Y mientras estaba encima mío, oprimiendome, impidiendo que me moviera y con claras muestras de querer matarme le susurro al oido:
-por favor, no me mates- se que es la súplica más común y la menos efectiva que existe pero aun tenía esperanzas de poder continuar con mi vida.
- ¿por qué debería hacerte caso? - me dice en un susurro para luego terminar mordiendo fuertemente mi oreja haciéndome sangrar pero aunque duele mucho no grito, ya que estoy acostumbrado al dolor por la vida que me ha tocado.
- porque... haré lo que tú quieras si me dejas vivir. Seré tu arma, tu escudo, tu sirviente e incluso... tu juguete de cualquier tipo.- le digo sabiendo todo lo que mis palabras significan y dispuesto a cumplirlas si el cumplia su parte, dejarme con vida.
- ¿te me estas insinuando, Deidara?- me dice con voz grabe casi sensual, me sorprende el hecho de que sepa mi nombre pero recuerdo que esta escrito en mi puerta, esas letras las hizo mi padre con un cuchillo una vez que intento matarme y yo me refugié en mi habitación.
- sólo si tú así lo quieres - le miro con una súplica plasmada en mis pupilas.
-mmm... ofreces mucho, creo que es una oferta que no puedo denegar, pero tu me serás fiel y desde ahora entenderás que tu mísera vida me pertenece independiente de lo que te haga o mande a hacer, tú serás mío, no quiero quejas ni preguntas y menos que te niegues a lo que te pido ¿estamos?- lo pienso un momento ya que no se que es lo que me depara ni tampoco si esto sera mejor o peor a la vida que llevaba, pero aun siento que soy muy joven para morir, solo tengo 17 años.
-esta bien- le termino diciendo desviando la mirada, se lo die en un tono tan bajo que incluso llegue a dudar si me había escuchado por lo que levanto mi vista, lo veo sonreir de costado lo que me confirma que si me ha oido, cierro los ojos imaginándome lo que me espera, pero él interrumpe mis pensamientos.
-juralo- y ahí si que abrí mis ojos, sabía que le había jurado mi vida pero no pensé que el lo llevará tan al extremo, aunque era de esperarse. Lo miro con ojos asustados y por su mirada expectante supe que no estaba bromeando. Se levanta dejando que me pare, cuando estamos los dos de pie uno frente al otro yo me arrodilló y pronuncio las palabras que me condenaran de por vida y mucho más.
-juro ser tu vasallo por el resto de la eternidad, mi cuerpo, alma, mente, vida y muerte te pertenecen, por favor aceptame-le digo mirandolo a los ojos y solo espero que diga que no pero se que es algo imposible que suceda debido a las circuntancias.
- te acepto, deidara- y ahí empieza mi agonía, caigo al piso, comienzo a gritar por los terribles dolores que sufre mi cuerpo y escucho un muy bien antes de caer en la inconciencia.