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Guardian Angel por ChanYeolVirusStar

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Notas del fanfic:

Derechos reservados. Contactenme para cualquier adaptación que se desee realizar. Contenido adulto.

Gotas tras gotas caen sobre el parabrisas del automóvil, adornando este con un manto de traslucidos cristales líquidos que encantan a cualquier amante de la lluvia. Los asientos delanteros son ocupados por un par de amantes jóvenes que en cada parada comparten sonrisas, piropos y caricias discretas tras el volante.

 

- Oye, ChanYeol. - Una suave voz melodiosa invade los oídos del alto y le hace sonreír sin sentido. 

 

En un par de dedos anulares reposa un adorno dedicado al amor y la dedicación, un sortija de compromiso que deja en evidencia a dos hombres que se han propuesto compartir la vida, hogar, pesares, dolores, alegrías, sonrisas, llantos. El castaño de picara sonrisa toca uno de los muslos del conductor, y este corresponde con una picara sonrisa.

 

- ¿Qué sucede, Baek? - Responde ChanYeol con una voz suave, pero tipicamente grave. 

 

- ¿Cuando lleguemos a casa cocinarás para mí? Di que sí, si lo haces te prometo pasar la noche en vela contigo haciendo nuestros antojos. ¿Le dirás que no a tu prometido? - BaekHyun con un puchero nada inocente propone mucho más que caricias a los ojos destellantes de amor de Yeol. 

 

- ¿Debería? Ah, mañana debo trabajar temprano, y tú de verdad no descansas cuando quieres noches de ese estilo, ya me he corrido 3 veces cuando el reloj despertador suena para que me vaya al trabajo. Tú en cambio quedas en casa muy aplastadote en nuestra cama. 

 

- ¡¿Ah?! ¿De que hablas? Recuerda quien se encarga de hacer las compras de la comida, y corre a pagar las cuentas porque cierto chico con traje se va con una erección entre las piernas a su trabajo.

 

- Pagas las cuentas con lo que gano, mañoso.

 

- Olvídalo. - Refunfuña el Baek, apoyando su codo en el reposa brazos, y el mentón en la muñeca mientras su mirada vaga furiosa, uniendo las gotas con una fina linea invisible como en un juego de conectar los puntos.

 

Yeol oculta en un apretón de labios una sonrisa juguetona con aquella reacción de su pareja quien aparenta menor edad de la que posee con la actitud tomada. Una margarita se plasma en una de sus mejillas. Su espalda descansa contra el cuero climatizado, poco podía ver el camino bajo la incesante lluvia que cae directamente en el parabrisas del auto, sin embargo con un gran esfuerzo trataba de no provocar algún accidente mientras que los limpia parabrisas le brindaban poco de la ayuda necesaria.

 

ChanYeol ya es un hombre completamente maduro, de hombros anchos, alto, de abdominales marcados, y vello del cual se deshace cada cuanto el tiempo no va en su contra. Por otro lado, BaekHyun es del sexo masculino, pero carece de alguna imperfección masculina en su rostro que le haga perder el encanto delicado que le hace tan provocativo. Facciones de un púber y un bebé, con un cuerpo torneado para cualquier homosexual de gustos refinados; cintura delgada, caderas ligeramente anchas, piernas fuertes y unos glúteos de tamaño perfecto.

 

- Baek, bebé, ¿Estás molesto? Sólo jugaba contigo. ¿Vas a dejar a tu Yeolie muerto de ganas por hacerte el amor el día de hoy? Te haré cualquier cosa que quieras comer. - Comenta ChanYeol en un tono que contrarrestaba el ruido exterior. 

 

- ¿Cualquier cosa?

 

- Lo que tú me pidas, amor.

 

- ¿Qué tal tú? Un prometido a la Baek.

 

- ¿A la Baek? ¿De que hablas? Siempre con tu lenguaje sexual.

 

- Sentado en el sofá, con chocolate deslizando por tu miembro mientras la lamo para limpiarla.

 

Y en ese instante el pene de ChanYeol dio un choque eléctrico, a la par que las imágenes obscenas, descaradas y placenteras se adueñan sin escrúpulo de su mente. BaekHyun relame sus labios, sabe que ha logrado dominar tanto cuerpo como mente de su atractivo prometido, lo ve reflejado en la carencia de inocencia tan característica que los ojos de este logra obtener día tras día.

 

 

 

 

 

- Lo lamento. - Una voz temblorosa e indecisión llena el silencio tras la llamada, pero vacía sin lastima un corazón herido en busca de amor real, desgarran el interior de este para dejar en libertad un ser sin deseos de permanecer allí, dejando un ardor y melancolía en su lugar que quema el pecho de la victima. 

 

- Dijiste que no serías como los otros. - Responde el pálido entre llanto, apenas sostiene el teléfono contra su oído y trata de negociar el no ser abandonado una cuarta vez por quien ama. - Dijiste que tú si me amabas, dijiste que contraerías matrimonio un día conmigo, que me amarías y curarías todo lo que los demás han herido en mí, Kai. 

 

- Sehun, yo... 

 

- Cállate, cállate, maldita sea. ¿Cómo puedes dejarme sólo así? ¿Sabes que fecha es hoy?

 

- SeHun no puedo seguirte engañando, ya no siento lo mismo por ti, no puedo crearte falsas 

- ¡Jodido inútil, hoy es nuestro aniversario de dos años! ¿Enserio no podías siquiera fingir hasta mañana? ¿Tenías que matarme igual que el resto? Al menos los demás nunca lo hicieron en una fecha especial, al menos los otros no son como tú en ese aspecto.

 

- Lo reconozco. SeHun, por favor no llores.

 

- ¿No llorar? ¿Acaso eres más imbécil de lo que creí?

 

- Iré por mis cosas mañana.

 

- Las arrojaré a la calle, así que si no quieres que las roben, ven por ellas ya.

 

- Maldita sea. SeHun...

 

- Vete a la mierda. - Luego de aquellas palabras finales, el delgado arrojó su celular contra la cama deshecha compartida en días pasados, con sabanas con aroma a sexo vacío que una vez vio con amor. Aún la ropa adorna el piso. Una noche de desvelo que representó el mundo para alguien, y nada para otro. 

 

- Maldita sea, maldita sea. - SeHun maldice a diestra y siniestra, se pasea de un lado a otro en la soledad de una casa hecha para dos, para una familia. Una vez más su vida amorosa se ha ido a lo profundo de un agujero oscuro, en el cual el final es dolorosamente detenido por espinas a las cuales está cada vez más cerca de caer luego de cada relación fallida. 

 

 

 

 

 

 

La primera copa ni siquiera la había pedido él cuando llegó a sus manos, su mirada vagaba por los estantes de alcohol maldiciendo el hecho de tener un motivo tan melancólico como para dar a parar allí. El barthender pasaba de un lado a otro sirviendo bebidas a gente que conocía muy bien el tema de alcoholizarse o que tan sólo pedían lo más fuerte de la casa para satisfacer el deseo de alcohol, él por otro lado tan sólo masajea su cerezo inferior con el pulgar divagando en pensamientos fuera de los estruendos de la música, fuera de voces de desconocidos. El hombre tras la barra sonríe con un cariño que sólo un advenedizo podría dar, diferente y sin juzgar de por medio, como si estuviese apreciando la escena de un cachorro perdido en un ambiente para nada propio. SeHun al notar la presencia de una mirada cálida casi penetrando su nívea piel, decide compartir el silencio inexistente fuera de ambos por medio de un compartimiento de miradas inocentes que dicen más de lo que podrían hacer un par de labios depresivos.

 

- Esta va por la casa. ¿Es primera vez que vienes? -Pregunta el chico de traje, sonriendo de oreja a oreja, es el único capaz de ser amable usando una voz tan alta para contrarrestar los estruendos musicales. 

 

- No lo es, pero sí la primera que vengo solo. -Dudoso, toma la copa y la desliza por su labio inferior, de un lado a otro antes de dar el primer sorbo. Por su garganta seca se desliza el dolor del día, ira y soledad con un dulce y amargo liquido. Sus ojos por otro lado siguen contagiando depresión a su cuerpo con lagrimas que exigen salir. Pero estos no abandonaban a aquel chico de aspecto sensual, un joven delgado pero torneado, de buena figura y cabellos cayendo como cascada en su frente. Vaya que el uniforme le ciente bien, y resalta en el todo punto sexual en un hombre. 

 

- ¿Por qué vienes solo?

 

- Quería un tiempo a solas, estar conmigo mismo para no llorarle a nadie por otro individuo.

 

- Ya veo. Puedo hacerte compañía durante el trabajo si gustas, no pareces querer estar solo. Los ojos son los delatores del alma, dicen cuando está triste o alegre, y la tuya implora cariño, ser escuchada.

 

- Por favor, dime que no estás intentando ligarme. - Y aunque las palabras de Hun suenan amenazantes, sus labios muestran una sonrisa por primera vez en horas, y oculta esta de manera errónea tras una copa de vidrio traslucido. La sonrisa es exitosamente correspondida. 

 

- No, de hecho intento ser amigable, pero no eres para nada feo. Un placer, mi nombre es JoonMyun, pero puedes decirme SuHo. 

 

- Un placer conocerte, SuHo. Yo me llamo SeHun. 

 

 

 

 

 

 

 

- Uhgm.. Baek. Chupa más fuerte, bebé. Haz que te llene la boca de semen, anda. - Exige Yeol entre gemidos que hacen juego con un ambiente silencioso que permite al oído presente el excitarse, deleitarse con la claridad de los sonidos producidos por un acto sexual bastante explicito. - Vamos, bebé, se siente rico. - La voz grave del alto hace un perfecto juego con una seductora y vulgar manera de comunicarse. 

 

BaekHyun se auto penetra con los dedos, drogado con el efecto de los gemidos, gruñidos y forma de hablar de ChanYeol. Para él esta droga era la mejor de todas, sin efectos dañinos, nada más que lujuria pecadora que invade su cuerpo adicto a un amante profesional a la hora del acto sexual, que engaña al foráneo con un rostro inocente fuera de lugar con lo que realmente es en la cama. Cómo un ángel perfecto que pasa a demonio cuando se le incita, que despierta una distinta personalidad una vez toca su cuerpo desnudo, y deja a Baek en claro que está por casarse con un hombre de doble cara en un sentido favorecedor. ChanYeol en el romanticismo suele ser un cuento de hadas que espera cualquier amante, y en la cama nada más que un sediento de placer que sabe manejar el lenguaje, gestos y acciones que llevan a la presa en sus brazos a una gloria majestuosa que llaman placer.

 

Cada succión al pene de ChanYeol atrae a este aún más al clímax necesario, que de a poco se hace urgente y exquisito. Un par de labios rojizos se apoderan en un constante bombeo de un duro falo erecto, húmedo en saliva, que tiembla en el interior de un calor bucal y un musculo suave que sin pudor danza de arriba a abajo como si degustara el helado más jugoso existente en la tierra, se detiene en la punta, en ese punto de placer sensible, lleno de nervios, cual sin tardanza lanza la orden de disparar cosquilleos que comienzan desde la base de una erección, y termina en un liquido blancuzco que corre y llena labios, cuello, y un par de manos carente de culpa alguna.

 

BaekHyun sonríe satisfecho a su dominante, quien con las expresiones más excitantes tatuadas en un rostro inocente, se relame los labios mientras aprecia la escena que tanto esperaba. Sus largos dedos masculinos aprietan entre ellos hebras de cabellos tersos, aromatizados, que cada vez que Yeol despeina estos cada mañana sus manos quedan impregnadas de él, del olor del cabello de Baek, con olor a Baek, con aromas ocultos en el dulzor que delatan una noche de pasión envidiable por cualquier ser humano. Yeol todas las mañanas huele a placer aún después de ducharse, de vestirse y perfumarse. Baek huele a placer aún después de perfumar sus pijamas con olor a comida por accidente cada vez que prepara el desayuno para Yeol.

 

Baek sube sobre el sudado cuerpo de Yeol, ambos sonríen con picardía, los dígitos de Baek visten el pecho desnudo de su amante, y presionan este cada vez que su cuerpo sube y baja. El duro miembro es encarcelado ahora por una estrecha profanada cavidad, entra y sale, entra y sale.

 

- Nghm... ah.. ah. Y-yeolie...

 

- Muévete más, Baekie...

 

Ambos amantes cantan a las paredes sus gemidos, sus nombres, vulgaridades que sólo ellos entienden. Las amplias manos de ChanYeol aprietan con fuerza la delgada cintura de su prometido, dejando marcados los cinco dedos de ambas en la nívea piel, marcas rojas que por la mañana poseerían un tono violeta que este siempre ama en la tez de Baek como un recuerdo de sexo hecho amor. Gimen en la boca del otro, se muerden, lamen, rasguñan, como animales marcan su propiedad, su territorio. Una cama silenciosa se transforma una noche más en arma ruidosa.

 

El joven delgado, victima de la incapacidad de dormir luego de una noche tan enérgica, descansa sobre el pecho cálido de su dormido casi esposo. BaekHyun observa la ventana de la recamara, su vista está fija en el cielo, en aquel punto donde la noche se torna día. El reloj marca las 5:30 de la mañana, el cielo apenas tiene los primeros brochazos de celeste en pocas porciones, apenas logran verse las primeras esponjosas nubes, aún no es la hora de que ChanYeol parta al trabajo y le deje solo en esa gran casa que habitan. Sus delgados, delicados y finos dedos pasean cariñosamente como una caricia por el abdomen marcado de Yeol, y una de sus piernas adorna ambos muslos de este impidiendo que cambiase de posición en algún momento, prohibiéndole al castaño admirarle dormir tan placido. Su celular suena, con prisa abandona la cama para que el tono de aquel aparato no interrumpiera el sueño de ChanYeol.

 

- ¿Bueno? - Contesta BaekHyun, dudoso.

 

- ¿Baekie?

 

- Estúpido, ¿Cómo me llamas a esta hora? Dame un segundo. - Baek deja su celular pantalla abajo sobre la mesa de noche, mientras que de un cajón saca una de las anchas y largas camisas de Yeol para vestir su cuerpo desnudo. Toma su celular una vez más, y se retira de la recamara para hablar a gusto. 

 

- ¿Qué quieres a esta hora?

 

- ¿Interrumpo algo?

 

- Así es. ChanYeol está dormido, estaba descansando con él.

 

- Ya veo, una noche agitada.

 

- No es algo que necesites saber.

 

- ¿Debes contestar así?

 

- Lo lamento.

 

- Quería hablarte de que terminé con mi novio, y la verdad me siento horrible. Ayer prácticamente me ahogué en alcohol, ¿Puedes venir a casa hoy para contarte con detalle? Realmente estoy hecho mierda, me duele aún el pecho. Siento que esto es un error, que no debió pasar y debo intentar solucionarlo.

 

- Já. Eres un completo mediocre.

 

- Maldita sea, BaekHyun. 

 

- Ya. Iré, no te molestes. Estoy algo estresado porque no he dormido, aún cuando fue una noche muy buena. 

 

- No necesito sabe que tan perfecto es tu sexo con tu prometido.

 

- Jaja.

 

- Nos vemos a las siete en mi casa. Duerme un poco antes de eso, amargado.

 

- Adiós. 

 

- ¿Quien era, bebé? - La voz de ChanYeol endulza la mañana de Baek cuando esta llega como susurro a sus oídos, pero al mismo tiempo le hace dar un brinco sobre la alfombra por la sorpresa. Los brazos del alto rodean su cintura por completo, y le aprietan en retroceso para obligarle a pegar su cuerpo medio vestido al torso desnudo de él. - Buenos días, Baekkie. 

 

- Buenos días, mi amor. - Replica el bajito con una sonrisa, que pronto se plasma como beso contra una de las mejillas de Yeol. - No era nadie, mi primo llorando de nuevo porque ha terminado con otro novio. Bueno, no todos tienen mi suerte de tener a un hombre como tú a su lado. - La última oración de Baek se torna seductora cuando este cambia el tono, y vuelve su voz un poco rasposa y jadeante. Muerde el labio de su torre, para luego apartarse de él. - Iré a ducharme, vendré en un par de horas, amor. Cuidado de que te coqueteen en el trabajo, no quisiera ir a arañar a nadie. - Con un guiño de ojo se despide de su gigante, y se dirige al cuarto de baño. 

 

- Por ese guiño ahora espero que vengas con energías en la noche, Park BaekHyun.

 

- Aún mi apellido no es Park, mi amor. - Grita desde la distancia, una risa se le puede escuchar.

 

 

 

 

 

 

 

- Llegas tarde. - Menciona el moreno, sostiene con sus dedos una botella de licor abierta, Baek por el olor logra deducir que apenas ha destapado la misma.

 

- Cállate, al menos vine. - Espeta BaekHyun haciendo a un lado a JongIn para poder ingresar a su departamento, y de mala gana tomar asiento en el primer sofá que se encuentra.

 

- Creo que ese sexo no fue tan bueno como el mío, no estarías tan malhumorado. - Dice Kai, lleva a sus labios la boquilla de la botella para dar un gran sorbo a aquel vino caro con el que intenta emborracharse.

 

- Te recuerdo que sólo eres sexo pasajero, ChanYeol no es sólo sexo. Y tiene una polla así. - Tras aquel comentario, Baek con ambos dedos indices de sus manos señala una distancia entre ambos de mas o menos unos 14 centímetros. - Y lo hace rico.

 

- ¿Por qué lo presumes tanto? Igual lo engañas conmigo, además... - JongIn se sienta a poca distancia de BaekHyun, aun cuando este llega a lanzarle miradas algo furiosas. Deja caer su zurda en uno de los muslos de él, y con una sonrisa lujuriosa se acerca al cuello de este para besarlo con lentitud, saboreando la blanca piel de este. Se prohíbe a sí mismo morder o chupar para no dejar rastro de infidelidad. - Conmigo igual gimes tanto, tan alto que he recibido quejas de vecinos, esos deliciosos gemidos agudos con los que haces que quiera correrme en ti mil veces. 

 

BaekHyun jadea, se remueve en su asiento excitado luego de que el moreno atacase aquel sitio tan sensible de su cuerpo, de vez en cuando gime bajo, complaciendo aquel fetiche de JongIn. Pero al poco tiempo bruscamente se aparta de él y se pone de pie, sin importar que el bulto en sus pantalones le delaten su deseo por más.

 

- ¿No querías que viniera aquí para hablar de SeHun? Dijiste que estabas mal por él, que había sido un error. Te pedí que lo dejaras exactamente porque no soporto que te andes follando a otro.

 

- ¿Y yo debo soportar que te folle tu futuro esposito? - Enojado JongIn se levanta del sillón, y camina en dirección a Baek. - ¿Podemos dejar de hablar? Vamos a la cama ahora. - Deja la botella de licor en la pequeña mesita cercana, para luego, con ambas manos disponibles y en un ágil movimiento, dar la vuelta al delgado para ponerlo contra la pared, acto seguido une su pecho contra la espalda de este. - Te voy a follar duro hoy, precioso. 

 

- J-jongIn, basta.. - Murmura el castaño, más sin embargo coopera con aquella escena al dejar ir sus caderas para atrás con intención de que sus nalgas se unieran contra la erección de Kai.

 

 

 

 

 

 

 

- ¡ChanYeol! - Soo ingresa a la oficina de Yeol, diciendo el nombre de este de manera que expresa urgencia -En el primer piso está esperando el dueño de la empresa con ese nuevo empleado cual pertenecerá a nuestro equipo, dicen que lo instalaron como gerente, y como eres el director del equipo de planeación supongo que deberás ponerlo al tanto tú. 

 

- Ah, gracias por avisar KyungSoo. Iré de inmediato.

 

 

 

 

- ¿Apresurado? - Comenta Yixing, risueño.

 

- Sí, el jefe me espera, lo que menos debo hacer es llegar siquiera un segundo tarde.

 

- ¿Algo malo?

 

- No, un nuevo ingreso a mi equipo. Se supone que debo ayudarlo.

 

- Buena suerte, torre. Con todo ese esfuerzo que siempre logras dar deberían darte otro ascenso. 

 

- Gracias, pequeño unicornio del departamento de ventas. - ChanYeol ríe, y con su diestra despeina suavemente los cabellos claros del más bajo.

 

- ¡Oh, Park Chanyeol, aquí estás! - Menciona con una sonrisa el jefe Go Sang Jeok, extendiendo en dirección a este su mano para estrecharlas como saludo, efectivamente Yeol no duda en tomarla y sonreír con la misma energía. 

 

- Para lo que usted necesite, señor Go.

 

- Mira, te presento al señor Oh Se Hun. Él trabajará contigo, ha trabajado en otras empresas antes, muchas de ellas desean ser competencia para nosotros según me informa él, pero me dice que ninguna se compara. - Una risa divertida, y algo victoriosa, sale tras este pequeño comentario. 

 

- Efectivamente, señor Go. Mucho gusto, mi nombre es Oh Se Hun, es un placer conocerlo, señor Park. Su jefe me ha hablado muchas cosas buenas de usted, entonces tengo una gran idea de lo buen jefe que usted llegará a ser. - Aun cuando las palabras de SeHun son bastante claras y convincentes, por dentro se encuentra nervioso cuando su mirada se cruza con la de aquel guapo hombre de hombros anchos, alto y de sonrisa encantadora. Siente sus mejillas arder en rojo cuando este adonis extiende la mano en su dirección y por obligación se apresura a tomar la misma; una corriente se dispara desde su palma hasta su pecho, estacionando allí un revoloteo de alas de mariposa que poco a poco desciende hasta su abdomen. 

 

- Prometo dar lo mejor de mi para que me vea como el mejor jefe que ha tenido, joven Oh. ¿Me acompaña? - Extrañamente Yeol experimenta cierto cosquilleo inusual en su pecho con la sonrisa inocente y tímida cual esboza SeHun, quien tiene un aura alegre, pero al mismo tiempo frágil. Suelta su mano en cuanto puede, aclara su voz, y con una leve reverencia se despide de su jefe, para luego llevar consigo a su nuevo empleado. 

 


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