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Something's Wrong. por EdwardAndLoganx

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Y, cuando menos lo esperó, Eren ya se había encariñado con él.

Había pasado un mes. Un largo, y divertido, mes desde que lo secuestro. Su relación mejoró gracias a sus esfuerzos. Hacía todo lo que el castaño le decía, aceptando cada célula de locura que contenía su cerebro. Le encantaba, joder, lo tenía loco. Se había enamorado de él desde que eran unos "mocosos estúpidos", como el suele llamarle a esa parte de su pasado.

Acarició el cabello del chico que se encontraba profundamente dormido. Su cabeza descansaba en su regazo, su ceño se fruncía cada vez que dormía. Levi lo supo desde el principio: Tenía pesadillas.

No le importaba que Eren lo haya olvidado. No le interesaba que haya roto su "pacto". Su prioridad era que Eren lo amara tanto como él lo ama. Quería poseerlo, deseaba ser su todo. Sabía, a la perfección, que formaban la pareja ideal. Hasta Mikasa, la odiosa hermana sobreprotectora de Jaeger, lo había admitido. De hecho, sin su ayuda, Levi no lo hubiese encontrado tan rápido.

Eren se removió, captando la atención del pelinegro. Apretó, delicadamente, el pantalón ajeno, sin lastimarlo. Levi acarició su cabello y tarareó una canción en su oído. La hora de la siesta era lo peor del día, pero había logrado adaptarse.

 

Eren, Eren, ¿Otra vez olvidaste qué es lo que tienes que hacer en ésta pesadilla?

 

El castaño ignoró, por milésima vez, aquella voz fastidiosa. Siempre le hablaba, pero no podía verle. Era frustrante. –Tú... ¿¡Quién demonios Eres!? –La voz rió, ¿Por qué había escogido ese momento para preguntar esa tontería?

 

Y bien, Eren, ¿Lo olvidaste otra vez?

 

El mencionado gruñó. Apretó sus puños y buscó a su alrededor, pero no encontró nada, sólo lo de siempre: Restos de un carnaval abandonado. –No sé quién eres, no te conozco. ¿Podrías decirme, al menos, por qué me has traído aquí? –La misma risita volvió a resonar en aquel lugar vacío.

 

Recuerda, Eren... Recuerda.

 

Y fue lo último que escuchó, antes de que un payaso llegase y clavara un cuchillo en el fondo de su pecho, atravesando su corazón. Gritó. Gritó y, para su suerte, despertó. Levi le miró con preocupación y acarició su cabello con dulzura. – ¿Otra vez la misma pesadilla? –Asintió, desconcertado. Sólo había sido un mal sueño, como siempre.

 

Se aferró al torso del mayor. Evitó sollozar, no quería verse tan débil. –L-lo siento... ¿T-te desperté? –Levi negó.

 

–No estaba durmiendo. –Eren suspiró, aliviado. Levi junto sus labios con los suyos, besándolo con autoridad. El menor comenzaba a adaptarse a ello. – ¿Sabes? Pronto será mi cumpleaños... –Pasó su lengua por la morena piel de Eren, este gimió por lo bajo.

 

–Q-qué... ¿Qué día? –El azabache metió sus manos debajo de su camiseta, acariciando su abdomen.

 

–25 de diciembre. –Volvió a apoderarse de su boca. Mordió sus labios, jugueteó con su lengua, disfrutó del dulce sabor que tenía. Eren se aferró a su cuello, Levi lo recostó en el sofá, como siempre. El menor comenzaba a acostumbrarse a esa clase de toqueteos, lo ayudaba a olvidarse de sus pesadillas.

 

Eren, Eren, Eren. Eres un niño malo. Debes recordar. ¡Debes recordar!

 

–L-Levi... ¿Q-quieres que te regale a-algo ese d-día? –El pelinegro rió, obviamente quería algo, y el chico se lo podía dar a la perfección.

 

–Quiero que tú seas mi regalo, Eren. –El castaño tembló ante sus palabras. –Quiero que estés junto a mí todo el día. Quiero llevarte a nuestra cama y hacerte el amor. –Acarició su mejilla, haciéndolo sonrojar. –Quiero que ese sea mi regalo. ¿Estás dispuesto a dármelo?

 

¿Lo ves? Tienes menos de una semana para recordar. Recuerda, Eren, ¡Recuerda!

 

–S-sí. –Levi, complacido por su respuesta, se levantó, con Eren en brazos, y lo llevó hasta su habitación.

 

–Me haces tan feliz, Eren.

 

...

 

Y, de nueva cuenta, se encontraba en ese lugar sombrío. Aunque, esta vez, lucía diferente. Tenía miedo, pero había algo que lo hacía tranquilizarse. Miró hacia los lados antes de comenzar a correr, llegando a la rueda de la fortuna, su atracción favorita. Observó durante algunos segundos antes de volver a moverse, esta vez deteniéndose frente a la casa de los espejos.

 

¡Búscalo, Eren! ¡Debes encontrarlo!

 

Frunció su ceño. –Encontrar... ¿A quién? –Se encogió de hombros, confundido, y luego entró a la atracción. También lucía diferente. Generalmente encontraba al payaso asesino allí, pero se encontraba completamente sola. O eso es lo que creía.

 

¡Está allí dentro!

 

Caminó por el infinito laberinto de espejos. Iba tan distraído, mirando detrás de él, que no se dio cuenta de la presencia conocida, esperando por él. –Eren, has vuelto. –Al instante, miró hacia el frente. Sus ojos brillaron, una sonrisa apareció en sus labios.

 

Levi... ¡Levi! –Se lanzó a sus brazos, besó sus labios con necesidad. Le había extrañado. –Al fin te he encontrado. ¿Dónde has estado todo este tiempo?

 

Esperando por ti, mi amor. –El moreno se sintió feliz. Se aferró al mayor, hundió su rostro en su cuello, aspirando su olor. Le había extrañado tanto...

 

Levi... Las pesadillas han terminado, ¿Verdad? –El pelinegro asintió. Enredó sus manos en la cintura del castaño, acercándose a él. Besó su cuello con suavidad, parecía encantado con esa piel morena que era bastante sensible.

 

Recuerda, Eren, recuerda... –El menor se estremeció. El mayor tomó su mano y corrió, obligando a Eren a correr a su lado. El castaño tuvo la impresión de que Levi conocía muy bien el lugar, ya que se dirigió a una puerta que nunca había visto. El pelinegro la abrió, una bonita habitación se cernía allí. –Recuerda, por favor.

 

T-trataré... –Se sonrojó. Levi se apoderó de sus labios, besándolos de manera apasionada. Sus lenguas comenzaron a luchar en busca de la dominación, sus dientes chocaban entre sí. Levi acariciaba su cuerpo, Eren se limitaba a gemir.

 

Sus labios se separaron, el mayor alzó la camiseta del chico y atrapó uno de sus pezones con sus dientes. Sus manos se adentraron al pantalón ajeno. Eren gritó. Nunca había sentido algo parecido, admitía que se sentía bien.

 

Estás en problemas.

 

Justo antes de que Levi lo volviese a besar, despertó, agitado y excitado. Intentó levantarse, pero alguien se lo impedía. –Eren, ¿estás bien? –El mencionado asintió. Se sintió un poco incómodo, fue cuando se dio cuenta de que estaba completamente desnudo. –Lo siento por eso, prometo no quitarte la virginidad hoy.

 

En graves problemas.


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