Los golpes caían sobre su rostro y diferentes áreas de su cuerpo. La sangre escurría por los orificios de su nariz y la comisura de sus labios. Sus músculos se percibían engarrotados y tensos, impidiéndole efectuar movimientos rápidos. Sin embargo, a pesar de la constante agresión física y el estado humillante en que lo tenían, Sasuke Uchiha se mostraba tranquilo e indiferente.
Los hombres a su alrededor, respiraron agitados, después de detener sus ataques. El líder había alzado un brazo, en una silenciosa orden, para luego, colocarse de pie y caminar directamente hasta el magullado adolescente.
El moreno le correspondió la mirada, sin sentirse intimidado en ningún instante.
Conocía a esos sujetos. Hace unos meses atrás, los había enfrentado, por el simple deseo de medir sus nuevas habilidades. No obstante, no había contado con que aquellos individuos, llegaran a albergar un sentimiento de venganza tan profundo, como el suyo mismo.
Nuevamente, guiado por el capricho de medirse a sí mismo, se permitió capturar y golpear. Debía aceptar, que su anatomía estaba gravemente herida, no sabía si podría mantenerse en pie para devolver los siguientes ataques. Mas el sentimiento, en lugar de provocarle preocupación o desesperación, le proporcionó una adrenalina placentera. Era justamente lo que había estado esperando.
O lo habría sido, si las casualidades de la vida, no hubieran jugado en su contra.
En el instante que el líder iba a arremeter contra su cuerpo, una sombra naranja cruzó por su campo visual, golpeando a su agresor y enviándolo bastante lejos de su ubicación.
Atónito, Sasuke parpadeó un par de veces, enfocándose en la esbelta figura que se detenía frente a él. Naruto Uzumaki contemplaba a los presentes, con la cólera reluciendo en sus expresivos ojos azules. El Uchiha tragó en seco, era la primera vez que aquel escandaloso individuo, portaba una imagen tan amenazadora.
El encuentro se desencadenó, cuando uno de los hombres quiso enfrentarse al rubio. El trigueño lanzó golpes y patadas, sin detenerse a efectuar algún Jutsu para obtener ventaja. Se le notaba excitado, muy desquiciado, y con el irrefrenable deseo de sangre.
La situación podría haberse tornado a su favor, si uno de los presentes no hubiera aprovechado un breve descuido del Uzumaki, para deslizarse tras su espalda e incrustarle una cuchilla en el hombro. El menor se desconcentró ante la repentina punzada de dolor, dándole la oportunidad a otro de los hombres, para golpear su nuca, con el mango de un arma.
Durante toda la pelea, Sasuke permaneció arrodillado, sujetándose un costado del cuerpo, mientras observaba aburrido el desenlace. Sin embargo, su anatomía se tensó y su Sharingan se activó intuitivamente, cuando la imagen de Naruto, desplomándose sobre el césped, despertó un sentimiento que no creyó haber tenido jamás en su vida.
Un rugido vibró en su pecho y escapó por su garganta, dejando atónitos a ese grupo de maleantes.
Poco después, todo ocurrió en un parpadeo. Llamas, rayos, sangre y gritos agonizantes.
El Uchiha no mató a ninguno de los presentes, pero sí les otorgó el daño necesario, para impedir un reencuentro con su persona.
En medio del baño de sangre, Sasuke caminó con torpeza hasta la figura del rubio. Había sido un simple rasguño, algo que el zorro que albergaba en su interior, podría sanar en cosa de minutos. No obstante, no había podido evitar reaccionar por impulso. Quizás, el mismo impulso que experimentó el rubio, al verlo en manos de esos hombres.
¿Cómo había llegado Naruto a ese lugar?
¿Por qué el destino continuaba uniendo sus caminos, incluso en situaciones tan... Particulares?
El moreno sacudió la cabeza, para después, dejarse caer a un lado del trigueño. El silencio reinó en el ambiente, siendo interrumpido únicamente por el suave silbido del viento.
Los minutos transcurrieron, llegando a convertirse en horas, mientras el Uchiha seguía observando al Uzumaki, quien a su vez, permanecía inconsciente, recostado sobre la hierva. Los cuerpos heridos de los hombres y la sangre salpicada sobre la superficie verdosa, completaba el tétrico cuadro.
Fue entonces, cuando el manto nocturno comenzó a cubrir el cielo, y unas juguetonas luciérnagas ascendieron desde las plantas, que los párpados de Naruto se abrieron, revelando ese impresionante par de ojos azules. El pelinegro dejó de respirar por una décima de segundos, mientras el rubio se removía en su posición, soltando débiles quejidos.
—Hm...—Gimoteó, apoyando ambas palmas contra el suelo, antes de impulsarse con torpeza, hasta reincorporarse ligeramente.
Naruto miró su alrededor, confuso y un tanto asustado, hasta que su mirada se topó con las penetrantes orbes color ónix de Sasuke. Ahogó una exclamación de sorpresa, mirándolo con detenimiento. Fue en ese momento, cuando ambos jóvenes se perdieron en la mirada del otro, que el trigueño recuperó sus recuerdos, rememorando los últimos sucesos, antes de caer inconsciente.
Reparó en los cuerpos que se amontonaban a su alrededor y la sangre que se esparcía y decoraba algunos árboles y plantas.
—Sasuke...
Continuará...