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Entonces: Agua por Jazmin1396

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Notas del capitulo:

Saludos.

Correcto, parece que seguiré un patrón de actualización de cada diez días. Eso es bueno. A ver si me acostumbro a la disciplina.

Este capítulo salió -por algún motivo- un poco más largo de lo que esperaba. Debo decir que es más fácil con mi nuevo juguete, puedo escribir donde sea. Por cierto, si alguien tiene conocimientos a cerca de qué exactamente, y cómo funciona una Thinkpad, le agradecería mucho. Ando medio perdida con esta cosa, aunque la verdad me conformo con poder usar excel, word y algún navegador. No soy muy dada a la tecnología.

Capítulo 3

 

Mientras tanto, el gran invasor Zim yacía en el sofá, con la cara hundida en un pequeño cojín con forma de cerdo.

-¿Por qué, Minimoose? ¿Por qué?- preguntaba al pequeño alce, que lo miraba fijamente, casi sin pestañear. Gir no le hacía mucho caso por el asunto del mono feo, y de todas formas había terminado por asumir que no entendería sus altamente complejas preocupaciones, así que todo lo que le quedaba era Minimoose.

Lo cierto es que de haber podido, estaría volteando la casa al revés, corriendo por todos lados, vociferando y poniendo el nombre de Dib en el cielo, planeando alguna intrincada forma de destruírlo, o por lo menos su enorme cabeza. Pero le dolía. Demasiado.

La caída y el forcejeo habían provocado unos cuantos grandes moretones coloreados de naranja y azul en la piel del Irken, pero el que más le dolía era el de la espalda.

Ah, y su amor propio también estaba muy magullado.

Rogaba a los dioses Irken que lo ayudasen, hasta que recordó que ellos también habían sido destruidos en medio del caos provocado por él mismo en Ruina Inevitable parte 1. (1)

El punto es que le avergonzaba haber protagonizado semejante escena. Con un poco de suerte, Dib estaría demasiado distraído con la otra humana para notar a su jridbwgesh(2) endureciéndose rápidamente a través de la ropa.

Podría ser posible… ¿que ese humano le excitara?

Antiguamente en Irk, la temporada de apareamiento estaba caracterizada por una temperatura tan alta que rayaba en lo absurdo, claro que esto ocurría cada ciento cuarenta años. Aquellos instintos reproductivo-copulatorios habían sido desactivados en el genoma Irken -entre tantos otros- hace mucho tiempo por orden de los más altos.

Desactivados, no removidos, y Zim se lamentaba por ello.

Pero no era una doncellita humana para echarse a llorar, no señor. Siempre había esperanza, y en el caso de Zim, radicaba en que Dib fuera lo suficientemente estúpido para no caer en cuenta de lo que había ocurrido.

Mandó a Gir por unos tacos en cuanto se terminó el programa del mono feo para así poder ver en paz lo que pasaba en casa del molesto humano.

Los números verdes en el reloj del cuarto de Dib marcaban cerca de las tres de la mañana, y el propio Dib no estaba en su cama, donde se suponía que debía estar un mocoso humano de esa edad. No. Dib estaba encogido en una esquina, balanceándose de atrás hacia delante en un vaivén totalmente enfermizo.

Zim se encogió de hombros. El comportamiento de Dib parecía normal. Abrazaba sus rodillas y musitaba quién sabe qué cosas, así que subió el volumen del sistema para escucharlo mejor.

-No, no puede ser. Zim… no, lo que sentí debió ser eh, sus llaves. Sí, eso es. ¡Las llaves de Zim! O una linterna. O un arma. No puedo ser su pee… su peeeeeee… ¡Sigth! No. Imposible. Además, Zim no puede ser gay, o si? Jajaja no. Imposible, seguramente salió de un huevecillo inoculado de fertilizante por una aguja. Sí, eso es. No sentí la erección de Zim. No sentí nada. No. No. ¿Fue un sueño, verdad?

 

-No. No. ¡NOOOOOOOOO...!

El grito se escuchó en todo el vecindario. Zim no podría volver a sostener la mirada de esos asquerosos y cafés ojos humanos nunca más.

 

La mañana siguiente, la señorita Bitters, su sempiterna maestra, hablaba de cómo Teller se había rehusado a colaborar en el proyecto Manhattan para la creación de la primera bomba atómica, no por implicaciones morales, sino porque quería trabajar en algo mucho más destructivo. (3) Ypara la hora del almuerzo todos habían notado el estado apático de Zim. No había despegado la cabeza de la mesita ni una vez, y eso, sumado a que Dib no había gritado en toda la mañana -el niño no hacía más que temblar y mover los labios quedamente-; bastó para que Bitters los llamara a quedarse cuando los demás hubieron salido a la cafetería.

 

-No sé qué traman ustedes dos, pero si es algún extraño plan para desestabilizar el status quo de la clase, pueden irlo olvidando, porque NO LO VOY A PERMITIR.

Azotó la puerta tras sí al salir, asustando a Zim que acababa de despertar. No había podido conciliar el sueño en toda la noche, así que lo primero que vio fue un Dib que lo miraba fijamente a cinco metros de distancia, ojeroso y de semblante pálido y vacío.

Para desgracia de Zim, su cerebro superior no trabajó tan rápido como quería para inventar alguna frase ingeniosa que lo librase de aquella situación tan incómoda.

-Eh… eh… eh… ¡Tienes bonitos ojos, ridículo humano!

Los ojos de Dib se pusieron como platos y los temblores cesaron abruptamente por la conmoción. Un pequeño músculo comenzó a contraerse repetidamente en su párpado inferior derecho y sintió la espalda helada justo antes de gritar:

-¡¡¡¡Zim es Gaaaaaaaaaaaaay!!!! ¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaahhhhhhh!!!!!!!

Y salir corriendo.

Notas finales:

(1) Me lo acabo de inventar. No sé si sea cannon, aunque tratándose de Zim, no me sorprendería.

(2) Inventado también. Tecleé algunas letras, le agregué "sh" al final y así quedó (preparando el doctorado en anatomía Irken).

(3) Edward Teller. Padre de la bomba H. Esa historia es verdaderamente interesante.

Tengo la impresión de que mis personajes siguen huyendo al finalizar cada capítulo, esto no terminará como quería. XD

 

Como siempre, sus reviews me alegran. Los respondo en breve.

 

Mando abrazos, muchos abrazos.


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