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No hay mal que por bien no venga por Aphrodita

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CAPITULO 2: “Conjeturas apresuradas”...

 
 
  Seiya no pudo con su impaciencia y casi corriendo subió las escaleras en busca de su koibito apenas lo escucho llegar del trabajo. Ikki no terminaba de quitarse la camisa que el Pegasus irrumpió en su cuarto arrojándose sobre el y tumbándolo sobre la cama riendo a puras carcajadas, risas inocentes de un niño.
 
--Seiya... –Reprocho el mayor aunque en el fondo le agradaba esa infantil forma de ser del pequeño.
--¿Cómo te fue?... –Pregunto Seiya rápidamente, sentado sobre el Phoenix y privándolo de todo movimiento.
--Bien... Hoy tuve mucho trabajo, esa clínica factura demasiado bien... –Respondió el peliazul intentando incorporarse, logro sentarse en su cama con su niño sobre sus faldas.
--Me refiero a Shun... ¿Averiguaste algo de Hyoga?... –Contradijo el Pegasus pero reconociendo su falta acoto –Lo siento, es que estoy impaciente por saber...
--Ah... –Pronuncio Ikki débilmente para luego exhalar un suspiro de cansancio –Seiya ¿Por qué mejor no dejas de lado esta locura? Lo único que vas a conseguir es que no solo Shiryu se enoje contigo por intentar buscarle pareja a toda costa sin que el te lo pida, sino también Hyoga...
--¡Ikki!... –Dijo el Pegasus con tono infantil de reproche –Son mis amigos... Y están solos...
--Si... Pero no sabes si quieren estar el uno con el otro... –Siguió el Phoenix con su postura aunque supo que intentar convencer a su pequeño era caso perdido, cuando a este algo se le metía en la cabeza no había “santo” que lo convenciera.
--Por eso estoy averiguando... –Argumento el menor llevando sus manos a su cintura.
--¿Y que averiguaste?... –Pregunto Ikki aparentando interés aunque su suspiro lo delató.
--Pues... No mucho... –El Pegasus intento hacer memoria –No tiene novia, de hecho nunca la tuvo... Y si sigue así nunca la tendrá... –Finalizo lanzando una pequeña risa de nerviosismo recordando la perorata de Shiryu que tuvo esa mañana.
--Pero... –Se indigno el Phoenix –Lo mas importante ¿No lo averiguaste?...
--¿Qué?... –Se desconcertó el menor.
--¡Si le gustan los hombres!... –Exclamo el peliazul conteniendo su voz para que no resonara en la Mansión. –Seiya... ¡Tienes que estar seguro de eso antes de!... ¡Antes de!... ¡Dioses!... –¿Antes de que? Se pregunto el mayor: ¿Antes de mandarse el “moco”?
--¡Bueno! No me retes... –Suplico Seiya casi, solo casi haciendo un ligero puchero –De eso me encargare mañana... Es que... ¡Es muy difícil hablar de ese tema con Shiryu!... Creo que sino seria Santo, seria cura...
--Hay por Athena... En el lío en el que me metiste mocoso...
--Y bueno... Dime ¿Qué averiguaste de Hyoga?...
--Lamentablemente... Lo que tu querías saber es así... –Respondió el peliazul odiándose en ese momento por saber la verdad, eso sin dudas le daría mas energía a su koibito para seguir adelante.
--¡¿Le gustan los hombres?!... –Pregunto el Pegasus repleto de felicidad, su amante solo asintió --¡Lo sabia!... –Aseguro triunfante moviéndose eufóricamente sobre las piernas de Ikki quien sintió como su “amigo del sur” comenzaba a reaccionar por los pequeños y constantes movimientos, inocentes movimientos --¡Siempre lo supe! ¡Con esa cara!... –Finalizo el menor desconcertando al otro ¿Por su rostro? ¿Cómo se puede saber los gustos y preferencias del otro de acuerdo a su cara?.
--Si sigues así... –El Phoenix habló pausadamente –Moviéndote de esta forma... No te dejare salir del cuarto... –Una media sonrisa morbosa y un brillo en sus ojos dejo en claro sus morbosas intensiones.
--¿Eh?... –El menor no entendió muy bien que quiso decir pero esa sonrisa se le hizo sugestiva.
 
  Para restar dudas y dejarle en claro a su pequeño que no saldría del cuarto por las próximas horas perdiéndose la cena, Ikki aferro con hambre el pequeño y redondeado trasero de Seiya quien solo se limito a dejarse hacer sin negarse a ningún pedido.
  La noche paso entre sonoros gemidos masculinos que inundaron indecorosamente la Mansión, por mas que quiso evitarlo y por mas que en varias ocasiones le tapo la boca con una mano para silenciarlo, el Phoenix no consiguió que el Pegasus dejase de expresarles a todos los que dormían la alegría que su koibito le estaba haciendo vivir.
 
 
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  De mas esta decir que ese domingo Seiya durmió hasta que le fue posible, despertando en la cama de su hombre sin su compañía, eso le extraño ya que los domingos eran los únicos días libres de Ikki. Ese mediodía en particular se encontraba nublado y frío, el hogar en la Mansión había empañado los vidrios de los amplios ventanales, pareció ser que el otoño había llegado de golpe.
  El Pegasus se levanto y luego de hacer lo que tenia que hacer en el baño (Lavarse la cara n_n) bajo a la sala encontrándose a todos sentados y almorzando sin él, todos incluido el Phoenix que no quiso despertarlo temprano un domingo. En la cocina se podía escuchar las risas y voces de las comadres.
  El menor de la casa se sentó en su silla, a su derecha el lugar permanecía aun vacío, aparentemente Saori se quedaría mas tiempo en el Santuario ¡Dioses! Extrañaba tanto su compañía, pues a pesar de ser una mujer a veces era mejor hablar con ella que con alguno de sus amigos con respecto a temas referidos del corazón, y si... Una mujer es mas sensible y abierta, y con su Diosa había aprendido a hablar sin tener vergüenza de ser franco con sus sentimientos, de hecho Saori fue la primera en enterarse sobre los gustos de Seiya quien confundido acudió a ella encontrando la solución a su martirio: Le gustaba Ikki y eso no cambiaría, le gustaba un hombre por mas que le pesase ¿Pero tenia que ser justo Ikki carajo? De hecho fue Saori quien alentó al Pegasus a ir detrás del Phoenix, un total y completo suicidio, pero en fin, tan mal no le había ido... Por eso el morocho desde aquella vez considero a su Diosa una amiga fiel y leal y siempre lo seria, quizás también por eso Saori no se enojo cuando a toda costa el ponny quiso juntarla con Shiryu... Dicho sea de paso, el Dragón sentado frente a él no dejaba de mirarlo.
  Seiya le sonrió a su mejor amigo por cortesía siendo correspondido por una similar, pero a decir verdad esa mirada y esa sonrisa le produjo escalofríos en todo el cuerpo. Incomodo, el Pegasus termino de comer, su chico, sentado también al frente justamente a lado del pelilargo se asombro de no escuchar la perorata diaria de su niño, pero lo cierto es que el Pegasus se encontraba intimidado por los ojos que lo observaban con ahínco. Shun hizo un par de acotaciones, mas que nada dialogo con Hyoga, mientras el resto se mantuvo en extraño silencio.
  Después de un rato las miradas de Shiryu cesaron quien le busco a Shun un poco de dialogo en la sobre mesa, los ánimos se distendieron y los cinco hablaron de banalidades.
  El menor de todos se mantuvo muy atento a pequeños detalles o indicios, la relación que mantenían el Dragón y el Cisne era de una cordial amistad, lamentablemente no vio nada mas allá de eso, sin embargo a simple vista hacían una pareja genial y el Pegasus comenzó a “navegar” delirando un poco, nuevamente “soñar no cuesta nada” (Hasta que algún político argentino lo privatice) Y se contento imaginándolos juntos, quizás así al ruso se le borrase esa mirada eterna de melancolía y algún día podrían verlo sonreír abiertamente, quizás así Shiryu dejase de ser tan inseguro con temas relacionados al corazón y podría darle a alguien ese inmenso amor que tenia guardado en su interior a la espera de que algún ser apareciese un buen día para poder brindarlo.
Seiya suspiro... E Ikki adivino lo que estaba pensando, es que si vamos al caso el Pegasus no era nada disimulado y como si estuviese en algún partido de tenis dirigió su mirada insistentemente del rubio al pelilargo, del pelilargo al rubio durante unos cuantos minutos.
  Bien, el pequeño supo que no había tiempo que perder, debía saber cuanto antes los gustos de su mejor amigo, el tema era como demonios hablar de eso con Shiryu... Ya encontraría la forma, la mejor manera de empezar era intentar buscarle dialogo a solas ya que no podría preguntarle esas cosas delante de todos y el mejor momento fue a la hora de la siesta cuando el Dragón decidió acomodar un poco las cosas que no había podido acomodar en la semana por los exámenes y el trabajo, el resto dormía un rato en ese domingo aburrido, Seiya quien se había levantado hacia dos horas encontró la excusa perfecta para quedarse con el pelilargo ayudándolo a ordenar su cuarto.
 
--Hola Shiryu... –Saludo el Pegasus desde la puerta con una sonrisa --¿Puedo pasar?...
--Adelante... –Concedió Shiryu sonriendo extrañamente, no dejo de lado la aburrida tarea de acomodar sus libros en la estantería.
--Todos duermen... –Dijo inocentemente el pequeño adentrándose en el cuarto... Inocentemente porque el Dragón malinterpreto las intenciones de su amigo.
--¿Somos los únicos despiertos?
--Así es... Y estoy aburrido... –Y era cierto con todos durmiendo en la silenciosa Mansión, Seiya se sentó en la cama desplomándose en ella de puro ocioso nomás.
--¿Estas aburrido?... –Hubo algo distinto en su tono de voz. –Ikki... ¿También duerme?... –Quiso asegurarse el Dragón.
--Todos... –Volvió a reafirmar el Pegasus. –Por eso estoy aburrido...
--Bueno... Pero yo no soy “todos”... ¿O acaso soy aburrido?... –Pregunto el pelilargo terminando de acomodar sus libros para pasar a acomodar sus CD.
--No quise decir eso... No me aburres...
 
  Hubo unos instantes de incomodo silencio, por un lado Seiya intentaba buscar la forma de empezar un dialogo con Shiryu mientras este buscaba la forma de tomar coraje, casi al mismo tiempo hablaron confundiéndose las voces:
 
--Shiryu...
--Seiya...
 
  Se miraron unos segundos sonriendo por la torpeza, supieron en su interior que ambos buscaban cambiar el rumbo de la conversación, el Dragón caminó hasta su cama para sentarse junto a un recostado Pegasus.
 
--Shiryu... Quiero hacerte una pregunta pero... No quiero que te ofendas... –Suplico el menor siendo sincero, supo que con el pelilargo siempre había que ser sincero, era lo mejor.
--No me enojaría contigo Seiya... –Aseguro Shiryu acomodándose mejor de manera que quedo observando a su amigo quien no se daba por enterado de este acercamiento.
--¿Te gustan los hombres?...
  El Dragón sonrió como quien sabe que la mentira había llegado a su fin y era hora de confesar la verdad.
--¿Por qué me lo preguntas?... –El pelilargo intento ir despacio, tanteando el terreno.
--Pues... Porque nunca has tenido novia y yo me preguntaba...
--¿Sabes?... –Lo interrumpió Shiryu cambiando el tono de voz a un susurro –No lo se... Nunca lo supe y siempre me pregunte eso... ¿Por qué ninguna chica me atrae?... Y lo loco de todo esto, la respuesta la encontré en ti...
--¿Eh?... –Se desconcertó Seiya parpadeando un par de veces.
--Si... Has despertado mi curiosidad... Desde ayer que me planteo esto, desde que tuvimos la charla... –El Dragón acerco lentamente su rostro al de su amigo –Y me pregunto... –Hablo pausadamente –Que pasaría, que sentiría... –El Pegasus pudo sentir la respiración caliente del otro sobre sus labios–Si te beso...
 
  Y el dichoso y confundido beso llego a destino, un beso casi inocente ya que solo fue de labios, superficialmente sin profanar la boca del otro. El menor exhalo un suspiro y cerro sus ojos... ¡Un momento! ¡Sus labios tenían dueño! Pero era tan gratificante, era tan cálido y dulce aquel trato, sin embargo fue el pelilargo quien reacciono confundido.
 
--Lo siento... No se que estoy haciendo... Yo... –Se disculpo Shiryu levantándose un poco y de esa manera permitiendo que su amigo escapara casi asustado de sus garras. --¡Dioses! Ikki es mi amigo... Lo siento... Yo me confundí... –Aclaro al ver la cara de pánico en el otro –Pense que me preguntabas esas cosas porque... ¡Dioses! ¿Cómo puedo arreglar esto?...
--No... No te preocupes... –Balbuceo el Pegasus sorprendido.
--Perdóname Seiya... Creí cualquier cosa... Pense que tenias algún interés...
--Pero yo estoy con Ikki... –Argumento el otro con la voz débil... --¡Vaya novedad! Por algo eran esos gemidos nocturnos que salían de un cuarto o del otro.
--Sí... Lo se...
--Nunca estaría con otra persona... –Dijo el Pegasus sin intención de reprochar absolutamente nada.
--Me confundí... Debí suponerlo pero en cambio imagine otras cosas... –Pronuncio el Dragón sonriendo apenas.
 
  El pequeño no era esa clase de chico, Seiya era demasiado inocente como para engañar a su koibito, ni siquiera jamas había concebido esa idea, recién en ese momento el pelilargo recordó eso: Había confundido las cosas olvidándose de que el Pegasus era aun un niño por dentro.
 
--No te preocupes Shiryu... No estoy enojado...  –Tranquilizo el menor –Pero entonces... ¿Te gustan los hombres?
  Shiryu no supo si llorar o reír en ese momento, su amigo nunca cambiaba y quizás nunca lo haría.
--No lo se... A ti ¿Qué te pareció?... –Respondió el Dragón riendo apenas–Si te bese supongo... O mejor dicho, si te bese es porque algo me deben de gustar... Gracias... –Finalizo sorprendiendo al otro.
--¿Gracias por que?...
--Por ayudarme a sacarme esa “espina”... –Respondió el pelilargo.
 
  Seiya solo sonrió sonrojándose para luego irse de aquel cuarto, cuando Shiryu se quedo solo cerro su puerta, tenia muchas cosas que meditar, pero en parte sintió en su interior que se había quitado un gran peso, se sintió liberado, ese tema era algo que venia carcomiéndolo por dentro desde hacia algún tiempo y el Pegasus sin saberlo le había ayudado en la difícil tarea de reconocer aquello que no se quiere ver pero que esta, acompañándonos, acechándonos: La realidad, y la realidad del Dragón era que le gustaban los hombres, poco, mucho o nada, no importaba... El punto era que le gustaban y ¡Demonios!... Se sintió bien por dentro al reconocerlo finalmente, contrario a lo que penso, se sintió muy bien.
 

######
 
 
  Ikki despertó de aquella siesta reparadora buscando a la gente en la Mansión pero nada, puro silencio, sin embargo al bajar por las escaleras se encontró con una hermosa tarde, las nubes grises que cubrían el cielo se habían ido dejando que el sol brillara un poco, y el resto disfrutaba de esos instantes de calor en el jardín... Seiya e Hyoga pateaban una pelota mientras Shiryu leía un libro sentado en los bancos de jardín debajo de una enredadera.
  Cuando el Phoenix fue a la cocina con el fin de prepararse la merienda su otouto ingresaba por la puerta trasera.
 
--Buenas tardes otouto... –Saludo el peliazul pero no recibió respuesta.
  Andrómeda se acercó a la heladera en busca de jugo.
--Buenas tardes otouto... –Repitió el saludo casi entre dientes y más firme.
  Pero el peliverde se limito a ignorarlo olímpicamente sirviendo el jugo en un vaso.
--¡Shun!... –Exclamo el mayor indignado --¡Te estoy saludando!...
--Ya lo sé... –Respondió el otro –¿Pero no te das cuenta que te estoy ignorando?...
--¡Vaya novedad! Si... Me doy cuenta... –Respondió Ikki asombrado --¿Puedo saber porque me ignoras?... –Intento hacer memoria y recordar alguna discusión o algo que pudo haber dicho que causara ese enojo en su otouto.
--¿Quieres saber porque?... –Desafió Shun y en cuanto su niisan asintió con energía y cruzado de brazos, tomo aire para decirle en la cara todo lo que pensaba --¡Por que eres un... ! –Iba a decir “cretino” pero se contuvo, era su hermano mayor y no pudo hablarle así --¡Me decepcionas Ikki!... ¡Dioses! ¡Que asco! ¡Nunca espere algo semejante de ti!...
  El Phoenix arqueo sus cejas incrédulo ¿¡Qué había hecho o dicho que fuese motivo de esa furia y de ese enojo en el menor!?
--¿¡De que hablas Shun!?...
--¡Sabes perfectamente bien de que hablo!... –Exclamo Andrómeda increpándolo con un dedo --¡Seiya es mi amigo y por nada del mundo voy a permitir que lo lastimen así!...
--¡Un momento!... –Empezó a entender el peliazul --¡¿Qué demonios estas pensando?!...
--Nada... No tengo nada que pensar... –Su tono de voz y sus gestos permanecieron inquebrantables, su mirada inquisidora y de desprecio dedicada solamente a su niisan, el ser que más admiro y que ahora lo decepcionaba –Es mas que obvio... Son mas que obvias tus intenciones...
--¡Shun! Explícate mejor porque no te entiendo... –Ikki fue demandante.
--Pero quiero que sepas... –Espeto el peliverde ignorando el pedido de su hermano mayor –Que no pienso ser parte de tu juego sucio... Y aunque seas mi niisan e Hyoga mi mejor amigo ¡No le ocultare la verdad a Seiya!...
  ¡Ah! ¡Por ese lado venia la cosa! Recién en ese momento, el Phoenix lo comprendió todo, había sido un gran malentendido.
--Otouto... ¿Tu piensas que yo busco algo con Hyoga?... –El peliazul lanzo una risa irónica ¿Él con ese ganso pata sucia?.
--¡Y! ¡Por algo tantas preguntitas! ¿No?... –Shun también fue irónico.
--¡Estas muy equivocado!... ¡Yo solo te pregunte todas esas cosas por Seiya!... –Ikki sonrió triunfal cuando su otouto se desarmo al escuchar sus palabras, se sintió aun más confundido.
--No entiendo... –Balbuceo Andrómeda.
--Shun... Jamas le haría daño a             Seiya, menos de esa forma... Créeme...
 
  El peliverde le creyó, supo porque lo vio en sus ojos que su niisan era sincero, sin embargo necesito saber mas pero por desgracia los otros tres irrumpieron en la cocina riendo y charlando animadamente (Bueno, por lo menos Seiya y Shiryu entraron animadamente) consiguiendo así que los hermanos inevitablemente cambiasen de conversación.
  Tanto el Pegasus como el Dragón y el Cisne notaron un ambiente tenso en la cocina, el ruso se quedo pensativo ¿Y si tal vez Ikki había preguntado mas de él? Quiso saberlo, así que se las arreglo para buscar a Shun y fue recién a la noche que pudo quedar a solas con él... Todos se habían ido a acostar temprano pues al día siguiente los esperaba las actividades diarias.
  A solas en su cuarto, Andrómeda se sorprendió al ver a su amigo de pie detrás de él y por eso lo reto:
 
--¡Hyoga! ¡No entres a mi cuarto así y menos a esta hora!... –Lo que más temió el peliverde fue que su hermano sorprendiera al rubio en su cuarto.
--Lo siento... Pero necesito saber si tu niisan te... –Recién ahí al ruso le entro la vergüenza –Si te pregunto algo mas de mi...
 
  ¡Que lío! Shun no supo que decirle pues se encontraba en un lugar mas que difícil ya que eran amigos entre todos y aunque comprendió los sentimientos de Hyoga por su niisan no concibió semejante idea, por su lado el Cisne mas de una vez se sintió el “Peor amigo del año” con respecto al Pegasus por fijarse justamente en su pareja, pero ¿Que podían hacer?, a veces el corazón actúa por su cuenta sin medir consecuencias. El ruso siempre luchó contra sus deseos por respeto al mas pequeño de los Kido, pero en el fondo no podía evitar añorar algo con Ikki.
  Andrómeda guardo unos segundos de silencio y mientras terminaba de quitarse la ropa para ponerse el piyama le respondió:
 
--No... No me pregunto nada... –Se sinceró el peliverde causando una pequeña tristeza en el otro.
--Ah... –Pronuncio Hyoga débilmente –Dime ¿Sospecha o sospechó algo de?... Ya sabes... –Dijo dando por hecho que el otro comprendió sus palabras.
--No... Aparentemente no... –Respondió Shun y cuando quiso ponerse la parte de arriba del piyama una mano evito esa tarea quitándole dicha prenda.
 
  Sintiéndose un poco decepcionado con el destino, el Cisne busco revancha, y nada mejor que el sexo desenfrenado para quitarse el mal sabor que nos deja la vida, intento desnudar a su amigo Andrómeda con el fin de gozárselo toda la noche pero el peliverde lo detuvo.
 
--Hyoga... De veras... Lo siento, pero no puedo... Entiéndeme... –Suplico el menor.
--Lo se... Discúlpame... –Derrotado, el rubio se levanto dejando libre a su amigo.
--Sabes que no puedo... No quiero lastimarlo...
 
  El ruso asintió comprendiendo, desde que Shun había comenzado una relación con un compañero de la escuela, el sexo entre ellos había disminuido hasta el punto de desaparecer cuando Andrómeda reconoció sus verdaderos sentimientos hacia ese chico dando por finalizado los encuentros fortuitos con quien había sido su primer hombre.
  Sintiéndose aun peor por no poder tener ni siquiera un poco de sexo desinteresado, Hyoga se alejo hasta su cuarto sintiendo nuevamente ese vacío en su corazón ¡Hasta el peliverde tenia a alguien! Dioses, lo único que tuvo con Shun lo había perdido y si bien nunca fue amor, solo cariño, era una manera de estar mas cerca del Phoenix, de poder estar aunque sea con una parte de él, de su esencia.
  Ya en su cuarto, el Cisne no pudo conciliar el sueño, cansado de dar vueltas una y otra vez, arrojo las sabanas al suelo y se levanto en ropa interior con el fin de llegar a la cocina y tomar un poco de agua, leche, jugo lo que fuera, lo que le sirviera para poder dormirse.
  Llego a dicho lugar encontrando la luz prendida y a Shiryu en la heladera de espaldas y solo con un pantalón deportivo, su pelo negro, lacio y largo caía por su espalda desnuda.
 
--Por lo que veo no soy el único que no puede dormir... –Pronuncio el rubio consiguiendo que el Dragón volteara.
--Oh... Así parece... ¿Quieres leche?... –Le ofreció el pelilargo, era sabido que la leche ayudaba a conciliar el sueño.
  Hyoga acepto el vaso y recostó su espalda contra la mesada.
--¿No tienes frío?... –Inquirió Shiryu horrorizado de verlo en pleno otoño solo en ropa interior olvidando que el ruso estaba mas que acostumbrado a esos tipos de climas.
--No... Y te digo mas, duermo desnudo...
--Yo me olvido que tu puedes dormir dentro de una heladera si quieres... –Dijo el Dragón divertido obviando el comentario de dormir desnudo.
--¿Por qué no te puedes dormir?... –Inquirió Hyoga moviéndose de costado para dejarle un lugar en la mesada a su amigo.
--Pienso...
--¿Piensas?... –Repitió el Cisne. --¿En que?...
--Si... Pienso mucho... Pienso en cosas... Estos días han sido algo atípicos para mi... –Respondió el pelilargo sin ser demasiado explícito y el rubio comprendió que no quiso ahondar en el tema.
--¿Sabes?... Para mi también... Ha sido un fin de semana extraño, de dudas y reflexiones... –Pronuncio el ruso dando el ultimo sorbo largo a su vaso de leche.
  Shiryu se quedo sin habla, asombrado, ya que sintió que le habían robado las palabras.
--Lo mismo digo... –Susurro el Dragón dando la vuelta para dejar su vaso en la bacha junto al de Hyoga.
--Buenas noches Shiryu... Que descanses... –Saludo el Cisne caminando hasta la puerta vaivén --Si puedes... –Finalizo en son de broma –Si concilias el sueño duerme por mi por favor... Ya que dudo que pueda pegar un ojo en toda la noche...
--Buenas noches... –Saludo el pelilargo sonriendo por el comentario.
 
  Cuándo el rubio se alejó de espaldas Shiryu no pudo evitar bajar su vista, nunca había observado con esos ojos a un hombre ¡Ba! Exceptuando a Seiya, enseguida notó su inusual comportamiento y giro para dejar de mirar y distraer su mente en otra cosa.
  El ruso, solo en su cuarto y cansado de mirar el techo se pregunto en que pensaría Shiryu o cual podría ser el motivo por el cual estaba tan intranquilo, porque así lo noto Hyoga y jamas había visto al Dragón en ese estado, siempre tan sereno. Quiso levantarse y quedarse un rato con él para ver si podía ayudar a su amigo ya que era evidente que algo le perturbaba, pero desistió en su intento cuando escucho la puerta del pelilargo abrirse y luego cerrarse... Aparentemente había decidido dormirse de una buena vez... El Cisne lo imito y aunque recién de día pudo, consiguió cerrar los ojos.
 
 
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Cuando Ikki llego del trabajo se encontró con su niño ya en la Mansión, que también había regresado de la escuela, notándolo un tanto extraño, muy pensativo por un lado y muy callado por el otro, no es que Seiya no piense o no pueda quedarse callado, solo que se le hacia muy extraño al Phoenix. La gran Mansión pareció desolada, Shun había salido apenas llego del colegio hacia la cafetería en donde trabajaba de mozo, Shiryu luego del trabajo tenia clases y casi nunca pisaba la casa, Hyoga a pesar de estar se encontraba encerrado en su cuarto y Saori aun no había regresado con Tatsumi del Santuario.
  El peliazul se sentó junto a su pequeño hombre para hacerle compañía frente al televisor he intento darle charla.
 
--¿Averiguaste algo de Shiryu?...
  El Pegasus se puso visiblemente nervioso recordando el episodio vivido con su mejor amigo, sin poder articular palabra negó reiteradas veces con su cabeza.
--¿Y como piensas hacer? Si no estas seguro te meterás en un lío... –Aseguro el mayor acomodándose desordenadamente en el sillón.
--Ya no se si quiero seguir con esto... –Dijo el menor sorpresivamente.
  Ikki se incorporo de golpe al escuchar esto y presto mas atención a las palabras del otro.
--¿Qué has dicho?... –El Phoenix no pudo creer que su niño había desistido en su intento.
--Que ya no se si quiero seguir adelante con todo esto... –Volvió a repetir Seiya mirándolo a los ojos.
--¿Por qué?... –Pregunto el peliazul dando la impresión de un reproche, por eso inmediatamente cambio el tono de voz –Digo... Me parece prudente, era una locura, pero no entiendo que te hizo cambiar de parecer...
--Nada... –Mintió el Pegasus porque supo que era peligroso hacer esas cosas, o eso sintió y la prueba había sido en el cuarto del Dragón el día anterior –Solo que... No son compatibles... No los veo juntos...
--¿Sucedió algo?... –Ikki lo noto en el rostro de su compañero.
--Oh no... No sucedió nada... –Mintió nuevamente.
 
  El Phoenix pudo seguir preguntando y quiso hacerlo pero su otouto irrumpió en la sala llegando del trabajo, dejo su mochila sobre uno de los sillones y luego de saludar fugazmente se dirigió a Seiya.
 
--Este fin de semana necesitan un refuerzo... ¿Quieres ir?... –Pregunto Andrómeda a su amigo quien entendió lo que le estaba preguntando.
--Sí... Por supuesto... –Acepto el Pegasus alegre.  –Gracias Shun...
 
  Siempre que en el lugar de trabajo del peliverde necesitaban mas empleados ya sea por un feriado o fin de semana largo, Shun siempre lo recomendaba a él, y para el morocho era una entrada mas de dinero de vez en cuando que no le venia nada mal para sus gastos personales.
  Luego de esa corta conversación el hambre de la tarde hizo que Hyoga bajara por las escaleras para reunirse con sus amigos y ya les fue imposible a Ikki y Seiya seguir hablando del tema.
 
 
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  Shiryu no quiso cenar cuando regreso a la Mansión, necesito darse un buen baño de agua tibia y encerrarse en su cuarto, ya estaba a punto de descifrar el embrollo, ya estaba a punto de comprender los “Porque” y los “Como”... Bueno ¿A quien quería mentirle? Estaba realmente lejos de eso, es que por mas que le daba vueltas al asunto una y otra vez, por mas que intentaba entender la situación desde el punto de vista de Seiya no consiguió comprender el fin del pequeño... Si al Pegasus nunca le intereso su vida sexual y privada y si nunca tuvo un interés hacia él ¿Por qué demonios le hizo todas esas preguntas? Por que algo que no se creyó el Dragón fue eso de “Querer saber un poco mas de mi buen amigo Shiryu”... Una de dos: O iba a sacarse las dudas con el pequeño o se quedaba con esa duda.
  Sin dudas el pelilargo hubiese optado por lo segundo y ahorrarse la mala sangre de no ser por la presencia de Seiya en su cuarto, aquello de ver al Pegasus de pie en su habitación lo asombro, los motivos del morochos eran claros:
 
--¿Qué te sucede Shiryu?... ¿Por qué no quisiste cenar?... –Seiya se sintió un poco culpable por el extraño aislamiento del otro.
--Es que no tengo hambre y estoy cansado... –En parte, Shiryu dijo la verdad.
--¿Estas enojado conmigo?... –Pregunto el Pegasus de una manera tan tierna que le arranco una sonrisa al Dragón.
--No... ¿Cómo puedo enojarme contigo?...
--Manos mal... No iba a poder con la culpa... –Dijo el menor atinando a irse pero una mano firme le tomo del brazo.
--Espera... –Pidió el pelilargo.
  El rostro de Seiya lo dijo todo, temió algún comportamiento impropio en el otro y tuvo miedo de no saber manejar la situación y que se le fuera de las manos ¡En el lío en el que se había metido!
--¿Qué... Sucede?... –Balbuceo el Pegasus.
--Lo siento... –Dijo Shiryu notando la reacción del otro y soltó su brazo. –Pero es que necesito saber... No entiendo porque todas esas preguntas... Siento que hay algo que me ocultas...
  El morocho no supo que decir y aun nervioso por la proximidad de su amigo balbuceo un nombre seguido de algo inentendible.
--Hyoga...
  Fue lo único que pudo escuchar el pelilargo y se asombro ¿Qué tenia que ver Hyoga en todo eso? Oh... Dioses... De nuevo conjeturas apresuradas, en fin: “No hay mal que por bien no venga”.
--¿Hyoga?... –Repitió Shiryu incrédulo. --¿Por Hyoga dices?
  Seiya solo asintió nervioso y por suerte, o no tan suerte ya que algo raro intuyo, apareció Ikki en el marco de la puerta.
--Seiya... Te estuve buscando...
--Oh... Ikki... –El rostro del Pegasus lo delato y aunque no estaba haciendo nada indebido así lo pareció.
--¿Qué sucede?... –Investigo el Phoenix observando a uno y luego a otro.
--Nada... –Dijo el pelilargo con tono de obviedad.
--N... Nada... –Balbuceo el morocho torpemente.
--Ah... –Pronuncio el peliazul débilmente.
 
  La mirada interrogativa e inquisidora de Ikki logro poner mas nervioso al menor quien decidió irse de aquel cuarto en compañía de su hombre... Tuvo que ser firme y hábil para convencer a un desconfiado Phoenix de que nada raro estaba pasando.
  Shiryu al quedarse solo se coloco solo la parte de abajo, ya que no hacia tanto frío, de su piyama, se cambio las medias y se acostó a dormir, o por lo menos a intentar, cansado estaba, no solo por el día largo que había tenido (Por suerte no trabajaba y estudiaba todos los días) Sino también por pasarse toda la noche anterior despierto hasta tarde. Pero por mas que quiso no pudo: ¡¿Hyoga?! ¿Qué tenia que ver Hyoga en todo eso? Dioses, ahí van de nuevo las conjeturas apresuradas... De ser así, penso el Dragón, el Cisne se lo tuvo bien guardado ya que jamas imagino ese interés hacia él, nunca había pasado nada... “Extraño” ni mucho mas, ni mucho menos. ¡Waou! El pelilargo sonrió, aparentemente alguien, por primera vez en su vida le había prestado atención, mirándolo con otros ojos y no con el de: “Eres un buen amigo” “Te quiero solo como amigo” “Eres el mejor amigo que cualquiera puede tener” “Eres el hermano que siempre soñé”... “No eres tu el del problema, soy yo”. Pero ¿Hyoga? Se le hizo tan extraño al pelilargo, pero aun así tuvo que reconocer que su querido amigo portaba un cuerpo encantador pero esa mirada, cargada de tristeza... Era una pena, aunque sin dudas esa expresión de melancolía hacia mas bello su blanco rostro. Bueno, aunque ya se le estaba yendo la mano, una suerte de “Shinji” en potencia.
 
 

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