Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue? por Comunidad SinJu

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, bueno. ¡Finalmente, amigos míos, actualización! Creo que tengo cerca de mes y tres días sin actualizar, pero sé que va a valer la pena. Esta lectura está un poco más larga a lo normal, pues llegó a los 10, 200 palabras sin contar notas de autor y respuestas a reviews…

Me siento orgullosa, de nuevo. Los últimos capítulos han sido mi orgullo con este fanfic.

Aviso que los personajes son de Ohtaka, lo que si me pertenece es la historia.

También recuerdo que hay un grupo en FB bajo el nombre de Comunidad SinJu / Gaby007, ¿qué hay aquí? Bueno, una de las ventajas es ver los dibujos hard SinJu que Scar sube(? Pero realmente el motivo del grupo es tener un mayor contacto conmigo y opinar libremente sobre la pareja, fanfics, y compartir experiencias o cosas respecto a Magi.

Sin más que aclarar, recordar, invitar o escribir… ¡a leer!

Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue?

Capítulo 4.- Broken Heart. Parte 1

Los libros lo están decepcionando. Siempre escuchó de Kouen y Kougyoku que debería leer más para distraerse o aprender, que debería tomar un libro alguna vez en su vida y perderse en lo que es una buena lectura aún sino es educativa, pero ahora reafirma que la lectura no es lo suyo. No leyó desde el principio a fin, no es tan idiota para hacer algo que no le gusta, revisó el índice y a los libros que no tenían solo leyó los subtemas, pero poco que le pueda ayudar, y de los libros que había conseguido ya había botado cinco por considerarlos inservibles y no porque el tamaño lo hubieran agobiado.

Por supuesto que no.

En los días que había estado leyendo poco había aprendido, y eso lo fastidia. Ha estado perdiendo el tiempo cuando puede seguir gastando el dinero de las tarjetas del estúpido humano, o agotando la existencia de la comida en la casa o investigando a fondo lo que es esa extraña caja que muestra imágenes y colores, o cualquier cosa que sea más interesante que eso.

Demasiada lectura por el día de hoy, su cabeza duele y quiere descansar, se ha llevado demasiados días perdiendo el tiempo en este asqueroso mundo, con este pesado de Sinbad.

Quien por cierto, ya ha mostrado en más de una ocasión mucha preocupación por los nuevo gustos de su bello Ju, y no se molestaba mucho en ocultárselo cuando apenas lo veía con preguntas de este estilo: “¿Qué tanto buscas?” “¿Por qué el repentino interés? Nunca creíste en la magia.” “¿Buscas un hechizo para hacerme más apuesto~? Oh, Ju, eres un travieso.”

Si, que estúpido es este humano, pero puede entenderlo, no tiene punto de comparación con aquél otro Sinbad que tanto ¿respeta? ¿Admira? El único parecido apreciable es el físico. Ah, y que son igual de molestos para él, uno por no unírsele y el otro…

— ¿Juju…?

— Es Judal, idiota. ¿Qué es lo que quieres?

— Me siento preocupado, ya no me tocas.

Y el otro por ser tan molesto. Sin más.

Enarcó una ceja y se giró en esa curiosa silla que rota en su lugar, encarando al humano en el umbral de la puerta. Lo miró fijo, e hizo una cara que indica que ese comentario no fue de su agrado absoluto. Lo ignoraría, sino fuera porque ya vio esa estúpida sonrisa en su estúpido rostro de estúpido humano. Rodó los ojos y volvió a girarse para tomar un libro, cerrarlo, y lanzarlo por un lado, escuchó que golpeó la pared pero no le dio mucha importancia.

— En serio, bebé. ¿Qué es lo que buscas en libros como esos?

— Lo que sea que me aleje de ti.

— Ese comentario me ha herido.

— ¿Y qué?

— Que rudo.

— ¿A qué vienes? Te dije que me dejaras solo, que no quería verte mientras estuviera por aquí, copia. —Judal golpeó sus uñas de la mano derecha sobre el escritorio, desde el casi-beso en la cocina no había tenido mucha comunicación con este Sinbad, es decir, ¿cómo podría?

Cuando el tipo está cerca siempre intenta seducirlo, lo sabe. Siempre intenta tocarlo, tomarle de la mano o susurrarle cursilería y media en el oído, o más. Será virgen, pero no idiota, Judal nunca se ha considerado como una persona tonta. Escucha pasos acercándose, no prestó mucha atención hasta que estuvo detrás de él y dejó sus pesadas manos sobre sus estrechos hombros.

Gruñó.

— Se puede decir que casi vives aquí, no es sano estar demasiado tiempo encerrado y leyendo tanto sin prestar atención a otras necesidades. Como comer.

— ¿Quién necesita comer? Solo quiero irme de aquí. Pero no encuentro nada que me ayude.

— Todos necesitamos comer. Cena conmigo esta noche.

— No quiero estar contigo, copia.

Y por supuesto, Sinbad entendió lo que cualquier humano habría entendido, y sintió una punzada de culpa. Ya sabe que no ha tenido mucha oportunidad para estar juntos, ¿pero era tan extremo como para que su Juju lindo quiera irse pronto? Con sus dedos pulgares aplicó un suave masaje a los hombros del pelinegro. Desde que despertó tan extraño las cosas se han puesto duras para este humano, pues el comentario que dijo hace un momento sobre que ya no lo tocaba sí es una de sus actuales preocupaciones, desde que despertó así de extraño debe salir a almorzar solo o con alguna compañía de sus trabajadores, desde que se casaron nunca había salido a almorzar con alguien que no fuera su amado Juju.

— Por favor, ven cenar conmigo… Judal, estar encerrado te hará mal.  —Casi rogó, lo que hizo que al menos Judal considerara su propuesta de cenar algo.

Porque para ser sinceros, magi o no necesitará comer en algún momento y no puede hacerse el orgulloso por siempre.

— Bleh, ¿y a ti que te importa? Solo quiero irme de aquí lo más pronto que pueda, Sinbad. Déjame en paz.

— Judal… —Probó con llamarlo por su nombre sin darse cuenta, quizá porque ahora se siente un poco… no sabe exactamente cómo, pero le duele el pecho y siente una opresión en su pecho, pero no es tristeza esto que está sintiendo ahora, solo le duele. — Quiero que me acompañes a cenar esta noche. — ¿Esto es algo así como hablar con el corazón? Porque apenas terminó esa pregunta, la opresión de su pecho poco a poco aflojó hasta que el dolor se fue, como si fuera su corazón el que habló en lugar de él.

Ese tono… Suena a uno que nunca escucharía del Sinbad que no conoce, este bobo parece estar lastimado, lo sabe por esa voz tan rasposa que salió cuando dijo aquello. Lentamente, volteó hacia atrás y lo vio directo a los ojos, ya no molesto o irritado sino curioso, y con las cejas ligeramente curveadas. Después, la sonrisa más jodidamente larga que su rostro había tenido el placer de mostrar hizo su aparición, junto a un par de cejas ahora fruncidas y unos ojos brillantes.

— ¡Jhá! ¡Esto no lo olvidaré nunca!

El sobresalto de Sinbad solo consiguió una burla más del magi, quien ya se estaba levantando de la dura silla y caminaba con gracia hacia la puerta del aburrido despacho. Sinbad, confundido, lo siguió desde atrás.

— ¿Qué es lo que no olvidarás…?

— ¡Esa cara tuya! ¡Jamás la había visto! ¡Oh, y ese tono tan lastimero~!

— ¿Qué tiene mi tono? —Sabía que iba dejado salir demasiadas emociones cuando habló, pero quiere hacerse el desentendido, le da algo de vergüenza. — Venga, cariño, mi tono está muy bien.

— Lo que digas~

Al menos parece estar de buen humor ahora. Siguió a Judal hasta la sala.

— Lo digo en serio. Ekh. ¿No puedes simplemente olvidar eso?

— No. —Se hincó frente a la televisión y buscó ese maldito botón de encendido, esto es lo único que lo entretiene cuando está aburrido en este mundo, eso además de aprovecharse de las salidas del humano para robarle la tarjeta e irse a gastar cómodamente, descubrió que con ese extraño rectángulo de plástico y color puede tener todo lo que quiera. Ha comprado demasiada comida basura. ¿Qué si necesita comer? Sinbad se está preocupando por nada, Judal come bastante bien cuando el otro está ocupado y por eso no lo ve, además, no le gusta estar tan cerca de este Sinbad.

Es un poco pesado cuando intenta alguna maniobra con él.

Sinbad suspiró, de nuevo, y sentó en el sofá, cruzándose de brazos. — ¿Al menos iremos a cenar?

— No quiero salir contigo, creo que te dije que no te quería cerca de mí mientras buscaba cómo salir de esto.

Otra vez con eso.

Sinbad no sabe si estar fastidiado, confundido o cómo sentirse, Juju solo habla sobre querer irse, sobre estar lejos, sobre que EL esté lejos, y sobre un mundo extraño del que nunca había escuchado hablar, ni se diga de personas a las cual ni siquiera conoce. ¿Quién es Aladdin? Solo conoce a uno, y es de una película infantil, pero duda mucho que su amado hable de ese Aladdin.

Agh, lo tiene tan confundido. Y solitario, era como el infierno. Siempre que llegaba del trabajo una deliciosa cena lo esperaba, unos besos, un masaje, palabras y miradas hermosas, caricias…

Y ahora su amado solo se preocupa por estar encerrado y por estar cerca del televisor, y al parecer por gastar su tarjeta porque el día anterior fue a pagar la deuda como cada fin de mes.

En serio pensaría que lo está engañando sino fuera porque Juju no ha movido el celular desde que comenzó a actuar extraño, y porque las compras en su mayoría son de comida. No es tan idiota como para tener la hipótesis sobre un posible embarazo en su amado, pues esa clase de cosas son bastante irreales.

El tierno Sinbaddy comienza a llenarse de dudas, y bien se dice que las dudas son malas, más siendo con su amado esposo, y más porque todo lo que dice recientemente no tiene mucho sentido para él. El sonido del televisor al encenderse lo hizo regresar a la realidad, Judal parece contento y ahora camina hacia él para tomar asiento a su lado, aunque mantiene la distancia.

No perdió la oportunidad para ladear su cuerpo hacia él y mirarlo fijamente al rostro, pero él no lo está mirando. Probó con aclararse la garganta, entonces funcionó; Judal giró la cabeza hacia Sinbad para sostenerle la mirada.

— ¿Y ahora qué?

Se sintió tentado a acorralarlo con preguntas, pero cuando estuvo a punto de hacer la primera solo calló. Se hizo una pausa, antes de que Judal volviera a ver esa curiosa caja con imágenes, Sinbad por fin habló. — ¿Quieres ver una película conmigo? No es necesario salir para cenar, prepararé algo rápido.

— ¿Una película?

— Sí. —Sinbad asintió con la cabeza. — O podemos ver alguna serie, aún tenemos pendiente una.

— ¿Una serie…? —Ugh, no entiende.

¿Si le dice que si se va a callar y lo va a dejar en paz un rato?

— ¡Ah, una serie! ¡Por supuesto! Veamos una seria.

— Serie.

— Una serie. Veamos una serie. Claro.

Eso parece hacer feliz al humano, lo sabe porque sonrió y se levantó con muchos ánimos de un salto para luego irse hasta perderse por el pasillo.

Menos mal, por fin algo de tranquilidad.

Volvió la vista al frente y observó, maravillado, cómo las cosas iban dentro de ese televisor, cómo es posible que pueda escuchar lo que está pasando ahora mismo en algún lugar de este extraño mundo sin que estos se enterasen, como si los espiara con una bola de cristal mágica, o que simplemente sea algún hechizo.

Y eso le divierte.

Alrededor de cinco minutos después, cuando Judal pensó que el humano se había entretenido con algo más y que no iba a volver, este regresó por el mismo pasillo en que se fue hace un rato con una mesa portátil, la cual armó rápidamente frente a Judal y su mirada extrañada. Luego volvió a irse, para regresar al poco tiempo con una jarra de cristal llena por un líquido semi-transparente de color café. Volvió a irse y Judal volvió a ignorar todo lo que no fuera el televisor, pero luego regresó al poco tiempo con dos vasos para luego volver a irse.

— ¿Qué demonios…?

Y al rato, volver con dos copas altas de algo que no le parece familiar, y está humeando. Perplejo, ignoró la televisión para seguir con la mirada al humano cuando este volvió a irse con paso bastante alegre, no dejó de ver el pasillo poco iluminado hasta verlo aparecer de nuevo, esta vez con dos pare de palillos y un plato plano con dumplings.

— ¿Qué tanto haces?

— Preparar la cena. —Sinbad acomodó el plato con gyozas sobre la mesa portátil y luego llenó los dos vasos con el té helado de limón que trajo anteriormente, todo ante la atenta mirada de Judal, quien ahora ladeaba su cabeza y se cruzaba de brazos. — ¿Qué serie continuamos?

— No sé qué es una serie.

— Qué gracioso~ Entonces será una película. —Dejó la jarra de nuevo sobre la mesa y cuidadosamente la empujó un poco hacia un lado para ver mejor la televisión. — Estaba esperando por darte tu regalo. Lo compré hace unos días, como no dejabas de hablar solo sobre la película que vimos la semana pasada…

— ¿¡Las increíbles aventuras del capitán durazno!?

— Si, esa tortura. Tiene un poco de fama entre los niños y han sacado una serie de creo12 capítulos de corta duración en anime, la compré para ti.

Judal no entiende mucho de eso, pero si entiende que volverá a ver algo referente a esa película tan divertida y espectacular que tuvo la oportunidad de ver hace poco, y eso es suficiente para que se sienta emocionado.

— Pero la he dejado en el auto dame un momento.

— ¡Ve!

Sinbad se sobresaltó por el grito tan animado de su amado Juju y sonrió, luego de descubrir las copas de ramen completamente y de colocar cada par de palillos dentro de cada una se acercó a la entrada principal y, luego de tomar las llaves de su auto de la mesita auxiliar, abrió la puerta y salió, perdiéndose en la obscura noche del exterior. Regresó solo para encender las luces de afuera y luego volvió a salir, Judal rodó sus ojos por eso y esperó.

Al poco rato, el humano regresó con un paquete un poco plano y rectangular, que luego de cerrar la puerta de nuevo y dejar las llaves del auto en la misma mesita auxiliar, dejó en sus manos.

Miró el paquete, tanto del frente como de atrás, el dibujo de la portada lo maravilló y las ilustraciones de escenas en la parte de atrás lo cautivaron, pero no entiende exactamente la utilidad de esto. Miró a Sinbad con una ceja arqueada, levantó el paquete del dvd.

— ¿Y esto?

— Es tu serie. ¿Te apetece verla ahora?

A Sinbad no le importa, la película no fue de su agrado, para nada, fue la película más aburrida de la que tiene memoria pero luego de estar tan distanciados y que ahora tenga una oportunidad… Lo que menos importa es lo que verá. Además, ese lindo rostro iluminado, curioso y feliz es suficiente. Y qué lindo se vio cuando asintió con la cabeza bastante alegre y le extendió el paquete de nuevo para que hiciera lo que debiera hacer.

El magi observó como el pelimorado ahora, luego de tener su aprobación, tomaba el paquete del DVD y se acercaba a esa caja con imágenes, se hincaba mientras abría la caja y metía un objeto redondo, plano y algo brillante con un dibujo en una cara en una ranura que no sabía que existía. Golpeó su pie ansiosamente contra el suelo y esperó.

Tomó uno de los cojines del sofá y lo abrazó contra su vientre, cuando Sinbad se acercó de nuevo a él con un control en la mano, y se sentó a su lado, lo miró de forma ansiosa.

— ¿En dónde está?

— En la televisión, cariño. Voltea.

No volteó porque esta copia de Sinbad se lo dijera, volteó porque escuchó la voz del durazno parlanchín saludándolo, a él. ¡A ÉL!

— ¡Hola!

Sinbad rió y se dispuso a comenzar a comer su delicioso ramen instantáneo, ofreciéndole la otra copa a Judal, quien distraído la tomó y también comenzó a comer. Sinbad, con ayuda del control de la televisión, buscó el primer capítulo.

Judal casi tiró la mesa a los diez minutos desde que comenzó el capítulo.

Qué intenso.

Alrededor del capítulo 4, la emoción de Judal era bastante más palpable, saltaba en su lugar, se movía, comía con más ganas, o bebía directo de la jarra, pero lo más significativo que sucedió esa noche es que Judal se recargó en él en un momento de risas por un comentario de la señorita durazno hacia el Capitán Durazno, lo increíble es que no se apartó y hasta permitió que Sinbad le pasara lentamente un brazo por toda la tripa en un abrazo.

Solo ahí, Sinbad compartió risas con Judal por la serie, mientras lentamente se inclinaba hacia atrás y se llevaba al magi consigo. Con la mano libre empujó lenta y cuidadosamente la mesa para que no estorbara en la televisión.

Logró su cometido de estar recostado con su lindo Ju encima, aceptando el abrazo y no solo eso, incluso siente que solito se está recargando, aunque le clava los codos cuando ríe y es un tanto doloroso, es lo de menos. No hay nada que no esté dispuesto a soportar por Juju.

Por fin Sinbad tiene algo de lo que esperaba desde que su Ju despertó extraño.

●●●●●●●●

— ¿Debes irte?

Judal habló, apoyado en el margen de la entrada principal con un conjunto de pijama bastante lindo. Solo unos shorts. Ah, sí, demasiado lindo. Eróticamente lindo para Sinbad, y le gustaría quedarse para mirarlo más tiempo, pero el trabajo llama.

— Sí, como todas las mañanas. —Le dijo sonriendo, cerró la puerta del auto luego de dejar su maletín adentro y se acercó a Judal para acariciarle las mejillas con ambas manos y besar su frente, lo escuchó gruñir pero eso solo ocasionó su risa.

— No quiero que te vayas, todas las mañanas te vas. ¿Qué es ese trabajo tuyo?

— Juju, sabes que la empresa la hice yo, no puedo dejarle todo a Ja’far. — Judal enarcó una ceja. ¿También hay otra monja?

— ¿Por qué no?

— No le corresponde. —Dijo simplemente, sus dedos pulgares comenzaron a acariciar las mejillas de su lindo Ju. — Pero si tanto me extrañas, ¿por qué no vas conmigo?

Judal hizo una mueca, por un momento recordó cuando acompañaba a Kouen a juntas entre imperios y se aburría a horrores, pero si se atrevía a irse, hacer alguna mala cara, ver o hacer algún comentario mal, Kouen le castigaba. Supone que con este Sinbad no es igual.

— ¿Tendré comida, una cama y paletita?

Sinbad rodó sus ojos con diversión, pero asintió.

— Si te da sueño, puedes dormir en el sofá de mi despacho. Entremos, empacaré algunas de tus paletas y mientras te vistes.

— ¿Por qué? Me siento cómodo así.

— No puedes ir solo en shorts, por más que me guste que los vistas. Vas a distraerme…

— ¿Ah, sí? —A Judal se le salió una risa, claro que entendió el comentario. No sabe cómo sentirse respecto a eso, pero por alguna razón su bajo vientre se sintió arder por un segundo.

— Si…

— ¿Me cuentas más?

— Entra ya, Kitten. No puedo demorar más o llegaré tarde.

Tras hacer una mueca, Judal aceptó y fue a vestirse por algo más propio para salir, aunque no entiende qué tiene de malo salir con solo un short, sin calzado, pantalón o camisa. Aquí todos son raros, eso lo entendió desde que llegó hace ya dos semanas atrás. Como prometió, Sinbad sacó tres paletitas de una de las tantas bolsas que Judal había comprado y en parte él también le había traído, el repentino gusto por las paletas de Judal lo sorprendía un poco. Hay paletas de toda clase, desde la más clásica hasta piruletas grandes, caramelo duro con colorante, sin colorante, con los sabores más extraños y algunos con diseños bastantes peculiares, por ejemplo un paquete del pasado Halloween con paletas con figura de murciélagos. Ah, su bello Juju y su extraño actuar.

Con un pantalón no tan incómodo de color negro, una camisa blanca de botones –bastante grande para Judal, pues se nota a leguas que esta camisa es de Sinbad– y un calzado decente, Sinbad aceptó que Judal lo acompañara, de hecho hasta la idea lo animara, hace tanto que su Juju no se acerca a su trabajo por cierta persona…

Pero seguro ya lo olvidó. En el camino Judal le echaba de tanto en tanto el ojo a Juju, el magi solo iba distraído mirando el exterior, o buscando algo interesante en el maletero o en los asientos de atrás, pero nunca quieto.

— Sinbad, tengo hambre.

— Pediré algo para ti cuando lleguemos. Pero lo comerás en mi despacho.

— Entonces ve más rápido. —Insistió.

— Horario escolar, no puedo…

¿Horario escolar?

Judal cambió del asiento de copiloto hacia los traseros y revisó las bolsas que los asientos del frente tienen en la parte de atrás. Todo vacío. Ya no tiene mucho por hacer, y Sinbad acaba de detenerse.

— ¿Por qué te detienes? Siempre que salimos lo haces. —Sí, pero nunca lo ha preguntado.

— El semáforo está en rojo.

¿Sema-qué?

Volvió a pasarse hacia el asiento de adelante, con algo de cuidado porque Sinbad avanzó mientras él se trasladaba de nuevo. Una vez sentadito en el mismo lugar, jugó de forma ansiosa con sus dedos. Comienza a sentirse un poco encerrado. Bajó el cristal de la puerta justo como el humano le había enseñado y dejó que el aire del exterior entrara, jugando con su cabello. El aire no es tan fresco como deseaba.

— No me gusta aquí.

— ¿Por qué? —Preguntó Sinbad, aunque no apartó la mirada del camino. Ya ve a lo lejos su edificio.

— No hay un cielo agradable, no huele a fresco, aquí no hay guerras… —Básicamente, todo lo bueno y lo malo que había de donde Judal venía.

— ¿Quieres salir de viaje?

— ¿Hacia dónde?

— Bueno, hacia donde quieras.

Judal lo pensó por un momento, pero luego negó con la cabeza.

— Solo quiero irme de aquí.

— Viajemos. —Insistió Sinbad, ya por fin estaba buscando un lugar para estacionarse, saludó al guardia con una gran sonrisa y luego de estacionar el auto subió el cristal que Judal había bajado y apagó el motor, pero aún no salió. Giró su cuerpo hacia el magi. — Podemos ir a donde quieras. ¿Qué te gustaría visitar?

— Sinbad, no conozco absolutamente nada de tu mundo. ¿Cuándo lo vas a entender?

— ¿Entender qué? No puedo entender sino me lo explicas.

Judal suspiró. Aún se niega a decirle al humano que al parecer ha cambiado de vida con otro Judal, que él no es el tal “Juju” y admitir que solo está buscando la manera de largarse de este mundo lo más pronto posible. Es más, ¿por qué decirle? Quizá dejaría de conseguirle todo lo que quiera, igual cuando regrese a su mundo no va a tener qué preocuparse, él no quiere a un impostor tomando su lugar.

— No es nada. —Algo fuera de lugar, Judal extendió un brazo y acarició un mechón de cabello de Sinbad que se asomaba por sobre su hombro. Terminó de pasarlo por encima por su caricia hasta las puntas. Sinbad casi se derrite. — Consígueme comida. —Insistió.

Sinbad asintió y finalmente abrió la puerta, sacó su maletín y luego de cerrar la puerta fue a abrirla a Judal, quien rechazó su mano. No es una princesita para algo así. Siguió a Sinbad hasta un ascensor en el propio estacionamiento y esperó a que algo pasara.

La sensación que vivió ahí jamás la olvidaría.

— ¿¡Qué diablo está sucediendo!? ¡Sinbad, el suelo es mueve!

Odia los ascensores tanto como a las verduras. Cuando las puertas volvieron a abrirse Judal fue el primero en salir. Pero, ¿para qué lo hacía? Una mujer casi se tropieza con él, sino fuera porque tiene buenos reflejos quizá ya estaría en el suelo y la mujer también.

— ¡Ah, Juju-chan, por poco…! —Esa voz, se le hace conocida de algún lugar.

— Fhé… —Judal la miró fijamente, ese cabello azul, ese estilo de peinado, esos ojos y esa arrogancia en su mirada. La conoce, esta mujer es la bruja de Sindria.

Yamuraiha sonrió y lo abrazó, fuerte. Judal se quejó mientras Sinbad salía del ascensor y le sonría a la dama.

— Buenos días, Yam.

— Buenos días, Sinbad. Buenos días, hermoso Juju~

— Suéltame.

Así lo hizo, aunque a la mujer esta se le ve un poco alegre. A Judal le llegó un rápido pensamiento.

Es verdad, debió pensarlo…

— ¿Haces magia?

— ¿Magia? —Yamuraiha ladeó su cabeza y enarcó una ceja con interés. Qué pregunta tan extraña… — Huh…

— Quizá la haga.

— Hechizó a Sharrkan la semana pasada, eh~

Ah, genial. Otros dos. Ahora era la pequeña rubia y ese pelirrojo fanalis que acompañaban al Sinbad que él conoce. No sabía que personas que conocía estaban por aquí…

¿También está por aquí la vieja bruja?

— Buenos días, Sinbad. Judal.

— Buenos días~

— Buenos días, Masrur.

Muchos saludos. Y personas con las que no se llevan, de hecho estas personas lo odian en su mundo, aquí parecen llevarse muy bien con el tal Juju. Se escondió detrás de Sinbaddy, quien vio ese gesto adorable y sonrió con ternura. Su sonrisa de bobo enamorado no pasó por alto para los presentes, ni para el peliblanco que se acercaba.

— ¿Entonces, sigues haciendo magia?

— Lo lamento mucho, Juju, pero yo no soy una bruja… —Los ojos azules de Yamuraiha miraron los de Judal, rojos, quien se asomaba bajo el brazo de Sinbad.

— Pero la mocosa ha dicho que hechizaste a Sharrkan —Gruñó.

Lo único que Yamuraiha pudo hacer es sonrojarse y sonreír de forma tan estúpida como este Sinbad.

Bueno, entonces esta mujer no le sirve. Qué lástima.

Y entonces llegó la persona a la que Judal más estimaba, respetaba y admiraba en la vida.

Pero en otra vida, una bastante lejana, quizá en un mundo paralelo.

Ja’far.

Igualmente, el grupo que recién se había juntado lo saludó y el peliblanco correspondía cada saludo con una pequeña sonrisa y una actitud tranquila y relajada. Judal se preguntó si a él también le agradaba el tal Juju.

— Ah, qué desagradable sorpresa. Tú aquí.

Bien, parece que no es así.

— Puedo decir lo mismo. Creí que me había librado de ti cuando llegue aquí. Qué lástima que no sea así. —Judal sonrió.

Ja’far enarcó una ceja y luego miró a Sinbad, su rostro repentinamente se mostró jovial y encantador. — Tu lindo esposo está más raro a lo normal.

La sonrisa de Judal se torció, sus cejas se fruncieron.

¿Raro...?

— He pensado que por fin conseguí embarazarle, actúa un poco extraño. —Aceptó Sinbaddy, cuando escuchó el gruñido de Judal su sonrisa se amplió con evidente diversión. — Pero me gusta aún más.

— ¿¡Escuchaste eso, monja!? ¡Le gusto más!

— ¿¡Acabas de llamarme monja!?

— Ah, y encima sorda. Sinbad, nos vamos. He dicho que tengo hambre.

— Si, Juju, querido~ Por favor, la jornada ya ha comenzado. Agradecería que comenzaran con sus labores, entre más pronto terminen se podrán ir a casa temprano. Posiblemente.

Eso pareció ser del agrado de Pisti y de Yamuraiha, quien luego de despedirse regresaron a su puesto de trabajo como asistente y recepcionista, lo mismo con Masrur, pero Ja’far se quedó en su mismo lugar observando como Judal se iba con Sinbad, más concretamente el brazo que Judal tenía pasando por detrás de Sinbad hasta aferrarse  a la tela de su camisa a un lado.

Cuando Judal volteó hacia atrás y se dio cuenta de que los miraba, sonrió con burla y bajó lentamente su mano, luego la apartó un poco.

Sinbad giró la cabeza para preguntarle, preocupado, si algo malo sucedía.

Entonces Judal impactó suavemente su mano contra el trasero de Sinbad, ganado su risa y su sonrojo.

Ja’far hizo una mueca y los siguió desde atrás, después de todo es el asistente de Sinbad.

Las primeras horas transcurrieron con normalidad, luego de que Judal obtuviera su comida se fue con Sinbad hacia su despacho y comió a su lado mientras el hombre tecleaba en una pantalla plana y extraña, con colores que le hacen recordar a la caja que muestra imágenes que tiene el humano en su casa. Luego de comer Judal durmió sobre ese sofá negro que estaba ahí, despertó alrededor de media hora y volvió a pedir comida. Sinbad le indicó que podría usar a Ja’far para que trajera algo más para él pero Judal negó rotundamente la idea.

Jamás.

Prefiere hacerlo él mismo.

Luego de recibir instrucciones de donde estaba la cafetería, Judal salió del despacho de Sinbaddy y empezó a caminar. Alguien lo sigue, escucha los pasos, pero lo ignoró y continuó su camino.

Bajó unas escaleras, justo como lo hizo cuando fue con Sinbad a buscar comida hace un rato, cuando llegaron. Siguió caminando en línea recta.

— ¿No sabes que te están siguiendo? Cualquiera podría robarte o hacerte daño si vas tan distraído.

Ah, la estúpida monja. A mitad de las escaleras Judal se detuvo y giró su cuerpo hacia Ja’far, quien también dejó de caminar y enfrentó a Judal.

Qué error. Quizá pueda intimidar a Juju, pero Judal no se deja intimidar fácilmente y mucho menos de Ja’far, y aún menos sabiendo que este no tiene nada de “especial”. Es un simple humano.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Vengo a aclarártelo de nuevo. Me gusta Sinbad.

Ah, a este también. Tiene un parecido con el que conoce.

— ¿Y?

Esa respuesta sacó un poco de onda a Ja’far. Era la primera vez que le contestaba así, normalmente mordía su labio y miraba a otro lado. Bien, como sea.

— Debería preocuparte, estoy dispuesto a hacer todo por conseguir que acepte mis sentimientos.

— Felicidades. Adiós.

Indignado, Ja’far se apresuró a tomar el brazo de Judal cuando este se estaba dando la vuelta para irse. Al tacto Judal se sobresaltó y se enfadó, mucho.

— ¡Nunca, jamás me toques!

Las rukhs se alteraron y comenzaron a revolotear alrededor de Judal, amontonándose cerca de su brazo en tiempo récord, finalmente de la mano izquierda de Judal se dejó ver una pequeña esfera amarilla semitransparente, de donde pronto emergió un terrible remolino de aire y lanzó a Ja’far hasta la pared, hizo una mueca cuando su cuerpo crujió y cayó sentado, ya no hubo respuesta.

Ah.

Se acercó y lo pateó, sin respuesta. Rodó sus ojos y se lo echó encima del hombro. Humanos. Débiles humanos.

¿Y ahora donde lo deja?

A la mierda. Se lo llevó consigo hasta la cafetería, en donde pidió lo suyo. Aunque lo miraban demasiado extraño por tener al asistente de Sinbad, el jefe, encima del hombro, algunos no dudaron en saludarlo bajo el nombre de “Juju” y tampoco a darle comida. Ah, mejor así. Regresó por donde vino y tiró al asistente en el escritorio, se escuchó una queja. No está muerto, aunque no es algo que le importe realmente.

Entró de nuevo al despacho y se dispuso a comer a un lado de Sinbad de nuevo.

Ja’far despertó alrededor de una hora después, cuando Sinbad insistió un poco por la bocina. Completamente adolorido y con un terrible dolor de cabeza, pero al menos estaba vivo. Habría sido un gran drama que estuviera muerto, ¿no?

●●●●●●●●

Ese mismo día luego del trabajo, Ja’far había ido a un hospital para hacer un diagnóstico, el dolor que sentía en su espalda y cabeza era demasiado para ignorarlo por siempre. Ni siquiera sabe cómo ocurrió. No le comentó nada a Sinbad. Dentro de él algo le decía que acercarse a Juju era bastante peligroso.

Judal y Sinbad se demoraron un poco más en irse, para la frustración del magi. Sinbad tuvo que encargarse de que no quedara nadie en el trabajo que no debería estar, que todo estuviera en orden y que los guardias estén listos y demás. Lo que Sinbad hace es aburrido para Judal, quien en todo momento estuvo detrás de él solo mirando. Aburrido, lo que este hombre hace es tan aburrido como lo que el propio Sinbad hacía, con la diferencia de que este parecía hacerlo con gusto y el otro pasaba de toda atadura y/o labor. Quiera o no, Judal ya había empezado a compararlos entre sí. Las diferencias comenzaban a dejarse ver.

Tampoco dejará de llamarlo copia solo por eso.

Regresaron a la casa del humano para eso de las 10, la casa estaba silenciosa. Mientras Sinbad hacia la cena Judal abrió su maletín y comenzó a leer cada documento.

— Aburrido. Aburrido. Inútil. Poco interesante. Aburrido… ¡Oh! Aburrido. ¡Sinbad!

Por el grito, Sinbad se acercó rápidamente a la sala, alarmado. Judal se echó a reír en cuanto le vio con un bobo delantal morado.

— ¿Qué sucede? Tu grito me asustó. —Hubo una ligera pausa, que hizo a Sinbaddy sonrojar y sobresaltarse un poco. Ya sabe lo que pasa. — ¡Juju! ¿Otra vez con el delantal?

— ¡En serio te ves terriiiiiiiible! —El magi dejó de reírse, pero no de sonreír. Levantó la grapadora con una mano. — ¿Qué es esto, apestoso?

— Qué lindo apodo.

Luego de una deliciosa cena, Judal dijo por fin algo que Sinbaddy ansiaba escuchar  desde hace ya dos semanas.

— Un baño y nos vamos a dormir. Mañana a primera hora debo seguir leyendo. Quiero un buen desayuno también.

●●●●●●●●

El baño olía a jazmín y a otro aroma bastante fresco y algo fuerte. Menta. Dentro de la habitación había vapor, la única ventana estaba empañada, con ligeras gotas en el cristal que lentamente caían hasta el bordecillo de plástico de la propia ventana. Era un ambiente cómodo con el sonido del agua al moverse por dos cuerpos. Dos cuerpos sobre una bañera de porcelana.

Judal limpió sus manos del shampoo de jazmines y entonces acomodó el casi setenta que su cabello tenía de longitud por detrás de su hombro.

— Ven aquí, yo te enjabonaré, tesoro.

— ¿Lo harás? —Justo como los sirvientes con los que el magi estaba acostumbrado. Sonrió, por fin algo similar a su hogar.

El magi se giró y se acercó a Sinbad, cuando señaló sus piernas dudó, pero accedió a sentarse sobre ellas. Vio como Sinbad tomaba una barra de jabón y luego de mojarla la frotaba contra sus manos para enjabonarlas. Entonces metió las manos entre sus piernas y el magi soltó un chillido de sorpresa.

Pero solo quería enjabonarlo. Al magi le costó volver a relajarse, pero se dejó hacer. Solo porque está interpretando esto como cuando los sirvientes lo bañan y él no debe hacer nada.

— Oi, Sinbad…

— ¿Sí?

Sinbad tenía las manos encima de los suaves muslos de Judal, mientras los acariciaba y de paso los enjabonaba. El magi encima de él por otro lado tomaba agua con sus manos y la echaba sobre el desnudo pecho de Sinbad, quien parecía cómodo con su trato. Mh.

— ¿Esa tal “grapadora” es un arma o algo así? He visto cosas similares de dónde vengo.

— ¿Un arma? En algunas series anime quizá. Aquí no lo creo.

— ¿Anime?

— Hace algún tiempo vi uno en donde agregaban algo de gas para que la grapa saliera disparada con más fuerza. Pero creo que es solo ficción. —Continuó enjabonando al contrario ahora por las pantorrillas. Que cómodo.

Claro que aprovechaba para tocar, no estaba de más.

— ¿”Grapa”? —Ah, de las cosas que este Sinbad dice él entiende menos de la mitad. Frunció las cejas y bufó. — Te explicas fatal.

¿Anime? ¿Grapa? ¿Gas? ¿Ficción?

Suspiró, mejor no sigue preguntando. Lo descubrirá en algún momento, o eso supone.

— Quizá sea verdad si se usa algo más, no gas. Ugh.

— Te preguntas cosas demasiado estúpidas. —Que no entiende.

— Supongo que sí.

El magi dejó de mojar el pecho del otro y simplemente se estiró con pereza, decidió bajar de las piernas del otro y sentarse sobre la porcelana de la extraña tina. Como aprendió, abrió la llave del agua caliente para que la tina se terminara de llenar, ya se siente demasiado limpio, se tomó su tiempo con su cabello y aún más para enjuagarlo de forma correcta, mientras Sinbad se deleitaba con la tranquila vista de Judal trabajando en su cabello.

— ¿Qué tanto miras? —Le da la espalda mientras desenreda con sus dedos las hebras azabaches, pero siente que lo está mirando, y se comienza a sentir nervioso.

— Siempre haces eso, y nunca me cansaré de verte haciéndolo. —Sabe lo preciado que es ese largo cabello para su Juju. — Te ves hermoso.

— Cállate. —Se rió, no quiso hacerlo pero se rió. Y luego gruñó, enojado por reírse.

Sinbad se apresuró a terminar de enjuagar él su cabello

Cuando el baño terminó, tanto Judal como Sinbad se tomaron su tiempo en secar su cabello, y a la media noche ya estaban ambos en la cama, aunque Judal mantenía una cierta distancia de seguridad. Sinbad solo se había puesto un pantalón de pijama y apenas una coleta bastante floja para atar su cabello, mientras que Judal una pijama de dos piezas bastante floja, como le gusta la ropa. Y aquí están, uno frente al otro, ambos mirándose.

Ninguno podía dormir, de hecho, para ambos parece ser más divertido solo observarse mutuamente y perderse en sus pensamientos. Judal fue el primero en romper tan cómodo silencio.

— ¿Qué?

Sinbad se rió.

Judal rodó los ojos e hizo una mueca.

Sinbad sonrió. Y Judal desvió la mirada.

— Eres raro.

— Estás hermoso. Aquí, en la misma cama que yo por fin, luego de un baño…

— Ve al punto.

— Quiero comerte.

Judal regresó la mirada al pelimorado y sonrió, enarcando una ceja. ¿Comerlo? Eso no suena muy bien para el magi, quien no comentó nada y solo cerró los ojos.

Que lastima que Sinbad no quiera dejar las cosas así. Se acercó un poco de forma sigilosa, aunque sigiloso no es una de sus virtudes. Judal abrió los ojos de nuevo y lo miró fijamente mientras este se acercaba a él. ¿Qué diablo intenta ahora?

¿Va a intentar comerme?

Su pensamiento consiguió otra sonrisa. Dicha sonrisa animó a Sinbad a sonreír también y a posar una de sus manos sobre la cintura del magi, quien se tensó y dejó de sonreír de golpe.

— Oi.

— Tu cabello.

— ¿Mi cabello qué? —Gruñó.

— Ha vuelto a erizarse.

Por favor, no.

No de nuevo.

Rápidamente, el magi alzó ambas manos y presionó su cabello contra su cabeza, mordiéndose el labio.

— ¡No es verdad, es no es posible!

Qué ternura. Sinbad cerró los ojos y amplió su sonrisa, encantado. ¿Encantado? ¡Fascinado! Qué hermoso es su Judal. Abrió los ojos de nuevo y lo miró, ahora determinado. Se acercó otro poco, Judal se alejó. Se acercó más. Judal gruñó y lo miró fijamente, pero ya no retrocedió.

Probando suerte, Sinbad alza su mano libre y con ella acaricia el suave pómulo del magi, quien ante el tacto se pone nervioso y lo mira con los ojos bien abiertos.

— Que suave es tu piel.

— ¿Vas a halagarme toda la noche?

— Podría. —Y no miente, podría desvelarse simplemente remarcando cada punto fuerte de Judal para él, comenzando por aquellos hermosos ojos. Finalmente, Sinbad dejó de dar tanta vueltas y se estiró un poco hasta acerca su rostro hacia el de Judal.

Lo sintió tensarse y dejó de avanzar. Sabe que va a echar la cabeza hacia atrás, así que con la misma mano con la que le acariciaba, le sostuvo la barbilla y le hizo levantar el rostro. Judal entró en nervios y abrió su boca, dispuesto a insultarlo, pero ninguna palabra salió de su linda boca cuando sintió el aliento del otro sobre sus labios.

Se sonrojó y cerró con fuerza sus ojos, esperando lo inevitable, pero no sintió nada más que unos labios sobre su nariz. Luego un beso en su mejilla, otro en su sien, otro en su frente, otro en el puente de su nariz…Abrió un ojo y observo al pelimorado. Aún le sostiene de la barbilla, pero no está haciendo lo que Judal creía que iba a hacer.

Cuando Sinbad volvió a besar la punta de su nariz, Judal sin darse cuenta alzó el rostro.

Sinbad sonrió, tiene lo que buscaba.

Judal arrugo la nariz t bajó un poco el rostro, ya se dio cuenta del juego del otro, y apenado, volvió a cerrar su ojo e intentó girar la cabeza. La mano en su barbilla se lo impidió, le hizo volver a levanta el rostro.

Finalmente, el dulce contacto labial se dio. Primero un roce, Sinbad había bajado la cabeza y hacia presionado sus labios sobre los entreabiertos de Judal, quien dio un respingo por el contacto mas no se alejó.

Judal apretó sus párpados y cerró sus labios. Siente su corazón latirle incluso hasta en la lengua, y también como sus mejillas iban tomando más calor conforme los segundos pasaban. Intentó alejarse empujando al otro por el otro.

Sinbad aprovechó eso para sostenerle ambas manos con las propias y lentamente encimársele. Dejó las manos del magi a los lados de la cabeza del mismo y rompió el contacto labial, sonriente.

Esa sonrisa enfermó a Judal, quien lo miró con ligera rabia desde abajo.

— No puedo creer que te hayas atrevido.

— Ya era hora de que sucediera.

— Violador.

— ¿Otro nuevo apodo, Kitten?

Judal ladeó su cabeza cuando Sinbad se inclinó hacia él de nuevo, pero ni así se escapó de un segundo beso. Ahora no era solo un roce, finalmente Sinbad estaba moviendo sus labios y el magi estaba que explotaba en emociones nuevas, y algunas no tan nuevas.

Es la primera vez que siente un par de labios sobre los suyos. El sonrojo se extendió hasta las orejas, el magi apretó las manos del otro entre sus dedos y apretó sus labios con fuerza, inexperto y avergonzado.

— No…

Sinbad aprovechó ese movimiento de labios al hablar para capturar el inferior entre sus dientes y tirar suavemente de él, Judal se sintió morir y abrió ambos ojos apena un poco. Sinbad no necesitaba mucha luz para maravillarse con aquellas joyas que el otro tenía por ojos.

Sonrió. Judal no vio su sonrisa pero si la sintió. Se enojó un poco más y comenzó a retorcerse para buscar soltarse, pero entonces algo que nunca antes había sucedido aconteció.

Una rukh le tocó la mejilla.

Pero no era cualquier rukh, esta era una rosada, el magi se quedó completamente quieto cuando sintió el toque y la observo volar para reunirse con otras. Otras del mismo color entre su rukh negro y el blanco de Sinbad. Asombrado, entreabrió sus labios un poco más sin darse cuenta, cosa que el pelimorado aprovechó para degustarlos con comodidad, y aquí es cuando Sinbad cae en cuenta de algo.

¿Será que Juju ha comenzado a utilizar algún hidratante labial? Esta suavidad no le parece familiar…

Un par de manos, tímidas, pasaron por debajo de sus brazos. Los ojos dorados de Sinbad parecen miel, ahora quien está embelesando al otro no es Judal. Mientras las rukhs danzaban por encima de ellos, Judal abrazó a Sinbad y olvidó resistencia alguna. Su corazón ya estaba palpitando tan fuertemente que la idea de que este Sinbad lo pudiera escuchar ponía nervioso al magi. La rukh lo había dejado completamente sorprendido. En su vida había tenido la oportunidad de ver una rukh de ese color, pero que una lo tocara…

El fuerte apretón que le daba a las manos de este Sinbad cesó, volviéndose un apretón suave y amistoso mientras Judal lo miraba fijamente a los ojos. Esos ojos dorados parecían mirarlo solo a él, y esa sonrisa tan cálida hecha solo para protegerlo a él. ¿De qué? Nunca ha pensado que él necesitara protección de alguien, pero ahora mismo no le molesta para nada sentirse así. Como si por fin tuviera una chance de descansar y solo dejarse proteger, de dejar de estar a la defensiva y descansar, nada parecido a la holgazanería. Solo descansar y olvidase de todo. Todo…

Detrás de Sinbad, las rukhs seguían danzando por encima de sus cabezas. Negro, blanco, y algunas rosadas revoloteaban en una hermosa danza que solo el magi tenía el placer de presenciar, algunas rukhs negras seguían negándose a acercarse a las blancas del otro. Pero había otras que aceptaban danzar con las blancas y rosadas.

Desde cierto punto de vista, se puede entender esto como la indecisión del magi.

— Estás enamorado…

Sinbad alzó ambas cejas y amplió su sonrisa. Bajó su cabeza, algunas hebras de cabello morado alcanzaron a tocar el rostro de Judal, qué bello contraste.

— Perdidamente enamorado.

— ¿De mí?

— Solo de ti.

De mí. ¡De mí!

No debería ser un tonto y creerse eso, es obvio que está enamorado de aquél otro Judal que debería estar en este mundo, pero esa rukh lo tocó a él. El sentimiento fue por él, no por alguien más.

Me tocó a mí…

Indecisión, ahora es eso lo que siente. Giró la cabeza hacia un lado y dejó que sus párpados medio cayeran. Observó fijamente la pared y no dijo más.

— ¿Judal?

Sinbad besó su mejilla, luego su cuello y finalmente su frente.

Si su hermoso esposo no quiere continuar, no va a insistir mucho.

Vaya sorpresa que se llevó cuando, apenas acomodándose a su lado para dormir, el otro se giró para quedar de frente de nuevo y le tomó de la mano para dejarla sobre su propia mejilla, justo como en un inicio.

— Sólo de mí.

No debería hacer esto.

¿Y si usa la curiosidad como una excusa?

— Solo de ti. —Repitió Sinbad. Acarició la mejilla del otro una vez más y le sonrió. — No me atrevería a fijarme en alguien más.

Me gusta.

Las rukhs rosadas aumentaron en cantidad, más se acercaron, atraídas por el dulce sentimiento que un humano profesaba ahora, las recién llegadas se unieron a las blancas, rosadas y negras en su danza.

Pero algo sorprendió a Sinbad.

Judal sonrió, pero no la sonrisa que el pelimorado esperaba recibir, sino una sonrisa alargada y algo maquiavélica. Sonrió tan largo que sus mejillas necesitaban estirarse un poco para darle espacio a la sonrisa. Comenzó a reír, para la confusión del otro.

Lo que sucede, es que Judal comenzó a sentirse nervioso y emocionado a la vez. La risa es una prueba de ello.

Rió, más fuerte aún y se alejó rodando hasta el otro extremo, agarrando una almohada con fuerza, casi parecía querer destrozarla.

— ¡Odio este sentimiento! ¡Bwahaha! ¿¡Qué es esto!? ¡Se siente taaan raro! —Rió contra la almohada, sus hombros estaban incluso temblando. — No me gusta…

— ¿Judal?

Joder, realmente me gusta.

— ¿Qué es lo que quieres? —Judal soltó la almohada de golpe y volvió a rodar hasta estar frente a frente con Sinbad, de nuevo le está sosteniendo la mirada.

La mezcla de sentimientos en esos ojos lo dejó más confundido.

¿Tiene miedo? ¿De qué?

Volvió a acariciarle la mejilla, rodeó su cintura con un brazo y lo acercó para abrazarlo contra sí. Si tiene miedo, él lo va a cuidar.

Al poco rato, luego de un agradable silencio, Judal se alejó un poco para mirarlo. Sinbad también lo hizo, con esperanza.

Él busca la mirada más pura que conoce, la única que puede desarmar a este hombre y la única además de la de su madre que Sinbaddy ha llegado a amar.

Pero no la encuentra.

Cuando ve ese rostro, siente que algo falta. Busca esos ojos y no los encuentra, estos los encuentra más cerrados, serios, sin tanta emoción como aquellos que recuerda. Y con emociones que no las considera propias de su esposo.

Él busca esa sonrisa que tanto le gusta, la única sonrisa que le hace ponerse nervioso, reír, sonrojarse y sentir un cosquilleo en su estómago y todo al mismo tiempo, una sonrisa hermosa.

La sonrisa que ahora se encuentra le produce un sentimiento tan… distinto al acostumbrado. Sí, su corazón está saltando de gozo ahora mismo, pero algo no se está sintiendo igual.

Quizá Sinbaddy no sea el hombre más rápido si de notar diferencias se trata, pero un hombre enamorado lo siente.

Esa misma mirada y esa misma sonrisa no están. Y el momento de hace un rato…

Este no es su Juju. Juju jamás había regido así.

Juju no suele decir malas palabras nunca, Juju suele mostrarse feliz cuando le dice esa clase de cosas melosas y no nervioso.

No se había dado cuenta de todos aquellos detalles hasta que pudo por fin regresar a dormir a su cama junto a él y pasado por lo que acababa de pasar, pues por alguna razón su Juju había amenazado con quemar toda la casa si dormían en la misma cama. Por fin comenzaba a darse cuenta de ese detalle y de muchos otros. Judal aún lo está mirando, parece un poco feliz pero esa felicidad no está expresada de la forma en que él conoce, es distinta. Como si no estuviera ni remotamente acostumbrado a ella. Es una enorme sonrisa, pero esos ojos no expresan exactamente felicidad, sino confusión. Y miedo.

¿Teme de sus emociones?

Con su dedo pulgar le acarició la suave mejilla. Judal se fijó en que el rostro del otro comenzó a cambiar a uno confundido y dejó de sonreír, ahora frunciendo las cejas de nuevo. Qué cambio.

¿Y ahora qué sucede? ¿Puede alguien cambiar incluso gestos o emociones así de rápido?

— ¿Qué pasa, apestoso?

La pregunta salió sin que se diera cuenta.

— ¿Tú eres mi Judal?

Él realmente me gust-…

No esperaba esa pregunta. Dejó de fruncir las cejas solo para enarcar una con interés. Es una pregunta interesante y hasta cierto punto, fuera de lugar. ¿Será que no es el único que ha comenzado a notar diferencias?

— Sinbad…

— Judal, estás tan distinto.

—… —Apretó sus labios y lo miró de forma fija. — Há, hasta que dices mi nombre sin que te lo tenga qué corregir. —Intentó cambiar de tema.

Sinbad sonrió de nuevo, pero no era una sonrisa que expresara algo realmente. Por fin lo entiende, aquello que sus labios tocaron no son los mismos labios de siempre, estos son un poco más anchos y se atreve a pensar que más suaves. Es como si le hubieran traído al mismísimo gemelo de su amado Juju, pero sabe que Juju no tiene hermanos. Y si tuviera alguno no sería de su edad.

— Fue por mi culpa.

— ¿Y ahora de qué hablas?

— Que cambiaras tanto. Cielos, debía saberlo. No me he portado mal como novio y tampoco como esposo, pero si haces esto es que algo he hecho mal y me molesta no saber qué. ¿Buscas burlarte de mí?

Sinbaddy soltó la cintura de Judal y se giró lo que quedaba para quedar bocarriba, miró fijamente el techo. Su sonrisa se ensanchó por una sonrisa más preocupada. Sus cejas se encorvaron y sus ojos se cristalizaron por unos segundos.

— Judal, si he hecho algo mal es momento de que me digas el qué.

— ¿Hacer algo mal? —Esto comienza a salírsele de las manos. No entiende mucho de lo que dice, pero al parecer no ha hecho nada más que confundir al humano. Agh, qué complicado. ¿No podían seguir besándose y ya? Le gustó. ¡Demonios, le gustó mucho! Se comenzó a mordisquear el labio y se giró para darle la espalda. Ya no quiere saber nada. — No sé si has hecho algo malo. —Bueno, al menos está siendo sincero. Tomó una almohada y ocultó su rostro en ella. — Tampoco me interesa si lo hiciste o no. Ni siquiera lo similar que eres con el estúpido rey.

— ¿Pero, qué rey? —No le gustó que su tono fuera tan desesperado, pero las cosas tan confusas que su amado decía no ayudaban mucho con su humor. Giro la cabeza para verlo, pero le está dando la espalda. — ¿Qué rey? —Insistió ante la falta de respuesta, Sinbaddy se ladeó hasta quedar apoyado en su codo derecho. Tocó el hombro de Judal con su mano libre. — ¿Judal?

— ¿Qué quieres?

— Respuestas.

— No quiero.

— Judal…

— ¡Que no quiero!

Las rukhs comenzaron a alterarse dentro de la habitación, el sonido de su revolotear no hace nada más que irritar más a Judal, quien de forma bastante bruta salió de la cama, abrió de golpe la puerta y simplemente salió de ahí, sin encender si quiera la luz. Alarmado, Sinbaddy no tardó ni diez segundos en ir detrás de él, pero algo sorprendentemente frio y resbaladizo lo hizo tener qué apoyarse en el barandal de la escalera para no caerse. ¿Dónde quedó la suave y cálida alfombrilla que cubre la habitación, el pasillo y las escaleras? ¡Está frio!

— ¿Qué demo…?

A tientas, buscó el interruptor de la luz del pasillo, pero mientras daba algunos pasos comenzaba a temblar. Escuchó el sonido de algo romperse y una maldición que lo hizo ignorar el temblor de su cuerpo y apresurarse, aunque estuvo a punto de caer más de una vez por las malditas escaleras.

— ¡Judal!

Lo encontró. Lo encendió y al instante miró el suelo para saber por qué demonios estaba tan frio, prácticamente le estaba quemando las plantas de los pies.

Se alarmó, sobre la elegante alfombrilla color vino había una gruesa capa de quizá 4 cm de hielo puro y duro, lo peor de todo es que no era hielo liso, tuvo suerte de no herirse aún. Su corazón, inquieto, lo hizo pensar rápidamente en Judal y seguir su camino hasta la sala, en donde escuchó el ruido momentos antes. Cuando llegó tuvo que hacer un esfuerzo para esquivar unas estalagmitas de hielo del suelo, pero el ardor en sus pies comienza a ser demasiado fuerte para resistirlo.

Pero ni cuenta se ha dado aún, está demasiado preocupado y asustado. Está DEMASIADO asustado como para recaer en el dolor de sus pies. Además, Judal está sentado en el ahora duro y congelado sofá, abrazándose a sí mismo y ocultando su cabeza entre sus rodillas.

— ¡Judal! —Gritó de nuevo y esta vez se apresuró más, pero una de sus piernas no reaccionó como esperaba y terminó cayendo. Ni siquiera poner sus manos por el frente ayudó a que el golpe fuera mejor, solo consiguió quemarse también las manos. El hielo estaba demasiado frío, y que Sinbad estuviera recién bañado no ayudaba para nada. El golpe fue duro, demasiado. No pudo levantarse al primer intento sino hasta el segundo.

Judal apenas y había levantado la cabeza cuando lo escuchó caerse, pero ni siquiera se burló como normalmente haría; en cambio, cuando le vio levantarse de nuevo volvió a esconderse.

— Sinbad…

— Judal, algo extraño está sucediendo. La casa-

— Hay que ser idiota para no notarlo. —Su voz flaqueó en las últimas dos palabras. — Yo lo hice. Destruí tu casa. No voy a decir que lo siento…

A duras penas Sinbad consiguió mantener su equilibrio, con piernas temblorosas comenzó a acortar la distancia que quedaba para llegar al sofá en donde su querido estaba. Cuando le tocó el hombro, este inmediatamente se hizo a un lado y luego se movió hasta la otra orilla.

Aún más preocupado, Sinbaddy habló:

— ¿Cómo habrías podido hacer esto? ¡Demonios, tenemos una nueva y hermosa alfombra de hielo, Judal! Esta cosa debe tener al menos cuatro centímetros de grosor. Ya no siento los pies.

Judal volvió a encerrarse en sí mismo.

— ¿Por qué no me dejas solo?

— Has estado evadiendo mis preguntas. ¿Por qué no las respondes? Judal, está bien. Ya no creo que esto sea un tonto juego de rol sexual, ahora estoy asustado.

Asustado.

Exactamente como Judal se sintió la primera vez que llegó a este mundo ajeno al suyo, y también una sensación similar a la que ahora está sintiendo. Tiene miedo, el  grandioso, poderoso y feroz magi de Kou tiene miedo de las emociones nuevas. El rukh volvió a alterarse mientras Judal apretaba la quijada. El hielo, para el asombro del pelimorado, comenzó a expandirse hasta cubrir un poco de la parte inferior de las paredes, no solo en la sala y en el pasillo sino en toda la casa y en las puertas de cristal que daban al patio. El frio aumentó. Si sigue así, Sinbaddy hará algo más que solo enfermarse.

— ¿Y qué? No me interesa cómo te sientas. ¡Me interesa irme de aquí!

— Judal…

— ¡Basta! ¡Vete lejos!

El hielo comenzó a tomar más terreno, ahora alcanzó los primeros libros de un librero allá en el despacho, y cubrió algunos libros que Judal había tirado apenas esa mañana. No sería fácil salir de esta.

— Judal, hablemos. ¿Cómo sucedió todo esto?

Judal cerró con fuerza sus ojos.

— ¿Por qué desde hace dos semanas has estado hablando de una tal Sindria, un Kou, por qué el interés por libros de magia? ¿¡De donde ha salido todo este hie-!? —Perdió la voz, algo frio atrapó uno de sus pies. El dolor se hizo peor, el humano miró rápidamente hacia dicho pie. ¿Cómo demonios es que la “alfombra” de hielo sigue creciendo? Atrapó tres dedos de su pie, por lo poco que alcanza a ver gracias a la luz del pasillo. — ¿Qué está sucediendo aquí? —Intentó sacarlo, primer intento nada. Miró a Judal de nuevo, su preocupación es mucho más que solo notable. Al segundo intento liberó los dedos de su pie, pero le dolió, le dolió como el demonio. Sinbad no la va a contar como esto siga así, comienza a hacer demasiado frio en la habitación.

— Quiero irme a casa…

— ¡Oh, Judal! —Sinbad se estiró hasta rodear con sus brazos al magi y, a pesar de que este e intentó soltar, alcanzó a tirarlo encima de su regazo y a abrazarlo con fuerza. Hundió su cabeza en el cuello del magi y lo mordió con algo de fuerza en el cuello. El grito que Judal soltó fue alto y tembloroso, el magi empezó a temblar y pronto las lágrimas comenzaron a asomarse por los ojos del magi, entrecerrados. Las lágrimas apenas bajaban por sus mejillas antes de congelase.

— Suel… Suéltame…

Los dedos de Judal se aferraron con fuerza a los hombros desnudos de Sinbaddy, quien siseó. Le está encajando las uñas mientras se retuerce buscando escapa. El hielo avanzó otro poco, tuvo que subir ambas piernas para evitar que se repitiera el que alguno de sus pies quedara atrapado.

Ahora la capa es bastante gruesa, al menos 10 cm. El sofá comienza a ser el único lugar seguro al que Sinbad puede ir ahora.

— Me estás lastimando…

Pero no siente sangre, entonces a pesar de ese tono tan lastimero y débil, no dejó de morderlo. Vio correcto hacerlo para conseguir su cometido.

Bien, quizá no fue la idea más brillante, ahora Judal está chillando débilmente y le está encajando con más ganas sus uñas. Pero al poco rato el agarre comenzó a aflojarse. Las manos del magi fueron más hacia atrás, hasta el cuello de Sinbad. Lo abrazó con fuerza. Sinbad dejó de morderlo. Judal se acurrucó sobre él y lloró sobre su cuello, lo abrazó con más fuerza. Sinbad comenzó a inclinarse hacia atrás, llevándose a Judal consigo. El hielo tocó su espalda, aunque ya no lo sentía. Ya no siente nada, se siente completamente anestesiado y débil.

Puede ver el vapor de agua en cada jadeo que Sinbad exhala, mientras el magi sigue llorando en su cuello y aferrándose con fuerza a él. El hielo comenzó a descongelarse poco a poco, pero no desaparece así porque sí. No había ni una sola puerta abierta. Hay demasiada agua dentro de la casa ahora. No se sabe cuándo es que Sinbad comenzó a perder la consciencia, no se sabe con exactitud si se ha desmayado gracias al frio o si está muy agotado, tampoco cuándo es que Judal paró de llorar y se quedó profundamente dormido sobre el frio cuerpo de Sinbad.

Frio cuerpo.

¿Qué había hecho?

Judal despertó, pero Sinbad ya no.

Con un terrible dolor de cabeza, el magi abrió los ojos, los cuales le ardían a horrores. Alcanzó a ver como su borg poco a poco iba desapareciendo y repentinamente sintió el frio del exterior, del agua fresca que inundaba el primer piso de la casa y humedecía la alfombra del segundo. El cuerpo bajo el suyo estaba terriblemente frio, y no sentía movimiento alguno. Poco a poco, recordó lo que había pasado la noche anterior, luego del beso y de las agobiantes preguntas que no tuvo el valor de responder.

Sinbad ahora está pálido, terriblemente frio y a simple vista sin vida.

A Judal le costó horrores saber si estaba vivo o no.

No había de qué preocuparse, el humano aún vive, aunque su pulso es demasiado lento y apenas sintió el aire de su respiración cuando le hizo abrir más la boca y se acercó para escuchar. Quizá su borg fue lo único que consiguió salvar a Sinbaddy al final. Pero ahora…

— Oye… Sinbad… —El magi posó sus manos sobre el pecho del otro y comenzó a moverlo, sus ojos, rojos e hinchados, se abrieron más. — No es hora de dormir. ¡Vamos, despierta!

No hay respuesta.

Sacudió su cabeza de un lado a otro, ansioso. ¿¡Qué se supone que debe hacer!?

— ¡Oi! ¡Imbécil, copia! ¡Apestoso! —Lo movió con más fuerza, apenas escuchó un jadeo dejó de moverlo, pero luego nada, ninguna clase de reacción. El magi se mordió el labio inferior y lentamente se recostó encima de él, ladeó su cabeza y se dispuso a escuchar su corazón. — Infeliz… —Suspiró. — Estás vivo…

Aún late, un latido terriblemente lento pero aún hay vida.

Algo desesperado, el magi se levantó de golpe, sentir el agua fría lo hizo dar un gritito y correr rápidamente hasta la primera puerta para abrirla. Fue la puerta de cristal que daba al patio, el agua salió de golpe y mojó todo el césped y a las plantas del jardín. Posiblemente las plantas se mueran ahogadas si el agua no era absorbida pronto.

Pero eso a Judal le da exactamente igual.

Corrió a la cocina, odiando la sensación de sus pies desnudos tocando una alfombra mojada, y buscó rápidamente abrir el grifo de agua caliente y llenar una olla con ella.

No puede permitir que el humano muera.

Agh, joder.

¿Por qué es tan débil? ¡Nada habría sucedido si tuviera el valor para decirle que su verdadero esposo no estaba ni remotamente cerca! Que él era un ser bastante especial que había sufrido un hechizo que ni él mismo comprendía, y que ahora este le gustaba.

Sí, le gustaba, diablos. Le gusta demasiado.

Demonios, le gustaba aún más que lo que el otro Sinbad de su mundo pudo haberle gustado.

•○●•○●•○●•○●•○●

Notas finales:

Y concluye el capítulo 4. ¡Muy largo, por cierto! No me sorprendería que algunas personas tuvieran qué pausarle y dejarlo para más tarde(? Yo lo hice. Terminé este capítulo oficialmente el día 27 de enero del presente año a las 05:14 a.m. estoy realmente cansada, así que perdón que no escriba demasiado aquí pero ya todo se lo llevó el capítulo. Ugh… Hey, chicas de la comunidad, espero sus comentarios aunque sea en el chat del grupo, me esforcé mucho y van dos noches que no duermo. :c

Aquí las respuestas de los reviews del capítulo anterior.

Amor-yaoi

Dark kirito. ¡Gracias por el review! A mí también me va gustando cómo estoy narrando a Kougyoku y a Aladdin, la verdad es nuevo para mí, nunca los he narrado ni en rol. ¡Y adoro la forma en que se llevan con mi hermoso Juju! En fin, espero leerte pronto de nuevo u3u

XxHikari-chanxx. Lamento mucho no implementar esa parte en este capítulo como dije, pero quedó demasiado largo y no me gustan capítulos largos sino son one-shot.

MerryAyperos (Anónimo) ¿Qué, chillado como fujoshi?xD Qué bueno que el capítulo de haya gustado, quizá me tarde siglos en actualizar pero al menos me esfuerzo para que tenga una narración buena y que valga la pena leer~  Tenía pensado que el capítulo tuviera un toque serio en to-do. Pero no me funcionó. Por eso del rarito vengador plz

Fanfiction

Asami-Orihara. Si tienes suerte –y yo también– actualizo a comienzos de marzo y no casi hasta el final del mes, de nuevo :B

Scardya. Kiuvule mi pinshi Scar(?  Oh, vamos. Kouen SIEMPRE trama algo, ese hombre es tan inteligente que con cada palabra que digas frente a él, él ya está planeando cómo usarla en tu contra y qué puede hacer en caso de que te reveles contra él. Pues debes esperar por la misma razón que expliqué en otra respuesta. El capítulo quedaba muy largo y no me gusta sino son one-shot’s c’:

Usagi Lawliet. El apodo viene de alguna manera para diferenciar a un Sinbad del otro algunas veces, pero me vas a ver escribiendo al Sinbad del mundo actual pues, “Sinbad” y no “Sinbaddy” como acordé apodarle junto con el grupo en FB de la comunidad. Namás es para tontear~ Pues, si llegaste hasta aquí es porque ya terminaste de leer la actualización, corazón. UvU

Irara. Si eres nueva en el fandom, ¡entonces bienvenida! Bueno, lo mismo que con el comentario de arriba, si llegaste hasta aquí es que ya leíste la nueva actualización. Solo nos queda volverlos a leer en algún review o hasta que conteste de nuevo comentarios en el siguiente capítulo~

Por cierto, no me molestaré si me avisan de cualquier error. No de ortografía, sino de poca coherencia entre líneas. No me sorprendería, es tan tarde que seguro pasé algo por alto y no he dormido...

Bueno, me retiro a dormir… Ay nos vidios (8

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).