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My great panda. por Like_a_G6

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Notas del fanfic:

Volví con la segunda parte de My little panda. Espero que la disfruten como la primera, y que les sea de su agrado. Los iremos leyendo. <3

Notas del capitulo:

He aquí el primer capítulo. No me maten, por favor. u-ú

10 de diciembre de 2015

 

Wu Yifan daba vueltas en el salón, mirando el teléfono mientras sus notables ojeras adornaban sus ojos, tristes y apagados. Hacía tres meses que su pequeño panda había desaparecido, y nadie sabía nada. Ni la policía, ni Hangeng ni siquiera Kyuhyun.

 

Siwon, tan protector como siempre, había decidido mudarse a Hong Kong junto a su pareja, donde le harían un tratamiento aparentemente eficaz. Y, para su desgracia, había arrastrado a Yifan con él.

 

Porque el hermoso profesor rubio había enloquecido. Por las noches, tenía pesadillas y despertaba gritando. Por el día, se quedaba mirando fijamente la pantalla del televisor apagado y reía. Por la calle se sentía perseguido y observado. Todo niño que veía, era Tao.

 

Y todas las noches volvía borracho o colocado hasta el nivel de no poder moverse solo. Había noches que avisaban a Siwon de que Yifan había peleado con alguien, o simplemente estaba en coma etílico. Pero había algo que no había cambiado en él, y eran sus ansias de saber la verdad.

 

Porque, después de todo, el joven seguía buscando a su sobrino hasta por debajo de las piedras. Cada noche registraba una zona diferente, hacía llamadas y hablaba con mafias y espías. Él sabía que Suho tenía algo que ver, que su niño estaba secuestrado por ese maltratador, y que el menor estaba vivo.

 

Pero, para todo el mundo, Wu Yifan simplemente había perdido el juicio.

 

-Hyung… ¿Quieres que te prepare algo de comer? -Preguntó Kyuhyun con ternura desde su silla de ruedas. No debía ni hablarle mal ni alterarle, eso era lo que el psiquiatra les había dicho.

 

-No… -Musitó el otro, despeinando su cabello rubio y desaliñado.

 

Kyuhyun bufó suavemente.

 

-Hyung, debes comer, hace días que no lo haces… -Le dijo suavemente, escuchando a Siwon aparecer por la puerta. A los pocos segundos, el mayor se paró a su lado y miró a ambos.

 

Yifan se abalanzó sobre el moreno y le quitó los periódicos, corriendo al pequeño sofá negro para sentarse de cualquier manera y empezar a leerlos, necesitando encontrar información del menor.

 

Kyuhyun le hizo un gesto a Siwon y fue hacia la cocina, donde entrecerró la puerta para poder hablar con su pareja.

 

-Lleva días sin comer y dando vueltas, hyung… -Le informó.- Tampoco duerme en su cama, me tiene preocupado…

 

Siwon bufó suave y se despeinó, haciendo una expresión de agotamiento.

 

-Lo sé, cielo… -Se dirigió hacia la pica y encendió el grifo para disimular que hablaban.- El pobre está cada vez peor, no acepta la muerte de Tao…

 

-S-Siwon… -Le llamó Kyuhyun, con la voz alarmada y asustada.

 

-Es una pena, a todos nos dol… -Dejó de hablar cuando se giró y vio que el otro los observaba a través de la puerta. Dio un paso al frente, temeroso.

 

Wu Yifan, sin duda, tenía ojos de psicópata.

 

-Tao no está muerto…

 

-¿Quien dijo eso? -Sonrió Siwon de forma leve, tirando hacia atrás la silla del menor, quien estaba paralizado.

 

Pero Yifan no era idiota. Les había escuchado a la perfección. Miró a Kyuhyun y terminó de abrir del todo la puerta de la cocina, entrando poco a poco en esta. Kyuhyun se tensó el doble en su asiento eterno, tragando duro varias veces.

 

-¿Qué pasaría si te arrebataran lo más preciado que tienes en tu vida de la noche a la mañana?

 

Siwon se puso entre ambos, suspirando suavemente.

 

-Quieto, Yifan…

 

Pero Yifan le ignoraba, miraba al menor con los ojos muy abiertos y sonreía,mostrando los dientes amarillentos.

 

-Sí… ¿Qué pasaría si mato a Kyuhyun y te arrebato a lo único importante que hay en tu vida, Choi?

 

-Basta. -Dijo algo más fuerte el mayor, firme frente a su pareja, quien ya miraba a ambos aterrorizados.

 

Yifan avanzó hasta que ambas narices se tocaron, cara a cara con el que había sido su mejor amigo.

 

-Aunque creo que me lo agradecería… ¿Quien quiere vivir sin poder moverse?

 

A Kyuhyun ese comentario le hirió. Pero, en cierto modo, el chico tenía razón. ¿Para qué seguir vivo? Por suerte, tenía un motivo: Siwon. Si él desaparecía… ¿quien le iba a cuidar? Por eso, el comentario del otro le dio igual al chico. Aunque a Siwon no, i empujó de forma ruda a Yifan haciendo que cayera al suelo de forma ruda. Estaba alterado y enojado.

 

-¡¿Quién te crees que eres, ah?! ¡Estas loco, Yifan! ¡¡Loco!! -Gritó, desahogándose de todo el estrés y dolor de dentro de su cuerpo. Pero, en cuanto Yifan alzó la mirada, sabía que la había cagado.

 

Yifan le miraba con odio, con un odio digno de un loco. En ese momento la luz vino a su mente. ¿Cuánto hacía que su amigo no se tomaba las pastillas? Des de hacía poco estaba mucho más alterado de lo normal.

 

-Las pastillas… -Musitó y empujó hacia atrás la silla del chico justo cuando el chino se le abalanzaba encima, dispuesto a matarlo.

 

Siwon cayó con él al suelo, sintiendo las manos del chico apretar su cuello con fuerza sobrehumana. Como pudo, le golpeó rudo la mejilla y se lo quitó de encima temporalmente, porque a los segundos volvió al ataque. Kyuhyun fue rápido y tomó el celular, llamando a los doctores entre sollozos. Yifan le escuchó, porque se abalanzó encima del menor justo cuando colgó. Pero Siwon no le permitió ir muy lejos, pues lo tomó de la cadera y lo inmovilizó en el suelo. El chico se seguía moviendo, y Choi perdió el control de sus acciones, golpeándole otra vez. Una, dos, y hasta tres puños se insertaron en la mejilla del otro, sin llegar a escuchar las sirenas de policía y los gritos de Kyuhyun.

 

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Siguió bailando al ritmo de la música, la cual entraba por sus oídos de forma distorsionada. La multitud y el humo les rodeaba, pero él sólo sentía el musculoso pecho de uno de los clientes pasajeros del Laxy Club. Echó la cabeza hacia atrás cuando sintió los labios del chico en su cuello, lamiendo y besando con desespero. Las manos ajenas tocaban sus pezones al descubierto, torturando estos mientras movía las caderas contra el trasero ajeno.

 

El chico sabía lo que el cliente deseaba.

 

Por eso, no dudó en dirigirse a una esquina del local para empezar a besar al musculoso compañero de esa noche, quien lo alzó un poco, lo suficiente para que el rubio pudiera envolver las piernas en la poderosa cadera de su amante por el momento. Ocultó el rostro en su cuello, oliendo el perfume que llevaba aquel chico.

 

Sintiendo sus manos por todo su cuerpo. Siendo tocado con lascivia.

 

Cada noche era igual, pero su amo no se quejaba siempre y cuando el chico no pasara de los toqueteos. Sólo tenía permitido pasar esa línea con una persona, y esa persona era su dueño. Pero al chico le gustaba jugar, le encantaba.

 

ZiTao era consciente de sus acciones, en parte. Cuando oscurecía, tomaba unas pastillas que le dejaban ligeramente atontado y caliente. Era suficientemente consciente de ello para saber cuando parar, pero prefería no enterarse de lo que otros hacían con su cuerpo.

 

La música cesó poco a poco, volviendo a la realidad al menor, quien consiguió enfocar la mirada en un chico, el cual estaba empujando contra su trasero aún bien protegido. El chico gimió suavemente, encantado de convertir a cada hombre que tocaba en un animal sin control. De pronto sintió una lengua rozar contra su pezón, haciendo que se estremeciera. Miró por la ventana, viendo la luna algo alta. Sabía que en nada su diversión iba a acabar.

 

Por ello, lamió el lóbulo del chico y le susurró una frase, la cual hizo que fuese cargado hasta los baños sucios del sitio. Nunca era el único que iba a buscar sexo a los baños. Cerró los ojos ligeramente mareado, escuchando cómo entraban en unos de los paneles que separaban los váteres entre sí. Se bajó de él y se sentó en la taza de este, notando como las gruesas manos de su amante le quitaban el pantalón y sacaban su erecto miembro.

 

Amaba que los hombres hicieran eso, se sentía poderoso. Cuando notó que su miembro entraba en la cavidad húmeda ajena, gimió alto y con ganas. Suho no iba a tardar en entrar, por lo que quería ser escuchado y ver como el jefe echaba al otro del baño y se lo jodía ahí mismo, mientras en su mente era Yifan quien lo hacía.

 

Sí, siempre, en su mente era el profesor quien le poseía por las noches. Aunque ya empezaba a olvidar su rostro, su voz. Y eso entristecía al chico. Cada noche, fingía quedarse dormido para pensar en el por qué había acabado tan lejos de su casa, de su amor. Pero lo estaba haciendo bien. Ahora, Suho le dejaba leer el periódico y ver la televisión. Si se portaba bien, había recompensa.

 

Aunque, pensando bien la situación, sus ganas de sexo habían desaparecido por completo. Y suerte que Suho, tan delicado como siempre, arrancó al chico de entre las piernas de su panda y gritó que lo echaran. Sonrió satisfecho cuando le ayudaron a vestirse.

 

-¿Estás bien? -Le preguntó Suho preocupado, acariciando su cabello. Pero Tao no respondió. La droga esta vez le había hecho mucho efecto, y estaba demasiado mareado como para abrir los ojos.- Joder… Kangin, lleva a Tao y déjalo en la cama, en nada vo…

 

Abrió los ojos en cuanto dejó de escuchar y miró curioso a su alrededor. Estaba en su cama, su mullida y suave cama. Suspiró y se acurrucó en el pecho desnudo de Suho, sonriendo al sentir su cálido cuerpo.

 

Tao se había vuelto en un maestro de la mentira. Debía fingir que era un niño rebelde que estaba enamorado de su amo y no recordaba nada de su pasado. Sino, el castigo era horrible. Era revivir todo lo que Suho le hizo, las palizas y las quemaduras con el maldito cigarro. Por eso, era mejor fingir no recordar nada. Aunque a la larga, iría olvidando todo.

 

-Despertaste… -Musitó Suho, quien tomó el rostro del chico con una mano y le besó dulcemente en los labios, lamiendo estos. Tao no se negó, y le correspondió pasional.

 

Cuando el chico se quedó sin aire, se separó sonriendo amplio.

 

-¿Puedo poner la televisión?

 

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Los paramédicos vendaban la mano de Siwon, la cual estaba algo morada. Había perdido el control, y le había pegado una paliza a su mejor amigo. Ahora, Yifan estaba sentado en el sofá de delante suyo, hecho una bola. Y lloraba amargamente.

 

Pero esta vez, no lloraba porque le habían pinchado un calmante. Esta vez, todo su cuerpo dolía. Cuando Siwon le dio su tercer puñetazo, simplemente Yifan se dejó hacer, en shock por ser golpeado así. El momento de después fue confuso, pero él ahora solamente sabía que tenía un gran morado en el torso, y el rostro inflamado y roto. No podía enojarse con Siwon por haberle hecho eso, simplemente defendía lo suyo. Le entendía.

 

Se acurrucó más en sí mismo. Tenía miedo de Siwon. Ya no se atrevía a mirarse al espejo normalmente porque veía la realidad. Veía a un loco. Un loco que ahora se sentía totalmente abandonado, como un cachorro. Y era su culpa. Le dijo cosas malas a Kyuhyun, y sólo pagó lo que hizo. La enfermera acercó el algodoncillo lleno de alcohol para tratar de sanar uno de los cortes que tenía en su mejilla, con cuidado de no hacerle nada. Pero Yifan no podía abrir ese ojo, ni sentía el ardor que debía sentir. Lo que sí sentía, era la mirada de disculpa de Siwon.

 

Y el moreno le perdonaba, claro que lo hacía. Cómo enojarse con alguien que había cargado con el muerto que era. Cerró el otro ojo y se acurrucó más, haciendo a la chica parar. No quería ser curado, quería desaparecer para no suponer una carga para su mejor amigo, para que este pudiera hacer su vida.

 

-¿Le duele? -Dijo la doctora tocando su mandíbula. Yifan gritó con fuerza y se apartó de su lado de un salto. ¿Que si le dolía? Notaba como simplemente estaba rota. Los doctores y Siwon se acercaron rápido a él, pues no había calculado bien y había caído al suelo de forma torpe.

 

-Tranquilo, chico… -Le susurró un doctor, al cual Yifan miró con el único ojo que podía abrir y enfocar. Este rozó su mandíbula lo suficiente como para hacer que el chico se encogiera el doble de lo que ya estaba.

 

-Vamos a sentarlo… -Le susurró Siwon al doctor y se inclinó para ayudar a levantar al menor.

 

Pero el instinto de Yifan se disparó, y simplemente se alejó torpemente de él.

 

En ese momento, Siwon se percató del estado del menor. Temblaba violentamente, su rostro estaba bastante desfigurado por los golpes y el dolor, y el único ojo que veía, reflejaba terror. Le miraba como si fuera Lucifer, su peor pesadilla. Yifan volvió a llorar en ese momento y trató de acercarse a su amigo, pero su cuerpo no respondía a sus pensamientos, simplemente no podía moverse del sitio.

 

El tiempo se detuvo para ambos, quienes no escuchaban a nadie, sólo los sollozos rotos del pobre chico moreno que acababa de ser destrozado por dentro. Los sollozos de un loco.



La noche siguió avanzando tranquila después de eso. Siwon había acostado a Kyuhyun, quien le había consolado toda la noche.

 

Yifan se apartó de la puerta en silencio al escuchar a ambos dormir con calma. Luego, miró el reloj. Las 4.26 am. Caminó descalzo hasta su habitación y se sentó en la cama, mirando fijamente al suelo, se palpó el rostro soltando un suave quejido y decidió, por fin, mirarse al espejo. Temblaba, temblaba mucho sólo de pensar en lo que vería. Caminó en silencio hasta este y prendió la luz. suspiró fuerte y se colocó frente al trozo de cristal.

 

Su rostro estaba pálido y escuálido. Su parte derecha de la cara estaba algo hinchada y roja, llena de puntos. Sus ojeras eran negras como la noche. Sus dientes, antes blancos como el papel, eran ahora amarillos. Su ojo derecho estaba entre abierto, ensangrentado, rodeado de bultos lilas. el otro, estaba muy abierto y apagado. Los ojos de un loco.

 

<<Engendro.>> <<Monstruo, eres un monstruo.>>

 

La respiración de Yifan se agitó y se sujetó fuerte la cabeza con las manos, temblando. No podía dejar de mirar al espejo, de mirar en lo que se había convertido. Y un grito lleno de agonía salió de su garganta.

 

Siwon apenas tardó unos segundos en reaccionar y correr hacia el baño, entrando apresuradamente. Sabía que Yifan evitaba los espejos, por eso nunca se imaginó ver al chico mirándose. Y menos, mirándose con ese odio y asco. Con desprecio. Tomó fuertemente al chico de los brazos y lo apartó de allí, abrazando su cuerpo tembloroso.

 

-Shh… Estás bien… -Le musitó el chico con ternura, viendo como el rostro del chico se dejaba caer, mostrando la expresión más triste que nadie podría haber visto.

 

-Soy… Un monstruo… Un engendro…

 

-No digas eso, vamos. Ven a dormir con nosotros… .Le susurró y lo llevó a su habitación, donde Kyuhyun los miraba asustado.

 

-...Un loco… -Musitó Yifan antes de cerrar los ojos. Le dolía el pecho, pero era un dolor que prometía paz después. Por eso, se dejó ir, sonriendo suave al ver el rostro del menor sonreír.

 

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Tao se levantó sobresaltado. Estaba en su cama, estaba a salvo. Se sobó el rostro con las manos. No había sido una pesadilla, ni un recuerdo. Solo un gran dolor de pecho, un dolor agonizante. Se asustó. ¿Le habría pasado algo a Yifan?

 

-¿Bebé?

 

El chico miró a Suho y se abrazó a él, llorando de forma amarga.

 

-S-sólo… fue una pesadilla… -Susurró y se dejó consolar por su mayor, sabiendo que no podría dormir en toda la noche.

Notas finales:

¿Qué les pareció? Espero sus opiniones con ansias. Recuerden que el próximo miércoles vuelvo con el siguiente capítulo.

 

XOXO <3~ 


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