UNA DECISIÓN DEL CORAZÓN
El día había sido soleado y la alegría de la llegada de la primavera estaba impregnada por todos los rincones.
A pesar de haber anochecido ya, esa misma alegría podía respirarse aun en el aire. Eso irritaba a Inuyasha, porque el día había sido alegre para todos... menos para el.
Había pasado la última semana ahuyentando o destruyendo a todos los demonios que se le acercaban. Era extraño, pues nunca antes había el atraído tanto a los youkai ni tan seguido, no lo entendía.
Kagome había regresado a su era días atrás, pues tenia parciales en la universidad; Miroku se había ido a visitar a su maestro por unos cuantos días, y Sango, junto con Kirara lo acompañaron, para evitar que el monje hiciera de las suyas en el camino.
Por último, Shippo, aquel zorrito que habían conocido anos atrás, ahora crecido y tan alto como Inuyasha y Miroku, se había ido con su pareja, Kouga, del clan de los lobos, aquel que por mucho tiempo fue rival de amores del hanyou.
Eso lo dejaba a él solo.
La luna brillaba ya muy alto en el cielo, iluminando todo bajo ella. Inuyasha decidió sentarse a descansar bajo la sombra de un árbol, cuando escuchó un ruido de hojas moverse unos pocos metros más allá.
Se levantó de su sitio en el suelo y se puso en posición de combate, con una mano delante de él y la otra puesta sobre la empuñadura de ‘Tessaiga’, listo para sacarla en caso fuese necesario.
Poco después, se reveló el rostro de quien se acercaba.
“Sesshoumaru” murmuro Inuyasha, reforzando su posición y esperando saber que era lo que su medio hermano quería. “¿Que haces aquí?”
“Venía siguiendo un olor que me dejó algo... inquieto... veo que eres tú el que lo despedía” dijo el youkai, mirando a Inuyasha de una forma extraña.
“¿Por qué dices que yo apesto? ¡Eso no es verdad! ¡Yo no estoy sucio!” explotó Inuyasha, más irritado de lo que ya estaba.
“Yo no dije que apestaras, Inuyasha... para los Youkai o Hanyou adultos es un olor irresistible... ha llegado la hora de que elijas pareja...” dijo Sesshoumaru, acercándose lentamente al hanyou, con una mirada que este no había visto nunca en ojos de su medio hermano, sólo en los de Miroku, y eso lo asustaba... era deseo.
- Punto de Vista de Sesshoumaru –
Por fin tengo ante mí al objeto de mi deseo y de todo mi odio. No entiendo por qué tengo que desearte, Inuyasha... si te odio... pero a la vez te amo.
Es gracioso como dos sentimientos tan fuertes como el amor y el odio pueden existir en un sólo ser a la misma vez, pero una vez que te tome voy a decidirme por uno, si seguir odiándote tanto como hasta ahora, o si olvidarme de todo y amarte.
Me acerco a ti lentamente, mirándote con deseo, sonriendo ligeramente mientras veo tus ojos llenos de confusión y un sentimiento que no me atrevo a descifrar.
Auque no sabes lo que le pasa a tu cuerpo, te dejas llevar por lo que sientes... lo veo en tus ojos, lo siento en todo tu ser cuando extiendo la mano izquierda para tocarte.
Si, la mano izquierda, aquella que hace tanto tiempo me arrebataste pero que yo me encargue de recuperar de manos del maldito Naraku en una corta pelea en que ninguno de los dos salió ganador.
Aquella mano izquierda es la que ahora te acaricia el cuello y te alza la barbilla para unir nuestros labios en un beso, el primero de ambos, el primero de tantos por venir.
Poco a poco te dejas llevar, y en menos de lo que piensas estamos ambos tirados en la hierba, yo encima de ti, tocándote y besándote, preparándonos para el último paso que nos falta dar.
Yo jure que seria el único que te vencería, y así será, así esta siendo, nuestros cuerpos se funden en una batalla por el control, y, al final, resulto yo el ganador, bajando todas tus defensas y venciéndote mientras tomo tus piernas y te poseo con una fuerte embestida.
En ese instante, todo el odio de ambos por el otro se esfuma, lo puedo sentir en mi, y puedo verlo en tus ojos y en tu forma de entregarte a mi en esta danza mas antigua que el tiempo mismo.
Me deleito en tus gemidos y jadeos, respondiendo con unos cuantos míos, amo los desesperados movimientos de tus caderas, tus uñas clavándose en mi piel, tus piernas rodeando mi cuerpo, la forma como pronuncias mi nombre mientras hacemos el amor.
Sí, estamos haciendo el amor, en algún punto del camino mi corazón decidió amarte, y ahora no tengo ninguna objeción a ello.
Gritas mi nombre con fuerza, mientras derramas tu esencia sobre nuestros cuerpos, tu pasaje estrechándose al punto de hacerme explotar dentro de ti, en un orgasmo que me hace ver las estrellas mientras me vacío en ti y grito tu nombre.
- Fin del Punto de vista –
Sesshoumaru cae pesadamente sobre el cuerpo de Inuyasha, rodándose hasta quedar boca arriba, llevándose al hanyou consigo y permaneciendo aun muy dentro de él.
“Te amo Sesshie” dice Inuyasha en un susurro, perfectamente audible para el youkai, que sonríe y lo abraza con más fuerza.
“Yo también te amo, Inuyasha” contesta, acercando su cabeza al cuello de Inuyasha y mordiéndolo con fuerza, pero sin llegar a ser doloroso para el hanyou. “Ahora ya eres mío, mío para amar”
“Tuyo para siempre, Sesshie” dijo el hanyou, besando en los labios a Sesshoumaru, antes de acurrucarse en su cuerpo y quedarse profundamente dormido.
“Mío para siempre” dice ahora Sesshoumaru, saliendo lentamente del cuerpo desnudo y cansado del hanyou, antes de cerrar los ojos y dormirse con su Inuyasha entre los brazos.
- Owari –