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Aniversario por HakudiNN

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Notas del fanfic:

Familia cibernética bella!!!

Les traigo un one-shot sacado de ultimo momento de un instante de inspiración ayer mientras viajaba con la familia.

Espero que les guste.

Death Note no me pertenece, ni sus personajes, escribo sobre él sin ánimo alguno de lucro y con fines de entretenimiento.

Este fanfic asi como su argumento es de mi total autoría.

Notas del capitulo:

Es pequeño pero espero que les guste!

Tomatazos siempre bienvenidos y seguimos tratando de hacer un buen papel en el curso asique mandenme sus vibras, familia, su cosmos, ki, chakra...todo!

 

--Una copa de Merlot—me dijo el camarero mientras depositaba la copa frente a mí. Le sonreí en agradecimiento apartando las manos de la mesa y dedicándole mi atención al vino apenas el chico se fue.

Tamborilee los dedos sobre el mantel. Curiosamente, y muy a mi pesar, el corazón estaba acelerado contra mi pecho conforme las manecillas del reloj avanzaban hasta marcar las diez de la noche.

Era hasta ese momento en que dejaba de evadir la realidad y miraba la silla vacía al otro lado de la mesa. El puesto estaba listo, en espera de que él se presentara y ordenara la cena. Apartaría de en medio el arreglo floral y le pediría a un mesero que se lo llevara lejos, quizás también se quejaría de mi elección. Elle siempre fue más del Cabernet Sauvignon que de Merlot. Por mi parte, siempre enloquecí con el sabor de las cerezas que explotaba en mi lengua y con la sensación fría que depositaban en mis labios, preparados para cuando Elle quisiere acercarse sobre la mesa para depositar en ellos un beso fugaz.

Aspiré el aire caliente del restaurante, percibiendo un ligero aroma a especias, probablemente provenía de la elección carísima de una mesa cercana a la mía.

Era difícil saber dado que había elegido un sitio alejado del resto, una  de las únicas dos mesas apostadas a los lados de los ventanales que hacían las veces de muro frontal.

Me pasé una mano por el cabello mientras contemplaba el reloj. Estaba seguro que más de una persona estaba consciente que llevaba sentado allí por lo menos una hora y que, lastimeramente, me habían dejado plantado.

Sonreí internamente alcanzando la base de la copa para acaricia el cristal. Elle acostumbraba jugar con sus largos dedos sobre el borde mientras platicábamos, sus ojos siempre demasiados atentos daban la impresión de analizarte con la dedicación propia de no querer perderse ni un mísero detalle de ti.

Inconscientemente mi mano voló hasta la corbata roja, acariciando el satín en el mismo lugar donde él se aferraba para tirar de mí y acorralarme contra la pared del callejón de la siguiente calle. Nos besábamos o mejor dicho nos comíamos vivos antes de remolcarlo hacia el auto para subir y ganarnos varias multas de tránsito en medio de nuestra ansiedad por llegar pronto a mi departamento. Una vez nos caímos en medio de la banqueta, desperdigamos la basura del restaurante y tuvimos que huir de la escena antes de ser descubiertos.

El cabello me apestó a pescado muerto durante las siguientes ocho horas.

Me ganó la risa por un momento y quizás me gané unas cuantas miradas. Podía oír sus pensamientos compadeciéndome al estar sentado, vestido con mi mejor camisa, perfumado y hasta peinado, mirando mi intacto Merlot.

Solamente el barman parecía inmune al aura novelesca que debía desprender en ese momento, y es que él me conoce. Sabe que justamente hoy me verá entrar al restaurante, pediré la misma mesa cerca de la ventana y me sentaré en la misma silla durante cinco horas, con solo una copa de vino.

Jugué con el borde del mantel, enredando mis dedos en los flecos dorados, escuchando mentalmente la voz de Elle al pedirme que dejara de hacer eso porque lo ponía nervioso.

--Esta misma mesa…--musité con una sonrisa divertida. La misma que nos había visto enredar las piernas debajo de ella, jugar pequeñas luchas con los pulgares mientras esperábamos nuestra orden. Esta que escuchó palabras cargadas de electricidad sexual, implícitos llamados para apresurar nuestra bebida y despedirnos de la cena romántica para pasar directamente a las sábanas de mi cama.

Sin falta cada año celebramos aquí nuestro aniversario.

--Vino….—el líquido sigue inmóvil dentro del cristal, reflejándome en tonos rojizos.

Brindis de aniversario.

Hoy es nuestro quinto aniversario.

 Pero no lo estoy esperando en realidad porque sé que Elle no va a venir. De hecho, hace tres años que no se presenta.

Se ha vuelto una especie de ritual desde que superé nuestro romance, porque eso es lo que sané de mi cuerpo: él. Su amor y sus caricias. Las miradas sinceras mientras brindábamos en nuestros primeros y últimos dos años de perfección. Uno no supera una ruptura, sino los recuerdos bellos que son los que nos impiden seguir adelante, son los bellos instantes a su lado los que nos atrapan para no dejarnos ir nunca.

Se trata de un juego mental conmigo mismo, una treta de mi estado de ánimo que se va degradando conforme se acerca esta fecha cada trescientos sesenta y cinco años, obligándome a prepararlo todo para esta noche. La misma emoción mientras elijo la ropa, paso un poco de colonia por mi cuello (donde antes vivía su boca), me cepillo y salgo disparado hacia la celebración de nuestro aniversario.

Es dramáticamente grotesco que Elle se hubiera convertido en esto: una reserva de por vida, justamente en esta fecha a las diez de la noche. Una copa de vino tinto y mis ojos contemplando mi soledad del otro lado de la mesa.

Pareciera una mentira que después de tantos daños todavía siguiera teniendo fe en nuestro aniversario, y que todo me pareciera increíblemente familiar a pesar de que el resto de la anualidad no pongo un pie dentro del establecimiento.

A veces, cuando no tengo otra opción que pasar frente al lugar, me detengo frente a los cristales y dejo a mi mente divagar por cada recuerdo que convierte mi torrente sanguíneo en un hervidero de sensaciones. Luego, con una sonrisa me alejo.

Sin embargo, hoy en diferente. Siempre lo es.

Esta noche cada color del restaurante me recuerda lo gris que podía ser Elle cuando se lo proponía, cada aroma me revolvía al estómago por no ser comparable con el olor a caramelos que siempre lo caracterizó y que, sigue grabado en mi mente.

El barullo al rededor y la música instrumental no me distrae de los tonos lánguidos de su voz al hablarme sobre cualquier cosa. La forma despreocupada con la cual me hablaba de nuestros cuerpos enredados en las cobijas o su sonrisa pueril cuando lograba hacerme sonrojar.

Fuimos Elle y yo durante dos años.

Dos aniversarios y muchas promesas que, dicho sea de paso, no cumplimos: amarnos, procurarnos, desearnos…protegernos…presentarnos cada veinticinco de octubre a las diez de la noche para brindar por nosotros.

Luego, cuando nos desboronamos y la historia se acabó, a pesar de no saber qué hacer, opté por presentarme a un aniversario inexistente con el fantasma de lo que alguna vez fue mi vida entera. Escogí cumplir con mi palabra.

Decidí formalizar una de las tantas promesas que tampoco te cumplí. Una al menos.

Supongo que existen llamas que ni siquiera el mismo océano puede apagar…

Hace frio como hace varios años, y al igual que la repetición del clima, sigo teniendo la sensación de un lazo especial con el fantasma que me acompaña a cenar.

Luego, podré ir con él por la calle, pasearnos por el callejón y quedarnos un rato contemplando nuestro rincón especial. Patearemos hasta la basura y nos dirigiremos juntos hasta mi departamento.  Disfrutaré del recuerdo que palpita con cada segundo que transcurre…todavía con un “algo” que vive en nuestro amor.

Sonrío y alzo la copa, triunfal.

--Por nosotros, Elle—murmuro antes de llevarme el líquido a los labios.

Sin importar cuantos años pasen, aquí voy a estar cada veinticinco de octubre.

 

 

El viento se estrelló contra su ropa, metiéndose por la tela hasta erizar su piel.

Se acomodó la capucha sobre la cabeza y volvió a meter las manos dentro de los bolsillos de la chamarra, protegiéndolas de las brisas heladas de otoño.

Esta noche fue especialmente más difícil que las anteriores, puesto que esta vez tuvo que utilizar toda su fuerza para permanecer del otro lado de la acera, como cada año. Fue cuando Light se pasó la mano por el cabello que Elle sintió la necesidad de correr hacia la puerta del establecimiento, andar hasta él y sepultarlo entre sus brazos.

Afortunadamente logró contenerse.

El vaho escapó de sus labios con un suspiro. Hacía frio como aquél primer aniversario…y el segundo…Y como los siguientes tres en los cuales, se plantó frente al restaurante, sumergido en las sombras de la noche para observar desde que Light llegaba al lugar, se sentaba y ordenaba su copa. Como sus ojos tristes viajaban por el decorado mientras esperaba y luego, con una sonrisa que Elle no alcanzaba a comprender, brindaba a la nada.

El año pasado le dio por acompañarlo hasta su casa en silencio desde la distancia. Se sabía de memoria el ritual porque él mismo lo recordaba y lo ejecutaba cada año, en esa fecha, sin falta.

Ya no le sorprendía verlo del otro lado de los ventanales, de hecho, añoraba ese momento como nada en la vida. Deseando poder regresar el tiempo para tenerlo frente a la mesa, coqueteándole con una mirada cargada de sentimientos hermosos.

Como él, Light había decidido cumplir la única promesa que les quedaba, el último dejo de lo que fueron, sin embargo, Elle terminaba siempre mirándolo desde la distancia, brindando en silencio con Light su aniversario.

Notas finales:

Gracias por leer :D!!!

rr???

Bshosss tronadhozzzzzzzzzzzzzz


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