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Peter Pan por TKForTheMusic

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Notas del fanfic:

Para ValeCaroline, esperando de corazón que, por más cansados que sean tus días, puedas llegar a casa y encontrarte a alguien que te haga sentir como Wendy y esté siempre, siempre ahí :) 

 

/Aunque sospecho que no falta mucho para eso, ¡¿eh?!/

El día había sido abrumadoramente agotador. Aquella era sólo la segunda semana del cuatrimestre y Luhan ya se sentía desfallecer. Sus profesores se habían comportado más horrible que nunca, el café se le había volcado sobre sus ropas y la bibliotecaria le había armado una escena al encontrarlo babeando sobre un libro. Bueno, no era su culpa que la universidad lo explotara de esa manera, ¿no? 

Luhan presionó su rostro contra el volante, reprimiendo un grito. Se estaba preguntando cómo reuniría fuerzas para salir del auto, entrar a su casa y subir las escaleras para llegar a su habitación, cuando de pronto escuchó una voz proveniente de afuera.

—¿No vas a salir? —preguntó un chico alto de sonrisa encantadora y juguetona.

El chico levantó los hombros, mirándolo con enfado. —Qué buen humor que tienes —observó, dignándose a salir.

—Sí, bueno —dijo cantarinamente—. Estoy muy feliz de que hayamos empezado los ensayos, esta obra, hyung, ¡te va a encantar! ¡Es Peter Pan!

Luhan sonrió vagamente al escuchar el nombre de su personaje favorito en la boca de chico. —Felicidades, Jongin —contestó de corazón—. Es bueno saber que no todo el mundo tuvo un mal día. 

Jongin borró de inmediato la sonrisa. —¿Qué pasa? —dijo ahora preocupándose.

—Nada, sólo eso. Un mal día, estoy muy cansado. —Arrastrando los pies, se dirigió hacia la entrada de la pequeña casa compartida por ambos.

—Oh, no, no. Tú no vas a ninguna parte. —Jongin lo detuvo, tomándolo del codo y arrastrándolo hacia el otro lado de la calle.

—¿Qué haces? —preguntó malhumorado. Levantó la mirada al cielo al sentir unas frías gotas cayendo sobre su cabeza. —¡Jongin! ¡Está lloviendo! ¿Qué crees que haces? Vamos a casa —reclamó, resistiéndose de pocas ganas.

—Estás loco si crees que te voy a dejar ir con esa cara a casa. Es viernes ya, hagamos algo.

—Pero ¿a dónde me llevas? —preguntó aún desconfiando.

Jongin rodó los ojos. —Deja de hacer tantas preguntas, hyung. No vamos a ninguna parte. Sólo... Sígueme.

Y Luhan lo hubiese seguido a cualquier parte.

De pronto Jongin detuvo sus pasos, y se giró para enfrentarlo.

—¿Recuerdas sobre lo que te dije hace mucho tiempo atrás sobre la lluvia? ¿Sobre bailar? 

El más bajo abrió los ojos desmesuradamente, pero no tuvo tiempo de contestar.

—¿Me concedes el honor, Wendy?

Ahora sí que Luhan no podía cerrar la boca. Pero pronto, se echó reír, de buena gana. —Perdona, pero si esto es así,  eres Wendy y yo soy Peter Pan. —No obstante, tomó la mano que le tendía y comenzaron a bailar un vals sin pies ni cabezas y que no tenía otro ritmo más que el de la lluvia. 

—Nos vemos muy idiotas —musitó con una risita nerviosa—. Es una suerte que no haya nadie en la calle. 

Torpemente, Luhan le pisó un pie en el momento que intentaban dar un giro. 

—Qué importa, yo estoy muy feliz, ¿tú no? —preguntó con complicidad, como si tuviesen un chiste interno. Luhan asintió, devolviéndole la misma gran sonrisa. 

Jongin jamás se había visto tan hermoso así, empapado de lluvia, sonriendo como un niño y sin dejar de guiarlo. Y Luhan jamás se había visto más precioso, con su nariz arrugada y su imborrable sonrisa brillante como la misma luna. 

—Y ahora, Peter —dijo con burla—. Me perdonarás que interrumpa tu baile, pero me estoy calando los huesos, y si no nos vamos ya mismo...

—Amargado —contestó Jongin, sacándole la lengua, pero de todas formas no dejó de sonreír ni por un instante. 

—No estamos yendo a casa —notó Luhan tras haber caminado unos cuantos metros, tomado de la mano con Jongin. —¿A dónde vamos?

—Segunda a la derecha, y luego todo recto hasta el amanecer.

—¡Qué dirección más rara! —contestó, siguiéndole el juego. 

Desde luego, ¿qué mas daba si volvía a tener un mal día? Todo se solucionaba muy fácil. Una cálida mano guiándolo bajo la lluvia, sacando a relucir al niño que era por dentro, haciéndolo sentir como en cuento de hadas, por más infantil y tonto que fuera. Pero él creía en los finales felices.

Y en verdad, en verdad, Luhan lo seguiría hasta el fin del mundo. 


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