— ¿Qué…?— su medio hermano parecía simplemente no saber que decir, y lo entendía.
— No preguntes nada— dijo frustrado— déjame levantar, diablos— siguió jurando en voz baja mientras se organizaba la ropa.
— ¿Quién es? — preguntaron sus dos acompañantes al unísono, los miro con su característica frialdad.
— Nadie importante— respondió huraño; cuando finalmente estuvo presentable, los miró, Rihan parecía que le iba a salir otra cabeza de la fuerza con la que miraba al medio demonio e Inuyasha solo levantaba la ceja interesado y divertido.
— Supongo que te responde a ti— el hanyou de cabello plata miro al Rihan— ¿Eres un demonio? — Sesshomaru rodo los ojos internamente, mientras su rostro permaneció impasible, ¿Inuyasha pensaba que él se relacionaría con cualquier…?
— Medio demonio de hecho—… Espero cuides de mi hijo. Ugh, ¿Su sueño había sido real?
— Oh, yo también lo soy— Inuyasha miró con desconfianza— No te había visto por aquí—
— Soy, digamos que, nuevo— el moreno sonrió forzoso, ambos se miraron en silencio midiéndose.
— ¿Qué haces aquí Inuyasha? — pregunto adelantándose, ignoro la tensión del cuerpo del azabache y se concentró en su medio hermano.
— Curiosidad supongo, Rin dijo que había un hombre contigo— respondió mirándolo un momento antes de posar sus ojos de nuevo en el otro— pensé que por fin me desharía de ti, pero supongo que fue una ilusión vana— sonrió con ironía.
— No pienses estupideces— hablo mordaz— solo largarte—
— ¿Quieres pelea? — Inuyasha ya estaba sacando su Tessaiga.
— ¡Abajo! — Sesshomaru presenció la penosa caída del idiota frente a él; estar atado a una humana de ese modo…
— Kagome— Inuyasha gruño molesto mirándola aún más furioso.
— Deja de hacer tonterías— lo regaño señalándolo, entonces los miró— ¡Hola cuñado! — sintió que la vena de su frente se hinchaba y Rihan dejaba escapar la tensión para convertirla en sorpresa y curiosidad.
— No me llames así— gruño, la humana lo miro sonriendo sin asustarse ni un poco, a veces era tan exasperante.
— Lamentamos haberte molestado, ya nos vamos— miro al hanyou a su lado con una sonrisa que parecía más una amenaza.
— Sesshomaru— Inuyasha lo miro un momento, parecía sinceramente confundido— ¿Te sientes bien? — pregunto de la nada, el aludido se tensó ante esto.
— ¿Preocupado? — preguntó con burla.
— Sorprendido, más bien— corrigió— esto fue muy extraño— murmuro rascando tras su oreja.
— Solo cállate y lárgate— No era como si no lo supiera.
— Quien lo habría pensado de ti— murmuro el Taisho menor para sí mismo— esto es hilarante—
— Inuyasha— gruño intentando darle con su látigo.
— Sesshomaru— llamo Rihan con firmeza— contrólate— todos se quedaron en silencio, cuando Sesshomaru hizo lo ordenado, Inuyasha no podría tener los ojos más abiertos.
— Esto está de locos— dijo boquiabierto.
— Él es el nuevo dueño de estas tierras, cállate y vete— informo el daiyoukai impávido. Ambos hermanos se miraron un momento, Inuyasha no hizo preguntas, asintió hacia Kagome.
— Está bien, vamos— los miró un momento y luego se fue, en algún momento a lo lejos el par se tomó la mano. Empalagosos.
— No sabía que tenías un hermano— escucho al moreno tras él, reprimió un suspiro.
— No es nada que te importe— gruño a el cielo— recuerda que debemos irnos—
— ¿Y Rin?— pregunto mirando al demonio, Sesshomaru se giró hasta verlo con seriedad.
— Le dije a Yaken que la cuidara— ambos pensaron en el hecho de que el ya no tenia poder para hacer eso, pero ninguno lo menciono.
— Está bien— acepto el azabache pero tenía al daiyokai fijo en su lugar con su mirada.
— ¿Qué demonios te pasa?— pregunto exasperado.
— No quiero que te vuelvas a encontar con el— sentensio.
— No seas ridiculo, no es como si fueramos hermanos del alma, pero es una tonteria lo que dices— el de ojos ambar giro molesto.
— Creo que no me entiendes— se detuvo ante el gruñido del moreno— no es una sugerencia, ni una pregunta. Es una orden— su tono no cambio en ningun momento, parecia a punto de atacarlo.
— ¿Qué te pasa?— pregunto tenso ante el que ahora ratificaba era su amo.
— No lo haras— repitio.
— Dame una buena razon— respondio mordaz, no se quedaría callado ante una orden tan estupida.
— Porque yo lo digo— sus ojos estaban negros.
— No seas tonto— respondió, y posteriormente fue estampado boca abajo al suelo— ¿Rihan?— el aludido solo gruño en respuesta— déjame girar— a pesar de la evidente disconformidad lo dejo hacerlo— ¿Qué pasa?— no respondió solo lo miro con sus ojos de esclerotida negra.
— No lo volveras a ver— repitió con voz rasposa.
— Ellos son quienes cuidan a Rin, no puedo hacerlo— intento calmarlo, aceptando que pelear no lo estaba llevando a ningún lado.
— La cuidare yo— Rodo los ojos ante la respuesta... esto pareció calmarlo un poco.
— No digas tonterias— cayó ante un nuevo gruñido. — ¡¿Qué pasa?!— devolvio el gruñido con los colmillos afuera.
— Eres diferente— respondio el otro— no eres igual, no me gusta— parecía enojado y algo preocupado. Sesshomaru quedó callado un momento.
— Asi soy con ellos, ¡idiota!— le grito molesto.
— Pero seguiste hablandome a mi del mismo modo— reclamo aun molesto, el daiyoukai cerro los ojos intentando tener paciencia.
— A veces pareces un niño— masculló, más que un niño parecía un ayakashi, y muy molesto.
Puso sus mano en el cuello ajeno y lo halo hasta que éste cayo sobre él, no se quejo por el peso extra.
— ¿Qué haces? — preguntó el moreno.
— Tu parte youkai esta nerviosa, solo intento calmarla— explico aun con su manos en la nuca ajena. — Debemos darle algo— murmuro acercando sus rostros.
— ¿Como qué?—
— Tu eres el pervertido aquí, imagínalo— acto seguido lo beso, Rihan se detuvo y se concentró en el beso. El de cabello plata cerro los ojos sintiendo los colmillos ajenos raspar ligeramente sus labios.
— Lo siento pero no es suficiente— murmuró el moreno abriéndose un espacio entre las piernas del sorprendido daiyoukai— no es tan extremo no te preocupes— respondió riéndose, recuperaba de a poco el control, y aprovecharía la situación para desequilibrar definitivamente al orgulloso daiyoukai.
— ¿Qué crees que haces?— pregunto con el ceño fruncido.
— Mi sangre ayakashi no esta nerviosa— respondio sonriendo— solo se siente algo posesiva.
— Eso es estupido— bufo el daiyoukai— sueltame — amenazo cuando sus manos fueron aprisionadas contra en suelo por las ajenas a ambos lados de su cabeza.
— Solo un poco mas— rio tranquilo, Sesshomaro habia empezado a actuar como antes.
— Solo un rato— mascullo en respuesta. Rihan asintió y recostó su cabeza en el pecho foráneo, suponía que tendría que aguantarse otro poco, gimió interiormente, Sesshomaru con su temperamento y todo era muy inocente en algunas cosas, tendría que soportar por ahora. Cerró los ojos y quedaron allí un momento en silencio.
— Me gusta— Susurró el moreno.
— ¿Qué te gusta?— cuando no escucho respuesta torcio la cabeza para verlo, el azabache estaba dormido. — Eres un confianzudo— se quejó por lo bajo, suspirando y sin ser muy consciente de ello empezó a acariciar el pelo oscuro.
— Sesshomaru— murmuro dormido. Ugh, no debería llamarlo dormido, se sentía, extraño.
— Piensa antes de hablar— bufó sorprendido y quizá solo un poquito feliz… Sin embargo, lo que escucho luego lo paralizo.
— Lo siento Otome —