El atardecer hacia su aparición en las impredecibles aguas del nuevo mundo, al menos en una parte de ellas. Las dos únicas personas admirando tal hermoso espectáculo en el tranquilo barco de los Mugiwaras eran: Monkey D Luffy, el alocado capitán del barco y Trafalgar Law, su aliado.
Law miró de reojo a Luffy, estaba tan serio. Soltó un suspiro, resignado. Lo único que recordaba antes de estar sentado junto a su aliado en la cabeza de león era él sentado en el mástil del barco, leyendo un libro tranquilamente, hasta que sin darse cuenta, lo que pensaba que era un brazo lo rodeo de una forma totalmente anormal hasta atraerlo a el capitán con el sombrero de paja. Estaba por gritarla de qué mierda le pasaba y que lo soltara, pero un “Necesito presentarle a alguien a Torao” salido de la boca de su captor lo callo, la seriedad de en las facciones de Luffy lo desconcertaron un poco, ¿En que estará pensando?
Y ahí es como había llegado hasta la cabeza de león del Thousand Sunny, la curiosidad de a quién iba a presentarlo lo mantenían ahí, observando el sol “esconderse” con aburrimiento, esperando a que Luffy se dignara a decir algo al menos. Pero todo era silencio, tranquilizador y a la vez no tanto.
Volvió a mirar a Sombrero de Paja. ¿Qué estaría pasando por la cabeza de ese hombre?
Pues Luffy… solo tenía recuerdos recorriendo por su cabeza. Despedidas y reencuentros con su primer amor.
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Esa noche, antes de que Ace partiera de su isla natal, en busca de sus propias aventuras y vivir su vida, los dos estaban dándose cálidos y dulces besos, y una que otra caricia en esa casa del árbol que habían hecho junto a su fallecido hermano, Sabo.
Se miraron a los ojos. Los dos sabían que después de esa noche pasaría bastante tiempo para volver a estar juntos. Ace sabía qué hacer, no sacaba que estaba algo nerviosos, pero trato de calmarse, solo quería disfrutar ese momento. Luffy se dejaría llevar en los brazos de su amado hermano.
Mañana se levantarían temprano para la partida, era mejor empezar ahora.
-Sabes que te amo, ¿No?- -Shi shi shi- la característica risa de Luffy se hizo escuchar. Le encantaba cuando Ace le decía eso.-Sí, y yo a ti, Ace.
Le dio un pequeño beso a la punta de la nariz de su hermano antes de sonreírle con jovialidad. Ese solo fue el motor de arranque para que Ace atacara a besos a su hermanito. Esa noche se entregarían el uno al otro, en cuerpo y alma, la primera vez de los dos con su persona amada. Ace a veces llegaba a pensar que era imposible amar de la manera en que lo hacía con Luffy, pero ahí estaba, amando a ese atolondrado chico que le cambio su joven vida desde que era un niño. Luffy podía ser muy ingenuo e idiota, pero desde el comienzo él supo que sentía algo diferente hacia Ace, cuando se ponía a pensar entre sus sentimientos sobre sus hermanos, Ace tenía un no-sé-qué que lo atrajo desde el primer momento en que lo vio. Con Sabo era diferente, de en serio sentía algo solo fraternal por él, pero Ace, tenía mucho sentimientos afectivos por su hermano mayor y no eran nada fraternal. Luffy pensaba con certeza que jamás encontraría a alguien que ame tanto como amaba a Ace.
¿Eran muy jóvenes?, sí.
¿Ni siquiera habían empezado sus aventuras con otras personas?, sí.
¿Se amaban más que a nadie en el mundo y no les importaba nada de lo anterior a ninguno de los dos?, por supuesto.
Los dos eran unos niños, Luffy más joven que él, pero se amaban, no había nada más que decir.
Esa noche se olvidarían de todo.
Que mañana Ace se iría y no se verían en un largo tiempo. Que Ace extrañaría las tonterías, las bromas, el trabajo en equipo, las noches donde dormían abrazados, los abrazos sorpresa que lo dejaban en el suelo con su atolondrado hermano arriba de él riendo como desquiciado, de que extrañaría a su hogar, a Luffy; porque ese chico con sombrero de paja era su hogar. Y Luffy…él extrañaría todo lo anterior y más, ya que Ace era su todo y su primera vez para todo. Absolutamente todo.
Las embestidas eran cada vez más rápidas, Luffy se aferraba a su hermano como si fuera un salvavidas en medio del agua, por otro lado, Ace abrazaba y besaba cada parte del cuerpo de Luffy, al que tenía acceso en ese momento, con todo esmero. Hasta que llego el preciado orgasmo. Los dos jadeaban, se miraban y se sonreían más que cansados.
Antes de que colapsara arriba del cuerpo de su hermano, Ace tomo la mejilla de Luffy con su mano derecha y sin dejar de mirarse le dijo las siguientes palabras que detonaban su más grande y estúpida inseguridad: El olvido de su Luffy.
-Luffy, dime, por favor, que no me olvidaras. Por más lejos que este, por más de cuánto tiempo nos tome volver a vernos, dime que no me olvidaras-. Se sentía estúpido al preguntar algo así justo ahora, pero el miedo y la inseguridad lo consumían. Quería asegurarse de todo lo que Luffy sentía hacia él antes de partir mañana a primeras horas del día.
La expresión y los ojos de Luffy mostraron la confusión que duro menos de un segundo hasta que entendió a lo que Ace se refería, y su confusión cambio radicalmente a su enorme y hermosa sonrisa de siempre antes de contestarle a su hermano.
-Yo jamás podría olvidar a Ace. Sos la persona más importante para mí, mi único hermano. Nadie podrá cambiar eso, porque yo amo mucho a Ace. Shishishi-.
Ace relajo su expresión y volvió a besar a Luffy, querías absorber todo lo que pudiera de su lindo hermano esa noche, para mucho material a esas noches de soledad que le vendrían.
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A la mañana siguiente, Ace partió hacia lo desconocido, dejando personas amadas y su hogar para vivir aventuras inimaginables y tener una vida sin arrepentimientos. Luffy estuvo ahí, obviamente, despidiéndolo con una gran sonrisa, su brazo agitándolo exageradamente y un “hasta pronto”. Sabía que no sería tan pronto, pero tampoco muy lejano.
Así empezó su aventura.
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Al enterarse de que Sombrero de Paja Luffy estaba en Arabasta, no pudo evitar el querer ir a buscarlo, preguntar a cada persona su paradero que y lo busque si lo veían hasta que lo encontrara. Estaba emocionado, quería verlo, había pasado mucho tiempo y, quería contarle muchas cosas que había vivido, quería besarlo, abrazarlo y, si daba el tiempo y oportunidad, hacerlo suyo de vuelta.
Lo encontró. Conoció a sus nakamas, eran buenos chicos y parecían muy fuertes e inteligentes, perfectos camaradas para su hermano, eran más que suficiente para él. Luffy parecía tan feliz con ellos que solo lo alegro más y, para qué engañarse, un poquito de celos también, pero no fue para tanto, la sonrisa de su hermano lo valía todo.
Había regresado, momentáneamente, a su hogar, a su Luffy.
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La pronta despedida no se hizo esperar. Él tenía que seguir con su caza y Luffy con su aventura en ayudar a su nakama, la princesa Vivi.
Aunque Luffy no tenía idea de que era, le dio su vivre card, así podría ir hacia él cada vez que quisiera. Un pequeño beso sin que los nakamas de Luffy los vieran y partió otra vez, se alejó de su hogar otra vez.
Algo grande estaba por venir. Lo presentía.
Encontró a Teach.
Una devastadora y ardua lucha se desato entre los dos. No dejaría que vaya tras su hermano jamás, sobre su cadáver. Lástima que eso no estaba tan lejos de ser verdad.
Su derrota fue inminente. El principio de su fin.
De Impel Down a Marineford.
La gran guerra de Marineford. Provocada por su insesatez y terquedad.
En mitad de la gran batalla lo escuchó, un grito.
Un grito.
Perteneciente a una voz que reconocería en cualquier lado y lo acababa de comprobar.
Luffy caía del cielo. Estaba cayendo hacia él.
Era imposible, no podía ser verdad, Luffy no podía estar ahí.
Cuando Boa Hancock le dijo que Luffy estaba por rescatarlo no quiso creerle.
Cuando descubrió que Luffy estaba en Impel Down, quiso ir con él, lucho aunque fue inútil. Pensó que Luffy se había escapado de Impel Down, que no iba ir allí. ¿Cómo fue tan idiota de pensar en eso? Él conocía a su hermano, sabía que era capaz de todo por lo que le importaba, y Ace, obviamente, le importaba a Luffy.
Él no podía permitir que mataran a la persona que más amaba en el mundo.
Hizo todo lo que estaba en su poder para que dé marcha atrás y se fuera de ahí lo más pronto posible. Fue en vano.
Luffy con sus simples palabras y pensamientos le hizo abrir los ojos. Él quería vivir, no quería morir ahí.
Aunque fuera prácticamente imposible sacarle las cadenas de kairoseki, Luffy con la ayuda de alguien que no conocía lo hizo, lo libero.
Combatieron codo a codo, se protegían y luchaban a la par. Ya tenía a su hermano a su lado y solo restaba escapar, todo estaría bien…al final, no se pudo.
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Los cañonazos, los gritos de los hombres, el sonido de las espadas chocando, nada de eso tenía importancia para Luffy en ese momento. Lo único importante era la vida de su hermano que se estaba desvaneciendo entre sus brazos. A pesar de que pidió ayuda y se la quisieron proporcionar no había nada que hacer, Akainu había quemado los órganos internos de Ace. Ace estaba, definitivamente, muriendo y sin salvación.
Todo el sacrificio, los años reducidos y el dolor fueron en vano, y no le importaba. Solo quería que esa pesadilla acabara.
Entre las últimas palabras de Ace entre sus últimos alientos, había un par de palabras especiales para él, que a pesar de shock que estaba por entrar, escucho claramente.
-Luffy…quiero que sepas, que cambiaste completamente mi vida, sin ti ni Sabo no sé en qué me hubiera convertido. Sin la amistad de Sabo y tu amor…sería un total desastre. Oye… no me olvides ¿Si? A pesar de que, estoy seguro, encontraras a otra persona que te amé tanto o más de lo que yo hago…porque sos libre. Luffy, te amo. Gracias por todo. A todos.
El inerte cuerpo de Ace cayó al piso. Luffy entro en un irremediable shock. Fue demasiado.
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Cuando despertó, armó todo un caos, bueno, casi. Si no fuera por Jimbei que lo hizo entrar en razón y le hizo darse cuenta de lo que aún tenía a su lado, sus preciado nakamas.
Después de eso, vino un motón de cosas. La propuesta de Reyleigh . La vuelta a Marineford. La gran noticia. Los dos años de entrenamiento. El reencuentro con sus nakamas. La fabulosa y hermosa isla Gyojin, el pequeño percance con Hody. La victoria. La gran fiesta en honor a él y sus nakamas. La continuación de su viaje al dejar la isla. Punk Hazard y su reencuentro con él, Trafalgar Law. La pequeña aventura en la isla dividida en lava y hielo. Su alianza con el misterioso capitán de los piratas del corazón y la partida a Dressrosa.
Todos esos recuerdos se cruzaban y se entrelazaban en la cabeza de Luffy. No podía evitar pensar en que Torao era la persona que Ace había mencionado antes de fallecer. Sí que se sentía un poco culpable, él no quería amar de esa manera a nadie más que a Ace, pero Law tenía ese no-sé-qué que lo atraía, le era simplemente inevitable. Después del transcurso de unos días dejo de negar lo innegable y ahora lo estaba enfrentando. Le gustaba Torao, pero mucho, mucho.
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Law estaba por decirle a Mugiwara que si no tenía nada que decir que lo dejara ir, pero abruptamente, lo tomo de una muñeca y lo levanto junto a él, como si fueran resortes. Con una enorme sonrisa y la decisión brillando en sus ojos, miro al horizonte y grito con todas sus fuerzas las palabras que jamás en su vida pensó escuchar.
-¡¡Ace, lo encontré!! ¡Torao es la persona de la que hablabas, ¿No?! ¡Y si no es así no importa, yo le quiero! ¡Shishishishi!- La risa del capitán del barco resonó por todo el mismo. Law estaba seguro que todos los camaradas de Luffy pudieron escucharlo antes dicho (gritado) por su idiota capitán. Iba a matar a Mugiwara-ya, aunque por dentro estaba algo feliz, algo.
Antes de que pudiera decir algo, los labios de Luffy acallaron sus quejas y reclamos. Se dejó llevar, ¿Qué más podía hacer?
Los labios le Luffy lo hicieron olvidar todo, hasta buscar la razón de porque le estaba gritando a su fallecido hermano que lo quería a él, porque lo hacía feliz. Ese momento era el bálsamo que necesitaba para la batalla que estaba por venir en Dressrosa, y su inminente muerte.Poco a poco se fue recostando en el regazo del capitán con sombrero de paja, se dejó abrazar pos esos brazos que lo hacían sentirá cálido y protegido, y enredo sus dedos en los despeinados cabellos de Luffy, ya que, el sombrero de paja estaba en la cabeza del Sunny junto a su sombrero con motas, uno al lado del otro.
Luffy jamás olvidaría a Ace, Jamás amaría a alguien como lo hizo con él. Pero su Torao, ese hombre era algo especial. Muy especial.
Trafalgar Law era su nueva oportunidad de amar y esta vez no dejaría que nadie se lo arrebatara, primero muerto.