Siempre odié estar con alguien, prefiero estar solo. Todos me miran con odio, con temor, con respeto y yo odio esas miradas. Me enferma que me miren así. Me sentía muy solo pero no quería compañía.
Como siempre andaba caminando por el parque. Estaba lloviendo pero me relajaba mojarme. Escuchaba unos ruidos pero no les di importancia hasta que un grupo de chicos me rodeó, parecía que acababan de pelear con alguien que los había lastimado mucho así que solo me tomó unos minutos terminar con todos. Al voltear para irme te vi, estabas parado frente a mi. Te veías un poco lastimado, a tus pies había un par de chicos muy lastimados, comenzaste a acercarte a mi, cada vez más rápido hasta que llegaste a estar muy pegado a mi y tu brazo extendido como si hubieses querido golpearme en la cara pero hubieras fallado. En ese momento oí a alguien caer detrás de mi, uno de los chicos se había acercado para golpearme pero tu me ayudaste, te mire sorprendido y tu me sonreíste y murmuraste: "Me alegra que estés bien" antes de desmayarte cayendo en mis brazos.
Cuando me di cuenta, ya te había llevado conmigo a mi casa y te había curado, tuve que cambiarte la ropa y secarte porque estabas muy mojado. Por alguna razón me sonroje al verte, tu cuerpo todo mojado y un poco lastimado me llamó mucho la atención. Después de un par de horas despertaste y te levantaste de golpe al no reconocer el lugar pero al verme te tranquilizaste y me sonreíste dulcemente.
- Muchas gracias por ayudarme Tiago- me agradeciste y me sorprendí ya que yo no te había dicho mi nombre.- Mucho gusto en conocerte. Me llamo Ariel-
Ese nombre lo había oído antes y después de unos segundos lo recordé. Tu eras del chico del que todos hablaban, ese chico tan dulce y amable que parecía un ángel pero muy violento. Recordé que todos comentaban que eras casi tan fuerte como yo y que hasta pagarían por ver una pelea entre nosotros.
Cuando deje de recordar, me percate de que me estabas mirando fijamente como si quisieras encontrar algo. "¿Qué miras?" te pregunte serio.
- Estoy feliz de conocerte. Me hablaron mucho de ti pero nunca te vi. Aunque... no te ves como te describían.- Eras la primera persona que me hablaba tanto y con tanta confianza pero aun así yo seguía mirándote con desprecio.
- No tendrías que estar feliz por conocer a alguien como yo- te dije muy fríamente.
- ¿Por qué no?- me preguntaste con un tono de ingenuidad que me pareció muy tierno.
- No soy una buena persona. Además, deberías ponerte feliz al ver algo que te guste- te conteste.
- Si ese es el caso... entonces me gustas porque estoy realmente feliz de conocerte- me dijiste sonriendo. Mi corazón se acelero y me dolía mucho, no sé porqué me sentía triste pero muy feliz a la vez, no pude evitar llevarme la mano al pecho.- ¿Estas bien?- me preguntaste muy preocupado, te levantaste y te acercaste a mi pero yo como un idiota solo pude mirarte con un odio fingido.
- No me toques- te dije empujándote.
Tus ojos que antes se veían muy felices ahora solo mostraban tristeza, te levantaste del suelo después de haber caído por mi culpa, te pusiste tu ropa sin importarte que yo estuviera ahí y te marchaste murmurándome, al pasar junto a mi, "lo siento". Sentí como unas fuertes punzadas lastimaban mi corazón, el corazón que yo creí que no existía y por alguna razón me senté en el suelo apoyándome contra la puerta por donde te habías ido y comencé a llorar, hacia tiempo, mucho tiempo que no lloraba.
Pasaron semanas y por mas que te busque no pude encontrarte, ya no sabia que más hacer. Quería verte, necesitaba verte, deseaba verte. Llovía muy fuerte y estaba caminando por el parque, ahí recordé que fue un día así y en ese mismo lugar donde te vi por primera vez. No podía mas con mi dolor y no me importo que estuviera todo mojado, me senté en un banco y baje la mirada, comencé a llorar otra vez. Estaba tan deprimido que no sentí que alguien se me acerco sino hasta que se sentó a mi lado.
- Te ves peor de cómo te vi la primera vez- me dijiste serio sin mirarme. Mi corazón empezó a latir muy rápido y no podía ni hablar por el nudo que tenia en la garganta.- Hace ya casi cinco meses empezó todo. Tuve una pelea con un grupo de chicos, el ultimo que quedaba de pie me habló de ti. Él dijo que eras muy frío, que no tenias ningún sentimiento, que nadie podía ganarte ni aunque te rodearan por completo. En ese momento decidí que de cualquier manera debía conocerte y por suerte, unas semanas después te encontré y desde ese día te seguí a escondidas sin que lo notaras hasta que la ultima vez me distraje mirándote y me golpearon, ahí te diste cuenta por primera vez de mi existencia- me contaste sin cambiar tu expresión seria y la misma tristeza en tus ojos con la que te fuiste de casa.- Solo vine a contarte eso, adiós- te levantaste para irte pero no podía dejarte, no podía perderte otra vez.
- ESPERA- te grite para que no te marcharas, dejaste de caminar pero no me mirabas ni decías nada.- Yo... - trataba de decirte algo para que te quedaras. Quería decirte lo que sentía pero temía perderte y que te alejaras de mi pero reaccione... no perdía nada con decirlo porque igual te irías así que junte valor y te lo dije.- Yo quiero... que estés conmigo. Desde aquel día solo pienso en ti, no puedo sacarte de mi cabeza. Todavía no estoy seguro de lo que siento, solo sé que quiero que estés conmigo... - pude decírtelo. Tu me mirabas sorprendido, al parecer todavía no podías creer lo que acababa de decir y era de esperarse ya que ni yo esperaba decirlo.
Estuvimos unos segundos en silencio que se me hicieron eternos y cerré los ojos para no dejar escapar unas lagrimas que salieron igual al sentir tus labios sobre los míos. Yo acepte ese beso con gusto. Al alejarte despacio de mi, me sonreíste y me miraste con ternura.
- Te amo... - me dijiste comenzando a llorar de felicidad. Esa noche me confesaste que te habías enamorado de mi desde la primera vez que me viste pero como eras hombre no te animaste a decírmelo ni siquiera te animabas a hablarme hasta ese día que despertaste en mi cama.
Bueno, de todo eso ya hace dos año, los dos mejores años de mi vida. No te imaginas lo feliz que me hace despertar y verte dormido en mis brazos y que al despertar me mires con ternura, me sonrías y me digas lo mucho que me amas. Realmente soy muy feliz a tu lado y te amo mas que a cualquier cosa porque yo solo vivo por ti y para ti.