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Mírame por LeelanVic

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Después de lo ocurrido el día anterior, Sehun llevaba una gran frustración encima. ¿Cómo era posible que justo antes de que pudiera hacerle el amor a Luhan hayan llegado sus padres de visita? Eso realmente lo había dejado asombrado, y dolorido, por supuesto, ya que su palpitante hombría sufrió las graves consecuencias de aquel apasionado encuentro de besos y caricias que tuvieron antes de que el timbre sonara. Sin más remedio, tuvieron que apresurarse a recuperar el aliento, vestirse y fingir que simplemente habían estado matando el tiempo con las intensivas tareas del hogar.

 

Esa noche su madre insistió en preparar la cena para los cuatro y él no pudo negarse a ello, pese a que su verdadero deseo era lanzar a Luhan sobre la mesa y hacerle gritar su nombre hasta que se corriera de placer. 

 

Una cosa llevó a la otra, y cuando por fin volvieron a estar solos, el cansancio les ganó la partida. El sueño llegó y se durmieron en la posición que a Sehun le encantaba, teniendo a Luhan dándole la espalda y enredándose con brazos y piernas.

 

Para ese entonces, se encontraba despierto. No sabía qué hora era, ni tampoco le importaba averiguarlo, pero suponía que amanecería pronto. Había intentado volver a dormir, pero… ¡Joder! Pensar en el cuerpo desnudo de su amante chocando contra el suyo lo endureció. Estaba completamente excitado y tener el trasero de Luhan justo donde yacía su erección, no ayudaba en absoluto.

 

Sehun comprobó el estado de su pareja y supo cuan dormido permanecía. Estaba en uno de esos profundos sueños que ni siquiera le permitirían oír la destrucción total del mundo… y él se aprovechó de ello. 

 

Sus manos empezaron a acariciarle el abdomen plano y suave, apreciando el relieve de los abdominales con las yemas de los dedos, mientras su nariz se pegaba a la nuca adversa y respiraba de cerca el masculino aroma que tanto le gustaba. «Siempre hueles tan bien», pensó ya sin poder controlar un tenue vaivén de su pelvis, la cual buscaba frotar su entrepierna entre los firmes glúteos impropios. Gruñó al aferrarse más a la figura ajena y no demoró mucho en abandonar su raciocinio para que dominara el deseo primitivo de acabar con lo que comenzaron sobre la alfombra del apartamento.

 

Sehun retiró las sábanas y con lentitud se deshizo de la ropa interior, agradeciendo que compartieran ese pequeño hábito de dormir solo con esas prendas. Luego, por propia voluntad, Luhan se giró quedando boca abajo en la cama y a Sehun por poco se le corta el oxigeno al ver la prominente curva de su trasero, totalmente expuesto para su deleite visual. Fue entonces que deslizó un par de sus dígitos por la espalda baja del mayor hasta llegar más allá del sur, justo donde necesitaba enterrarse hasta alcanzar el orgasmo.

 

Relamiendo sus labios, guió su boca a los glúteos impropios y comenzó a desperdigar suaves besos, mientras su diestra se ocupaba de estimular la dura erección que palpitaba por liberación entre sus piernas. Masturbarse delante de su cuerpo desnudo era algo que no solía hacer a menudo, pero se encontraba tan excitado que contenerse sería ridículo.

 

De sus labios escapó un jadeo de anticipación antes delamer la línea divisoria que ocultaba la intimidad que necesitaba explorar. Cada lamida lo acercó más y más hacia la pequeña hendidura del mayor, y fue cuestión de minutos para que estuviera justo sobre ella trabajando con el ápice de la lengua para prepararlo de un modo diferente; mojándolo con su saliva y dilatándolo poco a poco. 

 

Únicamente cuando ya no pudo soportarlo más, se recostó sobre él, cruzando un brazo por su cintura, y gimió contra el oído de Luhan mientras friccionaba su punzante hombría sobre el sitio que había lubricado.

 

Me tienes completamente caliente y… ¿aún duermes? —Cuestionó al restregarse como un desvergonzado, consiguiendo de ese modo que el cuerpo ajeno diera un respingo—. Eso es. Abre los ojos. Quiero que estés consciente cuando comience a follarte.

 

Luhan pensaba que era preso de un nuevo sueño, uno que lo trasladaba a otra dimensión en la que se dejaba manipular por Sehun para que un sin fin de sensaciones lo atacaran impiadosamente, acentuando el calor y la tensión en su entrepierna. Sin embargo, al sentir un peso cálido y fuerte sobre su anatomía, entendió que no estaba siendo preso de un desvarío más… si no que, el castaño estaba a escasos segundos de enterrarse en su ser y nada haría para detenerlo.

 

M-Mierda… Si… hazlo… —La voz de Luhan cortó el sonido de la pesada respiración de Sehun, oyéndose adormilada y ronca, y luego un jadeo desesperado le rasgó los pulmones cuando el glande opuesto se abrió paso por su intimidad, motivándolo a elevar la cadera para facilitarle el acceso. Anhelaba sentirlo.

 

Así te gusta, ¿verdad?  —Murmuró Sehun a la primera, iniciando el exquisito proceso de penetrar el cuerpo de su novio. Hacerlo resultaba desquiciadamente delicioso pero al mismo tiempo era una verdadera tortura porque debía realizarlo despacio y en contraposición al deseo de embestirlo de una sola estocada.— Cuanto extrañaba esto… ¡ngh! —Apretó la mandíbula justo antes de deslizar el húmedo extremo de su sexo dentro de la cavidad, notando la firme resistencia que el halo de músculos imponía frente a su invasión. 

 

Sehun gemía al sentir cómo el cuerpo de Luhan se estremecía debajo del propio y comenzó a desperdigar besos sobre sus hombros y cuello, no pudiendo evitar morderlo en ciertas ocasiones cuando la penetración se hacía más profunda.

 

—¡A-ahh! —El calor se extendió por toda la piel de Luhan, sofocándolo, conforme su corazón latía con violencia y bombeaba la suficiente sangre para engrosar aún más su palpitante hombría.

 

Estás tan… apretado. —Sehun no supo cuánto estuvo para lograr que entrara la completa longitud de su pene, pero cuando lo hizo, la cadera propia no elevó objeción para moverse con cortas y precisas embestidas, sin retirarse demasiado y empujando en el punto certero de máximo placer para su amante. 

 

La espalda de Luhan se arqueó cuando el duro falo del menor se encontró por completo dentro suyo y su peso cayó contra el colchón con un largo quejido que escapó de su garganta. Volvió a morder la almohada, salivaba por la comisura de los labios, y una pequeña lágrima desapareció en el mullido objeto que prohibía que su rostro golpeara contra la cama.

 

Ambos crearon una melodía única y extasiante, haciendo que sus cuerpos vibraran con cada necesitada acometida.

 

Al cabo de unos minutos y frente al apremiante deseo de sentir la piel de Sehun con plenitud, Luhan se arrodilló y subió su torso para quedar pegado a la fisionomía adversa, anclando la diestra tras la nuca sudorosa del castaño y manteniendo la espalda adherida al agitado pecho del mismo. Sehun no se resistió al cambio de posición, sino que lo agradeció porque él también necesitaba sentirlo más cerca, piel contra piel, ficcionando.

 

Ah… M-Más, más fuerte… —Gimoteó el mayor al empujar sus glúteos contra el punzante miembro foráneo, realizando movimientos ondulantes y desesperados. Sehun gruñó en respuesta y lo folló con rapidez. 

 

Sentirlo tan suyo y completamente entregado a todo lo que estaba dispuesto a darle, no tenía nombre. “Mío” murmuraba el menor entre cada profundo embate, conforme se concentraba en no perder el ritmo de las penetraciones. El gozo que lo inundaba lo superaba; superaba su cordura, su juicio, su controly solo podía responder a las abrumadoras sensaciones con gemidos más audibles y graves.  

 

El choque entre ambos cuerpos se volvió frenético y el orgasmo estaba al borde de atraparlos, consumirlos y hacerlos arder, por lo que Sehun decidió que si iba a venirse, lo haría mirando el rostro de Luhan. Necesitaba adorarlo cuando convulsionaran a la par, alocados de placer.

 

Lo recostó en la cama, saliendo de su interior, y besó sus labios cuando lo enfrentó cara a cara. Sin demoras volvió arremeter dentro suyo con una dura estocada que logró quitarle un ronco gemido a los dos, mientras lo distraía con su ávida lengua, pactando un movimiento rápido y hábil con la pelvis.

 

S-Sehun, ahng! Así… justo ahí… ¡Aah! —Perdiendo los estribos, Luhan lo sujetó del cabello y se entregó a su boca junto a las oleadas de calor que treparon por su espina dorsal, al tiempo que flexionaba las piernas y envolvía la cadera ajena para permitirle un provechoso acceso a su ser.

 

La pasión encendida flameaba a través de los ojos café de cada uno entretanto sostenían aquella conexión tan íntima y desbordante.

 

Mírame, Luhan. No apartes tu mirada de mí. —Expresó Sehun al interrumpir el beso y sujetarlo por las mejillas, haciendo prevalecer el contacto visual, ese lazo que lo hacía creer que estaba junto a un ángel en el mismísimo paraíso. 

 

En poco tiempo, el hormigueo en su bajo vientre se instaló con mayor intensidad y antes de que el clímax lo hundiera en el dulce abismo, su pareja lo alcanzó primero. Luhan se retorció gimiendo y se corrió sobre su abdomen. Luego, las palpitaciones que sufrió el interior del cuerpo impropio fue lo que lo desestabilizó por completo, llevándolo directo a la cima más alta. 

 

El orgasmo resultó devastadoramente exquisito y lo último que pronunciaron los labios de Sehun, fue un “te amo” dedicado a la persona con la cual había escogido vivir el resto de sus días… Luhan.

 

Fin.


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