencio mirando a sus padres. "No puedo darme el lujo de faltar a la universidad aunque no quiera ir, ellos se esfuerzan mucho por darme lo mejor." Pensó. Él sabía que su padre trabajaba muy duro para traer comida a la casa y pagarle la universidad al mismo tiempo.
Luego del desayuno se despidió de sus padres y se dirigió a la universidad. Pensaba en como sería, su acento coreano era extraño y a veces confundía algunas palabras o se quedaba sin saber que decir. El pensar en eso le hizo poner nervioso. No quería que se metieran con él por ser chino.
— ¡HanGeng! — un grito le hizo salir de sus pensamientos girandose un poco para saludar al dueño de aquella voz.
— Hola, Yesung. — susurra dulcemente y sonrió acercándose a él dándole unas palmadas en la espalda.
Yesung, como le decía HanGeng, es su mejor amigo desde hace ya unos años cuando empezó a vivir en Corea. Habían decidido estudiar juntos ya que ambos tenían una misma pasión: La música.
— ¡Eres un mal amigo! — reclama el moreno dándole un golpe suave en el pecho al chino, quien se soba y lo mira sin entender. — ¿Yo? ¿Por qué? — Yesung suspira profundo y se cruza de brazos sin responder. HanGeng ríe por la actitud infantil del menor y lo mira esperando una respuesta. Yesung lo mira de reojo y hace una mueca, HanGeng sabía que a Yesung muy poco le gustaba que se le quedarán mirando fijo, y usaba eso para hacerle sentir incómodo. Pero HanGeng no sabía que a Yesung no le importaba si era él, porque le gustaba. Claro que él tampoco lo admitiría, era algo vergonzoso y extraño, según él y más de media población mundial.
— Ya, ya... No me mires así, no me gusta. — Yesung fingía molestia, le tocaba fingir desde hace un par de años, cuando se dio cuenta de que estaba cometiendo un pecado: amor a su mejor amigo. HanGeng sin dejar de mirarlo de le acerca un poco más. — Si me dices porqué soy un mal amigo entonces ya no lo haré. — dice sonriendo amplio.
Yesung se queda mirándolo, unos pocos segundos, unos segundos que parecían una eternidad. Miraba los labios del mayor, aquellos labios que se veían tan suaves. Que deseaba probar. Pero jamás haría, o admitiría. "¿Algún día podré...? Tsk. Jong Woon reacciona, eso jamás pasará. Somos chicos..." pensando eso no se dio cuenta que HanGeng se le acercó más quedando a pocos centímetros de distancia de su rostro. Al salir de sus pensamientos se queda mirándole, su corazón se aceleró. Sintió como sus mejillas se tornaban rojas, cosa que no pasó desapercibido para el chino.
— ¿Tienes fiebre? — pregunta colocando una mano en la frente del contrario. Lo que hizo que éste se apartará un poco tomando la mano de HanGeng bajándola. — Estoy bien. — dice bajando un poco la mirada. No por la pena, sino porque sabía que Han no estaba consiente de sus sentimientos por él. A veces quería buscar a alguien que le hiciera olvidar sus sentimientos por el mayor, porque sabía que nunca sería correspondido ni correcto.
— ¡Yesung! — gritó Han zarandeando al menor quien lo mira como siempre, con una sonrisa muy leve, que casi ni se notaba. — ¿Qué sucede? — preguntó al no haber prestado atención al chino por estar pensando en su "problema".
— Te pregunté que si dormirás en mi casa hoy, mis padres se van mañana para China. — Yesung asiente cerrando los ojos tratando de mantener la calma. Era experto en parecer serio y frío gracias a que podía ocultar muy bien sus emociones y sentimientos, pero no siempre daba resultado cuando se trataba de aquel chino con sonrisa hermosa.
HanGeng jala a Yesung hacia la universidad ya que se les había hecho muy tarde, al llegar fueron a sus respectivas clases. HanGeng veía baile y Yesung canto a primera hora, luego de eso se veían todo el día. Lo cual para ambos era fascinante.
Luego de la primera hora, que a ambos le pareció una tortura. A HanGeng por el hecho de que se sentía solo sin Yesung y a Yesung por el hecho de que quería estar con HanGeng.
— Han, ¿hiciste la tarea? — preguntó el moreno sentándose a su lado, el chino asiente buscando su cuaderno para entregárselo a Yesung. Este lo agarra y agradece, pasa algunas hojas notando que hay algo escrito en chino como si fuera una carta, se quedó mirándola por un momento, ¿tenía corazones? Yesung mira a HanGeng y entonces lo decidió "Voy a aprender chino."
HanGeng no le prestaba atención a Yesung ya que comía, el segundo paso las hojas hasta encontrar la tarea y empezar a copiarla. Mientras lo hacía se sentía mal, ¿HanGeng estaba enamorado de alguien y no le había dicho? Aparte que el estaba enamorado de HanGeng, no quería perderlo como amigo.
Luego de las tediosas clases, mientras iban caminando nota que HanGeng ha estado muy pensativo y callado. — Hey, chino. ¿Que te sucede hoy? — el mayor lo mira en silencio y luego suspira, — ¿Crees que he mejorado mi coreano? — Yesung lo mira un poco preocupado, HanGeng no quería ser motivo de burlas, y él lo sabía. Le coloca una mano en el hombro asintiendo. — Claro que sí. Hasta podrías trabajar de traductor. — HanGeng le da un suave golpe en el pecho a Yesung, ambos sonriendo y caminando a casa del chino. Un sentimiento de calidez se apoderaba de ellos cada vez que estaban juntos.
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