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Notas del fanfic:

Por favor den una oportunidad a esta historia, es un oneshot, que surgió de la nada, lo escribí y lo subo, gracias por leerme!! 

Notas del capitulo:

Hola!!! :3 estoy hasta sobre las orejas con cosas de la Universidad, pero en medio de todo, vino a mi mente esto, no sé ni porque, es un one shot, que espero les guste, lamento cualquier error, lo escribí súper rápido y lo subí en seguida, sin revisarlo. 

Pueden pasar por mi ask y nos leemos en las notas finales. 

quedaré al pendiente de sus reviews. 

 

Hace años, cuando su vida apenas comenzaba a florecer, seguramente no hubiesen creído el cómo iba a terminar todo… esos ojos que brillaron frente a él la primera vez que los vio, seguían brillando de la misma forma, con la misma intensidad, ahí estaban ambos amando frente a Dios, frente al Dios en que Luhan no creía, pero que un día comenzó a creer, él los miraba sin duda con la sonrisa tierna que sólo tiene un padre que ama demasiado a sus hijos, ambos juntos en aquel lugar sagrado, viviendo un sacramento, los recuerdos invadían sus cabezas como en una película, cada momento, cada sensación…

 

Cuando la ceremonia hubo terminado Minseok se permitió ampliar su sonrisa, esa sonrisa que podía iluminar el mundo de Luhan, aquella que había derrumbado sus tinieblas, porque Minseok definitivamente era luz… se miraron con profundidad y sin necesidad de más se apartaron de la gente para estar a solas, caminaron por un jardín largo, lleno de flores viniendo al mundo, de aves cantando y de mariposas blancas que solían rondar el lugar en esas fechas, la primavera siempre tenía un cierto efecto mágico, que cuando somos niños notamos con más facilidad, pero que los Minseok y Luhan de treinta y dos años, también podían sentir, al lado de una fuente de agua o más bien al borde de ella, detuvieron su caminar y como guiados por un imán invisible se abrazaron fuertemente temblando por las pequeñas y dulces lágrimas de felicidad que rodaban desde su ojos, le robaron algunos minutos al tiempo para detenerlo y quedarse así hasta que fue necesario cambiar de posición, se sentaron uno al lado del otro pero de modo tal que pudieran mirarse siempre de frente, cuán importante es en la vida poder mirarse de frente y ellos a pesar de todo podían, siempre podrían hacerlo… toda sus vidas parecían contenidas en ese minuto, ahí, sus cerebros, corazones y almas recordaban, volvían atrás a la primera vez, la primera mirada, el primer abrazo, el primer beso, el primer roce…

 

 

 

Un Luhan de dieciséis años llegado hace poco desde China y un tímido Minseok de también dieciséis años se encontraban por primera vez, primer cruce de miradas, primer escalofrío profundo recorriendo por completo la espina dorsal, el primer día de muchos que vendrían por delante, si pudiesen recordar el momento en que todo surgió, fue ese, sí, puede sonar absurdo pero realmente así sucedió, se encontraron y tuvieron la certeza de que aquel era su lugar, no hubo ni siquiera cuestionamientos sobre su sexualidad, sólo hubo la completa y profusa certeza de haber conocido a alguien especial, de haber encontrado el amor, y una tarde meses después, bajo un árbol al fondo del jardín, entre sonrojos y palabras torpes llegó el primer beso, el primero de los muchos que le sucedieron, las confesiones de amor fluían como el agua en su cauce, aquello era definitivamente amor.

 

 

 

-¿Siempre vamos a amarnos verdad Minseok? –preguntó casi al anochecer un preocupado Luhan de 17 años.

 

-Siempre… desde siempre y para siempre Lu, al menos yo lo haré –dijo juguetón intentando animarlo.

 

-Yo también ¡lo juro! ¿Vamos a desayunar juntos mañana?  

 

-Sí, pero recuerda que no puedo demorar mucho, iré a la iglesia –suspiró- si vinieras conmigo todo sería más fácil –miró con ojos brillantes para que el chino aceptara.

 

-Sábes que en mi familia somos ateos baozi, no puedo sólo decir ¡mamá, me he enamorado, ahora creo en Dios! –espetó graciosamente.

 

-¡A mí me parece que suena genial! Es romántico… ya sabes… algo como: “cuando miré en sus ojos supe que existía algo más, cuando lo vi sonreír comprendí que existía Dios” wow!!! Debo patentarlo!! –Sí, ambos seguían siendo torpes adolescentes.

 

-Jajajaja… baozi… ¡eres el mejor! –Luhan se quedó pensando unos segundos- ¿En algún momento le diremos esto a nuestros padres? ¿Va a… no sé… ser muy difícil? –estaba realmente preocupado.  

 

-Esperemos Lulú –usó ese tono tranquilizador- ni tú, ni yo llevamos vidas fáciles familiarmente y yo soy verdaderamente feliz contigo, no lo hemos ocultado, aunque tampoco lo hemos dicho, no necesito que todo el mundo se entere, me basta con que lo sepamos ambos, al fin y al cabo esto es nuestro, sólo de los dos –sonrió y el mundo de Luhan se iluminó otra vez, Minseok siempre tendría ese efecto.

 

 

Tomados de la mano a los dieciocho años, sin apuros, como siempre, sin esconder nada, sin revelar nada, con la naturalidad de saber que estaban simplemente siguiendo al corazón, Seúl anochecía, Minseok detuvo sus pasos porque un pequeño papel de tono rosa chocó contra su pie y llamó su atención.

 

 

-¿Qué recogiste amor? ¡Podría estar sucio! –con cierto tono de reproche porque el coreano siempre alzaba cosas desde el suelo, cuando estas llamaban su atención.

 

-No lo sé, creo que es un poema… pero yo no lo entiendo, es decir, me parece hermoso, pero no comprendo de qué habla –su rostro con cejas fruncidas era reflejo de su intento por comprender.

 

-Vamos a sentarnos en aquella plaza, y a leerlo ¿está bien? –Luhan sabía, que a Minseok no le gustaba quedarse con la sensación molesta de no entender algo- Estoy seguro que entenderás fácilmente porque amas la poesía y eres el baozi más inteligente del mundo.

 

- Yah! Luhan!! –dijo molesto- los baozis no tienen cerebro!!! O sea que aunque fuese muy idiota sería el más inteligente!! –Rompió el gesto severo al ver la cara preocupada de Luhan y comenzó a reír- ¡eres tan torpe! Y pésimo consolando gente… jajajaja… vamos a sentarnos.

 

-léelo, te ayudaré –dijo el ciervo, mientras se acomodaban en una pequeña banca.

 

 

 

“Será una paz armada, compañeros,

Será toda la vida esta batalla,

Que el cráter de la carne sólo calla

Cuando la muerte acalla sus braceros.

 

Sin lumbre en el hogar y el sueño mudo,

Sin hijos las rodillas y la boca.

A veces sentiréis que el hielo os toca;

La soledad os besará a menudo.

 

No es que dejéis el corazón sin bodas;

Habréis de amarlo todo, todos, todas…

…será una paz tan libre como armada,

Será el amor amado a cuerpo entero.”  

–Extracto, Casaldalíga P.-

 

 

 

-Mmm… es de amor no?...mmm –suspiró- Aish! No sé Baozi me rindo!

 

-Yo tampoco sé Lu, pero es lindo, lo guardaré.

 

 

La primera vez que sus manos se abrieron paso entre las ropas a los diecinueve años, en medio de temblores esturdecidos, mejillas como soles y latidos desbocados, Minseok sentía un poco de remordimiento, creía ser muy joven aún, una pequeña voz le decía que aquello quizás no estaba bien después de todo, pero el amor le gritaba que no tuviese miedo, que con amor aquello se volvía sagrado y dejó hablar al amor acallando sus temores, dejó que la fe de Luhan le inundase por completo, dejó que sus cuerpos se fundieran en uno solo y que el alma le abandonase el cuerpo, desde ese día y para siempre, sólo Luhan habría de tocarlo de aquel modo, el primero, el único. Su amor parecía no detenerse, crecía conforme ellos lo hacían, aquel año entre los diecinueve y los veinte fue quizás el tiempo más hermoso, más suave, ellos tenían un amor profundo, real, ellos eran jóvenes.

 

 

Luhan llora desde el fondo de su ser, grita, odia al mundo, detesta a su familia, siempre peleando, siempre gritando, lo único que trae paz a su vida es Minseok, lo único a lo que quiere aferrarse para siempre es a él, lo único que ama, a eso precisamente debe dejar atrás, no es su decisión, no lo ha elegido, le pide a ese Dios de su novio que lo escuche, que algo suceda, que se pueda quedar, tiene miedo de no volver nunca, de no reencontrarse, pero, nada sucede y antes de tener ambos veintiún años, Luhan suelta los dedos tibios de Minseok, deja de besar sus dulces labios, de recibir sus caricias en el cabello, de estar en silencio sólo mirándose, deja de tocarlo y le dice adiós, Minseok deja de perderse en brillantes ojos, de temblar cuando lo escucha reír, deja de sentirse protegido, ve su espalda, lo ve partir.

 

 

El tiempo que siempre fue su amigo, ahora parece enemigo mortal, en la mente de Luhan cada día resuenan las últimas palabras que escuchó de labios de Minseok “No importa cuán lejos estemos Lu, este cielo sobre mi cabeza, es el mismo cielo que estará sobre la tuya, guárdame para siempre, invócame cuando todo sea gris, reza que vamos a volver a encontrarnos otra vez” y Luhan lo hizo.

 

 

 

 …La mirada tierna de Minseok no ha perdido su efecto sobre Luhan a pesar de los años, esos mismos ojos que lo despertaron a la vida a los dieciséis, lograban todavía despertarlo del letargo dieciséis años después.

 

 

-Dios! Estamos tan viejos Luhan –dijo divertido y melancólico el coreano- once años… han pasado once años desde esa vez que te marchaste, dieciséis desde que nos conocimos, sabes que no soy amante de los números pero ¡cielos! ¿Cómo el tiempo puede correr tan veloz?

 

-No lo sé baozi, no lo sé… pero… lo que más me intriga es el hecho de que un corazón pueda mantenerse igual a pesar del tiempo y la distancia –lo miró seriamente- Te amo igual –le dijo con el tono melifluo de la verdad saliendo de sus labios.

 

-Tú fuiste un milagro en mi vida… -se quedó pensando y de pronto recordó- ¿sabes? Un día encontré completo aquel poema que hallé contigo esa vez ¿lo recuerdas? Ese que nunca entendimos de que iba.

 

-¿De verdad? y ¿De qué iba? –espetó curioso.    

 

-En efecto del amor, pero de otra clase de amor… es un poema que escribió un sacerdote sobre la vida consagrada… siempre me pareció lindo ¿curioso no? –habló con ojos felices-

 

-¿Tú me amas? –respondió Luhan, con necesidad de saberlo a pesar de que lo podía sentir, quería oírlo de sus labios.

 

-Sí, te amo… siempre te voy a amar, pero… -fue interrumpido-

 

-La primera vez que oí algo al respecto no lo quise creer, no podía.

 

-Te amo Luhan, de verdad lo hago, pero no del mismo modo –Continuo sus palabras como si no hubiese sido interrumpido- tú fuiste un milagro para mí, gracias a ti yo conocí el amor, siempre serás el único al que ame de ese modo, pero hay muchas clases de amor, cuando la distancia y el silencio fueron más grandes, me llené de otra clase de amor, del amor que tengo ahora.

 

-¿Tú no te arrepientes? –sujetó la mano ajena, como haciéndolo reaccionar, como gritándole que él sí se arrepentía.

 

-No Lulú, no me arrepiento –era honesto- soy feliz y tú también lo eres.

 

-Minseok yo…

 

-Nos volvimos a encontrar Luhan, el cielo sobre mi cabeza es el mismo que el tuyo ¿No es eso genial? ¿No ha sido siempre hermoso tenernos a pesar de la distancia? –tomó él la mano ajena esta vez y la acarició dulcemente, como confortando su corazón.      

 

-Yo lo odié… yo –rompió en llanto- él te robo, él te alejó de mí y se quedó contigo, él sujetó tu mano sabiendo que nunca podría ganarle… pero a pesar de todo le estoy agradecido, porque eres feliz, porque sonríes, porque hemos vuelto a vernos y puedo abrazarte otra vez –se quedaron en silencio unos momentos- ¿No vas a preguntarme si me arrepiento? ¿No quieres saber?

 

-No, no puedes arrepentirte Luhan –dijo con ternura y una sonrisa suave- mira a tu alrededor, mira lo que has logrado hasta aquí, mira las arrugas que comienzan a aparecer en nuestros rostros, principalmente mira a tus brazos, mira lo que sostienes allí, es vida Luhan, vida, un corazón latiendo, un pedazo de ti, eso es lo más importante, deja la vida volar, suelta, sé que siempre vas a amarme, yo siempre lo haré, pero de otra manera, como un hermoso recuerdo quizás, como la bendición que fuimos en la vida del otro, como se ama a los años que no vuelven atrás, yo tomé mi camino, tú el tuyo y está bien, somos felices… hoy… hoy me di cuenta de tantas cosas allí, allí frente a Dios juntos, volví los años atrás, no me arrepiento de ese entonces y no me arrepiento de ahora, todo en absoluto a valido la pena, ha valido la vida.

 

-Yo no sé ni que decir… sólo pienso si algún día irá a pasar este fuego que se enciende cuando pienso en ti… es mi hija y sé que es absurdo pero tiene tus ojos, los veo y soy feliz, porque ella me recuerda a ti… en la iglesia hace un rato mientras se bautizaba, tuve la ilusión de que estabas junto a mí, no frente a mí, no separados por aquella estructura de hermoso mantel, sino a mi lado, sosteniendo mi mano, quedándote conmigo… pero sé que no es así, que no lo será… -Había pasado demasiado tiempo- soy feliz de haberte encontrado, de volvernos a mirar, lo admito, él ganó, él se quedó contigo y yo… yo no puedo competir contra Dios.   

 

-Sé muy feliz Lulú ciervo!!! –Dijo con voz infantil- mira a tu pequeña, ese amor es sagrado Luhan, tienes la vida para sonreír… gracias por encontrarme –sonrió ampliamente-

 

 

Se separaron sabiendo que no se mirarían otra vez, que nunca más sentirían la calidez del otro, que no todos los amores terminan igual y aunque después de ese día verdaderamente nunca más se volvieron a encontrar, cuando llegó la muerte supieron que el cielo al que miraba uno era el mismo al que miraba el otro y pudieron sonreír, porque de cierta forma siempre estuvieron juntos... porque su amor era sagrado.

     

Notas finales:

OMG!!! lo sé es un poco rara la historia no? si hay dudas o algo pregunten lo que sea!!! espero sus reviews para este one shot que salió de alguna parte de mi, gracias de antemano. 

NOS LEEMOS EN LOS REVIEWS!! ;) :3


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