— Escuche que Gozu y Mezu son quienes custodian la puerta al otro mundo— el demonio tosió sangre, Sessomaru lo soltó. Bien, había costado tiempo y esfuerzo pero tenía una pista.
— Bien— Sessomaru tenía unos ojos opacos, los primeros días se había sentido humillado, si tuviera que elegir una palabra y la rabia lo había consumido. Sin embargo, finalmente había logrado recuperarse y se había dedicado a saber qué era lo que le había pasado a su ahora amo.
Aunque se negara internamente no había vuelto por no querer saber cómo reaccionaría al verlo, estaba dividido entre la rabia por lo sucedido, la vergüenza por su reacción y en un muy pequeño porcentaje, la tristeza.
— Bueno Rihan, pronto nos veremos— susurro al viento.
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— ¡Maldición! — Rihan gruño intentando acomodarse, no dormía más de un par de horas cada tres o cuatro días, iba a colapsar en cualquier momento.
— Amo Rihan— Rin pregunto preocupada, Jaken a su lado fruncía el ceño pero su preocupación iba hacia su antiguo amo que no veía desde que se había ido con quien tenía en frente, y cuando este volvió lo hizo solo. Y de eso hacía un mes.
No tenía idea de que había pasado pero, si la cara del comandante era una pista, imaginaba como estaría su amo bonito.
— No te preocupes Rin— sonrió Rihan a la pequeña — solo estoy cansado— su sonrisa fue un fantasma, sus ojos estaban nublados, era en este punto en que quedaba inconsciente casi por la fuerza.
— Pero… — Jaken le tomo el brazo y cuando tuvo su atención negó con la cabeza, de nada valía insistir en ello, ya sabían que no serviría. — Descansa— dijo la niña entes de dejar solo al moreno.
— Es mejor dejarlo solo— el demonio miro a la humana, la niña había crecido considerablemente, ¿Cuántos años tenía? Ya no lo recordaba… Bueno sí, 12 años.
— Señor Jaken— Rin lo miro triste— El señor Sesshomaru volverá, ¿Cierto? — se quedó en silencio, ni él sabía si eso pasaría.
— No lo sé niña, no lo sé —
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— Ya despertó— susurro Rin, Jaken se quedó en silencio, Rihan parecía que no podía ni siquiera levantar los pies, rezaba que a ningún demonio se le ocurriera atacarlos. Estarían fritos. — Señor Jaken— los ojos de la pequeña se llenaron de agua, su demoniaco corazón se estrujo ante la vista.
— No llores niña, preocuparas al amo— regaño como siempre, y esta a pesar de que intento disimularlo siguió hipando.
— Tengo hambre— escucho susurrar al moreno, inmediatamente le llevo algo de comer, para que no viera el estado de la niña, el mismo estaba de tal modo que no parecía consiente de nada más que de sí mismo.
— Aquí tiene amo — le entrego algo de sopa, el hombre tomo unos tragos antes de girarse bruscamente y empezar a devolver lo que había comido, finalizando en unas arcadas que no llevaban a nada.
— Maldición— lo oyó susurrar, Jaken se preguntó si su ahora amo estaría muriendo y ellos no lo sabían, pero cada que preguntaba el hombre desestimaba la suposición. Rihan labo su boca con agua y luego comió algunas plantas de canela y clavos.
— Hey— Jaken se giró al oír la voz de Inuyasha, él no quería al medio hermano, quería a su amo. — ¿Qué demonios pasa aquí? —
— Inuyasha, el señor Rihan está enfermo— el labio inferior de la niña temblaba. El Hanyou frunció el ceño, el hombre parecía a punto de colapsar, o bueno, como alguien que colapso y va a hacerlo de nuevo.
— Lárgate Inuyasha, no tienes nada que hacer aquí— gruño Jaken, el medio humano se acercó a Rihan.
— ¿Estas bien? — pregunto cauto. El moreno lo miro, con ojos turbios.
— ¿Bien? — Pregunto con voz ronca— si tienes algo de piedad, agradecería que me mataras—
— ¡No! — grito la niña intentando acercarse. Sin embargo el más pequeño de los demonios no lo permitió.
— ¿Estas loco? — Inuyasha frunció el ceño— ¿Dónde está Sesshomaru? —
— Tal vez no vuelva— Rihan cerró los ojos y quedo inconsciente de nuevo, su respiración se hizo peligrosamente trabajosa.
¿Qué…?
— ¿… demonios? — el hanyou lo miro incrédulo, ¿Estaba así por Sesshomaru?
— No sabemos que…— Rin empezó a hablar hasta que un grito los alerto.
— ¡Rihan! — Escucharon el llamado de quien tanto esperaban— ¡Rihan! — Cuando el daiyoukai llego maldijo al verlo, se acercó y toco su pulso— Inuyasha— llamo con voz tensa. — ¿Puedes llevarte a Jaken y Rin? —
— Pero…— ambos fueron callados por la mirada del peli blanco.
— Bien— Inuyasha asintió aun con el ceño fruncido— nos vemos en un par de días intenta hacer que el hombre sobrevivía— acto seguido tomo a Rin en brazos y empezó a correr.
— Rihan— llamo de nuevo, tocando su fría mejilla— maldición despierta— empezó a darle ligeros besos por el rostro, hasta que este entreabrió los ojos.
— ¿Sesshomaru? — pregunto el moreno, que intento levantar su mano hasta su rostro, pero al no poder el daiyoukai la tomo y la puso en su mejilla— te extraño— susurro, antes de caer de nuevo inconsciente.
— Rihan— gruño, pero al no recibir respuesta cargo al hombre hasta el arroyo, no lo iba a dejar que se desvaneciese de nuevo, finalmente en el arroyo lo soltó con todo y ropa en el agua, por supuesto el hombre reacción, lento y torpe, pero lo hizo.
— ¿Qué? — Sesshomaru hundió su cabeza en el agua y lo saco de nuevo— ¡Ey! — Se quejó tomando sus muñecas— no hagas eso—
— Entonces quédate despierto — mascullo parado a su lado, con el agua llegando a sus rodillas. Cuando el otro lo miro pareció caer en cuenta que era real.
— Sessho…— ni siquiera termino, jalo por las muñecas hasta que el daiyoukai estuvo encerrado en un abrazo, alarmantemente falto de fuerza. — Lo siento, lo siento, lo siento— repetía sin cesar, le hizo recordar aquella vez que tuvo pesadillas y despertó así.
— Cálmate— sin saber porque rodeo al hombre correspondiendo el abrazo. — Cálmate— repitió.
— No entiendo que pasa— dijo Rihan separándose— es como si fuera a morir de nuevo— dijo con amargura— tal vez alguien halla notado el error y vaya a donde debía ir desde el inicio.
— No digas tonterías— gruño el peli blanco— es aquí donde debes estar—
— ¿Puedo…? — se quedó en silencio un momento, hasta notar la ceja enarcada— ¿Puedo darte un beso? — pidió en un susurro, la ceja siguió enarcada.
— ¿Qué? — Pregunto burlón— ¿Ahora los pides? —
— Bueno, considerando la situa…— Rihan soltó el aliento cuando de hecho fue el daiyoukai quien inicio el contacto. Un toque seguro, pero sintió un ligero temblor, ¿tenía miedo? ¿De él? ¿Por él? — Realmente te extrañe, no te vuelvas a ir, por favor— su tono vacilante produjo cierta pena en el daiyoukai.
— No digas tonterías, deja de actuar así, se supone que eres el más poderoso aquí— dijo apartándose— actúa como tal— el moreno no contesto, lo miro un instante antes de asentir y apartar la mirada.
— Lo sé— admitió girándose y dándole la espalda. Y aunque dejo de hablar lastimeramente, su postura se hizo más encorvada, parecía exhausto. El miedo le atenazo el pecho. — Rihan— el aludido se giró para mirarlo, se quedaron en silencio.
— Oh— susurro el Nura, entendimiento en sus ojos, ¿realmente entendía? — De verdad estoy muriendo, ¿no? — Si, lo entendía. Eres de algún extraño modo, alguien asombroso.
— Si—