Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La prueba más grande por kaoryciel147

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, me demoré un poquito mpas de lo estipulado peor aquí estamos con la actualización, espero les guste y me dejen sus comentarios, gracias por leer. Pues el capitulo de hoy tenemos mucho que deben de enfrentar nuestros protagonistas y además la aparición de la otra pareja. 

Tercera prueba: ¿Cómo empezar desde cero?

Había intentado contactarse con su pareja todo el día pero este simplemente tenía el celular apagado. No pudo evitar hacer un mohín de disgusto, mientras da vueltas sobre su cama y luego mordisquea un palito de chocolate. Se encuentra viendo un programa musical, su banda favorita se va a presentar. Cierra los ojos y recuerda las manos de Midorima sobre su cuerpo, sus labios húmedos y sus dientes en su cuello. No hubiese creído jamás que él pudiera hacer unos sonidos tan agudos, pero tampoco hubiese esperado que su novio pudiera tocarle y besarle tan apasionadamente.

Cuando estuvo a punto de tocarse a sí mismo, la música de su banda resonó así que volvió  a dar la vuelta sobre su cama para quedar sobre su pecho, se acomoda sobre su almohada mientras balancea sus piernas en el aire. Tiene unos dulces a su lado, está listo y cómodo para ver su programa. El entrenamiento terminó temprano hoy pues el capitán no estuvo presente, ya que este era Midorima. Río, los pobres novatos no pueden contra el  carácter de Midorima, pero hoy, como buen novio, no permitió que vaguen en ausencia de este. De verdad este año está decidido a dar su alma en el juego.

—Hijo, por favor abre.

Es extraño, su madre se escuche tan apagada. Aun así, se levanta de la comodidad y abre rápidamente la puerta.

Su madre lucía triste. Pregunta el porqué y ella niega levemente. Le pide calma y  que cambie el canal del televisor. No entiende pero lo hace. ¿Qué demonios puede haber sucedido en el mundo para que su madre se vea tan triste?

Le sorprende aún más que sean noticias deportivas.

Un frío singular penetra en su cuerpo desde su columna vertebral, siente que sus sentidos se apagan cuando ve la fotografía escolar de su novio en la pantalla, junto a un titular de accidente automovilístico.

‘’Hoy, en la zona residencial de Tokio, el joven prodigio, ex miembro de la generación de los milagros sufrió un accidente ante un imprudente chofer que iba con índices de alcohol en su cuerpo’’

Siguieron hablando sobre lo irresponsable que había sido el conductor, mencionaron unas estadísticas sin importancia. No escuchó más, sus manos empezaron a temblar, su aliento a agitarse, sus lágrimas a caer. Se lanzó hacia el televisor como si este pudiera responderle donde se encontraba su novio. La sensación en su cuerpo era algo que nunca había experimentado: miedo...un miedo que sentía iba a paralizar su corazón.

Su madre le abrazo, no pudo evitar gritar. ¿A él que le importaba cuantos han muerto en accidentes de tránsito en este año? Midorima no podía convertirse en una estadística más. En un caso más para dar ejemplo de tener cuidado con los autos al cruzar la pista.

En un momento, mientras sus ojos no se despegaban del televisor y su madre aun le abrazaba mencionaron que Midorima había sido llevado a la clínica Shiori. Se desprendió de los brazos de su madre al instante, tomó su bolso escolar, sin importarle el frío, salió de su casa, seguido de los gritos preocupados de su madre.

El taxi le había llevado lo más rápido posible. Fue costoso tomarlo, pues la clínica está al otro lado de la ciudad, pero no le importó. Ni que sus pantalones sueltos de dormir fueran demasiado ligeros, o que su polera, poca abrigadora; probablemente enfermería, pero ello era un detalle insignificante para su razón.

Ingresó. Se veía que todos los médicos y enfermeras estaban atareados con alguna labor, así que se dirigió al área de información. Pregunto rápidamente por Midorima, ella asintió confirmándole que había llegado a aquella clínica. Sin embargo no podía darle mayor información. Habían tomado medidas de seguridad especiales dada la popularidad del joven.

—Pero yo soy…

Respiró agitado. No podía presentarse como su pareja, decir aquello solo le traería más  problemas que ayuda.

—Soy el sub capitán de Shutoku, su compañero. Necesito saber, cómo usted comprenderá, como se encuentra.

La mujer le observó fijamente buscando mentiras en sus palabras. A su lado un joven enfermero le dijo:

—Eres el armador del equipo de básquetbol  de Shutoku.

—Sí...así es. Necesitamos saber la condición de Midorima Shintaro.

Era extraño llamarle de aquella manera.

La muchacha de información  asintió, le explico muchos detalles del accidente y que la situación de Midorima era critica, estaba en urgencias. Podía ingresar a la  sala de espera junto a los padres de este mientras esperan  las noticias del médico; evidentemente no podía verlo: Los medidos estan operando a Midorima de emergencia.

Asintió sin pensar en nada más que estar lo más cerca posible de su novio.

Cuando llego, pudo observar como la madre de su novio lloraba con fuerza en los brazos de su marido, al igual que la hermana de Midorima, al lado de su padre quien parecía querer mantenerse firme pero fallaba miserablemente. También ahí se encontraba el capitán de la generación de los milagros. Este le observo y se acercó rápidamente a él, le tomo del brazo y le alejó al pasillo siguiente antes de que siquiera pudiera presentar su respetos a los padres de su pareja. Se quejó hasta lograr soltarse, pero inmediatamente  el pelirrojo le tapó la boca. Parecía realmente preocupado. Por supuesto ambos ex kiseki eran muy amigos.

—Quiero estar cerca de él— anunció fuerte.

Akashi suspiró, evidenciando su cansancio.

—No eres de mi agrado plenamente pero quiero a Shintaro. En respeto a él, te protegeré de sus padres.

Takao no entendió a qué se refería el pelirrojo.

—Ellos se enteraron de su relación y de la opción sexual de Midorima. No lo tomaron bien. Al parecer, en un principio, pensaron que tenía algo con Satsuki así que contrataron un hacker para ingresar  a su cuenta de Facebook, vieron algunos mensajes que le habías mandado y lo supieron. Pelearon y Midorima salió distraído de su casa...sufrió  aquel accidente por cruzar la pista de manera distraída.

El corazón de Takao se contrajo dolorosamente, sus lágrimas se aglomeraron más en sus ojos y no pudo evitar llorar, se contrajo en sí mismo y cayó al suelo. Akashi quiso levantarle y callarle pero simplemente se quedó a su lado cuidando de que no llamara demasiado la atención.

 El pelinegro no escuchó bien las palabras del antiguo capitán de Teiko, simplemente se encerró en los recuerdos más recientes que le quedaron de su pareja. Deseó poder ser mujer tanto en ese momento. No es que realmente le degustara ser varón, pero si fuera mujer o Midorima lo fuera, quizás sus padres no hubieran reaccionado tan mal.

—Vamos

Akashi le tomo del brazo y con una fuerza que no parecía provenir de él, le puso de pie y empezó a arrastrarle por el pasillo.

—No me voy a ir, no tengo miedo a sus padres…

La mirada del capitán estaba ensombrecida.

—Piensa en Midorima. A mí no me importa dejar que los padres de él te insulten y maldigan hasta el cansancio, pero ¿quieres que suceda eso mientras Shintaro está en urgencias?

Por supuesto que no desea armar un escándalo en la puerta de sala de urgencias, donde se encuentra el peliverde.

—Yo puedo permanecer aquí. El resto de la generación viene en camino. Te voy a mantener informado. Lo prometo por Shintaro.

Según había escuchado de su pareja, Akashi realmente le estima; confió en su mirada altiva pero segura. Y sino obtenía información se comunicaría con Kuroko o Kise para saber cómo estaba su novio. No se sentía nada bien.

Cuando llegó a su casa, su madre le abrazó, devolvió el contacto de manera débil. Quisiera ser creyente y fiar la vida de quien amaba a alguien supremo, pero no lo era. Sabía que el accidente que sufrió su pareja era algo peligroso, debía de prepararse para todo lo que viniera en camino.

…………………………………………………..........................................................

Akashi corría sin descanso en la maquina trotadora. Shintaro había sido recientemente operado pero al aparecer su situación no era simple; iba a necesitar mucho más, además aun no sabían que secuelas iban a quedarlo, una parálisis era probable.

Subió la velocidad de la máquina y aceleró su ritmo. Le frustraba saber que algo se había escapado de sus manos, que no pudo proteger de algo tan trivial como ello a uno de sus amigos más queridos. Sentía la otra personalidad de su interior golpear por salir, pero que podría hacer. No era un partido de básquet, era la posibilidad de que cualquier vida brillante para Shintaro quedara en nada.

—Me dijeron que te encontrabas aquí, pero realmente quieres morir de un paro al corazón...al parecer..

Su voz. Esa voz grave, masculina, seca que no entendía bien porque le estremecía secretamente.

—Mayuzumi.

Puso en pausa el aparato y se bajó. Aparentemente no la había impactado la presencia de este carca a él, así que se secó el sudor con su toalla para luego ponérsela sobre los hombros, tomo su botella de agua y bebió con elegancia.

—Siempre me soprende como en los actos más insulsos pareces salido de un novela histórica.

Mayuzumi se acercó a Akashi con sus pasos firmes y esa sonrisa torcida nada elegante. Él era un sujeto extraño realmente. De lejos podía parecer un chico común, salvo el hecho de tener los cabellos grises, casi blancos o su falta de expresión y presencia…nadie importante, nadie singular. Pero frente a Akashi o personas de confianza, las cuales eran muy pocas, podía vislumbrar esa actitud un tanto atrevida y oscura.

Que vergonzoso para el emperador sentirse tan estremecido ante aquellos pasos, tan expuesto ante quien había logrado liberar sus personalidades. Mayuzumi fue su sombra y aunque fue solo unos minutos se sintió complementado. Entendió finalmente el sentimiento de Tetsuya por Kagami y sus demás compañeros, quiso sentirse así por siempre, pero eso no fue posible. Mayuzumi tomó un camino lejano y ahora no podía seguirle.

— ¿Qué haces aquí?—preguntó quizás demasiado hosco.

Por supuesto entendía que era humano y se encariñaba con otras personas. Lo entendió gracias a  sus compañeros de Teiko. Sin embargo por Mayuzumi, el emperador se siente como un esclavo abandonado.

—Supongo que entenderás que todo el mundo este enterado de que el prodigio lanzador de Teiko sufrió un accidente.

Akashi desvió su mirada, su corazón latió ligeramente más rápido.

—Es verdad…no sabía que te interesara tanto Shintaro. — preguntó con una sonrisa altiva.

Mayuzumi le correspondió con otra oscura.

—Extrañaba eso gesto, su majestad.

No respondió ante aquello. Su porte le confundía, su risa le alteraba.

—No me preocupo por él. Pensé en como estabas tú así que vine.

—No tenías que venir, Mayuzumi

—Hehh…aun me odias por haber dejado el básquet por completo. Pero te ha ido muy bien con el prodigio lanzador. No necesitas una sombra para brillar, Ou-sama

—Deja de llamarme así.

EL rostro del peligris cambió ahora contenía sentimientos que los ojos del emeprador no querían notar. De improvisto, Mayuzumi se atrevió a invadir su espacio personal tanto que sus alientos se mesclaron. Su cuerpo quedó atrapaod entre el cuepro del mpas alto y la maquina trotadora. ¿Por qué no lo apartaba? La respuesta era simple: realmente deseba senti9r los rbazos de Mayuzumi alrededor suyo. Y es que los añoraba incluso en sueños. “¿Qué nos ahs hecho” resonaron amba spersonaldieades.

—¿Cuál Akashi eres hoy? ¿El tirano que digrara y me ebsara? ¿O el ducle rey que dejara que lo bese?

Frnció el ceño ante aquella broma secreta.

—Sentí eso cuando viniste despedirte demí en la ceremonia de graduiación.

—No sucedió nada.

—Ambos sabemkos que sí

Nose movió, no intentó aprtarlo, nis e encogió se mantuvo tan calmado por fuera que desperó y entristeció ala vez a Mayuzimi, pudo velro en sus ojos.

—Akashi yo quiero saber si …

El celular del pelirrojo timbró. Akashi levantó su mano para impedir que el otro siguiera hablando. De alguna manera sintió alivio de no tenr que confrontar sus sentimientos peor también sintió tristeza. Deseba tanto tener alguien en quein apoyarse, alguien que le confortara.un hombre que lo hciiera. Quien le hablaba era Satsuki, anunciándole que ya se habían reunido en el hospital con los otros miembros de la generación de los milagros. Suspiró, debía de ir: Shintaro había despertado. Aunque iba demorar pues  se encuentra en la escuela; deberá tomar el tren bala.

—Debes irte, Mayuzumi.

El otro simplemente sonrió con amargura.

—Eres un tirano, Ou-sama

—No entiendo a qué te refieres.

Mayuzumi le tomó con fuerza de la cintura y le dio un beso en sus labios. Cuanto deseó corresponder, abrir sus labios y permitir que le esclavice con su boca

—Sabes perfectamente a que me refiero. Pero el ser tan digno es parte de tu encanto. La próxima semana quisiera verte. Esta es la dirección de mi departamento en Tokio.

 

Diciendo aquello y entregándole una tarjeta se retiró del gimnasio de Rakuzan. ¿Mayuzumi había ido desde Tokio hasta Kioto solo para pedirle que lo fuera ver? Su natural ego de emperador se llevó aún más. Quiso sonreír, pero recordó que un amigo le necesita. Debía de prepararse mentalmente para todo lo que ocurriera.

………………………………………………..........................................................

Había recibido una llamada de Akashi. Justo cuando había perdido la paciencia e iba a comenzar acosar a Kuroko o Kise, el emperador rojo le había llamado. Con un simple “ve a casa de Shintaro” había finalizado su llamada. Aun sabiendo lo que enfrentaría, no le importó. Simplemente se cambió de ropa y se marchó sin decir nada a su madre.

Cuando llegó la casa de Midorima. Toco el timbre. Fue la hermana de Shintaro quien le abrió, una joven de secundaria con una coleta de cabellos verdes pero mucho más oscuros que los de Midorima. Su rostro estaba ensombrecido, era la única de esa familia aparte de su Shin-chan que le dedicaba una mirada amable o a veces una sonrisa.

—Mi hermano está en su habitación….pero te pido que no desistas—le tomó de la mano como buscando un consuelo que Kazunari no sabía cómo dar.

Ingresó en la casa de su pareja con cautela y saludando lo más formalmente que pudo. Dentro encontró a la generación de los milagros completa, incluida Momoi. Todos estaban sentados en los muebles de la enorme sala, pero su postura no era relajada, todos parecían estar pensando en una solución. Fue Akashi quien se acercó a él finalmente.

—Escucha, sus padres han dejado que vengas porque eres nuestra última solución.

No entendió aquellas palabras solo consiguió que su corazón se acelerara de temor.

— ¿Como esta, Shin-chan?

Es era lo único que quería saber. Simplemente quería asegurarse con sus propios ojos que su peliverde estuviera de nuevo metido en su búsqueda de la suerte, en la cacería de objetos raros en extravagantes tiendas, que lo obligue a llevarle en una carreta hasta la escuela.

—Takao-kun, cálmate, por favor.

Era el fantasma de la generación, quien ponía su mano sobre su hombro. Su rostro era calmado pero sus ojos delataban tristeza.

—Akashi-kun, sé que esto es difícil para ti. Ve con los padres de Midorima-kun a avisarles.

Increíblemente, el ex capitán de la kiseki no sedai dócilmente obedeció.

—Kuroko…

—Ven.

Kuroko le guío hacia uno de los pasadizos de la casa, alejado de los otros. A lo lejos escuchó los llantos reprimidos de la peli rosa y de Kise Ryota, ambos siendo consolados por Aomine Daiki. ¿Qué demonios podría haber sucedido para que alguien como el as de Too fuera tan amable y paternal?

—No voy a mentirte.

Kuroko aparentaba calma e indiferencia, pero a los ojos de Takao era evidente que le costaba decir aquello.

—Midorima-kun está estable. Su vida ya no corre peligro, le dieron de alta. E incluso ya ha despertado, pero sufrió un shock cuando despertó pues no sentía sus piernas.

Se apoyó en la pared del pasadizo, su corazón bajó sus latidos, su cabeza comenzó a doler y su garganta se secó.

— ¿Qué?

—Midorima perdió la movilidad de sus piernas. La operación que le hicieron no pudo remover totalmente las astillas que se clavaron en su espina dorsal. No ha sido tan profundo por lo que con otra operación podría recuperarse, pero va a tomar muchos años. Midorima está devastado. No quiere ver a nadie, entra en crisis cada vez que se despierta y nosotros ni sus padres sabemos cómo comportarnos o que hacer.

Fue tan increíble ver como el semblante frio y distante del peli celeste cambio radicalmente hasta perder la calma, hasta que sus lágrimas comenzaron a salir de nuevo y su puño se estrelló contra la pared.

Puso una mano en el hombro de Kuroko, este comenzó a sollozar más despacio y simplemente asintió.

—Sus padres no van a impedirte verlo. Solo quieren que él se recupere y acepte ir a terapia.

Subió por las escaleras que le indicaban lentamente. Todo su cuerpo se encontraba en un estado terrible. No sabía que debía hacer o decir, nunca pensó estar en una situación parecida. Al mismo tiempo quería correr. Al otro, quería subir los escalones de dos en dos. Las escaleras del hogar eran amplias, tenía habitaciones a cada lado. La habitación de los padres de Midorima era estilo occidental con dos camas, ahí los vio, conversando con Akashi. Estos le observaron con una intensidad y odio penetrantes. Sin embargo no le dijeron nada. Así que, sabiendo donde era la habitación de Midorima toco la puerta.

—No quiero ver a nadie, Akashi.

Su voz sonó áspera, ruda, pero dolida. Takao intentó que su voz no se quebrara.

—Soy Takao, Shin-chan.

Falló levemente. Un nudo en la garganta se hizo presente. Contuvo sus lágrimas como pudo y espero.

—Pasa.

Abrió la puerta y le vio, estaba recostado encima de un momtón de almohadones, con los lentes puestos, observando  hacia la ventana como si extrañara la calle. Su habitación se encontraba lúgubre.

—Deberías prender la luz…

— ¿Acaso eres idiota? No puedo moverme.

Esto era muy difícil. Takao no era alguien cobarde pero sentía demasiado miedo a lastimar a Midorima.

Se acercó a su cama y se sentó en la silla de al lado. Midorima no giró su cabeza hacia su pareja.

¿Debería darle un beso como antes? ¿Debería abrazarle? ¿Cómo debería de tratarlo? ¿Estaba bien si se le abalanzaba como antes? No, por supuesto que no podía hacer ninguna de esas acciones, pues podría lastimarle. Se sentía frustrado de no poder hacer nada por ayudarle, quería hacer y decir mucho. ¿Pero cómo podría animarle si él mismos se sentía perdido? Si sus ojos ya no aguantaban más por dejar las lágrimas sueltas y que estas se deslicen estruendosamente.

Además no podía decirle un “te entiendo” por supuesto que no podría comprender lo que este sentía. No había manera en que pudiera comprender esta desgracia. Todo se había hecho pedazos.

—Takao...

Recién notó que había inclinado su cabeza y que por tanto su mirada también, además sus ojos estaban empañados de lágrimas.

—Shin-chan…

Su voz se había quebrado por completo.

Midorima mordió su labio inferior, arrugó el ceño. Una de sus mejillas estaba cubierta por un parche, seguramente de alguna herida, vio que también su torso estaba cubierto por diferentes vendas. Sus lágrimas empezaron a salir con más fuerza.

—Lárgate, Takao. No quiero volver a verte. No soporto verte ahora.

—Hah? Shin-chan no quiero separarme de ti…

— ¡Vete!

Takao se puso de pie. Su compañero se alteró, estaba agitado y tenía muecas de dolor en su rostro. Seguramente le dolían las heridas por todo su cuerpo.

Caminó lentamente de su sitio hacia la puerta. No pudo negarse, simplemente abrió la puerta con fuerza y la cerró detrás de sí, dejando hundido en la penumbra a su pareja. Grito tan fuerte como pudo mientras sus sollozos no paraban de salir sin cuidado. Dolía tanto no poder hacer nada al respecto.

—Es por tu culpa que nuestro hijo esta así.

Era la madre de Midorima quien le mataba con la mirada. No pudo contestar pues de algún modo se sentía así, justamente como la mujer describía. Antes de que la cachetada pudiera caer en su mejilla, Akashi sujetó la mano de la mujer.

—Por favor, señora. No creo que sea el momento adecuado.

—Márchate, Kazunari.

Takao no observó a nadie más, corrió hacia la puerta como si en aquel lugar no pudiera respirar. Salió de la casa y no paro hasta llegar a la avenida más cercana. Sentía que se ahogaba. Tomo un taxi para que la llevara a su casa. No se sentía con fuerzas de caminar hasta la estación.

Cuando llegó a su casa, simplemente se hundió entre los brazos de su mama.

…………........................................................................................

Otra semana y simplemente, Shintaro, su mejor amigo, no daba señales de recuperarse en un tiempo cercano. Él era el perfecto Akashi Seijuro pero simplemente no podía hacer frente a esto. Sin embargo, no quería que su mejor amigo se hunda. Tenía a todos sus contactos médicos trabajando en ello. Aunque él mismo estuviera pasando por una situación difícil con su padre.

— ¿Por qué le corriste de esa manera?—preguntó.

— ¿A qué te refieres?

—A Kazunari, lógicamente.

Su mejor amigo se tomó su tiempo para responderle, aun así no se giró para hacerlo.

—No soporte verlo. Eso es todo. —comentó como si no tuviera importancia.

— ¿No estabas enamorado de él?

—Lo estoy.

—Entonces no comprendo. ¿No sería mejor que estuviera tu lado?

Por fin su peliverde amigo se dignó a girar su rostro hacia él: se veía demacrado, con el color más pálido, ojeras y una sonrisa torcida.

—Por supuesto que no puedes comprenderlo. Fui tonto. Cuando escuché su voz sentí que al menos él me trataría igual. Por supuesto que no. Ya no soy a quien admira, soy un poco más que un parásito. Nadie quiere algo así en su vida. Vi en su rostro nada más que tristeza, dolor, asco, miedo. No soporte verlo mirarme de esa manera, con remordimiento: como si tuviera culpa. No la tiene y no tiene por qué seguir a mi lado. Lo mismo va para ti, Akashi, no tienes que estar atado a mí. Tienes problemas, lo sé.

El emperador se puso de pie y le dio una cachetada a la mejilla sana de Midorima. Aquello dislocó a este.

—No provocas nada de eso, Shintaro. Y no es una carga para  mí. No quiero estar en mi mansión, eso es todo. No soporto ver a mi padre y pensé que podría encontrar a mi amigo aquí, pero parece que me equivoque.

Los ojos verdes al fin recuperaron algo de su brillo. No había mentido del todo. Midorima era aparte importante de su vida: escuchar sus consuelos, sus ánimos encubiertos siempre le sacaron una sonrisa. Nos soportaba verlo así de apagado, acabado. No iba a permitirlo.

—Lo lamento, Akashi.

Sus manos se tocaron. Akashi calmó su rostro molesto y suspiro. Se sentó en la cama de Midorima y se quedó quieto. Ambos en silencio pero ya no era tan incómodo. Algo de su vieja amistad se había restaurado. Como siempre se acompañarían en el dolor.

—Voy a estar aquí para escucharte, Akashi. Lo prometo.

—No me dejes, Shintaro. Necesito tu amistad más que nunca. Y yo no voy a permitir que te hundas aun con Kazunari o no. Hay muchas opciones.

Sin embargo, en el fondo, Akashi sabía que debía de ir a ver a aquel muchachito que no había vuelto a aparecerse ni a llamar a ninguno de los miembros de la generación milagrosa desde ese día.

 

 

 

Notas finales:

No me peguen..??? pero bueno todo esto debe de suceder para que su amor se haga más fuerte. Veremos que camino decide tomar Takao, que es lo mejor para él? recuerden que había decidido vovlerse jugador profesional. Podrá la apreja seguir adelante?

Y apreció mi otra apreja secundaria oww mayuaka.. hay alguna que le guste esta pareja?

Nos leemos y no sen flojitos y dejen comentarios apra saber como les va pareciendo


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).