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Black Ángel Raven (traducción) por Mariela

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CAPITULO 15 TAMBIEN ME AMAS


Takano estaba mas que irritado. Ya había visitado todos los bares del distrito y no encontraba ni rastro de Onodera y Kisa. Lo peor fue que cada vez que iba a un bar, los angeles que lo conocían le pedían que tomara una copa con ellos, lo que le hacia perder el tiempo


Takano llegó al último  bar del  distrito. Sabía que había más docenas en los otros dos.


El bar era más alto que los demás, dentro había muchos ángeles sentados en los taburetes de espera para sus bebidas, muchos charlando y riendo. Se veian docenas y docenas de bebidas alcohólicas acomodadas en un estante para la vista de todos los que llegaran. Luces tenues iluminaban la habitación dándole tanto un resplandor romántico como relajante. Hubo múltiples puertas que mantenían habitaciones privadas para los que tenían los partidos o por negocios.


Takano fue a cada puerta para saber quién estaba dentro. También cabe mencionar que era capaz de sentir a Onodera. Se había dado cuenta de que tenía una especie de detección cuando estaban cerca uno del otro. No sabía cómo, pero estaba agradecido por ello. En la novena puerta Takano oyó sus compañeros de trabajo... ¿cantando?


Entro y se encontró a todo el mundo bailando alrededor de la sala y la mesa. Takano se  quedó allí tratando de no reírse de la escena delante de él. No había una sola persona que no estuviera borracho.


Yukina estaba sosteniendo un Kisa ruborizado, borracho besaba al chico, a Kisa se le hacia  muy difícil alejarlo , pero el pequeño hombre no era rival para el chico más alto. Kirishima estaba bailando por la habitación cantando con todos los demás.


Onodera se sentó allí mirando divertido con un vaso de alcohol en los labios.


¿Acaso... ¿Acaso  los ojos de Onoderase se abrieron un poco? Takano estaba impactado. El único problema era que no podía ver el color de sus ojos correctamente debido a la falta de luz.


-¡Takano!- Kirishima le cayó encima, apestando a alcohol. -¿Dónde diablos has estado? ¡Aquí!- Kirishima la entregó a  Takano un vaso lleno de un líquido azul agua. –Bebe,¡Esta noche vivimos!- Kirishima salió a bailar con los otros de nuevo. Takano sacudió la cabeza, puso la copa en la mesa y fue a recoger a Onodera.


-Onodera, vámonos- Takano intentó recogerlo pero este se  mantuvo quieto, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al lado-¡Hey! ¡Vamos!


-No- ¿Cómo sonaba tan borracho Onodera cuando mostró ninguna expresión de la misma?


Takano tomó la copa en la mano y la colocó sobre la mesa. Onodera trató de llegar a ella de nuevo, pero Takano agarró sus brazos y rápidamente los cambio a la habitación de Onodera.


-Heey! Todavía no queri..hic…irme


-Es una pena, estás demasiado borracho- Takano trató de quitarle la camisa manchada de color cuando Onodera de repente lo empujó sobre la cama.


-Hmm, ¿qué estabas tratando de hacer allí?-dijo Onodera con  voz seductora, lo que  estremeció a Takano.


Frunció el ceño.


-Onodera bajate


Él sonrió con los ojos medio abiertos. Debido a la habitación oscura solo los vio de negro, el color no era visible. Aún así, al corazón de Takano latio de manera irregular. Necesitaba luz. Necesitaba ver esos hermosos ojos.


- me vas a ayudar.


Takano se rió entre dientes.


-Yo no quise decir eso.


Onodera inclinó y mordió el pulso en el cuello de Takano. Takano gimió.


-Sí... de esa manera- Takano convocó a su fuerza de voluntad para no quedar atrapado en su propio deseo de tomar Onodera.


Se apoyó en los codos tratando dequitarselo de encima. Pero Onodera no le hizo caso y comenzó a desabrocharse la camisa de Takano.


-Onodera ¡Detente!


-¿Por qué? Te quiero- Takano agarró sus manos para detenerlo.


-No lo quiero asi- Quería hacer el amor con él, sí, pero no cuando Onodera estaba borracho y no recordaría  nada.


Onodera lo  miró. Takano contuvo el aliento. ¿Fue un toque de verde? No, tal vez él estaba viendo cosas. Onodera cerró los ojos mientras él comenzó la molienda en Takano. Cortos, suaves gemidos de Onodera se hicieron más fuertes con cada una de sus respiraciones. Takano gimió, perdiendo poco a poco su mente.


Mi Dios, la forma en que se está moviendo en mí, es…


-¡Onodera!- Takano lo empujó hacia abajo, atrapando al hombre más pequeño debajo de él. Sus alas, que eran casi completamente nuevas, llegaron hasta acariciar a Takano. Esas hermosas alas negras con estrellas brillando dentro de ellas sumían  tanto a él como Onodera, haciéndolos a ambos los únicos seres en su propio mundo.


-¿Por qué estás luchando?-Onodera se acercó a su rostro, sus ojos fijos en sus labios.


Takano gruñó él no podía soportar esta tortura ya. Agarró las manos de Onodera, poniéndolas por encima de su cabeza, y se inclinó para besarlo. El contacto más mínimo lo sacudió. Desde el primer contacto, sintió lo suves que eran los labios de Onodera, separándose  en señal de bienvenida. Onodera gimió contra él. Takano deslizó su lengua en la boca y la de  Onodera se reunió con la suya, con vueltas lentas y malvados que hicieron Takano inhalar bruscamente a gemir en su contra.


Takano podía saborear el alcohol en la lengua de Onodera, recordándole que Onodera estaba ebrio en el momento. Takano rompió el beso tratando de recuperar el aliento, trato desesperadamente de recuperar el control.


Onodera también estaba respirando pesadamente con los ojos entrecerrados. Los ojos de Takano se  fueron adaptando a la oscuridad pero aún veían esos  ojos de color negro. Suponía que eran su color de los ojos o la pupila del ojo de Onodera estaban dilatadas por el deseo o el alcohol.


Takano firmado, tendría que esperar a mañana para ver realmente sus ojos después de todo.


-¿Por qué te detienes?- Preguntó Onodera. Él se esforzaba por ser libre de las manos de Takano.


-Te dije que no cuando estás borracho; quiero que estes  sobrio y en realidad puedas seducirme- Onodera frunció el ceño.


-¿Por qué?- preguntó confundido.


-Porque...


Takano se quedo pensando en esa pregunta. Conoció a su Ángel hace unos años sin saber nada de él. Luego lo encontró roto y resultó gravemente herido. Onodera volvió su vida  un caos de emociones pero admitió que era agradable, que nunca se sintió con vida hasta que conoció a su ángel. A veces se encontró completamente cautivado por él, otras veces se reia en situaciones graves.


Takano sintió  un dolor en el corazón mientras miraba hacia abajo a su Onodera. Quería saber más acerca de él, quería pasar cada día de cada minuto en su compañía, experimentando cosas en una nueva luz con él. Él sabía que era sólo un par de días desde que conocía Onodera pero ...


Fue amor a primera vista.


Aturdido con la realización, se preguntó acerca de su verdadero compañero. Ni siquiera estaba seguro de que Ritsulo aceptaria. El ni siquiera sabía lo que era un compañero. Después de la guerra no vería Ritsu para otros cien años, y si se sentía esta cantidad por Onodera en sólo tres días no podía  imaginar un centenar de años a partir de ahora.


La cosa era si, Ritsu era su compañero, pero  no importaba porque lo que sentía por Onodera era más fuerte que incluso esa atracción. Por primera vez en su  solitaria existencia  Takano... amaba.


Takano se rió entre dientes.


Onodera frunció el ceño.


-¿Qué?


Takano se inclinó para besar sus labios suavemente.


-Date prisaque me encantas.


Onodera se  congeló.


-¿El amor? ¿Es esto una especie de broma?- Onodera lo empujó con fuerza repentina. -¿Amor?- Escupió-¿Usted cree en esa mierda?- Onodera rio-Oh, lo siento por ti- cerró los ojos por completo, ocultandose a sí mismo de Takano.


Takano frunció el ceño ante su comportamiento repentino.


-Por supuesto, el amor lo es todo para el Cielo.


-No me extraña que los ángeles sean tan fáciles de desmontar- El ala izquierda del Onodera lo envolvió, en forma de protección.


-¿Ha pasado algo? ¿Por qué odias estar enamorado?


-Porque el amor ¡Destruye!- Takano al  instante supo que había una historia allí. Reunió a  Onodera en sus brazos. -¡Déjame ir! ¡No me toques!- Takano se mantenía firme asegurándose de que tener cuidado con su ala en curación.


-¿Quién te lastimo? Dime- Takano nunca había sentido tanta rabia, quería asesinar a aqueltipo en ese mismo instante. La voz de Onodera estaba llena de dolor que apretaba dolorosamente el corazón de Takano.


-¿Por qué te importa? Yo no te entiendo-Onodera se mantuvo luchando en sus brazos, él comenzó a temblar.


-Porque me enamoré de ti- Onodera se congeló.


-No. No. No. No. ¡Usted tiene mantenerse  lejos de mí! No voy a pasar por eso otra vez!


-Onodera, te prometo que nunca te haré daño.


Onodera soltó una risa amarga.


-Eso es lo que siempre dicen y luego terminan por  apuñalarme por la espalda ¡Yo lo amaba y él me rompío! ¡Yo no voy a caer en eso de nuevo! ¡Nunca más!- Onodera comenzó a entrar en pánico. Él goleó pero Takano se mantuvo firme.


-Fácil, enmudece.


-Él ... él ...- Ritsu comenzó a sollozar, finalmente,dejo que todo saliera.


Takano lo sostuvo cerca, casi aplastando al pequeño hombre. La respiración de Onodera se oía en la habitación en silencio. Takano no sabía qué hacer; él sólo sacudió a Onoderade  ida y vuelta tratando desesperadamente de calmarlo. Pasó un rato hasta que finalmente se calmó.


-¿Qué paso? - preguntó Takano suavemente. Onodera estaba tranquilo. Estaba medio dormio ahora.


-Quería el oro, me utilizo, me mato, me hizo lo que soy, lo odio, lo amaba, le di todo lo que tenía, matando a tantos para él, los sueños, los sueños me persiguen, mostrándome los pecados que cometí-Onodera sonaba como si se estuviera torturando, las lágrimas corrían por sus ojos. Takano sentía su dolor, vio cuánto Onodera odiaba lo que había hecho y se odiaba a si mismo


Takano no podía dar palabras de consuelo a su ángel. Él sólo lo meció en sus brazos hasta que se dormío.


Apretó los puños como una furia hirviente que subió en él .Quería matar a la mierda que se atrevió a lastimar a su  Ángel. Takano sabía que él ni siquiera sabía la mitad de la historia, pero lo haria. Buscaría a ese chico y  lo mataria  haciendolo lenta y dolorosamente asegurándose de que sufriera durante decadas , ni siquiera el infierno se  podría comparar.


-Ritsu


Ritsu respiró con fuerza tratando de obtener su compostura; no podía dejar que esos cabrones sacaran lo mejor de él. Los gritos no podían irse sin embargo. Mató tanto por este oro... ¿vale la pena? Ritsu salvó la mitad del oro escondido lejos para que él y su amante fueran capazes de vivir en paz.


Dándose unos minutos más entró en la gran carpa donde los bandidos sucios se escondían.


-Ah, la puta del prisionero esta de vuelta-dijo Nako actual líder de estos cerdos


-He traído el oro restante que se requiere para liberar a Haitani-Nako sonrió y miró a todo el oro detrás de Ritsu.


-Bueno mira eso. Tienes mi palabra. Ahora él es libre.


-No hay trucos- advirtió Ritsu.


-Onodera dimi palabra como un mercenario, no voy a fallarle lo sabes


Ritsu asintió. Siguió a  Nako en lo que parecía ser un escenario al final de la tienda. Todo el mundo lo miraba fijamente. Ritsu tenía un mal presentimiento, esta vez fue peor que los otros que casi ahogaba la vida dentro de él. Ritsu sacó su espada. Nako levantó las cejas a eso, pero no hizo ningún comentario. Al final de la etapa había una jaula en la que se encontraba Haitani. Él estaba sentado, con sus ropas sucias.


-¿Sabes una cosa  Haitani?, eres libre -Nako abrió la puerta de la celda. Ritsu se apresuró a apoderarse de él sabiendo que no habia sido alimentado en dias.


-Vamos Haitani, eres libre ahora


-Puedo moverme por mi cuenta Ritsu, no te preocupes- Ritsu asintió feliz. Se aseguró de mantener a Nako en su punto de mira mientras él y Haitani caminaban hacia la salida. Una vez más Ritsu tenía un mal presentimiento arrastrándose sobre él. Ritsu se dio la vuelta y le dio a  Haitani una pequeña espada.


-Por si acaso- Haitani asintió. Llegaron a la mitad de la etapa en que un dolor agudo fue empujado a su lado. Aturdido, Ritsu cayó de bruces al suelo. Entro en pánico e intentó ponerse de pie, temiendo por su Haitani.


Un pie lo empujó hacia abajo cuando  la espada fue sacada de Ritsu.


-¡Que tonto fuiste Ritsu?-dijo Respirando con dificultad, Ritsu volvió la cabeza mirando a su amante con la misma espadaque le había dado, la cual le había enterrado en su cuerpo- ¿Realmente creiste que yo te amaba? Estoy enamorado del oro, de mis hombres, mis bandidos.


Neko vitoreó.


-¡Señor!


No, no, no podía ser. Haitani sonrió. Todo el mundo se echó a reír. Ritsu rugió.


 


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