Caminaba por el centro comercial cuando una librería había llamado mi atención, ¿Desde cuándo estos lugares llamaban mi atención?...Bueno desde que lo había conocido a él y veía como su mirada se iluminaba cuando leía una de sus novelas, si quedaba atrapado completamente también podía ver una pequeña sonrisa de vez en cuando o un pequeño rubor en sus mejillas. Sonreí al recordarlo, en ese momento pensé en regalarle uno de aquellos libros que le gustaban, pero no estaba seguro de cual, comencé a revisar la vitrina sin entrar aún al lugar, y fue entonces cuando pude divisar su figura al otro lado del vidrio.
Lo vi emocionado buscando entre los estantes, cuando de repente miro hacia arriba al parecer uno había llamado su atención, pero no pudo alcanzarlo a pesar de ponerse de puntitas, reí internamente, ya que ese chico era adorable, ingrese al lugar y fui directo hacia él, se a la perfección que es demasiado terco para pedir ayuda y probablemente nadie notara su presencia para auxiliarlo.
Se encontraba de espalda intentando con todo llegar a aquel lugar que no reparo en mi presencia, me puse tras él al igual que en aquellas historias románticas y tome el libro para entregárselo, pero lo único que logre fue que me mirara con su característico rostro inexpresivo.
- Kiyoshi-sempai buenas tardes – Dijo el mirándome con aquellos grandes ojos celestes.
- Hola, Kuroko – Sonreí algo nervioso.
- ¿También viene por libros? – Hablo mirando el que tenía en mis manos.
- Digamos que si – Respondí entregándoselo, pero el solo lo observo.
- Kiyoshi-sempai lo tomo primero puedes quedártelo.
- Creo que te confundiste yo solo…
- Ohhh – Exclamo observando otro que había encontrado – Creo que mejor llevare este – Se dirigió a las cajas.
Y antes de poder darme cuenta me encontraba en al igual que él pagando el libro, pensé en que sería la oportunidad perfecta para regalarle algo que quisiera.
- Nee, Kuroko ¿Qué te parece si te invito una malteada por haber tomado el libro?
- ¿Lo dice enserio? – Preguntó emocionado su mirada lo delataba.
- Por supuesto.
Sin más nos dirigimos a Magi, nos sentamos en una de las sillas y comenzamos a hablar de cosas de la vida, era bastante entretenido hablar con él, me entere de algunas cosas que jamás pensé que llegaría a conocer, y era que le gustaban los niños y quería ser educador. Todo a causa de una pequeña niña que se había perdido y el amablemente se había encargado de tranquilizarla y llevarla junto a sus padres.
- Creo que es hora de que vuelva a casa – Informo el finalmente.
- Tienes razón ha pasado rápido la tarde…Cuando la compañía es buena suele suceder eso.
- …
- Lo sien...- Quise disculparme, lo más seguro es que le hubiesen molestado mis palabras.
- Kiyoshi-sempai ha comenzado a llover – Dijo mirando por la ventana e interrumpiendo mí disculpa.
- Es cierto, menos mal que he traído paraguas ¿Tú lo has hecho?
- No, hoy salí sin ver el clima.
- Muy bien, si no te molesta entonces te llevare hasta la estación, no quiero que te mojes y luego enfermes.
- Pero, tú vives hacia el otro lado.
- Es cierto pero… ¿Cómo sabes hacia donde vivo? – Pregunte extrañado.
- Una vez lo dijo…Hyuuga-sempai - Explico bajando la mirada.
- Ohhh ya veo, bueno entonces ¿Nos vamos?
Sin más comenzamos a caminar, fue un viaje algo silencioso, al parecer si le habían molestado mis palabras, al llegar a la estación me quedo mirando fijamente.
- ¿Qué sucede? – Pregunte extrañado.
- Gracias por el batido, fue una tarde agradable – Sonrió tan dulcemente que parecía un ángel.
- Si, espero podamos repetirlo, por cierto…- Dije sacando la bolsa que tenía el libro de mi bolso y poniéndolo en sus manos – Esto es para ti.
- Pero…
- Por favor no digas nada y solo tómalo, tú lo querías.
- Muchas gracias, lo atesorare mucho.
- Pero es solo un libro, no tienes por qué hacerlo - Dije para restar importancia, aunque por dentro saltaba de felicidad.
- Quizás, pero me lo ha regalado alguien importante.
- ¿Eh? - Antes de poder reaccionar sentí como se paraba de puntitas y me besaba la mejilla.
- Me gustas Kiyoshi-sempai – Susurro para luego salir corriendo en dirección hacia el tren que lo llevaría a su casa.
¿Qué había sucedido? Quise salir corriendo en su búsqueda, pero ya era tarde, aunque eso era lo de menos, el día siguiente habían clases y lo mejor de todo entrenamiento, así que me encargaría de que ese pequeño diablillo se enterara de mis sentimientos, ahora me daba cuenta que de ángel solo tenía la carita, puesto que por su causa no podría dormir en toda la noche.
Solo espera hasta mañana Kuroko Tetsuya, este día de lluvia quedaría marcado por siempre en mi memoria, era el comienzo de una gran historia.
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