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Algo que sólo yo recordaré por AyatoSakamaki

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— Sasuke... ¿Has sido tú? —Preguntó el rubio, en un suave tono de voz. Las palabras hubieran sonado más exigentes, si no continuara aturdido por el golpe.


El Uchiha, como era su costumbre, no respondió. Por el contrario, permaneció en su posición, con los labios formando una perfecta línea, mientras contemplaba las orbes del menor y se debatía internamente por sus siguientes movimientos.


Una idea había cruzado por su cabeza; una idea que lo había estado atormentando por los últimos dos años. Desde la última vez que estuvo con ese desaliñado adolescente, extraños sentimientos habían comenzado a crecer en su persona. Recordaba la última imagen del Uzumaki, recostado sobre la tierra húmeda, completamente ajeno a sus acciones. Su rostro apacible, debido a la inconsciencia, y ligeramente magullado por la batalla. Se veía tan inofensivo, que su cuerpo, nuevamente, había actuado por voluntad propia, acercándose a él, para contemplarlo por largos minutos.


Desde ese instante, no había podido quitar de sus recuerdos al Uzumaki. Durante las noches, su imagen lo perseguía, despertando áreas de su anatomía, que no habían reaccionado en toda su vida.


El Uchiha estaba atravesando la adolescencia, y se percató de la madurez de su cuerpo, cuando en un descuido, comenzó a tocarse, pensando en la última imagen de su amigo desprotegido.


Naruto frunció el ceño, al no recibir respuesta alguna; acostumbrado a la actitud del contrario e ignorando sus actuales cavilaciones, soltó un pesado suspiro e intentó colocarse de pie. Sus rodillas fallaron en el primer intento, pero eso no fue impedimento, para que impulsara su cuerpo y obligara a sus extremidades a sostenerle de pie.


Durante esa fracción de segundos, Sasuke lo siguió con la mirada, asemejándose a un depredador que vigilaba con atención a su presa. El moreno estudiaba cuidadosamente los movimientos de su contiguo, analizando cada una de sus acciones, alcanzando a captar el ligero temblor en las rodillas del otro. Obviamente, el Uzumaki continuaba aturdido y débil por el golpe, y probablemente, por la cantidad de Chakra que había soltado en la batalla reciente.


Sin poder evitarlo, una sonrisa casi imperceptible, se dibujó en los delgados labios del Uchiha.


En los últimos meses, había estado practicando el control de su Sharingan, descubriendo las diferentes habilidades que tenían sus ojos. Entre ellas, el manejo de las memorias de su rival.


Tenía una oportunidad única, y el Uzumaki se la estaba ofreciendo tan abiertamente, que no fue capaz de rechazarla.


—¿Qué estás haciendo aquí? —Sasuke rompió el silencio por primera vez, levantándose, para quedar a la misma altura del otro. Cuando se encontró de pie, se percató, con evidente satisfacción, que continuaba sobrepasando al menor por unos cuantos centímetros. — ¿Estás solo o has venido con alguien? —Cuestionó posteriormente, entrecerrando sus ojos, mientras esperaba la respuesta del otro. Aquel mísero detalle, podría marcar la diferencia. Si el Uzumaki estaba con compañía, probablemente vendrían a buscarlo y no podría concretar su plan espontáneo.


Naruto le miraba con el ceño fruncido, claramente indignado.


— ¿Por qué yo debería responderte y tú a mí no? —Le preguntó, enfurruñado, cruzándose de brazos, en una actitud caprichosa.


Habían transcurrido años desde su último encuentro. Sin embargo, existía ese "algo", que los arrastraba y creaba una atmósfera particularmente cómoda entre ellos. Naruto hubiera deseado ignorar esa agradable sensación que le invadía al estar junto a Sasuke, ya que quería recriminarle un millón de cosas. Durante meses, ansió pararse frente a ese moreno y gritarle y exigirle una explicación válida por su fuga con Orochimaru. No obstante, ahora que lo tenía a un simple paso de distancia, no sentía verdaderamente necesario recriminar nada, quería disfrutar de su presencia. Quizás por ese motivo, su actitud infantil, brotó con naturalidad.


— Responde. —Siseó el Uchiha, afilando su mirada. No tenía mucho tiempo, si el Uzumaki continuaba con su juego, el tiempo se agotaría, y aquella tentadora oportunidad, se le escaparía de las manos.— ¿Estás solo o vinieron contigo?


Naruto bufó, sosteniéndole la mirada al pelinegro, mientras dejaba caer sus extremidades, lado a lado de su propio cuerpo, y apretaba los puños molesto.


— Estoy solo. La vieja Tsunade me envió a buscar unas hiervas, para... —La explicación quedó cortada, cuando una de las piernas del Uchiha, golpeó la parte posterior de sus rodillas, regresándolo al suelo en un parpadeo. Su nuca se estrelló contra el césped, causando un ruido sordo.


Inmediatamente, el rubio ahogó un quejido, mientras frotaba ambas palmas contra el área dañada. — ¡¿Pero qué mierda crees que estás haciendo?! —Preguntó, en un grito estridente, mientras le recriminaba con una brillante y furiosa mirada azul.


— ¿Sabes, Dobe...? —Comenzó a hablar, ignorando los chillidos del menor, mientras jugueteaba con el grueso cinturón que rodeaba su cintura. Lentamente, comenzó a deshacer el nudo, para finalmente, dejarlo caer, junto a la prenda que afirmaba. Naruto arqueó ambas cejas, sorprendido por la acción del pelinegro, mas no ofreció alguna queja. Simplemente, continuó observándolo, expectante. — Desde la última vez que te vi... —Continuó el Uchiha, asomando el vértice de su lengua, para relamer sus pálidos labios—. He tenido un sueño muy particular.


Por fin, Naruto comenzó a experimentar una extraña ansiedad. Sentía un mal presentimiento, las palabras del Uchiha no podían asegurar un buen desenlace.

— ¿Qué... Qué quieres decir? —Preguntó, estático en su posición.

— Lo que has oído. —Respondió Sasuke, anclando los dedos en sus ajustados pantalones, para deslizar la tela, hasta que una sombra de vello oscuro se asomó por la cinturilla. Naruto pegó un respingo y tragó saliva en seco.

Obviamente, las palabras del moreno estaban enfocadas a algo más. Y lo descubrió, cuando en un descuido, sus ojos buscaron la mirada del Uchiha, y terminó encontrándose con el Sharingan activado. Instantáneamente, su cuerpo dejó de obedecer órdenes y cayó rendido sobre el césped. Su mente continuaba consciente y sus labios podían moverse con esfuerzo, pero sus brazos y piernas no respondían en lo absoluto.

—S-Sasuke... ¿Qué... Mierda?

El Uchiha soltó una suave y cantarina carcajada, un sonido que Naruto no había escuchado en mucho tiempo. Una melodía que lo estremeció, y no pudo identificar, si se debió al temor o la excitación del momento.

Sasuke se ubicó sobre las caderas del rubio y apoyó sus palmas en la delgada cintura de Naruto, comenzando a ascender, mientras arrastraba esa horrible chaqueta naranja. La prenda se deslizó, exponiendo parte de la piel tostada.

— Tu mal gusto no cambiará nunca. —Soltó con arrogancia, antes de deslizar hacia abajo la cremallera de la prenda opuesta, separando los pliegues, para dejar descubierto el torso del trigueño. Una delgada tela transparente, impedía que pudiera contemplar la superficie morena. Por lo cual, sin llegar a dudarlo, le arrebató un Kunai al rubio, sacándolo de uno de los estuches que mantenía aferrados a su muslo, para finalmente, comenzar a desgarrar el material.

En ese punto, Naruto mantenía sus ojos abiertos de par en par, mientras sus labios permanecían entreabiertos. No podía dar crédito al vuelco que había dado la situación. Un casual reencuentro, se estaba convirtiendo en una pésima broma de mal gusto.

La inocencia del Uzumaki, le impedía detectar la lujuria en los ojos del Uchiha o interpretar sus atrevidas acciones, como algo que no fuera una manera de burlarse de él.

— ¿Planeas... Burlarte de mí? —Le preguntó, intentando sonar intimidante. Sin embargo, su voz había sonado tan baja y débil, que pudo interpretarse como dolida.

Sasuke le observó, distraído, mientras apartaba los trozos de tela, para terminar de exponer ese tonificado torso. Nuevamente, no le ofreció respuesta al trigueño. No obstante, mientras baja la cabeza y dirigía su boca a una de las tetillas del Uzumaki, su mirada permaneció sobre la opuesta, deseando distinguir cualquier reacción, mientras estimulaba el cuerpo ajeno.

Naruto pegó un nuevo respingo, cuando la cálida y húmeda boca del Uchiha, capturó uno de sus sensibles botones. Intentó reclamar, pero las palabras quedaron atascadas en su garganta, cuando el moreno comenzó una fuerte y brusca succión, absorbiendo el trozo de carne con hambre evidente.

El Uchiha abrió las piernas del Uzumaki, separándolas con su rodilla, y se ubicó entre ellas, sin dejar de atender la tetilla foránea. Poco a poco, la sensible carne se hinchó bajo su lengua, arrebatándole una sonrisa de satisfacción.

Naruto jadeó, y cerró sus ojos, apretando párpado contra párpado, en un vano intento por disimular la humillante sensación que lo estaba recorriendo. Sus mejillas ardían, podía sentirlas calientes.

Sasuke liberó el botón del menor, para ocuparse del otro. Lo capturó entre sus labios, y repitió la misma acción, añadiendo suaves mordidas al diminuto trozo de carne.

El húmedo sonido de cada succión, se añadió a los débiles quejidos del Uzumaki, y el suave murmullo de las ropas al friccionarse.

Luego que Sasuke se hubiera acomodado entre las extremidades inferiores del rubio, comenzó un perezoso vaivén con sus caderas, frotando ambas intimidades por encima de la ropa, mientras simulaba el acto sexual.

Naruto separó sus párpados, abriendo sus ojos cauteloso, cuando los miembros de ambos, terminaron por reaccionar al constante estímulo. Su miembro había comenzado a adoptar una nueva forma, bajo el ajustado material de sus pantalones. Un cúmulo de sensaciones se había agolpado en su cuerpo, haciéndole tener diferentes reacciones, las cuales no podía controlar fácilmente.

— ¿P-Porqué estás haciendo... Esto? —Preguntó Naruto, en un hilo de voz, aprovechando que el Uchiha había detenido la estimulación, para despojarlo de sus últimas prendas. Los pantalones se deslizaron por sus piernas, y luego fueron seguidos por sus bóxer. Su parte inferior quedó totalmente expuesta, añadiéndole una sensación de debilidad que le provocó un inevitable temblor en el cuerpo.

Sasuke no respondió, sujetó las extremidades del menor por los tobillos, ubicando ambas piernas sobre sus hombros, para tener una visión completa de la intimidad ajena. Posteriormente, separó los glúteos del Uzumaki, encontrándose con la rosada y estrecha cavidad del mismo; una hendidura similar a una pequeña estrella.

La simple imagen, le obligó a llevar su índice hasta esa brecha y comenzar a forzar el anillo muscular, hasta adentrarse entre las carnes opuestas. Su dedo acarició la sedosa pared, tanteando el interior, mientras intentaba dilatar el reducido espacio. Naruto apretó la mandíbula, arqueándose contra el césped, a la vez que su anatomía rechazaba al reciente invasor.

Fue entonces, cuando Sasuke se decidió a hablar y exponer sus verdaderos sentimientos.

— No es lo que piensas. —Aseguró, hurgando en la cavidad del menor, añadiendo otro dedo, mientras separaba las carnes—. No sabes cuánto te he extrañado. —Murmuró, deslizando su mirada por la expuesta figura de su amigo, hasta llegar a su rostro, deteniéndose precisamente en sus ojos cristalinos—. A ti... A todos. No sabes cuánto me he preguntado, si mi decisión fue correcta o siquiera... Acertada. —Continuó, deslizando sus dedos, fuera de ese estrecho pasaje, permitiéndole a Naruto unos minutos de tranquilidad, para que pudiera comprender las palabras que estaba compartiendo con él—. Naruto... Yo... —Justamente como había sucedido en la despedida, Sasuke no fue capaz de completar la oración. En su lugar, empujó sus pantalones hacia abajo, sacando su erguida virilidad, para dirigirla hasta la cavidad del menor. Ubicó la hinchada cabeza contra el diminuto agujero, y comenzó a presionar, haciéndose espacio en el interior, hasta que los músculos del trigueño, tuvieron que ceder.

Naruto echó la cabeza hacia atrás, exhalando un fuerte gemido, mientras unas traicioneras lágrimas escapaban de sus ojos y surcaban sus mejillas. Por su parte, Sasuke sonrió, al contemplar el momento preciso en que su pene se hundió en el menor, uniendo ambos cuerpo de forma íntima.

Enseguida, las embestidas comenzaron. No hubieron palabras de por medio, Naruto vagamente comprendía lo que estaba sucediendo, sólo podía distinguir el punzante dolor, la agradable calidez y la confusión que le dejaron las palabras del Uchiha. Su cuerpo se mecía en cada estocada, su frente se perló en sudor y un hilo de saliva comenzó a escurrir desde la comisura derecha de su boca.

Sin embargo, aunque Naruto no podía asegurar que el momento estaba siendo único y satisfactorio, podía decir que no experimentaba ningún tipo de sentimiento negativo. Por muy contradictorio que le resultara, la mirada del Uchiha y la expresión que vestía su rostro, le estaban obsequiando una extraña y tranquilizadora sensación.

Mientras Sasuke arremetía contra su cuerpo, en sus facciones se podía distinguir el arrepentimiento, el dolor y la excitación. Naruto no recordaba haber distinguido tantos sentimientos en el Uchiha, en ningún momento de su pasado.

Fue entonces, cuando después de largos minutos, una cálida y húmeda sensación llenó su interior. Sasuke se había arqueando hacia adelante, pegando sus bocas en un beso torpe e inexperto, mientras empujaba hasta lo más profundo su virilidad. Había sido el primer contacto dulce entre ambos, y mientras continuaban friccionando sus bocas, el cuerpo de Naruto volvió a reaccionar, permitiéndole llevar sus extremidades hasta los hombros del Uchiha, atrapándolo en un necesitado abrazo.

El ósculo continuó, hasta que sus pulmones les obligaron a separarse, exigiéndoles un poco de oxigeno.

Sasuke continuó observando a Naruto, embelesado por la imagen que había adoptado, después de la íntima unión.

— Naruto... —Le llamó, su voz escuchándose ahogada y sin fuerza. El rubio abrió sus ojos, claramente perezoso y le dedicó una torpe sonrisa.

En ese preciso instante, el Uchiha activó el Sharingan. El intenso color rojo se reflejó en las orbes del Uzumaki, mientras el moreno realizaba la nueva técnica que había adquirido con su entrenamiento. Poco a poco, los recuerdos de las últimas horas comenzaron a desaparecer. Desde el momento en que Naruto escuchó unos extraños ruidos en lo más profundo del bosque, los cuales le llevaron a desviarse del camino e ir a investigar, provocando que se encontrara con el espectáculo que habían montado esos maleantes de tercera, al querer vengarse del Uchiha.

Mientras cada recuerdo iba desapareciendo, Naruto fue cerrando sus ojos, hasta caer dormido sobre el césped.

Sasuke se acurrucó contra su pecho y se permitió soltar un ahogado sollozo. Eventualmente, se levantó, tembloroso y limpió el cuerpo del Uzumaki, volviendo a vestirle con su chaqueta, mientras se guardaba los restos de la prenda trasparente, entre sus propias ropas.

Sería algo que sólo él recordaría, y para tener presente que no había sido otra de sus fantasías, tenía aquellos diminutos trozos de tela.

Fin.

 


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