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Entonces: Agua por Jazmin1396

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Notas del capitulo:

Hey, ¿qué tal?

Aquí estamos en fiestas, espero que lo estén pasando bien.

Este capítulo es un ligeramente más largo que los anteriores, espero que les guste.

La multitud se agolpaba frente a la cafetería de la escuela, pero Zim supo deslizarse hábilmente entre los mocosos para conseguir un par de bebidas ultra-azucaradas, una para él y otra para Dib, quien se había rezagado para tomar una llamada urgente de su padre.


Una llamada urgente de su padre.


Sí, claro. Como si su padre alguna vez lo llamara; pero Zim se lo creyó, y acordaron reunirse en el patio unos minutos más tarde, sobre el muro de ladrillos rojos que limitaba a la escuela de la calle.


Mientras tanto, Dib buscaba en línea la mejor manera, la más técnica y la menos vergonzosa, para explicarle a Zim lo que el término “gay” quería decir, sin verse demasiado implicado o comprometido. Sería algo así como:


-          Bueno, Zim, verás; un gay es una persona que… hace cosas… Mmmh. Cosas que no son malas, pero muchas veces el mundo las mira mal, porque las hace con personas…


No, no podría empezar así, porque ni siquiera podría categorizarse a Zim como una persona, ¿verdad? Porque… ¿qué demonios es una persona a fin de cuentas?


Dib también lo buscó en línea, y cierto diccionario lo definía como “Individuo de la especie humana”, así que Zim definitivamente no contaba como una persona.


¿Y qué tal si…?


-          Zim, un gay, no necesariamente un ¡GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY!, es alguien (porque Zim podía ser alguien, ¿correcto?). Es alguien… Eh-es alguien que…


Dib, tras de una esquina, podía ver a Zim sentado en lo alto del muro, que no era tan alto en realidad; mientras él estaba ahí, con un ataque de nervios que ni siquiera le permitía vocalizar con corrección.


-          Dib, puedo ver tu enorme cabezota –dijo Zim, sorbiendo lo que quedaba de su lata de soda-.


Dib se estremeció, y aunque sopesó la posibilidad de huir, desde que la campana sonó de hecho; no se movió. Zim bajó de un salto y lo alcanzó.


-          ¿Y bien? –preguntó, lanzándole la soda desde una distancia razonable.


Dib la atrapó, pensando que las cuestiones de semántica importaban poco, o bien nada, pues aunque Zim no fuera una persona, seguía siendo un alguien, y él se estaba yendo por las ramas.


Y he ahí la respuesta: ir por las ramas, salir por la tangente. Y había una tangente ahí.


-          Bueno, Zim, verás… Un gay es… alguien alegre (1).


Pasó un minuto entero antes de que Zim abriera la boca.


-          ¿Te parece que soy alegre?


-          No, bueno… Sí, quiero decir, esa es una definición, pero no es la definición apropiada.


Rendido ante la mirada fija de incredulidad que el irken le plantaba, Dib le extendió el móvil. En la pantalla del buscador estaban las acepciones más concisas del término que tanto lío le estaba dando.


Los ojos del Irken se deslizaron línea por línea, y su cara, inescrutable, no mutó durante ni después de la lectura.


-          Mmmm…. –rumió Zim-. Según esto, tu dices que yo estoy inclinado sexualmente a individuos de mí mismo sexo.


-          Ajá…


-          Y dices que soy gay…


Por algún motivo, el ritmo en el diálogo de Zim bajó drásticamente.


La cara de Dib era tan roja y brillante como la luz de un semáforo. No iba a decir nada, pero las palabras salieron espontáneamente de su boca, izando el reflejo elemental, pero a la vez extremadamente refinado, de un humano civilizado: el de justificar los propios actos.


Porque, para empezar, ¿por qué lo había llamado gay? Y no sólo gay, sino ¿¡GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY!?


Dib tenía que justificarse. Lo necesitaba.


-          ¡Porque tú dijiste que tenía bonitos ojos! -exclamó-. ¡Y no sólo eso! Lo que pasó en el jardín…


Entonces el irken quedó sin palabras. Por un momento Zim se asemejó a un computador  que se apaga súbitamente por sobrecalentamiento del procesador. De verde, su cara cambió a azul profundo. Dib no lo sabía, pero esa era la manera de sonrojarse que tenían los Irken, aunque no muchos lo hicieran.


El momento era terriblemente incómodo, tanto que la tensión podría cortarse con un bisturí, hasta que Zim reaccionó.


-          Ah, eso. Lo había olvidado.


Tras decirlo con voz de autómata, Zim dio media vuelta con la clara intención de marcharse, pero Dib lo agarró por un brazo, deteniendo súbitamente su partida.


-          ¡Zim!


-          ¿Qué quieres, larva-Dib? –preguntó, girándose violentamente hacia el chico-.


-          ¿Que qué quiero? Quiero saber qué pasó ahí.


Lo que Dib quería saber era qué tan bien le calzaba a Zim el adjetivo que casi accidentalmente le había clavado.


-          ¡Ah, humano molesto! Es una cuestión fisiológica Irken que tú no entenderías ni aunque te lo explicara –exclamó Zim, con ese tono de suficiencia que impregnaba sus palabras cada vez que se refería a su raza-.


Pero Dib entendía, y Zim era perfectamente consciente de eso.


-          Quieres decir que tú estabas…


-          Sí, eso –le cortó Zim, soltándose del agarre del muchacho para agarrarlo él mismo por los hombros y llevarlo con rudeza contra la pared-. No lo digas. No te atrevas a decirlo. Mi mente superior lo bloqueó con el fin de suprimir el trauma, pero te las has arreglado para traerlo de vuelta, humano fastidioso.


No había una manera de decirlo. No la había.


O bueno, tal vez sí. Podría decirse que Zim andaba en celo.


-          Y ya… ¿ya pasó?


Dib quería sacudirse el agarre del irken, pero no lo hizo.


-     La temporada de calor lo inició. No creas que lo provocaste, humano.


El tono de Zim tenía mucho de desdén y coacción; pero aquella otra sensación… allí estaba de nuevo. Dib se estremeció con el recuerdo del tacto, sus caderas sobre Zim; y Zim, o una parte de él, haciéndose más notoria entre los tejidos.


-          No soy homosexual, Dib-cosa. En realidad, no hay nada “sexual” en mí. Mi gloriosa raza no necesita de esos métodos, tan primitivos y asquerosos para prosperar numéricamente.


Entonces Zim lo soltó, finalmente. Y luego se marchó. Dib se había equivocado. Nada volvería a ser lo mismo.

Notas finales:

(1) Gay equivale a alegre, al igual que queer.

Les deseo un bonito fin de semana. Como siempre, si encuentran algún error (gramatical, ortográfico, de sintaxis), no duden en hacerme saber. Desde que mi beta anda ocupado con el novio y la tesis, tengo que tomar cargo de la edición, y la verdad no confío en mí para eso.

Besos.


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