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La prueba más grande por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola, siento haber demorado más de lo previsto, pero este fic necesita algunas averiguaciones. Supongo que desde este capitulo entenderá de que clase. Japón es un país batante singular realmente. EN fin, en este capitulo se evidencia de que trata el fanfic, el nudo central, el verdadero problema que afrontarán.. la gran prueba como dice el titulo. Así que preprarense para el sufrimiento del bueno. Me gusto muchoe scribir las escenas midotaka..los adoro. La proxima actualización  será en una semana, esta vez sí porque ya tengo toda la información. Leanlo y nosean flojos diganme que les pareció o esa semana se alarga.. ok no.. pero traten!!

Segunda prueba: ¿Cómo decirle a mi padre que no quiero una prometida?

­—Es un gusto haberla conocido. — susurra un joven pelirrojo con el cabello echado atrás y el perfecto traje que  ensalza su piel blanca y su cuerpo ligero.

La muchacha castaña, típica señorita de sociedad japonesa lleva puesto un sutil kimono esmeralda de carísima seda, en sus cabellos una peineta dorada hace juego con sus chinelas. Ella se siente tan afortunada de al menos haber tenido una pequeña conversación en esta enorme recepción de gala en los jardines de la mansión Akashi. Y es que una nueva alianza entre esta noble familia y la de la muchacha se ha dado.

Ambos se dan una leve inclinación de respeto como despedida. Sei exhala fuertemente y se apoya en uno de los arbustos  después de que la muchacha se marchó con sus primas entre risas cómplices.

—Quien pensaría ver a Akashi exhalando de esa impropia manera.

El pelirrojo da un respingo al notar que no está solo, pero al darse cuenta que se trata de Midorima se tranquiliza de nuevo.

—Shintaro...

—Es extraño verte suspirando de esa manera ¿tan desesperante era ella?

Akashi sonríe levemente, mueve sus manos negando tal hecho.

—No es de caballeros hablar de una dama a sus espaldas

Midorima se apoya junto a él. Y nuevamente sienten que desean contarse muchas cosas. Ambos están siendo presionados por sus respectivas familias a salir e invitar a jovencitas de la alta sociedad para ver si una unión puede darse. Por supuesto, sus padres, no esperan que se enamoren de ella. Ya que el amor puede ser un impedimento, solo esperan que puedan llevarse bien y que la señorita que sea escogida sea digna, buena esposa y por supuesto buena madre.

—¿Cómo te fue con Takao-kun?

Akashi observa detenidamente a su amigo, quiere saber que es lo que siente y si se encuentra tan confundido como él mismo. A Akashi le gusta alguien de su mismo sexo, que perteneció a su equipo y que ahora cursa en la universidad de Tokio en la facultad de ingenería.

—Es complicado.

Las pestañas de Midorima baten ligeramente. Akaashi se muerde el labio inferior.

—No lo hagas, Shintaro. No te enamores más que será doloroso.

Midorima quisiera poder reírse de sus palabras, burlarse de estas, pero al recordar el beso que robo de los labios de su compañero le hace entender que si quería seguir con su perfecta vida no debió haberle besado.

Cuando llego el receso, por primera vez entre ambos hubo silencio, absoluto silencio. No supieron cómo expresarse. Cuando casi estuvo por finalizar el receso, fue Takao quien esta vez se aferró a su cuello y le beso.

—No entiendo cómo me llegó a gustar un tsundere como tú, pero no me quejo—sonrío de esa manera tan espontanea, tan limpia.

Midorima quiso sostenerle entre sus brazos, pero no se atrevió; solo respondió ligeramente a la sonrisa del otro.

—Tampoco entiendo cómo es que me gustas, BAKAO.

Su mohín, su forma de morderse su labio. Lo deseó tanto. Parecía que toda esta represión hormonal gracias a su concentración en el juego y en sus estudios se empezaba a liberar. Sentía necesidad de volver a besarlo.

—Bueno, creo que no será tan malo tenerte como novio, Shin-chan.

La forma tan natural de hablar, como si la relación entre dos hombres se viera por todos lados le hizo estremecerse. Takao habló seriamente. Y a pesar de mostrarse tan descarado sabía que decirle aquello le había costado, pues sentía miedo de ser rechazado.

—Oye, Shin-chan , no creerás que estos besos son sin un compromiso ehh—bromeó mientras se apegaba a Midorima.

—¿Novios eh?

Takao rio con picardía. Se acercó a Midorima y le susurró en su oído:

—No sabía que a Shin-chan le gustaba las relaciones  a escondidas,

Incluso creyó que Takao se puso a cantar una canción al respecto, en su oído. Quizás debería dedicarse al canto, y es que esa sensación de poder controlarle con esa voz susurrante no podía ser solo porque se la cantara a él.

A veces Takao parecía no tomarse los temas en serio, pero el peli verde podía notar que realmente quería que le confirmara lo que eran. Quería saber si sus sentimientos eran tomados en serio y no era un experimento para el prodigio de la generación de los milagros.

—Escucha, Takao, no eres un experimento—habló con firmeza, mirándole directamente  a los ojos. Sí, es cierto, moría de vergüenza y quería desviar la mirada, quería negar como usalmente hace con respecto a sus afectos, pero sabía que Takao lo necesitaba—Simplemente que no creo que sea correcto por ahora …

El pelinegro cubrió sus labios con su propia mano. Su mirada le dejó cautivado. Observar esos ojos azules metálicos era como un pasaporte al limbo. No podía simplemente hacer o decir al respecto.

—Lo entiendo, creme. Sé que no estamos en America. Simplemente que quisiera gritarlo ¿Por qué debemos de escondernos?

Los ojos de Takao temblaron. Sus puños se apretaron de impotencia como cuando perdieron. Midorima le tomo de las manos. Sus dedos se entrelazaron, sus miradas chocaron. Ambos habían perdido la frialdad, ninguno podía simplemente quedarse quieto si observaba al otro a punto de caer.

—Se lo diré a mis padres cuando sea el momento—tragó— nunca rompo una promesa’nanodayo.

Takao sonrió. Midorima creía que podría observar siempre su sonrisa. Y tuvo miedo, el gran Midorima Shintaro tenía miedo. ¿Cómo seguir? ¿Tendrían que vivir así siempre? ¿Besándose en las azoteas cuando no haya nadie?  ¿O simplemente enfrentarlo todo? Sus padres eran realmente muy tradicionalistas.

Volvió al presente y observó a Akashi, quien espera una respuesta que le tranquilice. Su rostro debió decirlo todo pues Akashi solo sonríe resignado. La respuesta que quiere escuchar no vendrá de los labios de su mejor amigo. El pelirrojo sabe que para su amigo ya no hay vuelta atrás.

—Así que ya es muy tarde ¿eh?

Aprieta sus puños, Midorima no puede creer que esa expresión de derrota este dibujada en toda la postura corporal de su amigo.

—Te envidio. Realmente lo hago. Tú puedes mandar al demonio todo. Empezar de cero y si tienes el valor suficiente seguir con ese chico. Yo no puedo hacer algo así.

—Tampoco es tan fácil para mí.

Ambos quedaron quietos. Midorima se acerca su amigo y le rodea con sus brazos en silencio. Entendió bien los sentimientos amargos del corazón de Akashi, quisiera serle de más apoyo, pero él mismo se siente confundido.

La fiesta terminó y un auto de la familia Akashi le llevó hasta su hogar. Su madre estaba esperándole en la sala.

Su hogar es amplio, por algunos considerados una pequeña mansión. Toda la gloria que han tenido en los hospitales fundados por sus abuelos está impregnado en cada pared y cada comodidad.

—Tu hermana y padre están durmiendo, pero yo quería escuchar que tal te fue.

Su madre no era una mala mujer. Es decir, siempre hizo lo que su familia y la sociedad consideró correcto. Estudió una carrera exitosa, obstetricia, fue brillante, femenina, elegante, de gustos refinados, toda una señorita; sostuvo pocas relaciones amorosas y contrajo matrimonio con un buen hombre agradable y refinado, inteligente, medico; le dio dos hijos perfectos, un hombre y una mujer. Eran una familia adinerada perfecta en la sociedad.

—Nada importante.

Desea irse a su habitación rápidamente. Desde que vio a su madre esperándole en el sofá, supo que le esperaba comentarios desatinados e incomodos.

—Shintaro, esta era la perfecta oportunidad para encontrar una chica encantadora-

—Madre, ya no hay muchas mujeres que piensen en casarse, menos en comprometerse tan jóvenes.

Su madre frunció el ceño sin perder su estudiada elegancia al escuchar esa respuesta.

—Hablas de esa muchachita...¿Momoi?

Su madre había atribuido que su desgana en comprometerse  a una relación secreta con su antigua compañera.

Resopla lo más calmado que puede. De nuevo le invaden las ganas de dejar a su amdre con la palbra en la boca y simplemente retirarse a su habitación, hundirse en la lectura de un buen libro y luego mandar un mensaje al vago de Takao para recordarle que debe de cumplir con su tarea.

—Madre, usted sabe que ella es una buena amiga.

—Mírame, hijo.

Midorima no pudo rehuir a la orden, así que levanta su mirada y la efrenta. Aquella mirada tan dura como suya propia.

—¿Te gusta alguien verdad?

La expresión de asombro de su madre le confirmó que así era. Su madre había podido ver en sus ojos brillantes que  estaba enamorado, y que no era un sentimiento pasajero. Sin embargo, la mujer se pregunta: “¿Quién podía ser?” Solo había visto amigos alrededor de su hijo, excepto por Momoi, no le había conocido alguna mujer más a su alrededor. Entonces, debía de tratarse de ella con seguridad.

La mujer se giró rápidamente, se abrazó a sí misma y declaró,

—Quiero que veas a esa muchacha lo menos posible. Se ve que tiene educación, pero no es el tipo de mujer que quiero para ti. Sabes, hemos entablado una buena relación con el padre de Sei-chan: Vas a ir a los arreglos matrimoniales a los que irá Sei; ahí conocerás buenas chicas que están dispuestas a casarse. Espero que encuentres una pronto. Además quiero que comiences a asistir al trabajo de tu padre. Es nuestra clínica y debes de familiarizarte, que todos los trabajadores también lo hagan. Así llegara el momento en que enseñaras a tu hermana.

He ahí otro asunto en el que Midorima debe de discutir con su madre: la profesión. No le desagradaba la medicina y creía poder seguir estudiándolo, pero el básquet había influenciado tanto en su vida. Necesita del básquet tanto como de Takao. Y su madre quería que renunciara a ambos. ¿Cómo expresar que ambos eran parte esencial de su vida?

…….

Como siempre, se encontraban entrenado aun después de que todos acabaran de hacerlo. Casi no había nadie en el instituto Shutoku, pero ello no era problema para Midorima y Takao, quienes aun con el cansancio extremo y los miembros adoloridos, seguían con su entrenamiento final.

Takao paso la pelota por entre sus piernas a cinco centímetros de un cono naranja; avanzó, lo movió lo más rápido que pudo y luego de ponerse en postura de lanzamiento, aun en el aire, se la pasó a Midorima. Sabía bien gracias a su visión que este ya se encontraba en posición de tiro. Conocía bien los hábitos de este como para saber en qué postura y exactamente desde que zona lanzaría. Sin embargo, aun sabiéndolo su finta no fue exactamente como la hubiera querido por lo cual ni bien la pelota salió de sus manos, supo con seguridad que esta no llegaría en buena posición a las manos de Midorima. Este pudo lanzar pero la pelota no encestó limpiamente.

—Perdón, mi culpa—se disculpó el pelinegro, acercándose a recoger la pelota.

Midorima suspiró cansado. Era Takao quien había pedido practicar el sky shoot, quizás deberían invertir ese tiempo en otra técnica, pero admitía que era la mejor que aún tenían.

—Supongo que Akashi te conoce mejor que yo...y realmente no puedo alcanzarle- sonrío – realmente es un genio.

Observó el semblante de su pareja; sabe perfectamente que este no esta conforme, que en realidad quería decir otra cosa.

—Takao, no mientas.

Este empezó a rebotar la pelota, su cuerpo está ligeramente encorvado, sus piernas flexionadas. Cuando miro hacia el frente, sus ojos pudieron  vislumbrar casi todo el campo desde donde se encontraba.

—Shin-chan ¿quieres jugar un uno contra uno?

—¿Por qué habría de hacerlo? Solo desperdiciaremos tiempo. La copa de invierno está cerca por si no lo has notado.

Takao volvió a una postura normal después de aquellas palabras;  pero continúa rebotando la pelota. Su expresión es ligeramente triste. Para y se queda observando la pelota como si quisiera detallarla. Tantos años con la pelota en las manos, manejándola a su gusto, sintiendo su rugosidad y su aroma…

—Lo he decidido, Shin-chan.

El peliverde siente miedo de lo que podrían ser las siguientes palabras del otro.

—Voy a volverme jugador profesional de básquet.

Aquello realmente le tomó por sorpresa. Todo su rostro muestra aquel sentimiento. Iba a perder a Takao.

—Sé que no puedo compararme a alguno de ustedes. Incluso Kuroko tiene sus armas invencibles….aunque no lo admita es un genio también. Sin embargo, si no existieran ustedes yo sería un jugador reconocido. Realmente les envidio.

Nuevamente la expresión de Midorima se alteró notablemente  cuando esas palabras abandonaron los labios de su novio, su corazón ahora mismo latía demasiado fuerte.

—No los odio o algo parecido. Es una envidia sana. A pesar de todo, quiero seguir esforzándome y seguir creciendo en el juego. Y… voy a hacerlo. Mama ya me autorizó perseguir esa meta. Voy a ingresar a la universidad por medio de una beca deportiva. Debemos quedar este año también en una buena posición en la copa de invierno.

—Takao…

—No me digas nada. No quiero presionarte. Shin-chan realmente me gusta y quisiera...seguir a tu lado, seguir siendo quien te haga los mejores pases. Pero…supongo que ello queda a tu disposición.

No esperó el inesperado abrazo de Takao. En realidad no se había esperado nada de aquello. ¿Qué sucedía con Takao? No podía decirle aquella revelación de un momento a otro. Él aún no está preparado. Sin embargo, lo que quisiera responder es que él también se convertirá en jugador profesional, que ambos estarán juntos siempre, seguirán sus sueños de ser basquetbolistas y sus vidas seguirán entrelazadas.

—Shin-chan..quiero seguir a tu lado a pesar de todo.

Bajó su mirada y encontró un rastro de lágrimas en sus ojos. Takao también sabía que sucedía, cuáles eran sus impedimentos, sus miedos. El pelinegro entendía todo a la perfección. Y, sin embargo, está ahí, en sus brazos, siéndole sincero.

—No voy a dejarte ir, Shin-chan, Así tenga que perseguirte en la universidad. ¿Vas a ir a la universidad de Tokio no?

Midorima asintió

—Pues bien, puede que me acepten como deportista calificado si mejoro en mis notas estos meses y si… logro ser un buen armador, uno de los mejores en esta copa.

—Y aun si no ingreso, estaré en una universidad cercana. ¡Más te vale no engañarme, SHin-chan! No voy a soportarlo. Te moleré a golpes a ti y con quién me engañes, así sea una linda señorita.

Su mirada de ave, su mirada azul metálica, tan penetrante y amenazante que la piel del peliverde se eriza. ¡¿Cómo es que en tan poco tiempo siente que Takao le pertenece tanto como a la inversa?

—Bakao…. Eres un tonto… ¿crees que alguien más va a pedalear la carretilla?

El pelinegro río asintiendo. Sin importar nada más sus bocas se acercaron e iniciaron un beso lento, un ligero gemido salió de la boca de Takao después de separarse. Midorima se separó ligeramente para observarle: Le ve tan deseable con el sudor perlado en toda su piel, su respiración agitada, el fleco acomodado un lado con un gancho, sus ojos metálicos ligeramente aguados. Exhaló profundo después de su inspección: está más agitado que cuando corrían para el calentamiento. Sin pensarlo baja sus labios hacia el cuello del otro, quien primero intentó apartarle pero que al sentir su beso simplemente soltó otro quejido agudo.

—Creo que…

—Cállate

Se siente tan hechizado, tan poco racional.

—Yo también quiero ser jugador profesional, Takao.

Ambas bocas se encontraron luego de dedicarse una mirada de comprensión.

Midorima tomaría todo su valor de aquella piel y de los labios de su amante, de su pareja, de quien era su compañero, su amigo y a veces su esclavo personal. A pesar de lo irracional que estos sentimientos le hacían sentir, sabía que no había dejado de ser el Midorima centrado de siempre. Y está decidido a enfrentar a su madre. Iba a empezar por declararle a que era a lo que se dedicaría. Y luego de saber su respuesta le dejaría claro que una prometida esta fuera de discusión. Y con un poco de suerte podría presentarle a Takao. Si no era bien recibido con ninguna de las dos primeras verdades, era mejor que simplemente se separara de sus ellos.

Un quejido de Takao fue que le despertó de aquel trance en que el aroma y el calor del cuerpo de su amante le sumió. Ambos están ahí, en la line de tres puntos de la cancha del gimnasio besándose, abrazándose, repartiendo caricias inexpertas en el cuerpo del otro. El peliverde se encuentra en medio de las piernas de Takao, este tenía los ojos levemente entrecerrados.

—Realmente ¿eres tú, Shin-chan?

Sus mejillas están arreboladas.

—No puedo creer que Shin-chan me quiera hacer el amor en medio de la cancha de básquet... ¡que inmoral!- se burló sugestivamente.

Midorima movió su pelvis sobre la de Takao, por lo que ambos miembros se rozaron y ambos gimieron de placer. Ninguno había compartido el placer carnal con otra persona, por lo que era demasiado nuevo para ambos.

Simplemente, siguiendo su instinto, siguió moviéndose sobre Takao, rozándose insistentemente. Jadeó mientras los dulces gemidos del pelinegro le llenaron la cabeza de ideas sugerentes que no llevó a cabo. Simplemente se refugió en el cuello de su pareja mientras besa ahí y allá, a la vez que sus caderas siguen moviéndose. Ambos gimieron repetidas veces, sintiendo como a partir del contacto, sus cuerpos tiemblan.  Midorima bajó sus manos, con las cuales baja el pantalón deportivo de Takao junto a su ropa interior. Le toca directamente. Fue tan extraño notar la textura de la piel de su pareja en ese lugar, era más suave pero también cosquilleaba por los ligeros bellos del lugar.

—¡Ah! Shin…chan...no..

—¿Acaso no querías que te lo hiciera aquí? Ehhh

Pero el turno de gemir de Midorima llegó cuando Takao imprudentemente empezó a mover su mano sobre su miembro aun cubierto por la ropa. Luego coló su mano debajo de la ropa y así ambos iniciaron a  masturbarse, moviéndose el uno contra el otro, gimiendo cada vez más alto. Quiebran sus cuerpos por el placer. Sus miradas se encuentran: se sienten completamente avergonzados, así que cierran sus ojos y se besan, intentando así esconder los sonidos de ambos. Sin embargo, el sonido húmedo de sus miembros al rozarse con sus manos era inevitable de ser escuchado.

Ambos llegaron al climax en pocos minutos, solo diferenciados por  unos segundos a favor de Midorima.

—Fue…algo rápido- comentó Takao aun agitado por la sensación—pero me gusto…fue diferente a cuando lo hago yo solo pensando en Shin-chan.

Midorima se separó parar quitarse  de encima de Takao

—No digas esas cosas, idiota.

Takao tomo la mano de Midorima, quien le ayuda a ponerse de pie. Ambos son un desastre, así que como pudieron se acomodan la ropa para ir a la ducha  a tomar un baño.

—Nee, Shin-chan ¿no quieres hacerlo en la ducha?

La mirada de Takao era juguetona pero a la vez mostró su ansiedad por seguir experimentando con su persona amada.

—Creo que aún es muy pronto’ nanodayo

Ambos escucharon el sonido del otro al ducharse y no pudieron evitar sentirse ansiosos por que el otro ingresara a su ducha. Era la primera vez que compartían un orgasmo con otra persona, por lo cual esa necesidad sexual era inexperta.

…..

Cuando llegó a su casa, realmente esperó  encontrarla vacía. Había planeado detalladamente como es que le diría a sus padres que si bien ingresaría a la universidad de Tokio sería para convertirse en un basquetbolista profesional, que comenzaría buscar entre los club profesionales un espacio para él, que su entrenamiento se duplicaría junto a su amigo, ese al que su mama siempre le hacía mal ojo cuando le visitaba, ese a quien su hermanita quedaba viendo desde las escaleras y a quien su padre ignoraba. No pensó encontrar a su padre y madre sentados en la sala con la mirada ausente.

—Shintaro, siéntate—demandó su padre.

Simplemente no pudo pensar, simplemente se sentó frente a ellos.

—Padre, madre ¿Qué sucedió? Mi hermana...

—Ella se encuentra bien, pero se quedará en la casa de una amiga. Necesitamos hablar contigo a solas.

Sintió temor, quiso gritarles toda la verdad, decirles que no era una enfermedad. La mirada de decepción de ellos le afectó más de lo que supuso que lo haría.

—¿Por qué , hijo?  Dinos ¿quieres llamar la atención? ¿Estás experimentando? Entiendo que eres joven…

—Quizás es porque pasas demasiado tiempo entre hombres, por el básquet. No debimos permitir que jugaras...

Su padre y madre se veían tan preocupados, como nunca los había visto. Cuando se enfermaba, siempre alguno de ellos tenía la respuesta y el medicamente adecuado. Cuando tuvo problemas de estrés, un amigo psicólogo fue la respuesta. Nunca había algo por lo que ellos se preocuparan realmente, siempre había sido el hijo ideal. Y ello siempre guardaron al calma ante el peor de los problemas.

Pero ahora el rostro de su madre está contraído, sus ojos  llorosos: Se siente culpable consigo misma. Hubiera preferido que le gritaran, que le insultaran, que lo echaran de la casa ni bien se enterasen. No esto. No saber que sus padres le amaban pero que no veían natural lo que él sentía a pesar de ser médicos.

—Entiende, hijo. No es normal. Es decir… fisiológicamente lo es, pero no es lo mejor, es solo una desviación temporal. Si estas experimentando está bien. Eso sucede incluso entre los animales, pero estos finalmente tienen una pareja y dejan descendencia.

Su padre parecía el más centrado, y aun así Midorima no pudo responderle. Muchas de esas preguntas, se las hizo así mismo. Se odió a sí mismo, se llamó a sí mismo anormal, pero luego averiguó mucho en internet sobre lo que sucedía en el reino animal, sobre lo que sucedía en estados Unidos, que incluso formaban familia.

—Es por la moda... es porque en otros países….

—No es por nada en especial, solo estoy enamorado...solo es que siempre me han gustado los hombres y no las mujeres.

Su tono quizás había sido demasiado frío, pero ya no soportaba sus intenciones de comprenderlo pero el fracaso inminente de ello. Dolía.

—¡Pero no puedes! Tú no. Está bien que apoyemos a quienes sufren de esta enfermedad...porque no tiene la culpa, tienen más hormonas femeninas de las que deberían pero tú, eres perfecto, hijo. Es por ese chico...es ese chico el que te ha llenado la cabeza de perversidades...por eso te digo que si solo estas practicando, si estás jugando...nosotros lo entenderemos. Si solo es un experimente, lo que tienes con Kazunari está bien.

—Incluso aceptare luego que salgas con esa muchacha, Momoi...ella es linda y seguramente

—No, nanodayo. No...no lo entienden...no es un juego. Yo no he querido a nadie por juego y menos a Takao...él es especial. Es esa persona especial que tanto deseabas que encontrara, madre.

La mujer no pudo contener sus lagrimas…lo que su hijo les decía rompía su corazón.

—¿Qué hice mal? Dime hijo… fui demasiado ruda contigo ¿verdad? ... fui demasiado… ya no tienes que estudiar lo que queramos, puedes escoger, pero dinos que es un juego que es un experimento, que volverás a ser normal luego.

Midorima no pudo permanecer en el lugar, sus entrañas están contraídas, su cuerpo tenso, sus ojos hace mucho que retienen las lágrimas con fuerza de voluntad. Quiso decirles “sí, así es, volveré a ser normal” Pero no era justo ni para él ni para Takao. No entendía cómo es que sus padres se habían enterado, pero ya no importaba. No quiere verlos.

Salió de su casa, su corazón latía apresurado y dolía como si fuera a paralizarse. Llevó su mano a su pecho, apretando su ropa. Un quejido salió de sus labios. Caminó sin notar porque calles iba, sus ojos se empañaron de lágrimas, soltó un quejido. ¿Cómo podía ponerse a llorar en medio de la vía pública? El rostro de su padre y su madre le atormenta. Mordió su labio inferior hasta hacerlo sangrar para no soltar más quejidos, pero sus ojos no pararon de llorar; golpeó un poste cercano, ni siquiera sintió dolor, siguió caminado. Su estómago se revolvía, nauseas, miedo, ansiedad todo mesclado. Llevo su mano a su boca. Escuchó la burla de algunos sujetos de la calle, siguió caminado. Ni siquiera oyó lo que estos le dijeron, ni tampoco los gritos de algunas mujeres. Sentía tanto dolor que tampoco vio las luces ni escuchó el frenazo del auto, ni tampoco sintió dolor cuando este impactó contra su cuerpo. Solo sintió alivio cuando la inconciencia se lo llevo. Al fin podía dejar de pensar en sus padres y sus rostros llorosos y atormentados.

 

Notas finales:

Gracias por leer y espero me digan sus impresiones del capitulo!!!! Nso vemos en una semana y ya saben que si les gusta el multishipping tengo un fanfic así tambien llamdo De pasados presentes y futuros. Hasta pronto. y.. no me maten¡¡¡¡ Pero spi sta es la prueba que deben de superar.bye


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