Ilusa
- ¿Y qué piensas hacer, Sakuno? – Preguntó con sorna una muchachita de dos coletas, enredando el cabello de su flequillo en un dedo. – No creo que tengas oportunidad con él. – Susurró.
- Yo-Yo…. – Respondió una chiquilla pelirroja con rostro de mocosa. - ¡Se lo diré! – Exclamó, sin tartamudar por primera vez en su vida, corriendo en dirección a las canchas de tenis.
Osakada Tomoka rió. – Ilusa…. – Suspiró. – Lo siento Sakuno, pero desde el principio siempre pensé que… nunca tendrías oportunidad con mi príncipe. -
Ella ya conocía los verdaderos… gustos… de Ryoma. A pesar de lastimarla, le parecía justo… Aunque eso sí, había disuelto por completo el club de fans de Ryoma. – Es una gran pérdida para las mujeres… - Suspiró la chica, dirigiéndose a su casa con el bolso de la escuela al hombro. Subió la mirada y observó el cielo con unas tonalidades preciosamente naranjas. La noche se acercaba, así que debía llegar pronto a su casa; sus hermanitos podrían destruirla si llegaba después de que su madre se fuera.
La chica de trenzas corrió hasta encontrar al prodigioso chico de séptimo grado, quien se encontraba charlando con Momoshiro.
- Momo-senpai, esta noche iremos a cenar¿cierto? Me debes una de la semana pasada.- Retó el muchachito de ojos ámbar, mirando al de ojos violetas con cierta picardía, cosa que la chiquilla con cara infantil no notó.
- Sí, Echizen… - Suspiró el mayor, tomando a Ryoma por el cuello de la camisa y acercándolo a él para empezar a darle coscorrones en la cabeza. – A ver si aclaras las ideas. Yo no te debo nada… Tú me debes a mí. –
La chica no pudo evitar reírse, y se acercó a los chicos. – E…Etto… - Empezó. – R-Ryoma-kun… yo…. Quiero… - Tomó aire. – Hablar… con…contigo… -
El chico encarnó una ceja, fastidiado de la lentitud de la chiquilla. - ¿Sí? – Preguntó, sin interés alguno en saber lo que aquélla chica le quería decir.
- A… solas… ¿P-podemos…? – Momoshiro entendió el mensaje, mostrando una expresión no muy agradable en el rostro, alejándose.
- Dime. – Susurró el muchachito, mirando a la chiquilla un poco molesto, ya que prefería estar con Momoshiro más que con ella.
- Yo… - Tomó aire de nuevo. – Quiero… decirte… q-que… -
El chico encarnó de nuevo una ceja, visiblemente aburrido. - ¿Qué? –
- ¡Tu me gustas mucho! – Exclamó, en uno de los arranques que a ella le solían dar cuando se encontraba bajo presión. El muchachito lo observó confundido.
- ¿Eso era todo lo que querías decir? – Preguntó, mirándola.
- Sí. – Susurró la pelirroja.
- La verdad… - Suspiró. – A mi no me gustan las chicas. – Soltó sin más, dejando a la muchacha sin aliento por unos segundos.
Momoshiro, quien estaba detrás de los arbustos, observando a los dos, soltó un quejido de dolor. – Auch. Pobre niña, Ryoma… eres cruel… - Susurró.
- ¿Q….Qué? – Preguntó la chica de trenzas. Ryoma la miró.
- Estoy enamorado de un hombre, si se te hace más fácil asimilarlo así. –
La chiquilla sintió cómo las lágrimas subían a sus ojos y salió corriendo. Corría sin rumbo alguno, hasta que se tropezó bruscamente contra alguien.
- ¡Sakuno! – Exclamó Tomoka, mirándola. - ¿Qué te ocurrió? Me devolví para buscar una cosa que se me quedó fuera de las canchas… pero eso no importa. – Explicó.
- Tomo-chan… él… yo… - Balbuceó, entre sollozos. - ¡A él le gusta un chico! – Exclamó, rompiendo en un escandaloso e insoportable llanto, mientras la chica de coletas la abrazaba un poco. La chica de trenzas llevaba entre sus cosas lo que había olvidado Tomoka.
- Te lo dije, Sakuno… - Susurró. – Y gracias por traerme ese cuaderno. – Susurró de nuevo, abrazando a la chica contra sí.
Mientras, en las canchas de tenis, Ryoma observaba la luna salir acompañado por su senpai.
- Fuiste muy cruel. – Acotó el moreno. El de ojos ámbar lo miró un momento.
- Ella me ha estado persiguiendo desde que me conoció. No la soporto ya.- Susurró el chiquillo. – Tenía que dejarle en claro que ni en un millón de años gustaría de ella. ¿Has oído su voz…? – El cometario mordaz hizo reír un poco al mayor.
- Y dime… ¿Cuál es el nombre del chico afortunado? – Preguntó, después de un rato de silencio.
- Pues… - El menor se ocultó bajo sus mechones y su gorra. – Momoshiro Takeshi. –
El mayor rió un poco más, apretando al pequeño contra sí. – Me encanta cuando me dices eso. – Suspiró el chico, conocedor de los sentimientos del pequeño desde hacía mucho. Le encantaba fastidiarlo de alguna forma.
- Baka… - Suspiró el pequeño, acurrucándose contra el pecho del mayor.
- Ella… esa chica, Sakuno. Si no se dio cuenta de nosotros antes… - Suspiró. – Es realmente ilusa. –
- Sí que lo es… - Susurró con desprecio el de cabellos verdosos, apoyándose sobre el cuerpo de su senpai para propiciarle un suave beso en los labios. – Una completa y total ilusa. – Exclamó, para besarlo con mayor fuerza y pasión. Igualmente, le debía desde hacía mucho tiempo un beso de ese tipo… Ya que Momo se lo había dado primero. Sólo que... le había peleado porque quería otro... por eso era que estaban discutiendo cuando la mocosa esa apareció.
Con todo el desprecio para la pobre ilusa (Aka Mona con trenzas) de Sakuno.
Porque Momoshiro y Ryoma son la verdadera pareja...!