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Egoísta por AyatoSakamaki

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los personajes pertenecer a Masashi Kishimoto y SP.

N/A: Son las tres de la mañana, estaba aburridísima y salió esta idea. Antes de perderla, preferí escribirla. Cualquier error, ortográfico o de redacción, discúlpenlo. 

¿Capítulo único?
 
 
Sakura ladeó su cabeza, creyendo que de esta manera, la imagen que presenciaban sus ojos, tendría más sentido. En aquel parque, donde unos pocos niños correteaban y jugaban, se encontraba cierto conocido. Un muchacho rubio de cabellera desaliñada, llamativos ojos azules y brillante piel trigueña, parecía bastante entretenido, mientras corría tras uno de los infantes.
 
La situación en sí no le habría resultado extraña, si no fuera por un pequeño detalle. Aquella criatura que escapaba de los escurridizos brazos del rubio, tenía un parecido impresionante con el mismo. Sus cabellos eran igual de rebeldes, mas poseían una oscura tonalidad azabache; sus ojos eran azules e inocentes y su piel del mismo color trigueño.
 
El hombre y el niño eran bastante semejantes, y eso sólo podía significar una cosa...
 
— ¿Su hijo...? —Preguntó para sí misma.
 
Habían transcurrido muchos años desde la última vez que vio a Naruto Uzumaki. El muchacho había sido su compañero y amigo en la secundaria. No obstante, ese hecho no había sido el que llamó su atención y le hizo recordarlo instantáneamente.
 
El rubio se hizo un lugar entre sus memorias, al ser el único doncel, que no sólo rechazaba su condición, sino que actuaba como cualquier otro varón. Si no mal recordaba, hubo un periodo en el que Naruto afirmó estar perdidamente enamorado de ella. La perseguía y acosaba con propuestas e invitaciones.
 
Al tener esas memorias, no pudo evitar reír. Al parecer, el terco jovencito, terminó cediendo ante algún varón, permitiéndole plantar su semilla en él. De otra manera, no tendría a esa pequeña criatura gritándole "Papi, papi".
 
Divertida por esa revelación, decidió acercarse hasta el muchacho e interrumpir su sesión de juego con el niño.
 
—¡Te atrapé, Menma! —Exclamó, abrazando el pequeño cuerpo del moreno. El infante se revolvió entre los brazos del mayor, antes de extender sus cortas extremidades, para rodearle el cuello, en un intento por corresponder el agarre de su progenitor. Fue entonces, cuando la Haruno decidió hacer acto de presencia.
 
—¿Naruto? —Preguntó, adoptando una suave tonalidad en su voz.
 
Inmediatamente, el rubio y el pelinegro levantaron sus cabezas, y Sakura se vio atrapada bajo la atenta mirada azul de los Uzumaki.
 
— ¿Sí? —Devolvió la cuestión, ejerciendo un poco más de fuerza en el abrazo al menor, por simple acto reflejo.
 
— ¿No me recuerdas? Soy yo, Sakura. —Explicó, señalándose a sí misma, sin deshacer la sonrisa en sus comisuras.
 
—Sa... ¡¿Sakura-chan?! —Exclamó el trigueño, provocando que su retoño pegara un salto asustado, ante el repentino grito.— No puedo creerlo... ¡Mírate! Eres toda una mujer... —Comentó, recorriéndole con una mirada analítica.
 
Naruto notó esas piernas largas y esbeltas, esa angosta cintura y esos senos firmes y erguidos. La muchacha podría provocar un sobresalto a cualquier hombre. Los años le habían favorecido en muchos sentidos. Y ese hecho, sólo provocó vergüenza en él. No deseó compararse con la fémina, pero inevitablemente, lo hizo, y bajó la mirada, sonrojado y apenado.
 
—Te ves muy hermosa... —Confesó, provocando en la joven, otra dosis de ego.
 
—¿En serio lo crees? —Preguntó, intentando hacerse la desentendida.
 
Las cosas no podrían resultarle mejor, ahí se encontraba Naruto, quien justamente, le guiaría a su objetivo principal.
 
La verdad, Sakura lo había planeado desde hace un tiempo atrás. Por eso se había estado arreglando y preparando. Gracias a unos cuantos contactos, había conseguido la ruta en la que Naruto acostumbraba a pasear. Sin embargo, no había esperado encontrarse al Uzumaki, en compañía de su pequeño retoño.
 
Aunque ese detalle no le brindaría ni le quitaría beneficios a su plan, simplemente, le sorprendió que aquel desordenado e hiperactivo individuo, hubiera decidido tener un hijo, cuando a penas podía cuidarse a sí mismo.
 
— ¿Qué es lo que te trae por aquí? —Preguntó Naruto, colocándose de pie, mientras cargaba el cuerpo de su hijo. El niño, inmediatamente, se acurrucó contra su progenitor, sin apartar su penetrante mirada, de la figura de la mujer. Sakura se percató de ese hecho, y no pudo evitar sentirse incómoda. Aquella mirada, tan calculadora y atenta, se parecía bastante a la de...
 
— ¡Sasuke! —Exclamó de pronto el rubio, provocando que la Haruno se congelara en su posición.
 
Todavía no estaba preparada, se supone que primero debía sacarle información al rubio, acercarse a él y después dar un paso para ir tras el Uchiha.
 
Sasuke Uchiha había sido su obsesión por más de diez años. El joven heredero de la fortuna Uchiha, la había capturado con su personalidad distante, sus calificaciones impecables y su desempeño en los diferentes deportes de la escuela.
 
A lo largo de los años, se enteró de muchos detalles de su vida, mientras conversaba con alguno que otro conocido que había escuchado algo sobre él; siguiéndolo en las pocas redes sociales que tenía disponible. Sin embargo, el muchacho no parecía realmente interesado en ese mundo cibernético, así que nunca consiguió saber si el joven tenía pareja, había formado una familia o continuaba soltero.
 
Un comentario de un amigo, la hizo recuperar la esperanza, cuando mencionó hace unos meses, que el chico había decidido terminar su relación con la pareja que tenía en ese tiempo.
 
Desde ahí, Sakura decidió mover sus propias cartas, forjar su propio destino e ir cual toro en carrera hasta su objetivo.
 
No obstante, no estaba preparada en ese momento, el Uchiha... ¿Siquiera estaba soltero?
 
—Naruto... ¿Sakura? —Murmuró el moreno recién llegado, paseando su mirada desde el rubio, hasta la joven de cabellera color cereza.— ¿Qué haces aquí? —Preguntó repentinamente, ofreciéndole un cono de helado al niño que cargaba Naruto.
 
El pequeño despegó su mirada de la Haruno y se concentró en aquel caramelo helado que le ofrecía el Uchiha. Sasuke sonrió, mostrándose enternecido ante la reacción del niño.
 
Aunque la situación era poco usual, por el simple hecho que el huraño de Sasuke se mostraba dulce con un infante, no la consideró fuera de lugar o preocupante. Desde los tiempos de escuela, tanto el Uchiha como el Uzumaki habían sido amigos. Los había visto reír, carcajear y golpearse, todo en el mismo segundo. Por esa razón, no encontró preocupante que el moreno tratara con tanta familiaridad al hijo de Naruto.
 
—Yo... Simplemente paseaba por aquí y me topé con Naruto, ¿No? —Respondió, haciendo su mayor esfuerzo, por mostrarse natural frente al pelinegro.
 
Sasuke sólo asintió, sin mostrarse interesado o preocupado, su atención rápidamente se vio enfocada en la criatura que cargaba Naruto. El trigueño pareció percatarse de esto, y le ofreció el diminuto cuerpo al Uchiha, quien lo recibió gustoso.
 
—No esperaba verlos... Aquí. —Mencionó, tanteando el terreno, sintiéndose cada vez más alerta, al contemplar la actitud del Uchiha con el famoso crío.
 
—Oh, sí, Sasuke y yo sacamos a Menma la mayoría de los viernes. —Comentó el rubio, desordenando un poco más su cabellera.
 
— ¿Con Sasuke...? —Preguntó, profundizando en el tema. Naruto no pareció comprender a qué se debía esa insistencia, así que sólo asintió, mostrándose sonriente.
 
Por otro lado, el Uchiha sí captó lo que quería decir Sakura, así que se adelantó a responder y esclarecer cualquier duda.
 
—Aunque Menma ha sacado bastante de mí, no se puede quedar quieto en un lugar. Estoy obligado a sacar a estos revoltosos, antes de que destruyan la casa.
 
Sakura dejó caer la mandíbula, sorprendida.
 
Por un momento, su alrededor se detuvo y todo quedó en silencio, sólo existían esos tres. Naruto palmeaba un hombro del Uchiha, mientras este reía y Menma balbuceaba frases sin sentido, pidiéndole a sus progenitores, con su reducido vocabulario, que dejaran de pelear.
 
Ante sus ojos, se mostraba una familia feliz, perfecta.
 
Y aunque la Haruno pudo sentirse tranquila y dar un paso atrás, el primer pensamiento que le llegó fue: "Quiero destruirla".
 
 
¿Fin...?
 
 

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