Dib finalmente le hizo caso al irken y se mudó a su base, no fue difícil ya que su padre estaría ausente por un largo tiempo y le pagó a Gaz para que no hablara del asunto. Desafortunadamente eso no hizo que se vieran de la misma manera que antes y todo por aquel incidente. Por otro lado, lo bueno fue que nadie los atacó hasta ahora.
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Actualidad…
Hoy se cumplían tres meses que vivían juntos.
Zim estaba en su laboratorio, tratando de inventar otro plan ya que había descartado definitivamente el detonador. Todas las ideas que le siguieron fueron tontas y lo peor de todo era que una imagen le venía mucho a la mente… Aquella vez en la que por alguna razón se perdió en la faz calmada del humano, cuando estaba inconsciente.
En ese entonces, no entendió porque no pudo dejar de verlo...pero días si supo porque.
-no se preocupe, usted sabe que esa sensación suele desaparecer con el tiempo, a pesar de que no pudo notar cuando comenzó-dijo el computador, tomando por sorpresa a su amo.
-¡no estaba pensando en eso!-se excusó, pero realmente necesitaba hablar con alguien-… ¡sí sé cuándo comenzó, ocurrió cuando el humano se acercó demasiado!
-¿está seguro?
-bueno...-dudó. Él ya sabía que el humano era el centro de sus emociones, pero lo atribuyó a que era su enemigo.
-admítalo, usted lo extraña.
-¡¿extrañarlo?, ¿Qué dices?, él vive aquí!
-sí, pero no le presta atención y lo evita constantemente.
-¡olvídalo, no quiero hablar más del tema!
-como usted ordene-dijo no muy convencido-por cierto, ya amaneció.
-¿Y?
-si falta a la escuela se enterarán de su identidad real.
-tienes razón, Zim no puede exponerse de esa forma-dijo y subió por el elevador hasta la cocina donde encontró al humano y a su asistente desayunando los dichosos gofres de cada día.
-te tardaste otra vez, ¿qué hacías abajo?
-oh, nada, a menos que quieras descubrirlo-sonrió arrogantemente, creyendo que volvería a ser todo como antes.
-sabes que esos días quedaron en el pasado, Zim, mejor vámonos de una vez o llegaremos tarde-tomó su mochila y salió junto a Zim.
Sí, otro día rutinario…
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Más tarde…
Finalmente acabó otro día de clase, común y corriente. O al menos eso pensaron los estudiantes hasta que la maestra les hizo quedarse unos minutos para darles una noticia.
-Todos están obligados a asistir a la fiesta de esta noche.
-¿y que celebramos?-preguntó uno.
-pues nada, simplemente dijeron que el nivel de infelicidad en la eskuela era notable, así que al consejo estudiantil se le ocurrió esta “brillante” idea y para mala suerte de ustedes será sin bebidas espirituosas, por cierto, si se les ocurre desobedecer y traer algo parecido, serán expulsados, en el mejor de los casos.
-¿Qué pasa si no asistimos?, hipotéticamente hablando-preguntó otro.
-sencillo, perderán la mejor calificación que tienen y reprobarán, ¿otra duda?
Todos negaron asustados.
-Dib, Zim, ustedes también tendrán que asistir porque así como dije que podía mantener su calificación, puedo bajarlas.
-¡¿eh?, Zim no tiene por qué asistir a esa cosa “fiesta” de la que habla!-se quejó siendo fulminado por la mirada de la maestra.
-¡claro que asistirás, no querrás reprobar el año como los demás!
Entonces le dio un escalofrío de solo pensar en repetir el año con esos micos babosos.
-¡¿una fiesta con el perdedor de Dib?, qué horror!-dramatizaron y se quejaron varios, mas la malhumorada maestra los acalló con otra de sus aterradoras miradas.
-¡silencio, fin de la discusión!-salió del salón para no seguir oyéndolos quejarse.
Luego de que varios replicaran por unos minutos más, se fueron malhumorados. Al igual que ellos.
-¿tenemos que ir a la fiesta esa?-preguntó el irken tratando de conversar con él, nuevamente.
-claro que sí, ¿no lo oíste?
-¿Por qué te comportas así con Zim?, creí que estábamos bien-se quejó molesto por el trato del humano, desde hace tiempo tan frío.
-y lo estamos.
-¿entonces podrías mirar a Zim por una vez?
-será luego, vámonos rápido que solo nos queda unas pocas horas para arreglarnos o lo que sea-dijo y volvió a caminar adelantándose y el irken solo lo siguió molesto por esa estúpida táctica de evasión.
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19:00…
Eso es lo que decía la patética invitación que consistía en un pedazo de papel cualquiera.
No era experto en fiestas, pero algo le decía que los micos babosos llegarían más tarde, por lo que tuvo que quedarse a esperar en lo que llegaban los demás.
Solo pasó unos minutos y ya era insoportable estar con Dib. Él otra vez estaba jugando con su celular ¿Desde cuándo hacia eso?, bueno, desde que se mudó con él…ahora extrañaba los gritos de lunático que daba.
Pasaron las horas y finalmente llegaron los demás. Sus semblantes eran de decepción por lo siguiente: mala música, pésima comida y adultos vigilándolos…pero, ¿por qué sonreían los populares y se daban miradas cómplices? ¿Será porque los micos babosos comenzaron a actuar de una manera extraña?
-tal vez están envenenados-pensó y se puso a analizar lo que pasaba, o al menos eso hizo hasta que la cabeza le comenzó a dar vueltas y tuvo que sostenerse de la mesa para no caer. Fue entonces que vio el vaso en su mano, todos los que actuaban raro tenían uno… ¡¿ese era el motivo?!
-¡humanos idiotas!-arrojó el vaso asustado y de pronto no recordó más…sólo que era divertido y extraño todo lo que encontraba a su alrededor.
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Dib buscaba a Zim por todos lados. Él le advirtió al irken que no se alejara y ahora estaba molesto porque no sabía lo que le podrían hacer. Todo hubiera sido más sencillo si no hubiera probado el refresco también. Afortunadamente aún mantenía la consciencia, después de todo, no era la primera vez que lo hizo.
-Por Mercurio, ¿Dónde se metió?-refunfuñó molesto mientras avanzaba.
De repente se escucharon risas que provenían de los pasillos y la voz de Zim quejándose. Todos rodeaban al irken.
-¡como sea, en mi planeta…!
-querrás decir país-interrumpió Torque haciéndose el “inteligente” por corregirlo.
-¡se lo que dije, bestia apestosa!-frunció el ceño, mas otra vez comenzaban las risas-¡¿ah sí?, ¿saben que es más gracioso?!... ¡que Dib siempre tuvo la razón, MUAHAHAHAHAHA, ahora Zim es quien se burla!
Todos lo miraron confundidos al ver que tomaba un mechón de su “pelo” ¿Qué planeaba hacer? esa era le pregunta que se formulaban, no notando lo obvio.
-creo que Zim tomó suficiente-intervino Dib antes de que hiciera lo impensable-por eso está hablando incoherencias.
-¡Mientes, déjame mostrarles que yo…!
-como dije, fue suficiente-recalcó con suma seriedad y lo arrastró contra su voluntad, dejando confundidos a sus compañeros quienes solo se encogieron de hombros y siguieron con lo suyo.
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Una vez estuvieron bastante lejos de los demás, sólo continuaron con su discusión.
-¡¿Qué haces?, quería enseñarles a esas larvas humanas quien manda!
-no, no querías.
Entonces aprovechó para cargarlo sobre su hombro, así sería más fácil llegar a la base, solo esperaba que nadie lo viera haciendo eso.
Al llegar se percató de que GIR no estaba, seguramente fue a comprar un burrito o a hacer escándalos en quién sabe dónde, por lo que fue fácil llevar al irken hasta la nueva habitación y acostarlo en la cama. Esperaba que Zim se durmiera al instante.
Pasaron tres horas y eso jamás ocurrió…
-¡es gracioso, siento como si no estuviera en mi base, jajaja!-continuó riendo como un tonto-¡te ves muy extraño, GIR, hip!
-por vigésima vez en esta noche, no soy GIR y sí estas en la base-repitió hastiado el humano.
-¡espera, tú no eres GIR!-se acercó sorpresivamente al contrario, pero lejos de sonar decepcionado, sonrió-¡eres el humano cabezón!
-¡que no estoy cabezón y ¿podrías alejarte?, me estás incomodando!
-oye, ¿quieres que Zim te diga un secreto?-ni se inmutó por la anterior petición.
-no-retrocedió un poco pero el irken se acercó más.
-pues te lo diré de todos modos…Zim puede usar perfectamente su PAK.
-ah, eso es bueno.
-pero no cuando estás muy cerca.
-¿Qué? ¿Por qué no?-preguntó interesado, tal vez estaba a punto de encontrar la debilidad que estaba buscando.
Ojalá no lo hubiera hecho…
-porque desgraciadamente el superior cuerpo de Zim funciona como el de un humano apestoso en un sólo aspecto…aquel en el que los humanos no razonan bien al sentir emociones profundas…
-¿y eso que tiene que ver contigo?
-¡¿No lo entiendes, humano?!-frunció el ceño-¡En este caso, mi cerebro principal está en el PAK y es afectado por una emoción cuyo nombre no quiero mencionar!
-¿eh?-aún no comprendía-¿y cuál es?
-¡te dije que Zim no te la diría, no insistas!
-dímelo.
-¡no lo haré!
-¡hazlo!
-¡no te la diré!-esta vez canturreó como GIR solía hacerlo-… pero podría demostrártela.
-¿demostrármela? ¿Y cómo…?-mas no pudo continuar porque lo que pasó lo dejó sin palabras.
Los labios del irken se posaron sobre los suyos a la vez que sus delgados brazos se aferraban a él.
Dib sólo pudo abrir los ojos como platos y empujar rápidamente al irken. Estaba completamente enojado, pasmado y... ¿avergonzado?
-Dib cosa, tú haces que Zim no piense bien-resumió el irken.
-… ¡no es cierto!-retrocedió.
Esto simplemente no podía ser verdad. Debía admitir que si existía tensión entre ellos desde que se mudó, pero él juró que jamás caería ante esas sensaciones y pensamientos, por eso lo evitaba. Ahora maldecía que el irken sonara tan sincero.
-¡es una locura!-retrocedió con intenciones de alejarse, hacer como que nada hubiera pasado y asumir que todo fue por efecto del alcohol.
El alcohol…
¿Esa era la verdadera razón por la que ya no pudo resistirse más ante esas extrañas emociones, cerró la puerta, ignoró a su consciencia y se acercó lentamente a Zim?
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Continuará…