— Sesshomaru— llamo el moreno con seriedad el Yokai — ¿Qué te pasa? — el aludido lo miro un momento pero poco tiempo después desvió los ojos.
— Nada, ¿Qué podría ocurrirme? — respondió tranquilo, ambos caminaban por el bosque cerca de los territorios de un Yokai poderoso, solo rodeaban los limites intentando llamar la atención del susodicho sin entrar en conflicto. ¿Por qué? Era una excelente pregunta, y Sesshomaru quería conocer la respuesta.
— En serio piensas por un momento, ¿Qué me he creído eso? — Rihan lo miro atentamente, su ceño ligeramente fruncido. — ¿Qué te…?—
— Este no es momento para delirios— corto seriamente— necesitamos agilizar esto— sentencio.
— Sabes que yo soy el que da las órdenes aquí, ¿No? — ironizo con acritud.
— Si tienes algún problema tal vez solo deberías matarme— respondió dándole la espalda— estás en tu derecho— Rihan dio un gruñido bajo ante la impertinencia, era cierto que podía hacerlo, pero por obvios motivos no lo haría.
— Estas empezando a molestarme— murmuró con los dientes apretados. No entendía que había pasado, llevaba así una semana, había creído que ese momento que pasaron juntos acostados sería más productivo, pero parecía haberse equivocado, y no podía encontrar el problema.
— ¿Quiénes son ustedes? — pregunto una voz.
— Oh— Rihan inmediatamente sonrió— Por fin te dignas a parecer— se giró hasta mirar un hombre de kimono blanco, cabello largo negro y una máscara blanca cubriendo su rostro.
— ¿Quién eres tú? — pregunto con voz calmada, Sesshomaru frunció el ceño ante el ambiente, de algún modo no parecía tenso.
— Soy Nura Rihan, mucho gusto— el moreno sonrió tranquilo cerrando uno de sus ojos— me gustaría hablar contigo, ¿podemos? — el hombre de la máscara se quedó en silencio un momento.
— Nunca había escuchado tu nombre— respondió— si quieres pelear por la tierra deberías empezar de una vez, no me gusta perder el tiempo—
— Oh, pero yo no quiero tu tierra— la sonrisa no se perdió— cuando hablemos me entenderás, ¿Podemos? — repitió la pregunta.
— Esta bien— respondió al cabo de unos minutos en silencio— Síganme— se giró y empezó a adentrarse en su territorio.
— Solo voy yo— aclaro Rihan tranquilo caminando, Sesshomaru se detuvo de inmediato y lo miro desconcertado, pero Rihan no giro en ningún momento.
— Idiota— mascullo, sentándose en la raíz de un árbol cuando ambos se perdieron de vista. Se recostó y no pudo evitar pasar una mano por su rostro. Estaba cansado, y no solo físicamente, era incomodo evitar el contacto físico cuando parecía que su cuerpo lo pedía a gritos. Lo hacía sentirse molesto consigo mismo, por la dependencia que sentía.
—Lo siento Otome—
Apretó los puños, sintiendo una asquerosa ansiedad, si Rihan sentía aun algo por la que fue su esposa, lo que era completamente lógico, no habría nada que hacer, tal vez Rihan necesitaba un desahogo. ¿Uhg? Negó con la cabeza, ya estaba pensando tonterías, si el idiota quisiera un desahogo se habría buscado mujeres en la aldea. Pero entonces ¿Por qué él? Apretó los dientes, molesto; ¿Por qué no podía simplemente olvidarlo y hacer como que nada había pasado? Por supuesto las cosas no iban a ser fáciles para él, ¿Cuándo lo eran? Se preguntó con ironía.
—Yo vengo del futuro— dijo Rihan con seriedad, Sesshomaru se habría burlado de no ser porque no reía.
—Deja las estupideces— recalco ignorándolo.
—No son estupideces— refuto el moreno. Acto seguido paso todo un día contándole las maravillas del “mundo moderno”.
—Supongo que estás loco— susurro resignado.
—Te he dicho que no— Rihan suspiro— por ahora solo créeme, ¿bien? —
—Está bien— dijo ignorándolo. El hombre estaba loco.
Rodo los ojos recordando esa tarde, había pensado que estaba bajo el cargo de algún loco y tendría que soportar la eternidad entre tonterías e imaginaciones. Sin embargo, esa noche algo cerró su metafórica boca.
Sesshomaru miro a su alrededor, movió la mano frente a él, por la imagen y por su reacción, podía adivinar que era un sueño. Escucho un gruñido, se sobre salto y giro buscando la fuente, frente el vio una lata gigante con ruedas negras, ¿Qué demonios era eso? Aunque era realmente grande para una lata no era más alto que el, había vidrio en algunos espacios de la lata.
—Es un auto— dijo la mujer que le había hablado antes. Sesshomaru se empezó a preguntar si tal vez, finalmente había enloquecido.
— ¿Qué? — el daiyokai miro como si la lata fuera un… algo que le produjera miedo.
— Mi nombre es Yohime— sonrió la mujer—Aunque morí mucho antes de que existieran, he visto los avances de las personas— ella miró todo con estoicismo.
— Es imposible— negó con la cabeza, no podía ser. Si, estaba loco.
— ¿Eso crees? —La mujer de ojos tristes lo miró con seriedad— Señor, acabas de imaginar algo que se inventara—
—O puede ser solo un sueño— refuto serio. La mujer asintió.
— Está bien— dijo la mujer. De inmediato, Sesshomaru vio un miles de cosas pasar frente a sus ojos y los nombres de ellas, sucesos, personas. Hasta que cayó sentado por la inmensidad de la información. — Creer o no, es tu decisión— dijo la mujer frente a el— solo no olvides, que la existencia de Rihan depende de que creas—
No había podido seguir durmiendo después de eso, y por loco que sonara y fuera, decidió creer, aunque fuera alguna alucinación de su cerebro, tal vez solo quería darle alguna explicación, no muy lógica por cierto, a la tontería debido a su interés por él.
— Deja de pensar tonterías Sesshomaru— suspiro frustrado, la duda y la ansiedad lo estaban agotando, no podría seguir así mucho tiempo. — Solo olvídalo— susurro cerrando los ojos y suspirando.
— Pero antes de que lo olvides— Sesshomaru abrió los ojos de repente para encontrar a un Rihan acuclillado hasta su altura, sus ojos al mismo nivel— Me gustaría que me lo contaras... — Su rostro serio— luego podremos olvidarlo los dos—