Parte uno.
Light Yamami.
-Padre, no pude comunicarme contigo, así que te aviso que saldré por un tiempo fuera de la cuidad. Una semana, dos a lo mucho. Te quiero. -Cuelgo la llamada y el mensaje de voz es enviado. Suelto un suspiro cansado.
No pensé que viajar fuera tan estresante.
Madre prepara ciertos aperitivos para el camino y mi fastidiosa hermana trae la cámara.
-Tus primeras verdaderas vacaciones solo, Nii-chan -Dice y me brinda un abrazo asfixiante. -¡Sonríe!
En serio, verdaderamente, no lo entiendo.
He decidido salir de la ciudad un tiempo y he decidido finalmente pasar dos semanas fuera de todo el ajetreo de Tokio y adentrarme, por fin, a un lugar pacífico como Kyoto.
-¡Buen Viaje- grita mi madre al tiempo que sacude su mano en el aire. La adoro.
Tomo el transporte que me llevará a mi destino y, finalmente, espero... Y un profundo sueño me embarga.
Camino tranquilamente hasta el ryokan en el que me alojaré un tiempo... Necesitaba esto, sin duda.
Acomodo parte de mis pertenencias y noto como parte del piso está levemente levantada. Trato de acomodarle pero me he dado cuenta que es un fondo falso... Qué ingenioso.
D E A T H N O T E
Escrito en letras grandes, un cuaderno se ve impecablemente acomodado sobre aquel piso.
Probablemente de un antiguo huesped o del dueño del Ryokan... Digo para mis adentros. Siendo honestos, siempre he sido una persona la cuál la curiosidad no forma parte de ella. Pero, por una razón que desconozco, algo en mi interior me dice que lo vea. Mi cerebro reacciona rápidamente y casi cómo si se tratase de un acto reflejo, mis manos le tocan.
Una sensación extraña me embarga. Ojeo embobadamente las hojas... Está en blanco.
leo las instrucciones... Vale, que si alguien quería jugar una broma, esta ha sido la mejor. La curiosidad se vuelve cada vez más excitante y salgo a dar una vuelta... Paso por un rincón, cuando escucho sonidos de alguien... Me acerco un poco...
-El fabuloso Hiroshi Kadawa le vuelve a dar una paliza a la pobre muñeca de pocelana... ¿No es así? -Dice un hombre de aspecto demacrado -Vamos muñeca... Haz lo que las zorras cómo tú saben hacer.
Con sus manos, tomó con rudeza la mata negra de aquel chico y colocó su cara frente a su miembro.
-Vamos muñeca. -Su voz me parecía cada vez más absurda. Mi mano se movió rápidamente y, escribiendo frenéticamente, por fin estaba el primer nombre: Hiroshi Kadawa.
Los segundos pasaban lentos, y aquel muchacho de pálida piel y extremas ojeras parecía no aguantar más. Esto no funciona un carajo me digo Tengo que actuar.
De mi escondite, salgo ferozmente y quito sus manos de aquel pobre chico. Empiezan a rodearnos pero, justo cuando el capítan del grupo empezaría a prepararse para tirarme un buen golpe a la cara, algo pasó. Su corazón dejó de latir. He matado realmente a un hombre... lo he hecho... Sin embargo, algo extraño empieza a nacer en mí cuando, aquella "Muñeca" afligida, me abraza.
-Gracias -Me susurra y puedo sentir un escalofrío en lo más profundo de mi ser... ¿Qué es esta sensación? -De ahora en adelate, te protegeré toda la vida.
Su voz suena grave... No lo quiero decir, pero es Sexy.
-Dime tu nombre... Por favor. -¿Q-Qué? ¿Yo pidiendo un nombre? Santo cielo, sí que estas vacaciones me voy a volver loco.
-Mh... -Duda aquel joven de palida piel y cabello negro. Sus ojos se clavan en todo mi ser y, tras lo que parece ser un análisis rápido, me responde: -Rem Kizamu.
-Ligh Yagami. - le respondo casi a la par. -¿Quieres beber una taza de té?
Asiente.
Y nos dirigimos a el ryokan dónde me hospedo. Siento que esta aventura no me dejará muy buen sabor de boca.