CAPITULO 26 MANTENGA EN
-Ritsu, ¡Detente!-Las palabras de Takano eran desconocidas por la locura de Ritsu. Frío, y sin emociones, una vez más atacó. Ritsu tomó a Haitani y lo arrojo al suelo.
Haitani sólo sonrió. Quería esto. Pronto tendría a Ritsu bajo su control. Este comenzó a golpearlo, el suelo bajo Haitani derrumbó por la fuerza.
Ritsu gruño y tomó su espada, para luego apuntara la cabeza de Haitania. Este rápidamente lo esquivo y utilizo sus alas para poner distancia entre ellos. Una alta Demonio dio a Haitani una espada.
Los dos hombres llegaron a su posición, uno frente al otro.
Ritsu era tan pequeño, ¿cómo podía derrotar a un alto demonio? Takano tiró de sus puños. Nunca se sintió tan impotente. Su instinto era proteger a su compañero,pero el no podía siquiera protegerse así mismo si estaba en esa situacion.
Con una velocidad asombrosa que cobraban el uno al otro, sus espadas entraron en contacto soltando chispas. Se separaron y se volvieron a reunir. Ritsu blandió su espada una y otra vez, su velocidad era cada vez mayor. Haitani lo esquivó y contraataco. Ritsu remonto y aterrizó encima de él, andole patadas en la cara y enviándolo volando hacia la pared.
Haitani se enderezó y se movió detrás de él. Ritsu sabía dónde se movió, y se giro para chocar metal con metal. Pateó de nuevo sólo para perder. Haitani uso esto y le dio un puñetazo en la cara a Ritsu.Este cayó pero se movió detrás de Haitani de nuevo y marcó tanto por debajo de la columna vertebral como los omóplatos, donde las alas estaban conectadas a la espalda, causados el r03;r03;entumecimiento de las alas.
Haitani gruñó cuando sus alas se convirtieron en una carga con su peso.
Ritsu le apuntó a la cabeza y se volvió.
Tres altos demonios aparecieron delante de Ritsu, tirándolo hacia atrás y mandándolo a volar hacia atrás. Haitani uso esta distracción y se desplazó detrás de Ritsu, agarrando la parte posterior del craneo
Haitani plantó la semilla de la avaricia y el odio.
-Te tengo Ritsu- Ritsu clavó su espada sobre su hombro con la intención de lesionar el hombro de Haitani. Rápidamente este cambio junto a los altos demonios. Y sonrio agarrando su hombro sangrando.
-Ritsu
Algo estaba mal. La oscuridad espesaba a su alrededor se convirtió en un abismo de la nada. Él se asustó y trató de resurgir, pero no pudo encontrar su camino de regreso. La desesperación lo olgpeo como nunca lo había hecho. La soledad... nunca había conocido un dolor tan dulce.
Ritsu se sentía como que estaba de vuelta en la oscuridad, donde su padre lo puso en la pared. Era sofocante. Tenía que encontrar la luz como la última vez. Sólo necesitaba encontrar la luz... dónde...?
Sólo...
No había ninguna.
Ritsu gritó.
-Takano
Takano observó como los ojos de Ritsu cambiaron a rojo sangre brillante. Luchó en sus cadenas, ahora sabía que lo que pasó en el infierno era un truco y nunca se había sentido tanta vergüenza en creer en un demonio en lugar de su compañero.
Destruyó la confianza de Ritsu, creyo lo peor de él. Desde el princio noto como Ritsu no podía mantener su vista en el.
¿Qué carajo estaba pensando? Y para colmo, lo dejó atrás en el infierno...
La angustia lo golpeó. Estaba cubierto de sangre, cuando apareció en la oficina. ¿Ellos...? La bilis le subió por su garganta. ¿Qué habia hecho? Su visión se hizo borrosa por las lágrimas. Su Ritsu fue torturado por su culpa. Y todavía Ritsu logró escapar y vino a ellos. ¿Y que es lo que había hecho?. Lo rechazó.
¡Qué tonto estúpido que era!.
Pero en este momento no podía pensar en todo lo que estaba sintiendo, él no se lo merecía. Ahora Ritsu lo necesitaba y estaría condenado si dejaba a Haitani tomar lo que era suyo.
-Al fin, es el mío.
¡No! ¡Nunca!
Takano luchó duro contra sus puños.Su piel se lastimaba al jalar de sus muñecas, la sangre goteaba lentamente.
-¿Qué carajo le hiciste?-gritó Takano.
Impresionado, Haitani respondió:
-Yo puse la semilla del odio y la codicia. La codicia de querer más y más odio. Y eso significa que Ritsu no puede volver en si, él estára constantemente perdiendo el control.
-¿Plantaste un semilla?
Haitani lo miró.
Bastardo engreído de mierda.
-Es justo lo que te hice. Yo planté la semilla de la duda y tu creiste que Ritsu te traicionó. Tu mente te traicionó porque estaba tan sorprendida al saber que Ritsu era en realidad el Cuervo Negro, que dudaste de él. Nunca viste la mentira. - Así que fue una ilusión...
-Ritsu, ven- Ritsu se levantó lentamente y se acercó a él. -¿Ven? ¡Ahora es el mío! Nadie será capaz de vencerlo. ¡Vamos a gobernar los cielos juntos!
Haitani estaba tan distraído con Ritsu que no escuchó a los concejales que susurran el uno al otro. Pero Takano si escuchó y se preguntó lo que estaban planeando.
-Tenemos que hacerlo- Dijo Usagi-san.
-No tenemos otra opción, o el cielo cae-dijo Isaka-san.
-Bien entonces estamos de acuerdo. ¿Pero si las alas no cambian?- pregunto Yokozawa.
-Entonces no vamos a tener más remedio que encerrarlo. Pero vamos a centrarnos ahora, no podemos dejar que la victoria sea de Haitani- respondio Usagi-san.
Takano observó como Yokozawa se paraba sobre piernas temblorosas.
-Desafío a Ritsu entonces.
Haitani sonrió.
-Ritsu destrúyelos, ya no los necesitamos-Ritsu tomó su espada y se dirigió a ellos. Yokozawa dio un paso atrás. Usagi-san y Isaka-san también se pusieron de pie.
Ritsu agarró a Yokozawa por el cuello y estaba a punto de empujar la espada en el pecho cuando sus cadenas de repente se desintegraron y este lo agarro.
Había una luz cegadora que consumió la habitación. Los demonios gritaron e inmediatamente cambiaron, dejando a Haitani solo.
Takano se cubrió los ojos. ¿Qué estaban haciendo?
Poco a poco la sala regreso a la normalidad. Los tres hombres estaban en el suelo, agotados viendo como Ritsu se quedó en estado de shock. Los ojos de Takano se abrieron al ver que el rojo en sus ojos se alejaba.
-¿Qué mierda hiciste?-Gritó Haitani. Estaba temblando de rabia ya que también estaba mirando a los ojos de Ritsu.
Isaka-san respondió.
-Cada demonio tiene una conexión en sus almas con el infierno. Sólo nosotros podemos cortar esa cadena y hacer a un demonio, un ángel- le sonrió
Los tres concejales miraron las alas de Ritsu.
-Se suponía que iban a ponerse blancas...- las alas de Ritsu se agitaron. Todavía estaban negras con estrellas brillantes en ellas.
-Tal vez es a causa de los pecados que no puede convertirse en un ángel.
-Eso no es bueno- No parecían sorprendidos por eso. Ellos sabían que no iba a ser aceptado después de lo que hizo hace cien años.
Ritsu parpadeó. Miró a su alrededor confundido. Su mente todavía estaba desorientada.
-¡No!- Haitani agarró una espada, y sin aviso se movió en frente de Ritsu, y la hundió estacando al corazón
Aturdido Ritsu se puso de rodillas, la sangre se escurria de su boca.
-¡Ritsu!- Takano tiraba de sus cadenas. ¡No, no, no, no! ¡No lo puedo perder! ¡No puedo!
-Si no puedo tenerte, entonces nadie puede- Haitani sacó la espada de su pecho.
Takano observó mientras Ritsu caia hacia atrás. Los tres hombres, aturdidos tontamente, lo miraron, viendo como se desangraba.
-No pueden dejarlo ahí, ¡Ayudenlo!-grito Takano con voz áspera. -¡Traigan a Nowaki!
Haitani tomo a Ritsu por el cuello, antes de que nadie pudiera reaccionar.
-No, él es mío.
-¡Takano!-Yokozawa utilizo lo último de su fuerza para liberar a Takano de sus cadenas. La adrenalina bombeada a través de sus venas dándole escalofríos por su espina dorsal. Necesitaba esa fuerza en este momento.
Takano se lanzo contra Haitani.Este no podía cambiar, sus alas aun pesaban. Un puñetazo lo envío volando por la habitación. Takano consiguió tomar a Ritsu antes de que cayera al suelo.
Se dejo caer de rodillas mientras sostenía al menor en su regazo, con los brazos envueltos alrededor de él.
-Ritsu, amor, aguanta, aguanta me aseguraré de que te mejores...te salvare, te lo prometo- Takano lo sacudió tan suavemente, como pudo abrazo a aquel cuerpo que parecía ya estar muerto
Ah, Dios, por favor dejalo sobrevivir de esto. Por Favor...
-Tanquilo amor, estoy aquí.
Si te pierdo, voy a seguirte sin pensarlo dos veces.
Los ojos de Ritsu revolotearon. Estaba sin aliento. Sus movimientos eran rígidos, serenos.
-¡Dame algo para atar la herida!- gritó Takano desesperadamente. Yokozawa se quitó la camisa y la envolvió alrededor de Ritsu para detener el flujo de sangre.
Sujetándolo suavemente, se acostó junto a los concejales. Kirishima se levantó lentamente con Yukina por encima del hombro.
-¡Curenlo! Yo me encargaré de Haitani.- Los hombres asintieron viendo como Takano recogia la espada de Ritsu. Se dirigio hacia Haitani quien lo fulminó con la mirada.
-¿Realmente crees que me puedes vencer? Sólo Ritsu me rivaliza, nadie más.
Con la ira en su corazón, Takano levantó la espada. Él iba a matar a ese bastardo por cusarle tanto dolor a Risu