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Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue? por Comunidad SinJu

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Notas del capitulo:

Considero este capítulo uno de los más especiales que he escrito sobre SinJu, siento que aquí he plasmado mis emociones más fuertes con Juju y se siente bien, y duele. Es como si yo hubiera perdido a mi amor, y admito que he llorado :B

Los personajes de este fanfic pertenecen a Ohtaka, pero la historia me pertenece completamente. ¡No copies! Sé original.

Sin más, a leer~

Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue?

Capítulo 1.- ¡Este cuerpo y este mundo no es mío!

(Comunidad SinJu / Gaby007)

Genuinamente preocupado, Sinbad había llamado al médico para hacer una cita. Esta se programó hasta más tarde, en dos horas más. Suficiente para cuestionar a Judal y ver qué le estaba sucediendo. Su amorcito nunca actuaba de esa manera, y nunca le ponía los ojos así. Siente que lo está retando con la mirada.

— ¿También te dicen Sinbad?

— No conozco a otro Sinbad más que el de Disney* Pero hace tiempo que no me llamas así, Juju.

— Juda-

— Sueles llamarme Sinbaddy.

Casi se carcajea allí mismo, ¿Sinbaddy? ¡Pero qué cosas! Judal sonrió, ya no se siente tan nervioso y confundido. Pero si se siente tenso, no está en un lugar que él conozca. No del todo tranquilo, negó con la cabeza. No es momento para sentir alivio, sentir alivio de un mal momento es vergonzoso.

Se levantó de golpe y comenzó a caminar por ahí, había olvidado que estaba desnudo. Cada objeto fue tocado por él, hasta los cuadros en la pared. Mientras más observaba más se confundía, ¿Por qué había pinturas de él con este Sinbad tan extraño? Abrazados, riendo, tomados de la mano…

Y besándose.

Judal se detuvo a observar ese cuadro bien, lo toó entre sus manos y se sentó en la cama. Acarició la superficie, qué cosa tan interesante.

— Dime, Sinbad.

— ¿Sí? —Había estado observándolo desde que se levantó, pero ahora que fue llamado Sinbad gateó hasta el borde de la cama para sentarse a un lado de su esposo. O eso cree él.

— Tokio, ¿Dónde queda?

— Japón.

Mejor no preguntó más. No lo entiende de todas formas. Judal dejó la fotografía en su lugar antes de volver a levantarse y salir de la habitación. El pasillo no era muy largo como el que estaba fuera de su habitación allá en Kou. Eso pone a latir su corazón de nuevo por nerviosismo. Bajó las escaleras. Sinbad lo siguió, luego de colocarse al menos un bóxer. Al parecer a su prometido le gusta estar desnudo por ahí pero él no piensa quejarse. Tiene una linda vista.

De nuevo, cada objeto fue observado por los curiosos y confundidos ojos de Judal, uno por uno.

¿Qué es esto, y qué es aquello? ¿Y esta cosa tan curiosa?

Reconoció muy pocas, como las sillas y algunos artefactos de cocina, también las cortinas. Lo que conocía era cada vez menos mientras avanzaba, ¡incluso el baño era distinto!

— ¿Qué buscas? Quizá yo pueda ayudarte.

— ¿Qué busco? —Judal dejó de rebuscar entre un cajón de la cocina, ahí solo había cubiertos. Abrió otro, con tanta fuerza que el contenido dio un pequeño salto. — ¡No sé lo que busco! Solo quiero irme de aquí.

Un par de cejas, muy pobladas, se fruncieron. Sinbad acarició su mentón con paciencia. Este Judal no es el suyo, ahora lo tiene claro…

¡Su Judal es tan perezoso como para si quiera dar un recorrido así a toda su casa! Desde la segunda planta hasta la primera, por cada rincón. Temió que por un momento encontrara su obsequio para su próximo aniversario.

Sinbad se giró a tiempo para no ver como Judal encendía, literalmente, su mano para ver si aún tenía su magia. Y sí, la tenía, hace años que no hacía magia sin una varita. El fuego se fue tan rápido como vino cuando Sinbad volvió a girarse hacia él. Judal lo miró fijamente a los ojos.

Este humano no le estaba ayudando, solo lo estaba siguiendo de aquí para allá.

— Voy a irme de aquí.

— ¿Qu-Qué? ¿Acaso he sido un mal esposo? ¡Juju!

Judal retrocedió al instante en que Sinbad se hincó y se acercó a él, como un gatito su cabello se erizó y casi siseó, aunque si levantó un poco el labio inferior. Busca intimidarlo.

— ¡No estamos casados, eso es imposible, rey estúpido! —Con un pie, desnudo, alejó el rostro de Sinbad, se estaba acercando demasiado. — Ungh. —Su pierna fue tomada por unas grandes manos, recordó entonces que estaba desnudo. — Dame algo de ropa. —Le ordenó, retirando su pie. — Y después me iré.

Esta mañana no iba a ser muy buena para Sinbad, que estaba asustado ahora, no solo por el estado en el que su esposo se encontraba sino porque, ¡quiere dejarlo!

— Esto es por lo de Ja’far, ¿cierto?

— ¿¡Qué!?

•○●•○●•○●•○●•○●

— ¿Judar...?

El aludido escuchó aquella voz tan suave bastante distante, escuchaba una molesta onda encima de su cabeza y el pobre sentía náuseas. Abrió sus labios y buscó con dificultad aire por la boca, siente dolores agudos por todo el cuerpo, como si un par de camiones de carga le hubieran pasado por encima. Punzadas agudas le hicieron sisear con mucho dolor, alguien le está tocando las costillas y duele, duele mucho.

— ¿No funcionó?

¿No funcionó que...? Judar cerró lentamente sus ojos y dejó que el dolor lo consumiera un poco más, sus sentidos poco a poco se fueron perdiendo hasta que no se comenzó a dar cuenta de nada, solo que se sentía entumecido y tenía mucho frío.

Sinbad, Sinbad...

Oportunidad perfecta para que Aladdin sintiera remordimiento. El peliazul se hincó rápido e identificó las heridas más graves, sin darse cuenta estaba jadeando.

¿Acaso este es mi final? No recuerdo haberme metido en esto. Sinbad...

El Judar tan fresco con el que antes había luchado era parecía más del otro lado que de este, completamente moribundo y más pálido a lo normal. ¿Y dónde estaban Alibaba y Hakuryuu? Habían detenido su batalla desde el momento en que Judar cayó al suelo.

— ¿Aladdin...?

Quiero ver a Sinbad...

— ¡Judar!

Una lanza fue arrojada al suelo, se escucharon pisadas pesadas en el terreno; Hakuryuu corría hacia donde el magi estaba tendido, respirando por la boca. Ese cuerpo ahora estaba temblando como un papel al viento.

Se hincó al otro lado de Judal y lo tomó de los hombros, notó inmediatamente que fue un error. Judal estaba frío, tembloroso y con heridas letales para cualquier humano que si quiera moverlo era cosa delicada. Y hablando de eso, ¿el rukh no debería estar sanándolo ahora?

— ¿Qué le ha hecho, Aladdin-dono?

— Intenté enviarlo a otro lugar... —Su voz tembló. Aladdin observó como Hakuryuu tomaba al magi con sumo cuidado. Alibaba entonces se acercó. — Pero no funcionó y simplemente se desplomó al suelo. No estaba así hace unos momentos, estaba tan incontrolable...

Tan él...

El entrecejo del príncipe se frunció.

Daba esto por terminado. Su magi estaba herido y no pensaba arriesgarlo más. Pero esta no era una derrota. Miró con rabia a Aladdin, quien se sintió aún más culpable. ¡Judal estaba desangrándose en sus brazos y él no hace nada!

Con dignidad, Hakuryuu tomó su lanza del suelo sin soltar a Judal y comenzó a alejarse a paso lento, el equipo Djinn ya se había ido.

— Aladdin, ¿qué pasó? —Preguntó Alibaba.

El magi no contestó, solo miró al rubio con pena y algo de miedo en sus ojos.

Ni él mismo entiende bien lo bueno sucedió. Judal no debería estar así ahora, si su hechizo no hubiese funcionado Judal no estaría así ahora, pero era obvio que no estaba fingiendo. La sangre que caía y dejaba rastro de donde Hakuryuu pasaba no era nada falso, tampoco el aroma a óxido de esa sangre.

Era demasiada. No creía que él hubiera hecho tanto daño...

— Vamos con ellos, Alibaba. Algo extraño sucede. Lo que está pasándole a Judal no es normal pata un magi. Pero sí para...

— Para un humano que no esté acostumbrado. —Concluyó Alibaba.

Aladdin asintió.

Hakuryuu evitó mirarlos, pero fue imposible no escucharlo.

¿Un humano? ¿Qué es lo que Aladdin había hecho?

•○●•○●•○●•○●•○●

Ni Sinbad mismo sabe cómo logró vestir a Judal y traérselo hasta el auto, pero lo había conseguido, y el viaje había sido de lo más extraño para el hombre mayor.

Su Juju jamás había maldecido tanto, su Juju tampoco había fruncido el ceño tanto y siempre usaba un tono suave con él, ahora le gruñía con cada palabra que sacaba.

Y hablando de palabras, las que Juju soltaba eran más que extrañas.

Kou, Sindria, Magis, magia.

Estaba muy preocupado por su esposo ahora, entonces lo llevó a un médico.

Desde que despertó, llevarlo al doctor fue lo mejor que pudo hacer, no salió tan mal como esperaba.

— Judal parece estar en óptimas condiciones en cuánto a su cerebro. No puedo concluir porque habla de otro mundo y magos tan repentinamente. Presenta un nivel de ansiedad un poco más alto al normal pero no es algo de lo que se deba preocupar. —El doctor escribió con rapidez sobre su bloc. — No tiene alta presión. Presenta 28º, lo cual se considera normal también. Sus pulsaciones por minuto y el tiempo que demora en recuperarse de alguna actividad física parecen aún mejores que los anteriores, extraordinarios me atrevería a decir. —El hombre levantó la vista hacia la pareja. El pelimorado parecía aliviado, pero el azabache fruncia sus cejas y se movía de forma ansiosa de un lado para otro. Parecía que quería lanzarse por la ventana y escapar.

Quizá debería volver a tomarle la presión.

 — El tipo gracioso con bata tiene razón. Estoy bien. ¡Incluso dijo que soy genial!

— Sólo dije que su recuperación fue admi...-

— Que soy genial. Ya lo sé. Vámonos ya.

— Juju tiene-

— ¡Judal!

Sinbad apretó sus labios unos momentos para luego volver a hablar.

— Ju-dal —Lo miró por el rabillo del ojo. Ya no lo interrumpió. — Tiene razón. ¿Habrá algún medicamento que le recete?

— ¿Medicamento? ¿Qué es eso?

La pregunta de Judal fue ignorada.

— No. —Finalizó el doctor luego de anotar algunos detalles en su bloc, arrancó cuidadosamente la hoja y se la tendió a Sinbad. — Solo recomiendo que esté en ambientes tranquilos. No dudo en que ustedes son una pareja envidiable por las anteriores citas que han tenido aquí, pero algo tiene ansioso a Judal y... mire, es una etapa. Pero pasará si todo sigue en calma. — Explicó al ver el rostro de Sinbad. — Eso ha sido todo. ¿Quieres una paletita, Judal?

— ¿Qué es eso?

— Judal, pues... es una paleta.

El doctor intentó explicarle a Judal lo que era una paletita. No tuvo éxito y Judal se aburrió, como siempre.

— ¿Y si te vas a la mierda y me quedo con todas tus paletitas?

Indignación recorrió el rostro del doctor, quien a duras penas sostuvo su sonrisa sin mostrarse más incómodo. Juju nunca ll había insultado. Siempre era amable. Este cambio es de preocuparse pero supone que es solo algo temporal.

— Agradecería que solo te llevaras algunas y dejaras para el resto de clientes. Hoy tengo un largo día

— Sinbad, ¿qué es una paletita? ¿Son valiosas por aquí?  ¿Significan "poder"? Alguien no me sabe explicar.

¿Poder? ¿Las paletas? Sinbad reconsideró su decisión.

— Quizá el doc deba revisarte de nuevo. —Seguía sorprendido por el insulto.

Aburrido de las pocas respuestas, Judal salió por la puerta de la oficina, con cinco paletas entre sus dedos.

Sinbad se disculpó por la actitud tan sorpresiva de Judal hacia el doctor antes de salir detrás de él.

— ¿Sabes algo, copia nefasta de su tonteza? Este mundo no está tan mal.

— ¿Copia nefasta? ¿Tonteza? No lo entiendo.

— Te lo explicaré cuando lleguemos a esa cabaña extraña. Creo que entiendo mejor lo que me ocurrió.

Sinbad lo interrumpió. — ¿En serio? Me haría feliz que me lo dijeras camino a casa.

Judal detuvo su caminar de repente y miró con horror a Sinbad, quien también se detuvo a mirarlo con curiosidad.

— ¿Acabas de intentar... tomar mi mano?

— Qué mal que solo haya quedado en intento. Estás tan raro desde la mañana que siento que te extraño, Juju.

— Judal.

— Judal. —Sinbad se acercó más, Judal apretó sus paletitas antes de guardarlas en la bolsa de su muy apretado e incómodo pantalón.

Sabía ahora que las paletitas eran importantes y valiosas.

Regresara a robarle el resto al hombre gracioso con bata para más tarde, quizá eso le ayude a regresar a su… ¿hogar?

•○●•○●•○●•○●•○●

— ¡Kougyoku-san!

La octava princesa de Kou dio un gran salto en su sitio cuando la puerta fue abierta de la nada, interrumpiendo la tranquilidad que reinaba en su habitación. Se incorporó de su cama con rapidez, y gritó con horror.

Hace meses que no veía a su primo Hakuryuu y repentinamente se aparece en su habitación,  con un magullado Judar en brazos y Alibaba y Aladdin detrás. Rápidamente se levantó de la cama, sin importarle estar en su elegante y vistosa ropa para dormir, y corrió hacia Judar, completamente preocupada.

— ¿¡Qué sucedió!? Judar-chan... —Las suaves manos de la princesa sostuvieron el rostro de Judal por un momento, aunque que no habrá sangre ahí pero ese rostro estaba bastante sucio y puede ver un moretón por una de sus mejillas y otros raspones. También se asustó por descubrir que está demasiado frío. Mordió su labio para no llorar ahí mismo y reunió aire para gritar lo único que se le venía a la mente para solucionar esta tragedia.

— ¡Ka-Koubun!

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Si hubiera un lugar en el que ahora desearía estar sería sin lugar a dudas su cama, su cómoda cama en casa junto con Sinbad, con aquellos cálidos y enormes brazos rodeando su cuerpo y protegiéndolo de todo. Lo necesitaba ahora, lo deseaba.

Pero el dolor corporal le hacía recordar que estaba lejos de aquellos brazos.  

Quiero verlo. Necesito verlo. Sinbad, mi Sinbad...

Estaba a punto de llorar, pero el rostro lo sentía tan dañado que llorar lo haría peor y mejor se aguantaba. Estaba asustado y confundido, también desprotegido.

Escucha pasos y también escucha a los animales nocturnos que salen de la protección de su hogar en busca de comida o solo para hacerse notar con sus sonidos. Siente una brisa fresca en su cuerpo, pero también se siente pesado y con muchas náuseas. Juju se siente como si tuviera la peor de las fiebres ahora.

La habitación está iluminada por lo que cree son velas, la luz es tan tenue que apenas puede distinguir cosas, pero las cosas que puede ver… ¿Mapas en la pared? Mapas con aspecto viejo, también oro. ¿Es oro real? La cama tiene una cortina, es una cama con un dosel precioso, pero su cama no tiene un dosel.

Está demasiado cansado y débil para levantarse y ver más, sus ojos se volvieron a cerrar y durmió, durmió mucho.

●●●●●●●●

— Princesa, debo comentarle algo.

El rostro tan serio de KaKoubun le llamó la atención. La princesa bajó con calma su taza de té hasta dejarla sobre el fino plato de porcelana.

— Verá... La persona a la que curé ayer...

— ¿Te refieres a Judar-chan? —Preguntó con tono curioso, Ka-Koubun asintió con la cabeza y prosiguió;

— Ayer yo curé a un humano. No a Judar.

— ¿Qué quieres decir...?

Para Aladdin fue una casualidad que pasará cerca en ese momento. Consiguió escuchar lo que el sirviente de la princesa dijo.

Y se sintió morir, porque ahora está más que seguro de que involucró a un inocente y de que cometió un error bastante grande.

Aceleró su paso lo más silencioso que pudo, ahora el magi está nervioso. Debe comentarlo con Alibaba y Hakuryuu para encontrar una solución a su error. Esto no debe pasar de unos días, a más tardar meses.

Pero, ¿solo hizo que Judal dejara de ser un magi o hizo algo más?

Como sea metió la pata y muy profundo. Sacarla de ahí no será sencillo.

Corrió lejos de ahí, hasta su habitación con Alibaba, ahí lo encontró. Aún duerme, pero tuvo que levantarlo a base de almohadazos.

— ¡AliBaba-san!

— ¿¡Q-Q-Qué ocurre, Aladdin!? ¡Qué susto!

Las pequeñas manitas de Aladdin comenzaron a zanganearlo, la baba se escurrió por su barbilla, aún está muy dormido.

— Cometí un error imperdonable. Y-Yo, a un inocente, yo…

— Primero intenta calmarte… Vamos a dormir~

— ¡AliBaba, esto es serio!

Alibaba se volvió a dormir. Aladdin volvió a despertarlo las veces que fueran necesarias.

¿Por qué está tan cansado?

●●●●●●●●

Tres días. Tres días apenas abriendo los ojos y la boca para ingerir alimento antes de volver a dormir, tres días en los que se sentía morir cada día y en donde la fiebre era incontrolable, tres días siendo cuidado por una joven de cabello rosa y un pequeño niño con cabello azul, pero estaba tan cansado como para extrañarse por esos colores tan exóticos.  

Tres días no bastaron para que sus heridas físicas sanaran pero ya no tenía fiebre.

Y tres días en los que extrañó a su esposo como jamás lo había extrañado.

Al cuarto día se había sentado por su cuenta y había explorado, con su paso cansino, la habitación. Eran objetos que jamás había visto. Y luego volvió a recostarse y a descansar, volvió a levantarse solo para ayudar a cambiar sus vendajes. No hablaba mucho, aún estaba confundido.

Al quinto día volvió a explorar la habitación. Comió lento pero lo hizo él solo, la joven de cabellos rosados mostró entusiasmo por que lo hiciera solo, desde antier estaba mucho más atento con él. Cuando había terminado la princesa había recogido su plato y vaso y él había ido a la ventana. Quizá no debió hacerlo, porque cuando corrió por primera vez esa cortina se llevó un susto para morirse.

Tres días. Tres días apenas abriendo los ojos y la boca para ingerir alimento antes de volver a dormir, tres días en los que se sentía morir cada día y en donde la fiebre era incontrolable, tres días siendo cuidado por una joven de cabello rosa y un pequeño niño con cabello azul, pero estaba tan cansado como para extrañarse por esos colores tan exóticos.  

Tres días no bastaron para que sus heridas físicas sanaran pero ya no tenía fiebre.

 — Señorita Kougyoku…

— Oh, por fin lo has visto…

La princesa dejó los trastos sobre la cama y juntó sus manos frente a ella, su mirada pasó de alegre a una de lástima, eso asustó un poco más a Juju.

Las pálidas manos sobre el margen de la ventana comenzaron a temblar.

Volteó a ver a la pelirrosa y tragó duramente saliva. Estaba asustado, tembloroso, confundido. Tanto como cuando comenzó a descubrir la habitación.

Kougyoku lo abrazó y le acarició la espalda, la princesa está llorando.

— Lo siento tanto, Judar-chan…

Notas finales:

Y así concluye el primer capítulo de este fanfic, editado tres veces y re-leído algunas otras por mi, no me canso. Las emociones de Juju (así vamos a llamarlo para diferenciar, y el apodo es bonito)

Ya que hablamos de Juju hablaré también de este fanfic. Lo que este fanfic tiene de peculiar es que lo estoy escribiendo aún y no es como El rey, que ya está terminado pero no subido. Decidí esto por Juju.

Es un personaje del que la historia va a depender en un mundo, ahondaré más en este tema para el próximo capítulo para explicarles lo que tengo en mente.

Los siguientes capítulos estarán así: Uno en el mundo actual, otro en el mundo de magi. Les dejo a su decisión de qué mundo va el siguiente capítulo, ¡nos vemos!

Les recuerdo que pueden unirse a nuestro grupo sobre Comunidad SinJu en Facebook o dar Me Gusta en la página, ¡así podemos hablar de mis fanfics y pueden inferir en la historia!

*Sinbad: La leyenda de los siete mares. Adoro esta película.

PD: Vayan a la página o al grupo de la comunidad, está la encuesta sobre cuál mundo será el siguiente. La votación terminará el día 12.


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