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La prueba más grande por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola!!! bueno casi puntual con unos días de retraso les traigo este nuevo capitulo. Como mencione habría tambien kagakuro aoki murahimu, asi que poco a poco se desarrollaran sus dilemas. Asi que a leer!!!!

Quinta prueba. ¿Cómo iniciar el nuevo primer día de clases?

Era un departamento bastante común, ordenado como Akashi siempre lo espero en Mayuzumi.

Los recuerdos de sus últimos días juntos en rakuzan no han dejado de envolverle sin parar. Nostalgia, cierta desazón le han envuelto en tan solo estos pasos dados.

—Siéntate, Ou-sama

El pelirrojo sonríe ante el apelativo del otro. No sabe cuándo inició a llamarlo así, cree que después de perder contra Seirin, realmente no se acostumbra a escucharle llamarle así, le recuerda a su otra personalidad cuando no podía controlarla.

Se quita lo zapatos antes de ingresar a la sala. Ve que tiene una pequeña cocina, unos muebles sencillos, una mesa en el centro y al fondo ve tres puertas, seguramente la  habitación del  compañero de Mayuzumi.

—Comparto el departamento con otro estudiante de la Universidad. Un sempai, que pronto va a graduarse. Será un problema cuando lo haga.

Hay palabras indirectas escondidas bajo lo dicho, pero no sabe si debe de interpretarlas, pues con Mayuzumi sucede que su sentido se tuerce y pierden lógica. Con la mayoría de personas puede fácilmente leer sus intenciones, pero en el peligris no lo logra ya que sus sentimientos intervienen.

—Ou-sama me va a hacer el honor de aceptar esta bebida.

Su tono sarcástico está presente nuevamente. Y es que al parecer, Akashi olvido que Mayuzumi le estaba hablando, pues se concentró en sus propias emociones. El peligris le sirvió un poco de agua, tan simple como agua hervida. Pero aquello lo agradece, porque su garganta no va a dejar pasar más que eso. Los nervios atacan su ser de una forma inusual.

—Gracias—susurra sorprendiendo al más alto.

Mayuzumi parece repentinamente abochornado, se sienta en el sillón de enfrente, parece examinarlo. La mirada analítica del otro siempre pesa demasiado. No se siente como la de Kuroko, es diferente o al menos lo es con el pelirrojo.

—Akashi, no me gustan los rodeos. Me gustan las cosas prácticas y directas. Lo sabes.

Akashi no hace más que devolverle la mirada en  silencio. Se suponía que enfrentaría sus sentimientos pero no puede alegar nada. Se siente tan incapaz, quizás otra charla larga con Shintaro no le vendría mal. Aunque el peliverde le ha aconsejado ser sincero consigo mismo. No es tan fácil serlo, menos cuando involucra su orgullo propio.

—Fuiste tan insistente para que me volviese parte del equipo. Te paraste ahí frente a mí intentando verte impresionante. No niego que no lo fueras…pero ese no es el punto. Me sedujiste con tus palabras para acabar regresando al equipo.

“Seducir”, la palabra y su connotación acaloró al pelirrojo, pero nuevamente recompuso la postura, quiso verse aún más alto para Mayuzumi. Por lo menos en presencia, se sentía cada vez más aplastado.

—Fuiste tan desagradecido que cuando te fui inútil me utilizaste humillándome, solo para que después te quebraras y casi nos abandonaras.

—Mayuzumi...—Había algo de reproche en el tono del pelirrojo, por supuesto que este conocía sus errores, pero eso no significaba que no doliera recordarlos.

—Espera. Sé que has mejorado como capitán, realmente no me importa. Solo que creo que aparte del básquet tenemos cosas en común, solo creo que podría funcionar. —Hablo con simpleza.

— ¿El qué?—Realmente no quería interpretar mal aquellas palabras.

—Obviamente el salir juntos. Me gustas ¿no te lo deje claro aquel día?

Mayuzumi había robado un beso y un poco más de sus labios. Pero algo que no sabe Mayuzumi es que también robo sus miradas y suspiros solitarios, su rebeldía a flote, todo ello.

Fue fácil aconsejar a Midorima, pero tomar la resolución por sí mismo no es ni cerca tan simple.

—Respóndeme, Ou-sama ¿tiene oportunidad este plebeyo?

Akashi entendía que ser pareja no era algo que pudiera tener futuro. Su destino está escrito, en unos años deberá terminar la carrera y ocupar el lugar de su padre en las empresas de la familia; además de ello deberá escoger una buena  mujer para que fuese su esposa, llenarla de lujos y ella le dará hijos. ¿Pero no podría permitirse estar al lado de quien le gusta por lo menos en su tiempo en la universidad?

Se puso  de pie y se acercó al sillón donde se encuentra el peligris, Quiere verse como si tuviera el mandato, pero cuando toma bruscamente el mentón del otro, este le toma de  la nuca y termina de acercar sus labios.

—Mientras te desenvuelves con toda tu elegancia se hará de noche.

Sus labios volvieron a juntarse. Akashi casi no había soltado palabra.

Se puso sobre las piernas de Mayuzumi a ahorcajadas, lentamente subió sus manos a la nunca del contrario y ahí presiono. La boca de Mayuzumi refleja la personalidad de este, tiene un sabor bastante particular; su forma de besar es fuerte pero con cierto respeto, más que eso, podría llamarlo como veneración.

 

Aquel gesto causo expectación  en Akashi. Se decidió: Si tiene que condenarse a vivir una vida de obediencia y cumplimiento con las reglas esta puede esperar aún, puede alargar su cadena para permitirle moverse y creer que es libre por el periodo de universidad. Porque tiene tanto poder, las vidas de tantas personas ya que era heredero de Akashi corp; pero como emperador sobre todo ello está atado a compromisos sociales y expectativas que cumplir. Sin embargo, Mayuzumi podría ser quien le permita soñar por los cuatro años universitarios que tiene en frente como alguien que puede decidir sobre su vida: Era algo irónico, tiene el control de cientos de vidas, pero no de la suya propia.

Para sorpresa del peligris, Akashi se quitó el cardigán que tenía puesto, así también se abrió la camisa que tenía debajo de esta. Se mentiría si negara que le pareció excitante. Akashi tiene la sensualidad y elegancia como parte natural de cada uno de sus movimientos, pero no se lo esperaba. Era ahí cuando el pelirrojo realmente mostró el rey que vive en su interior.

— ¿Qué pasa, Mayuzumi-san? ¿Acaso no es lo que deseaste? ¿No es por esto que me trajiste a tu departamento cuando tu compañero no está aquí?

Y entonces, el peligris toma fuertemente de la cintura a su rey, sonríe maliciosamente:

—Realmente no se puede engañar a un rey.

—Serías idiota si pensaras que podrías.

Un beso inicio nuevamente, Akashi no es alguien que se someta, sino es porque él mismo lo desea. A  Mayuzumi le quedo muy claro; pero sorprendiendo a Akashi, toma al más abajo por las piernas y lo levanta en vilo.

—Bájame ahora mismo—amenaza el pelirrojo.

—Por supuesto, no se debe de tomar a un rey en un sofá.

Por lo que Akashi deja que este le lleve en brazos a su habitación. Como supuso esta es sencilla y sobria, le agrada.

Fue tendido en la cama de Mayuzumi; una vez ahí pudo notar que el olor de este se desprende sin compasión, quedo bastante acalorado con solo ello. Mayuzumi se quita las prendas superiores y se recuesta encima de él. Ambos se miran retadores. Pero luego Mayuzumi cambia su mirada a una que Akashi no quiere ver. Solo desea ver el deseo en los ojos del otro, en esos a veces inexpresivos ojos. No quiere ver esa devoción que a veces están presentes o ese sentimiento que no quiere poner nombre pero que él también siente. Aceptar que Mayuzumi le atrae sexualmente es uno, pero aceptar que también hay un sentimiento cálido y más duradero es muy diferente.

El nuevo beso fue diferente, fue suave. Mayuzumi mordió levemente su labio inferior y luego lo succionó, los ojos de ambos se entrecerraron. Luego los labios del peligris bajaron por su cuello descubriendo la suavidad de la piel de Akashi. Seguramente es un honor poder tocarle de forma carnal. Mayuzumi siente que mancilla el cuerpo divino de Akashi, lo cual lo excita aún más.

Akashi aprieta los cabellos del otro dirigiendo donde quiere que el otro le bese. Hace que los labios del otro toquen su pecho rápidamente y luego su vientre. Aun en esa posición es quien controla el ritmo y las acciones del otro.

Sus cuerpos rápidamente quedaron desnudos. Es la primera vez para ambos, pero sus ansias los consumen.

Sus manos se tocaron sin parar, sus cuerpos se inclinaron hacia delante y atrás, presas de esa nueva emoción que les recorre. Akashi nunca pensó que algo tan mundano como el sexo podría traer tanta satisfacción.

Cuando ambos terminan de recorrer el cuerpo del otro, se miran. Hay un último paso: unirse. Sus temores son grandes. Akashi intenta no demostrarlo, así que ayudado de sus piernas giró quedando encima de Mayuzumi quien sonríe entendiendo que Akashi quiere controlar ese momento especial.

El pelirrojo pareció darse cuenta de algo importante. Su pareja se incorporó un poco, lo suficiente para alcanzar la mesa de noche al lado de su cama, le tiende un bote de lubricante y un preservativo. El rey no pudo evitar sonrojarse levemente.

—Realmente tenías todo planeado, Mayuzumi.

—De ninguna manera podría evitar aprovecharte.

El menor abre la botella del lubricante y toma un poco, dirige hacia atrás sus manos y mira directo a los ojos de su amante. El otro se sorprende pero no puede evitar quedar completamente hipnotizado. Desea ser el único en ver una faceta como esa en su rey. Quiere que sea solo él, quien pueda disfrutar de la entrega del otro. Va a luchar por ello.

Cuando termina la preparación. Akashi pone el preservativo en el miembro del otro. Quedando todo listo, Mayuzumi se sienta y ayuda a Akashi a sentarse encima de él. El primer intento de intrusión es doloroso para ambos. Jadean y contienen el dolor. Vuelven a intentarlo, nuevamente les duele pero se acostumbran poco a poco. Sus labios se acercan. Mayuzumi abraza con calidez al otro, sorprendiéndolo, logrando que la unión sea realizada. Sus ojos se miran nuevamente mientras el ritmo de sus movimientos aumenta. Pronto ya solo son gemidos de placer. Ambos llegan rápidamente, era obvio pues es la primera vez que experimentan ese placer. Caen rendidos: Mayuzumi sobre la cama; mientras el emperador rojo sobre este.

—No te levantes aun—pide el peligris

Akashi termina aceptando.

—Eres tú quien lo desea.

El otro simplemente sonríe, sabiendo que obtener mayor sinceridad del pelirrojo va a tomar mucho tiempo. Él planea estar a su lado por mucho, así que no hay problema.

……………………..

 

 

 

 

 

 

El primer día de clases siempre es complejo para toda persona. Sin embargo cada tipo de persona suele asumirse de forma diferente. Para algunos es menos traumático que para otros. En este caso, Midorima no cree realmente poder atravesar siquiera las puertas de su casa ¿Cómo es que se atrevió a hacerlo? Por supuesto, la respuesta era Takao y solo él. ¿Si aún eran pareja? Era una pregunta que aún no decidía querer respondérsela. Claro se besaron y abrazaron cuando este vino a avisarle que lo llevaría, pero el tema no quedó claro para el peliverde. Y es que no quiere atar a Takao a él.

Su madre y hermana le habían ayudado a vestirse y bañarse. De hecho ellas lo han  hecho desde que regresó del hospital. Su hermana pareció tomarse muy en serio lo de volverse una terapista física o enfermera. Al menos así se volvió desde su accidente. No quiere ser  una carga ni una presión para su hermana.

Ella había negado cualquier gusto por la medicina antes del accidente de su hermano, pero ahora se aplica con devoción a sus clases de ciencia y al cuidado del peliverde.

La hora indicada llegó; increíblemente, Takao ya está parado fuera de la casa de los Midorima. Los padres sintieron alivio interno. Saben que sin ese muchacho, su hijo no se atreverá a salir de su casa.

Se contactaron con Akashi de lo que sucedería y este les aseguro ya haber comprobado con los profesores y el director de Shutoku que Midorima tendría facilidades para desplazarse por su escuela.

El peliverde come muy mesurado, sus padres están preocupados pero no presionan en lo más mínimo para que este coma más. Normalmente no aceptarían un desacato como ese, pero no pueden evitar ser flexibles. Midorima lo sabe y le molesta. Realmente nada es como antes, a sus ojos, sus padres solo aparentan que todo será igual.

Solo cuando la mirada de Takao se cruza con la suya en la puerta de su hogar puede sentirse mejor. Este le saluda tan espontaneo como su usual “Shin-chan” con esa mirada iluminada de admiración como siempre. Se siente fuerte y el positivismo de que probablemente pueda enfrentarse a la escuela llega a él.

Sin embargo cuando un taxi llega a su puerta se da cuenta que nada es más como antes. Ni que nunca lo será. Tiene que ser ayudado a subir al auto por Takao y su hermana mientras sus padres se dan el trabajo de poner la silla de ruedas en el maletero.

Todo el camino para Midorima fue angustiante. Takao no paro de parlotear, pero él no pudo escuchar nada. La sensación fría del miedo le invade. Sin poder evitarlo y aun con la mirada en la nada tomó la mano de Takao. Este finalmente deja de hablar. Entrelaza sus dedos con los del otro. Sonrió suavemente. Por dentro pensó en lo increíble que se sienten las delicadas manos de Midorima, esas con los que consiguió las victorias para Shutoku. Las lágrimas quisieron salir él pero las mantiene muy dentro de sí.

Llegan a la escuela. Todo el proceso se repite. Es realmente cansino pero Takao no lo demuestra; para él todo parece fácil y nada preocupante. Incluso parecía tener práctica en poder abrir la silla de ruedas y ayudar a Midorima a sentarse. Aun así, uno de los antiguos kohai de Shutoku les esperaba en la puerta fue quien les ayudo a sentar a Midorima en la silla. El pelvierde se sintió humillado, pero por la sonrisa de Takao se contuvo de decir algo al respecto. Si él estaba siendo fuerte ¿debería hacer lo mismo verdad? Pero no era nada fácil

— ¡Sin-chan, el pasaje, no seas tacaño!

Le tendió la cartera a Takao y este pago al taxista que los llevo.

El joven kohai se despidió de ellos con una sonrisa.

— ¿Qué hiciste para que ese chico nos ayude?

—Ahh soy el sub-capitán solo debo de ordenar. No sabes como les he hecho sufrir en estos días. —bromeó.

Midorima estuvo a punto de seguirle el juego pero pensar en el equipo de básquet le trajo un mal sabor de boca.

El pelinegro lo percibió así que cambio rápidamente el tema de conversación mientras empezaba a empujar de su silla de ruedas.

—Deja, Takao, lo haré yo mismo.

—Pero...

—Lo hare yo

Takao se puso al lado de Midorima. Este empezó a rodar las ruedas de su silla logrando avanzar. No era tan fácil como parecía, pero gracias a su porte físico y sus brazos entrenados logro avanzar por sí mismo. No soportaría tener hablando a Takao a su espalda, sin poder saber que mirada le dirigía.

—Shin-chan es increíble—susurro el más bajo.

 

Fue incomodo ingresar al salón. Tuvieron que subir por una rampa, por lo cual Midorima no pudo evitar que Takao le ayudase ya que su fuerza en los brazos no era suficiente aun para poder subirle por esta. El pelinegro le ayudó en cada paso sin dudar y sin perder el optimismo. Midorima a veces siente que solo finge, pero tiene aquel brillo natural en sus ojos.

Muy aparte de ello fue enfrentar las miradas de todos sus compañeros de clases. La clase había sido bajada al primer piso, para que no hubiese mayores problemas. Todas aquellas atenciones más la mirada de sorpresa o  de lastima de sus compañeros hizo que Midorima desease salir de ahí lo más pronto posible.

Cada uno que se atrevía mirarle al instante desviaba su mirada. Era como algo curioso, llamativo. Midorima lo odio.

Sin embargo intentó atender a las clases, aun siéndose extraño y fuera de lugar de ocupar tanto espacio. No le consto demasiado ponerse al día ya que él siempre estudiaba de manera anticipada los temas antes de que el maestro presentara su clase. Solo era la incomodidad de todos ellos lo que le fastidió el día. El único que parecía querer tomárselo como si fuera normal era Takao. Se lo agradeció pero también se preocupó ¿Cuánto se está esforzando Takao para actuar así? Quiso preguntárselo pero en parte no quiere perturbarle, no quiere perder la mirada natural de él. Al menos no de él. Si él le vuelve a mirar con lastima simplemente no podrá seguir.

Las clases avanzaron sin mayor problema, llegó la hora del almuerzo. Simplemente ya no pudieron subir a la azotea, así que decidieron por comer en el patio de la escuela, en las mesas que daban al aire libre. El comedor fue descartado por ambos sin siquiera mencionarlo. Aunque ninguno lo manifestase, ambos querían no ver las miradas de los demás.

Sus deseos no fueron satisfechos pues cada persona o pareja de personas que pasaron se les quedaba viendo unos segundos lo suficientemente largos para que lo notasen. Gracias a  esa incomodidad no cruzaron muchas palabras entre ellos.

La hora de salida llegó: Takao intentaba empezar una conversación a su lado, pero el peliverde tenía el ceño fruncido. El pelinegro temió que este manifestara que ya no volvería nuevamente. Por ello se siente impotente y molesto consigo mismo pues le parece que tampoco hizo demasiado por aligerar el ambiente.

— ¿No hay practica hoy día? ¿Porque está viniendo conmigo?

Aquellas palabras sorprendieron a Takao.

—Voy a acompañarte…—respondió como si no tuviera importancia

—No quiero que abandones el equipo por mi culpa. Escucha, no quiero enterarme que lo estás haciendo. Vas a ir y practicar hasta que no te quede aliento, te volverlas el capitán y guiaras al equipo a la final del interhigh ¿entiendes?

La mirada de su pareja, a la que usualmente tenía que elevar el rostro para enfrentarla, le miró con orden.

—Pero, Shin-chan...

—Si no vas a cumplir con lo tuyo, no volveré a la escuela. Puedo perfectamente llamar un taxi e irme solo.

Takao contuvo sus lágrimas. Debería ser más fuerte. El amo el básquet, aun lo hace; pero sus sentimientos por Midorima le hacen sentir que no esta bien volver a entrenar sin este. Como si fuera una forma de estar a mano con lo que el destino había decidido para su novio.

—Vete ´nanodayo.

Takao apretó sus puños y sonrió asintiendo.

—Pero primero quiero verte tomar ese taxi.

El peliverde asintió. Un taxi paro frente a ellos, sus padres habían contratado un servicio que lo llevaría y traería de la casa a la escuela y viceversa.

Takao se despidió con una mano alzada. Cuando ya no vio el taxi de su novio, se apretó el uniforme. Se sintió frustrado. No entendía que más podía hacer. Sin embargo cumplió su promesa y se dirigió al gimnasio. Ese día se exigió el doble y lo hizo a los demás. No porque ya no tuvieran a Midorima descansarían. Darían todo su esfuerzo por llegar a la final y enfrentarse a las otras potencias. Aun si eso parecía imposible.

………..

Había quedado con Kuroko, Aomine y Momoi el encontrarse en el clásico fast  food de hamburguesas. Sin embargo va retrasado. No es su culpa, a pesar de ese día no haber tenido entrenamiento en el club, o más bien no haber podido asistir fue porque tuvo que cumplir con una sesión de modelaje. La cual finalmente se retrasó más de lo debido.

No quería pesar sobre ello, pero realmente ya debe de decidir: universidad,  basquetbol o modelaje. No podría seguir llevando los tres de manera descuidada y sin concentrarse en uno solo. Uno afectaría al otro. La semana pasada se hizo una esguince, muy común entre los deportistas, por sobre exigirse en un partido de práctica y por ese motivo tuvo que faltar a clase y a un examen importante, además de ello tuvo que cancelar varias sesiones de fotografía, perjudicando a sus hermanas quienes eran sus manager.

Estas le habían dado una plática seria. Él siempre ha sido el consentido de ellas, pero era hora de que tomara una decisión. Sin embargo le gusta el basquetbol y el modelaje. ¿Podría llevar ambos? Aunque su madre quiere que ingrese a una buena universidad.

Con seguridad podría tener una buena carrera de básquet, es decir tiene talento, pero podría ser lo suficientemente bueno. Dejó de pensar en aquello cuando vislumbró la puerta del Magic Burger. Ahí sentados ve a Kuroko y Aomine, extrañamente Momoi no esta con ellos. Sin embargo antes de que pudiera ingresar, Kuroko toma la mano del otro y este no la aparta. Ambos parecen sumergidos en la conversación que llevan.

— ¡Ki-chan!

Su amiga le saludo desde atrás de él. Aparentemente ella no había llegado con Aomine, lo cual era inusual.

— ¿Por qué no viniste con Aominecchi?

Ella sonríe amable.

—Dai-chan ya no entrena con el equipo. Lo sabes ¿verdad? Esta seleccionado.

Había olvidado ese detalle. Aomine ya no juega a nivel de preparatoria, este se había decidido por dedicarse profesionalmente al básquet; por lo cual había sido convocado por un club famoso y entrena con la selección japonesa.

—Es verdad, Momocchi—fingió sonreír.

Aquello le da una sensación un poco amarga. Cada vez lo siente más lejos.

No quiso admitirlo durante muchos años. Es decir, salió con varias chicas en la secundaria aunque realmente con ninguna tuvo una relación de verdad. En la preparatoria decidió dimitir de cualquier confesión. Y así permaneció. Cuando salió solo con los miembros de Kaijo a buscar citas, simplemente uso sus influencias de modelo para conseguir que sus amigos salieran, pero para él nada. Quizás debió darse cuenta de ello ¿no?

Su amiga tomo su mano y lo jalo dentro del local. Saludaron con una sonrisa a ambos.

—Kurokocchi es raro verte sin Kagamicchi—comenta como si no tuviera importancia, pero realmente quiere saber. Por un momento pensó que la intromisión de Kagami sería una ayuda para que Kuroko y Aomine dejaran aquella extraña relación del pasado.

Nunca supo si de verdad habían sido más que amigos, pero siempre fueron tan raros, esas miradas tan profundas que se dirigieron…

— ¿Por qué bakagami tendría que estar aquí?—respondió brusco Aomine.

Se vio enfrentado por su mirada tan penetrante. Parece que realmente le molesto por ello.  “Por supuesto, Aominecchi esta celoso”

Ve como la mano de Kuroko va al hombro de este, intentando calmarlo. Kise aprieta los dientes, intentando ser el mismo de siempre, pero no es fácil. No desde que aceptó sus sentimientos por el peliazul. Y es realmente una putada del destino. Él bello chico rubio se enamoró de quien definitivamente no debía. Aomine era un heterosexual hecho y derecho, con un gusto por las mujeres intenso: Y aun así cree con certeza que si por alguien se volvió gay o bisexual ese fue Kuroko.

—Kise-kun, Kagami-kun no tenía nada que hacer aquí. Además está muy ocupado ahora.

A pesar de tener casi el mismo semblante; hay algo que parece sombrío en su rostro… ¿tristeza y frustración acaso?

—Tetsu, Kise es un idiota. Solo terminemos con lo que vinimos a hacer.

¿Por qué era tan cruel y duro con él? Siempre lo ha sido. Había momentos en los que parecía amble, en los que su corazón parecía al fin darle un espacio, aunque sea de amigos. Como el día del accidente de Midorimacchi, en el cual, este permitió que se aferre a él, incluso dejó que llorase sobre su ropa, le arropo con tanto cuidado que creyó estar en sueño. Por supuesto no pudo disfrutarlo demasiado, pues el dolor por su amigo peliverde era muy fuerte. Se pone en su lugar e inevitablemente entra en pánico.

—Lo siento, Kurokocchi.

—No te preocupes.

Su rostro seguía teniendo poco color, pero parece un tanto más vivaz.

—Bien, chicos. Akashi-kun, quiso que nos reuniéramos para hablar seriamente sobre Midorima-kun.

— ¿Por qué no está él y Murasakibara?

—Akashi-kun está ocupado y Murasakibara está en trámite de sus papeles y pasaporte para irse a Norteamerica.

Todos ya saben que ni bien finalice el año escolar, Murasakibara se marchará a Estados Unidos al lado de Himuro, con quien tenía una relación a distancia desde que este se marchó.

Kise envidia esa forma tan inocente de su amigo de amar. Tan capaz de dar todo por la persona que ama, de buscar una forma de hacer planes con esta. Y realmente antes no  lo hubiera hecho, él es alguien que ama su libertad, no se cree capaz de hacer lo mismo. Y sin embargo, tan egoísta como es, desea que alguien lo haga por él

—Antes que nada debe quedar claro que cuando veamos a Midorima-kun nada de miradas de tristeza. Para eso estamos aquí—Habló Kuroko.

La tarde pasó intentando entender la información de Momoi sobre el estado de su amigo. Debían de aprender cómo   tratarlo, como volver a incluirlo en el grupo. No pueden dejarlo solo ni lo desean. Kise se sintió un poco abrumado, pero a pesar de que no se esforzaría por nadie; por las personas que quería sí que lo haría.

Cuando se retiraron del fast food, extrañamente Momoi se fue para un lado mientras que Kuroko y Aomine se marcharon solos para otro. Kise se marchó por su cuenta a su casa, sintiendo un gran dolor. Sin embargo decidió intentar dejar de darle vueltas. A Midorima le costó caro aceptar su gusto por un hombre, él no quería que le pasase algo malo. Sus padres… no sabe cómo se tomarían algo así. Además si decide entrar a la industria como modelo, será aún peor.

 

Por otro lado, Kuroko y Aomine caminan lado a lado en silencio.

—Gracias por escucharme, Aomine-kun. — habló de pronto Kuroko con sinceridad.

—Deberías dejarme partirle la cara a ese idiota.

El peli celeste rio: Sabía que su amigo está dispuesto a eso y más por él, lo cual le enternece.

—Sin embargo. Debo de resondrarte por lo que te haces a ti mismo.

—Tetsu ya hablamos de eso—respondió cortante. —No me importa que te gusten los chicos. Pero así como eres, voy a cuidar que estés con el correcto. Pero deja ya de insistir con el tema de Kise.

—Aomine-kun, así como tú te preocupas por mí yo lo hago por ti.

El peliazul resopló cansado de la insistencia del más bajo. Toda la tarde, antes de que los demás llegasen habían hablado al respecto: Definitivamente no era homosexual, su gusto por los hombres se limitó a una admiración por Kuroko en el pasado, a quien quería como un hermano en la actualidad. Le gustan las chicas y ahora que cada vez se abre paso en la liga nacional no va a permitirse dudar de su sexualidad. Aomine apoya a sus amigos y está dispuesto a partirle la cara a quien se burle de ellos, a Midorima, Kuroko, incluso Akashi, Murasakibara y Kise; pero él no entra en el mismo costal.

—No podrás engañarte por mucho tiempo, Aomine-kun.

El otro resopla, posa su mano sobe la cabeza del otro y la aplasta como un juego.

—Te has vuelto muy ruidoso. Ve, tu casa ya está cerca.

El más bajo asintió resoplando. Observó cómo su amigo se despedía con una mano. Kuroko desea que pronto sus amigos aclaren sus sentimientos, sobre todo Aomine pues está seguro que Kise no esperara por siempre.

 

  

 

 

 

 

Notas finales:

Bien para nuestros protagonistas no ha sido nada facil el primer día de clases, podrán itnentar tener una vida normal? Takao podrá soportar ? Por otro lado, los chicos de la kiseki estan dispuestos a ayduar a su amigo, pero tiene sus propios problemas intentando encontrarse a sí mismos ¿que habra sucedido entre Kagami y Kuroko? Lo sabremos en el proximo capitulo!!!


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