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Eres mio. por Daydream duet

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Notas del capitulo:

Tarde pero sin sueño, amm solo para recordarles que pueden seguirnos en facebook https://www.facebook.com/Daydream.duet/ ahí a veces ponemos cosas interesantes, detalles sobre las historias que no aparecen aqui, un par de curiosidades y recientemente una historia exclusiva, pueden pasarse si quieren, oh y en wattpad tambien, nos encuentran como Daydream_Duet.

 

Las horas siguientes las pasaron ahí, juntos, charlando, expresándose entre besos caricias y miradas cómplices, ninguno de los dos volvía a intensificar o tratar de profundizar ningún contacto, no porque no lo desearan sino porque ninguno quería arruinar lo que acababa de repararse.

Fue el sonido en el estómago de Adair lo que los obligó a acomodarse en sus asientos, sujetarse el cinturón de seguridad y volver al mundo real para buscar algo bueno que comer, un par de hamburguesas más tarde Adair llevó a Joe a su casa, acompañándolo a través del amplio pero no exagerado jardín hasta la puerta principal.

-Te veré mañana.- Adair dejo un casto beso sobre los labios ajenos y espero a que Joe hubiese desaparecido tras la oscura madera para regresar el camino hasta su auto, estaba por atravesar la verja cuando el carraspeo de una voz profunda detuvo su andar.

-Quién eres tú?- Al girarse Adair se encontró con la mirada fija de Cristóbal sobre él, era la primera vez que se encontraban de frente y no es como si ninguno de los dos desconociera la existencia del otro, más bien se diría que todo lo contrario, Adair podía presentir que aquella no sería una charla agradable y no entendía el motivo de la pretensión de ignorancia por parte de aquel hombre, Adair había sido bien educado en todos los sentidos jamás iniciaría una mala escena pero estaba preparado para una.

-Adair, señor, parece ser la primera vez que nos encontramos de frente, mucho gusto- Adair puso en su rostro la mejor sonrisa y extendió la mano y el brazo a manera de saludo, uno que no fue correspondido por Cristóbal, pero el pelinegro ya se lo esperaba.

-Acaso no tienes apellido?-  aquella incomoda escena de la primera presentación había desfilado por su mente en múltiples ocasiones por su imaginación y aunque había llegado antes de lo esperado estaba preparado para cualquier escenario, asociaba al candidato con una especie de Lobo alfa, probablemente lo fuera o no estaría en el lugar en el que estaba pero Adair no era un cachorro indefenso y eso lo descubriría por las malas.

-No lo encuentro necesario, no es alguno que usted pueda asociar con nadie.- Aunque su tono era cortes en la sorpresa de Cristóbal pudo notar que el hombre captaba el trasfondo de sus palabras.

-que soez.- Cristóbal esbozó una sonrisa torcida, parecía querer continuar con el juego. –Así que mi hijo además de marica tiene malos gustos, eres el nuevo puto, verdad?

En lugar de incomodarse por las palabras afiladas del hombre Adair se mantuvo calmo y hasta divertido- Y el ultimo señor.- Cristóbal estaba por replicar algo pero Adair no le dio lugar.- Con su permiso señor, aún tengo algunos deberes que hacer, nos veremos pronto, la siguiente vez tendremos que pretender que nos agradamos.

Adair se dio media vuelta y se marchó dejando a Cristóbal con una enorme duda creciendo dentro de él, aquel chico era extremadamente arrogante, hasta entonces ninguno de los pelagatos que su hijo había frecuentado había tenido los pantalones siquiera para mirarle directamente a los ojos, aquel encuentro resultaba extrañamente refrescante para Cristóbal, sentía de manera casi necesitada que tenia que saber más sobre ese chico, y casi como si fuese un reto verlo aplastado y sometido como todos antes de él.  Con ese pensamiento firme en su deseo saco su celular del bolsillo y marco un numero que resultaba habitual para él, tres tonos más tarde la línea conectó.

-Licenciado, en que puedo ayudarle?

-Adair.- fue la corta respuesta.

-Apellido?

-No lo sé, por eso te contacto eso es por lo que te pago necesito saber todo de el mocoso.

-Necesito algo más que el nombre señor.

-El imbécil con el que sale mi hijo, tienes 3 días.- Y cortó la llamada con la confianza en su rostro, Lucas era el mejor investigador privado del país una vez que investigaba a alguien ningún detalle se le escaba, en tres días sabría hasta la marca de calzoncillos que compraba el petulante mocoso.

 

***

Adair había llegado a su departamento sintiéndose motivado y competitivo aunque una parte de él le recordaba que aquel sentir no esta del todo bien por ser Cristóbal el padre de Joe pero decidió no prestarle atención a ese sentimiento.

Abrió la puerta principal para ser recibido con un exquisito aroma que lo levó hasta la cocina donde su madre cocinaba alegremente mientras tarareaba una canción que el desconocía, se acercó hasta ella y la rodeo con los brazos en un afectuoso abrazo.

-Que deliciosa sorpresa.-

-me sorprendes que sigas con vida, el refrigerador estaba casi vacío.

-Te tengo a ti.

 Cecilia hizo una mueca de disgusto que se perdió rápidamente tras una sonrisa, habían pasado mas de dos semanas desde que visitara por ultima vez a su hijo, por más que pasara el tiempo ella nunca se acostumbraría a tenerlo tan lejos, durante las semanas pasadas los periódicos habían estado abarrotados de noticias sensacionalistas con el rostro de su hijo en ellas, Daniel le había llamado casi al instante para explicarle que aquello era solo una táctica política para el candidato que apoyaban y que además todo eso iba encadenado fuertemente a las razones de que su esposo hubiese estado adquiriendo acciones de su empresa por motivos de el drama de la herencia que ella conocía bien desde hacia muchos años atrás. Aun así quería preguntar directamente a su hijo aunque tenia la certeza de que este poco o nada le diría, Adair había sido así desde pequeño, jamás había desobedecido una orden o evadido sus responsabilidades pero cando se trataban de sus propios asuntos era un cofre cerrado, casi nunca daba explicaciones y pocas veces conversaba sobre sus asuntos.

-Vamos, ven a comer.

-Gracias.- Adair se sentó en uno de los bancos frente a la barra mientras su madre ponía una generosa cantidad de comida frente a él.

La comida fue agradable, conversaron y rieron poniéndose al día, aunque esto era claro de parte de la mujer hacía él.

-Entonces cuando pensabas decirme de tu relación?- Adair casi se atragantó ante la pregunta, Cecilia no esperaba mucho pero tal vez, solo tal vez lograra obtener algo esta vez.

-Espera, cómo?

-Cariño, los periódicos están repletos de noticias tuyas con ese muchachito.- Su tono no era de reproche pero Adair no pudo evitar sentirse un poco culpable.

-Yo… no es lo que parece.

-No lo es? Entonces explícame porque fue difícil detener a tu padre sin argumentos cuando el hubiera tomado la camioneta y conducido hasta aquí desde hace bastante.

-Esta molesto?

-Sorprendido e intrigado, normal supongo.- Dijo la mujer con sencillez.

-Le explicare todo después.- Adair había vuelto a construir ese gran muro a su alrededor y Cecilia supo que no debía presionar más por lo que cambio drásticamente de tema, Adair no era una persona comunicativa con sus asuntos pero nunca evadía preguntas directas y generalmente era una persona muy sincera, con las preguntas correctas Cecilia terminó sabiendo sobre la escuela, el tiempo libre, un poco sobre Dan, Joe y Lizet y con ello se dio por bien servida antes de despedirse para emprender el viaje de regreso a su hogar.

 

Cuando Adair se quedó nuevamente solo se sintió aturdido, el conocía las explicaciones que Dan había dado a sus padres pero no tenia el valor para mentirles el mismo de manera descarada a la cara, se desplomó en su cama y tomó su guitarra mientras tocaba acordes al azar tratando de tranquilizarse y encontrar una buena idea para excusarse cuando tuviera que enfrentar aquel asunto de frente.

 

Su celular vibró de manera ruidosa sobre la madera da la mesa de noche, Adair recostó la guitarra a su lado para desbloquear el mensaje que había recibido.

 

Una hora, hotel San Lucas, suite, la llave esta en recepción.

Dan.

Sin tiempo que perder y sabiendo un poco lo que podía esperar al llegar al lugar de la cita, Adair entro en la ducha calculando mentalmente todos sus tiempos para llegar solo elegantemente retrasado.

 

 

 

***

 

Gina estaba por entrar a la tina cuando su teléfono sonó insistentemente, con resignación volvió a colocarse la bata antes de tomar el aparato y responder la llamada.

-Geo?

- Dan??- Indudablemente era su voz, Georgina tuvo que separar el aparato de su oreja para corroborar que la pantalla registraba un numero desconocido. –De dónde?

-Te explico luego, necesito tu ayuda.

-A las 10 de la noche? Estaba por darme un baño Dan, qué es tan urgente?

-Bien, es complicado, puedo verte en una hora?

Dan no era el tipo de persona que insistía en vano, que pedía un favor o que importunaba, si le llamaba en esas circunstancia debía ser algo realmente serio, darse cuenta de ello fue lo que la llevo a aceptar la petición justo antes de terminar la llamada y cambiar el apetecible baño por una ducha rápida.

 Una hora más tarde Dan tocaba el timbre de la casa de los Escalada siendo atendido por el mayordomo que llamo a su cita y Geo no tardo en bajar las escaleras para encontrarle.

-Pasa Dan.

-No Geo, será mejor si cenamos fuera.- La sonrisa forzada y la mirada suplicante del castaño fue lo único que alertaba de la anormalidad de su condición, tomando un saco del armario Georgina se despidió del mayordomo y subió en el auto del castaño.

Cuando estuvieron a una distancia prudente, Gina habló.

-Qué sucede, Dan?

- Llegó el momento.- Dan no tuvo que especificar más para saber a lo que se refería su prometido, aquello iba a convertirse en un verdadero caos.

En lugar de dirigirse a algún restaurant Dan se dirigió  al cuarto de un hotel donde ambos se aseguraron de ser reconocidos, Gina no se sintió repentinamente nerviosa, no es como si no hubiesen hablado de aquello con anterioridad, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y ella no podía negar que se sentía infinitesimalmente intimidada.

Cuando la cerradura de la suite de lujo cedió ante la tarjeta llave, Gina agacho la mirada y entró en la habitación seguida por el castaño pero detuvo su paso dubitativo al encontrarse a una alta figura parada en el centro de la pequeña sala, automáticamente sus instintos de protección activaron todos sus sentidos, se irguió en toda su altura, elevó el mentón y forzó una expresión dulzona y detestable.

Dan pudo notar el choque de energía que se produjo de inmediato entre el par de chicas y aunque se sentía un poco reacio termino por tomar solo de cierta forma el control de la situación.

-bien, amm creo que debo hacer las presentaciones formales.- Dan sentía las palmas de sus manos sudar y su garganta resecarse, pocas veces en su vida había estado tan nervioso como en ese momento. -bien, amm Gina, ella es Lizet, si el universo conspira a mi favor algún día será la madre de mis hijos, y amm Liz ella es Georgina…

-Su prometida. Completó la frase extendiendo la mano como saludo con una postura y expresión desafiante y orgullosa.

-No diré que es un gusto.- Lizet correspondió el gesto de manera cortes borrando por un segundo la expresión de superioridad en el rostro de la rubia.

Por un segundo el silencio y la tensión fueron tan fuertes que casi podían palparse, Gina fue quien rompió aquello, caminando como dueña del lugar hasta dejarse caer de manera muy elegante sobre uno de los sillones, cruzando las piernas y esperando a que Dan dijera lo que tenía que decir, el castaño se acomodó en otro de los sillones y Lizet solo se recargó contra la pared.

-Esto es incomodo. – Soltó Gina rompiendo el silencio del lugar.

-Y lo dices tú?- la actitud de Lizet era defensiva, se mantenía en el mismo lugar con los brazos cruzados sobre el pecho.

- Eres la amante cariño, aquí la ofendida y con seño fruncido debo ser yo.- el tono arrogante con clara intención de ser hiriente, Dan quiso intervenir, no iba a permitir que Gina actuara así, al menos no con Lizet, pero la pelinegra fue más rápida que él.

-Nada que no sepa muñeca.- Lizet dejo su lugar sentándose en el mismo sillón que la rubia pero hasta el extremo contrario, su expresión relajada y confiada. –Lo siento por ti pero estoy al tanto, eres solo un acuerdo, un beneficio, el no te quiere, tu lo sabes y tu tampoco a él, no te pongas chula porque ya deberías saber que entre serpientes no nos mordemos la cola.- Gina no supo si la bebida que la pelinegra llevo a sus labios había estado en sus manos desde que ellos entraron o mientras no la veía había ido por ella pero por la sonrisa que Lizet le regalo después de terminar su trago Gina supo que había perdido.

 

Cuando la rubia se abalanzó repentinamente sobre Lizet Dan quedo atónito y un terror indescriptible se apoderó de sus sistema, se puso en pie lo más rápido posible pero por muy rápido que pudiera haber sido nunca habría llegado a tiempo para evitar el contacto.

Sin embargo quedo estático a medio paso cuando en lugar de gritos e insultos escucho la risa de ambas mujeres y sintiéndose un poco confundido mientras parpadeaba para observarlas con claridad pudo notar que lo que el creyó sería el inicio de una guerra no era otra cosa que un efusivo abrazo.

-Dan, precioso, no me dijiste que era un encanto, se que dijiste que era magnifica pero hasta un momento creí que exagerabas.- Gina estaba completamente pegada al cuerpo de Lizet y mantenía sus brazos a través del cuello de la morena, ni siquiera él había podido acercarse a tan corta distancia de la pelinegra y ahí estaba Gina, con la sociabilidad que le caracterizaba pasando de bruja malvada a mejor amiga en unos segundos, de manera inconsciente frunció el ceño al sentir el hervor de los celos subir por su estómago, un gesto que no pasó desapercibido por la rubia. –Bien, me agradas, seamos amigas.

-Tal vez no quiera. Hace un momento tratabas de humillarme y sobajarme y ahora quieres que seamos amigas. – Aun con esas palabras Lizet no hacia nada  por alejarse de la rubia, al menos ya no se abrazaban. Pensó Dan

-Querrás, estoy segura y bueno las personas cambian de opinión, me agrada la gente con agallas no fuiste una perra pretenciosa tratando de que el galán te salve y no creo que seas de las que ladra y no muerda así que me caes bien.

-Gracias, supongo.

-No hay de qué, Dan me habló de ti, pero aún hay una pregunta de rigor…

-A sí?

-Sí.

-Dime que te gusta de él?- Lizet pudo ver la trampa brillando en los ojos de Gina.

-Su dinero por supuesto.- contestó al instante desconcertando a la otra.

-Qué?

-Sí, su dinero, es jodidamente rico, a quien o le gustaría,- Gina no sintió cuando su boca se abrió con sorpresa y su mirada se dirigió hacia el castaño pero él se encontraba sonriendo, solo tuvo que esperar un poco más para saber el porqué. -aunque hay que admitir que es el paquete completo, además es guapo, fuerte, es tierno aunque a veces un poco tonto para lo inteligente que es, es perseverante y fastidioso pero es un buen chico, sabe lo que quiere y va por ello, es un excelente amigo, es responsable y muy sociable, aunque no estoy del todo segura que esto ultimo sea bueno.- Durante todo su discurso Lizet había mantenido sus ojos en los del castaños, esos que brillaban en tonos ámbar y amarillo al otro lado de la sala, pero al terminar regresó su mirada a la rubia. –Es todo? O seguirás tratando de probarme.

Gina no pudo evitar la risa que se escapo de sus labios.

-Solo para tu información no me ha dejado comprarle nada a excepción de comida, todos mis regalos terminan de regreso en mis manos.- Explicó Dan cortando las distancias, sentándose en el reposabrazos del sillón y pasando uno de sus brazos por los hombros de la morena pero esta rápidamente rechazó el gesto y eso hizo sentir inevitablemente a Dan herido.

-Bien preciosa, acabas de entrar en mi lista de favoritas, me caes muy bien, ni siquiera el idiota de Adair pudo darme frente.

-Por qué lo dices??

-El pobre me aborrece, no se alejó de Dan pero no da la cara, supongo que se siente intimidado.- Gina se encogió de hombros claramente feliz con aquel hecho.

-No creo que sea eso, sabes?- Dijo la pelinegra después de meditarlo unos instantes. Liz realmente no creía que eso fuera cierto, conocía al pelinegro y habían convivido lo suficiente para que ella pudiese hacerse un esquema claro de su personalidad, tal vez lo más probable es que Adair no la confrontase por respeto a Dan y por ser una mujer, no se le ocurría otra razón.

-De qué hablas?

-De Adair, no es el tipo de personas que huyen.- Y eso fue todo lo que dijo dejando a la rubia con curiosidad pues la puerta de entrada se abrió de golpe dejando ver al  objeto de su conversación.

-Jajaja, bien dicen, invoca al diablo y se ate aparecerá.- Gina había lanzado el comentario con intención mordaz.

-No me dijiste que había reunión de brujas, habría traído mi barita.- Adair se dirigió a Dan con esas palabras como saludo

-Hola Ada.- Saludo Lizet desde el otro lado de la habitación y fue hasta escuchar su voz que el pelinegro se percató de su presencia.

-Hola Liz.- Adair no disimulo un gesto de disgusto al notar a la pelinegra tan cerca de la rubia y para Gina aquel gesto no pasó desapercibido y no sería desaprovechado. –No deberías estar tan cerca de ella el olor a perra es impregnante.

-Hay gente con buen gusto Adair, deja de ladrar tonterías.- Gina volvió a apretarse contra la morena y para ese momento ya eran 2 personas las que estaban molestas con esa situación.

-Qué es esto? Te embrujó a caso?- preguntó en dirección a la morena. –No puedo creer que tu también cayeras en esto.

-No es tan mala como quiere hacer ver Ada, tranquilo.

-Como sea comencemos de una buena vez con esto por que aquí pueden contagiarse las pulgas.

Dan fue el más complacido con la idea y aprovechando el pequeño distanciamiento entre las chicas aprovecho a sentarse entre ellas mientras el pelinegro opto por el sillón más alejado, esa era una noche que definiría el plan que cambiaría la vida de todos ahí.

 

***

 

 

 

 

Notas finales:

jaja, ah comenzado la guerra con papi suegro, 

esta vez si tienen que decirme que piensan.

hasta la proxima


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