¿Alguna vez te has sonrojado?
¿Algunas vez te entra el miedo
de no poder cambiar la marea,
que se queda pegado
como algo en los dientes?
¿Llevas algún as escondido bajo la manga?
¿No tienes ni idea de que estás hasta el fondo?
He soñado contigo casi cada noche esta semana.
Llegaba a su departamento. Después de ir a beber con su hermano pelirojo, tuvo que tomar un taxi para poder llegar. Había bebido mucho más de lo que podía soportar y todo se debía a su ruptura reciente.
-“¡Nunca me has querido!”-
-“Sí, tienes razón”-
Recordaba lo que le recriminó la que fue su novia y su sincera respuesta que se ganó una cachetada directo en la mejilla. Lo sabía. Nunca la quiso ni a ella ni a la anterior con la que duró incluso menos…
¿Cuántos secretos puedes mantener?
Porque hay una canción que encontré,
que de alguna manera me hace pensar en ti,
y la pongo en repetir,
hasta que caigo dormido,
derramando bebidas sobre mi sofá
Se quitó la ropa dejándola regada por el piso. Se dirigió a la habitación para ponerse el pijama y acostarse bajo las cobijas ¿Qué podía hacer? Lo intentó, de verdad lo intentó, pero aquello era más fuerte que todo lo demás.
Sus sentimientos de amor eran dirigidos hacia una sola persona desde que tenía diecisiete años…
-¿Quiero saberlo?-
si este sentimiento fluye en ambos sentidos.
-Triste por verte ir-
de alguna manera estaba esperando que te quedaras.
-Bebé, los dos sabemos-
que las noches, se hicieron principalmente
para decir cosas que no puedes decir mañana de día.
-“Te amo”-
¿Cuántas veces había dicho esa frase dentro de su mente? Siempre que estaba junto a él.
-“Quiero besarte”-
¿Cuántas veces esa petición se repetía en su mente? Siempre que veía sus labios.
Esa era la realidad, su corazón ya estaba entregado a alguien que nunca lo sabrá…
Arrastrándome de vuelta a ti,
¿Alguna vez pensaste en llamar,
cuando has tenido unas pocas?
Porque yo siempre lo hago.
Quizás estoy demasiado ocupado siendo tuyo,
como para enamorarme de alguien nuevo.
Ahora que lo he pensado bien.
Arrastrándome de vuelta a ti.
Suspiró derrotado al recordar que su chaqueta quedó en la sala. Se levantó perezosamente para ir a buscarla. La encontró tirada en el piso y metió la mano en uno de sus bolsillos para sacar el celular. La volvió a tirar y regresar al cuarto.
Miró la pantalla antes de taparse y se sorprendió al ver una llamada perdida de hace unas horas atrás…
¿Así que tienes las agallas?
He estado preguntándome si tu corazón sigue abierto,
y si es así, quiero saber a qué hora cierra.
Cálmate y haz pucheros
perdón por interrumpir,
es solo que estoy constantemente a punto
de intentar besarte.
No sé si sientes lo mismo que yo,
pero podríamos estar juntos... si quisieras.
Se sentó en la orilla de la cama y devolvió la llamada. Se asombró por la rapidez con la que le contestaron. Sonrió al escuchar la dulce e infantil voz por el auricular. Amaba el tierno sobrenombre con el que solo lo llamaba a él.
-Atsushi… ¿Puedes venir a mi casa ahora?-
La voz ahora sonó preocupada…
-¿Quiero saberlo?-
si este sentimiento fluye en ambos sentidos.
-Triste por verte ir-
de alguna manera estaba esperando que te quedaras.
-Bebé, los dos sabemos-
que las noches, se hicieron principalmente
para decir cosas que no puedes decir mañana de día.
Seguía preguntándole si estaba bien. Solo rió bajito y le preguntó donde se encontraba recibiendo por respuesta que estaba cerca.
-Atsushi…-
Dudó unos segundos, pero ya era demasiado tiempo para él.
-Te amo… si vienes ahora, te haré mío…-
Pudo escuchar el tono que marcaba el fin de la llamada y se levantó para ir la entrada.
Sabía que todo se acabó, pero… ¿Podía guardar un poco de esperanza?...
Arrastrándome de vuelta a ti,
¿Alguna vez pensaste en llamar,
cuando has tenido unas pocas?
Porque yo siempre lo hago.
Quizás estoy demasiado ocupado siendo tuyo,
como para enamorarme de alguien nuevo.
Ahora que lo he pensado bien,
Arrastrándome de vuelta a ti.
¿Cuánto tiempo ya había pasado? No lo sabía.
De pronto, unos pequeños golpes en a puerta lo hicieron abrirla.
-¿Co… como puedes decir eso por teléfono Muro-chin?-
Sonrió al ver al pelivioleta sonrojado frente a él.
Sin nada que pensar, lo tomó del brazo obligándolo a entrar y cerrando la puerta tras el…
-¿Quiero saberlo?-
si este sentimiento fluye en ambos sentidos.
-Triste por verte ir-
de alguna manera estaba esperando que te quedaras.
-Bebé, los dos sabemos-
que las noches, se hicieron principalmente
para decir cosas que no puedes decir mañana de día.
¿Quieres que me arrastre de vuelta a ti?
Fin