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Preámbulo.
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Hace tres meses.
Un quejido escapo de sus labios, acentuando el inminente dolor de cabeza que amenazaba con arruinar su día antes de iniciarlo, revolviéndose en medio de la cama para intentar apartar el sol que golpeaba su rostro directamente. Aun se negaba a abrir los ojos, era temprano, fuera la hora que fuera, era demasiado temprano. Y no quería moverse, quería simplemente cubrirse con las sabanas y olvidarse de todo, volver a dormir, dejar atrás el horrible dolor de cabeza que la resaca había traído consigo. Pero por mucho que lo deseara sabía que tarde o temprano, más temprano que tarde, Pepper ingresaría por la puerta, reclamándole y reprochándole la escandalosa fiesta a la que había asistido a mitad de semana, recalcando su trabajo pendiente, recordando las insufribles reuniones a las que debía asistir sin importar que tanto le doliera la cabeza. Vamos, que hasta podía imaginar perfectamente ese tono molesto e irritado que utilizaba, únicamente, cuando la más cruda resaca lo atacaba. ¿Es que le tenía algo en contra? ¿Por qué esa mujer se empeñaba en usar el peor tono de voz cuando se sentía morir? ¿No podía ser una buena amiga y mimarle como se merecía? ¡Lo merecía! Estaba convaleciente, en una cama, sufriendo ¡por ese maldito solo que entraba por la ventana de la derecha!
Un momento. No había ninguna ventana a la derecha en su habitación. ¿De qué lado de la cama estaba? Y ¿Quién rayos era el peso al lado de su cama?
—No, no, no. No puede ser. Tensando sus músculos, reteniendo el oxígeno que una gran bocanada de aire la había dado, se movió r10;finalmenter10; de la cómoda posición en la que había permanecido. Apenas ladeando su cabeza, separándola lo suficiente de una almohada que no olía como las suyas, virando para poder ver lo que tenía al lado contrario de su… esa no era su cama. Joder, le dolía hasta abrir los ojos. Pero debía, si, debía. Debía… ¿Quién rayos era ese sujeto?
Oh, santa mierda.
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Hace dos semanas.
—¡Tony!— saltando en su lugar ante el súbito grito r10;un muy agudo y bajo gritor10;, miro a su alrededor intentando ubicarse en su lugar. Una sala de reuniones; bien, estaba en su empresa. A su lado, sabia, el grito había sido de Pepper, quien lo miro de soslayo con molestia; de acuerdo, se había dormido r10;otra vezr10; en plena reunión. Porque conocía esos ojos molestos, aquella arruguita que se le formaba en la frente que decía, claramente, que prestara atención a su maldito trabajo. Y, aunque solo se encogió de hombros, opto por hacer caso. Conocía lo suficiente a esa mujer como para saber qué haría su vida imposible si la hacía enfadar.
—Por cierto, Pepp's, ¿Cuánto falta para el almuerzo?— de acuerdo, que se concentrara en la reunión no querría decir que debía hacerlo mientras moría de hambre, ¿cierto? Porque, en ese preciso instante, estaba muriendo por un hot dog, una hamburguesade doble queso y una malteada de tamaño grande. Pero su única respuesta había sido una mirada inquisidora que, más que respuesta, le había provocado un puchero para conseguir algo más que una mirada —. Muy interesante caballeros pero, ¡oh, miren la hora!, ya es tiempo del almuerzo. Dejaremos al reunión hasta aquí, un placer, por favor envíen sus reportes, los leeré… en algún momento. Si tienen preguntas la Señorita Potts responderá todo. Con su permiso— con una radiante sonrisa entre sus labios, sin apenas dejar tiempo para una respuesta, o reproche en caso de su asistente, había abandonado la sala tan rápido como sus piernas le habían permitido.
Ahora, para poder eliminar esos recuerdos, quería un gran y suculento almuerzo.
Comida italiana. Eso sonaba delicioso.
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Hace una semana.
—Te digo que esta raro, muy raro—
—Pepper, que se esté alimentando no tiene que ser un síntoma de que algo malo le pase— una vez más, repitiendo la misma conversación desde hacía ya algunas semanas, el mayor miro a la mujer una vez hizo a un lado el trabajo sobre su escritorio. Pero la mirada de la rubia, aquella que le decía buscara una mejor respuesta, solo término por arrancarle un suspiro. A veces le gustaría saber lo que su pareja pensaba, no pedía todos sus pensamientos, solo una punta, con eso se conformaba ¡por favor! —. No sé qué puedo decirte, cariño, Tony es… Tony. Sabes cómo es, lo raro y excéntrico que puede llegar a ser. Tal vez solo sea… ¿una etapa?— pero, cómo no, una vez más la mirada que recibió solo fue aliciente para buscar una mejor respuesta —. Solo digo que… bueno— pasando una de sus mansos nerviosamente por su cabello miro a la mujer con la esperanza de que esta le diera la respuesta que debía darle —. ¿Qué es lo que quieres de mí, Pepper?— pregunto, en un tono implorante, queriendo librarse de esa inquisidora mirada que más nervioso lo ponía.
—Convencí a Tony de que se hiciera unos estudios, que tú le harás. Ya sabes cómo es con eso de los hospitales, inyecciones y análisis — con una sonrisa curvando sus labios la postura de la mujer se vio relajada notablemente, a final de cuentas solía conseguir lo que se proponía cuando lo intentaba. Aunque convencer al millonario sobre los estudios no había sido fácil. Sabia ella que el castaño haría la pataleta de su vida si solo le insinuaba un hospital, así que ahí estaba, frente a su pareja quien r10;sabiar10; era un muy capacitado doctor que, actualmente, se había puesto a disposición de lo que viniera.
Bruce era tan lindo y dócil a veces. Aunque el mayor solo suspiro rogando a cualquier deidad que lo salvara.
Nadie lo escucho.
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Hoy.
—Entonces… ¿Qué hacemos aquí?— por milésima vez, tentando la paciencia de la mujer, Tony se revolvió en su lugar claramente aburrido. Porque haber sido sacado de su taller súbitamente, en medio de un muy importante proyecto, para ser arrastrado pisos abajo al laboratorio de su hermano de ciencias era algo que, lejos de tenerlo sorprendido, lo tenía molesto. ¡Estaba a pasos de un gran proyecto! ¡Un muy importante proyecto! Que nada tenía que ver con su empresa, pero era prioridad uno. Pero no, a su muy querida amiga r10;luego de os horribles estudios a los que tuvo que ser sometido contra su voluntad ¡Contra su voluntad!r10; se le había ocurrido llevarlo nuevamente al laboratorio de Banner —. ¿No son nuevos estudios cierto?— sacando rápidas conclusiones, dispuesto a levantarse y huir mientras tenía la oportunidad, miraba a su compañera en busca de una reacción que la delatara.
—Tony, venimos por tus resultados ¿recuerdas? Luego de unos estudios médicos debes tener los resultados. ¿No has pensado en ellos?— pero la respuesta llego sola con ver la expresión del castaño que, claramente, decía no y no me interesa. Pero amos prefirieron callar, ¿para que echar a perder tan bella amistad con palabras mal ubicadas?
—Ya pueden pasar— Bruce, abriendo finalmente la puerta, observo a ambos amigos antes de soltar un suspiro. En su mente varias posibilidades rondando, mientras volvía a entrar a la habitación, intentando buscar la forma correcta de proceder en tan delicado y peculiar caso. Sabía que lo que tenía que decir a continuación no sería sencillo, por favor, en ese preciso instante deseaba que la tierra se abriera y se lo tragara. Dios sabia lo protectora que era a veces Pepper con respecto a Tony r10;él lo era en algunas circunstanciasr10;, pero en una situación tan especial, solo temía la reacción r10;o falta de estar10; del castaño —. Bien. Tengo los resultados pero debo decir que…—
—Solo suéltalo Banner, tengo un proyecto a cual regre… no, hay un restaurante al que quiero ir. ¿Alguno probo el shawarma? Me comentaron que es delicioso— con un gesto entre sus labios el castaño no tardo en sacar su celular r10;o lo que se supone lo erar10; para poder buscar aquel dichoso lugar que nunca lo mencionaron, pero que si vio desde el asiento de su auto. Y lo hubiera logrado de no ser por la mano que Pepper había puesto en la pantalla, arrebatándole el artefacto para que volviera a centrar se atención.
—Primero los resultados, luego el shawarma— con una mirada directa, asegurándose de que el castaño no volviera a tener acceso a su celular, viro la mirada a su pareja que observaba la interacción con ojo analítico —. Bruce—
—¿Si? ¡Oh, sí!— aclarando su garganta, intentando volver a poner sus ideas en orden, soltó un gran suspiro para dar la gran noticia deforma delicada —. Tony, estas embarazado— al demonio, no había forma delicada de dar la noticia.
Aunque tal vez si debió intentarlo cuando un desmayo se produjo en el laboratorio.
Y no fue Tony. Quien, por cierto, solo atino a quejarse de que tenía hambre.
Tal vez debió darle la noticia primero a Pepper para lidiar con Tony juntos.
Pero ahora, ¿qué demonios era un shawarma?