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Acerca de no enamorarse por kamex8

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Notas del capitulo:

Hola, como dice el resumen esto es una serie de drables, se pueden leer por separado o como una historia continua (con muchos espacios intermedios lol), eso, espero les guste~

La relación había nacido como un acuerdo sin palabras. En medio de noches enteras conversando cosas imposibles en voz baja. Sin darse cuenta como su cuarto terminaba tan desordenado, siempre con una de las sábanas en medio de la habitación donde ambos se acostaban fingiendo mirar las estrellas. Pero su cielo era limitado. Lo hacían porque no sentían vergüenza de contar cosas íntimas, no estaban obligados a mirarse a los ojos, y la habitación siempre estaba a oscuras.
Al día siguiente nada importaba. Seguían siendo ellos y los demás. Siempre juntos.



Ryeowook no sabía en que momento algo había cambiado en él. No sabía en que momento sus conversaciones habían cambiado de rumbo, ni en qué momento la presencia del menor comenzó a afectarle. Cuando se dio cuenta, tal vez, ya era demasiado tarde. Poco a poco el cariño se convirtió en caricias que el menor no rechazó, confundiéndolo más. Sabía que el menor no tenía a culpa de nada, era él y su mente que no podía controlar. Pero lo que él no tenía en cuenta, a sus dieciocho años que ese tipo de cosas jamás se podían controlar.

A nadie parecía importarle el hecho de que pasaran mucho tiempo juntos, es más Leeteuk parecía aliviado. 
Kyuhyun no entendía como podía dormir tan poco y no colapsar al día siguiente. Era como si Ryeowook le transmitiera una fuerza mística mientras dormía. Pero le gustaba quedarse despierto hasta la madrugada descubriendo cada vez más cosas de ambos. Le gustaba hablar de sus aspiraciones y como el mayor le daba palabras de ánimo, diciéndole que triunfarían. Le gustaba como el mayor lo abrazaba cuando extrañaba a su familia, y le gustaba abrazarlo –aunque jamás lo admitiera-, cada vez que el mayor lloraba pensando en la suya.

Para Kyuhyun todo se volvió extraño la primera vez que ambos bebieron. Estaban en China y él aún no dejaba sus antibióticos y calmantes que le recetaron después del accidente. Por un momento no le importó lo que le pudiera pasar y solo se dedicó a disfrutar las sensaciones que le otorgaban las bebidas alcohólicas.

Sin saber como, ambos terminaron encerrándose en la habitación que Ryeowook estaba ocupando, riendo mientras ambos caían sobre una de las camas. Kyuhyun sintió los delgados brazos del mayor acercarlo hacia sí. Ambos se miraron a los ojos. “¿Juguemos?”, murmuró Ryeowook en su oído sonando más sensual de lo que se había propuesto. Kyuhyun sonrió, abrazándolo. El mayor depositó un beso sobre su cuello, descendió hasta la clavícula, donde dejó una marca rojiza. Kyuhyun se veía extasiado, pero sin saber a ciencia cierta si era producto del alcohol o de la excitación. Ryeowook se dejó tocar hasta quedarse dormido, las manos traviesas de su dongsaeng recorrían sus piernas sin descaro. Ryeowook terminó con una marca justo bajo el ombligo, aunque ninguno de los dos se lo explicaba, pues ambos amanecieron completamente vestidos.

El día siguiente los despertó con un sol radiante. Una incómoda sensación. Y el miedo a que sus compañeros se dieran cuenta de lo que había pasado entre ellos.

Esos encuentros se repitieron muchas veces, más de las que su hubieran imaginado, pero menos de las que hubiesen deseado. Ambos sabían a la perfección todo lo que arriesgaban –ante todo siempre estaba Super Junior-, y ambos no querían perderlo. Pero tampoco era algo que pudieran evitar.

Jamás habían pasado de caricias sobre la ropa e inocentes besos en el cuello. Jamás. Excepto por esa vez.

Era de conocimiento popular que cada vez que Ryeowook se embriagaba se ponía más cariñoso de lo común. Pero luego de un rato se le había pasado el efecto del alcohol. Entonces no tenía explicación para haber ido hasta la habitación de Kyuhyun –esa que ahora compartía con Sungmin-, y sentarse sobre las piernas del menor, abrazándolo por el cuello. Para su suerte nadie había notado esto.
La música sonaba despacio en la pieza del menor, mientras las risas estruendosas de sus compañeros eran apagadas por su ensimismamiento. Para ambos era mucho más importante disfrutar de las caricias que recordar que estaban celebrando. 
Ryeowook jamás lo había besado, pero esa vez el mayor de ambos buscó los labios del menor uniéndolos suavemente, contrario al ritmo que sus deseos le marcaban. Sus manos se pasearon por el torso de Kyuhyun, buscando el filo de la polera, para sacarla lentamente. El menor aprovechó una pequeña distracción de Ryeowook para quitarle el cinturón.

Kyuhyun se despertó antes de que amaneciera, abrazando por la cintura al cuerpo de Ryeowook, con un sabor dulce y un sentimiento que no pudo descifrar. 

Ryeowook se despertó asustado, deseando tener un poco más de ropa puesta. A lo lejos vio la polera que el menor ocupaba para dormir. Intentó salir de la cama, pero el menor lo atrajo más contra sí. 

-¿Te vas?

-¿Dónde está Sungmin?

-Da igual, querías escaparte.

-Solo quería la polera… No quiero escaparme, es solo que si nos encuentran así, no quiero saber que puede pasar.

-¿Crees que nos odien por hacer esto?

-No lo sé, Kyuhyun, no lo sé.

Ryeowook se levantó de la cama, tomó la polera y se la puso, sintiendo la intensa mirada del menor sobre su cuerpo. No le dio mayor importancia y se sentó en la cama.

-¿Sabes? – Dijo el menor.- Nada de esto tiene sentido, se supone que teníamos todo bajo control, que no iríamos más lejos. Se supone que no debíamos mezclar nuestros sentimientos.

-Se supone. – Ryeowook respondió sonriendo al recordar como la noche anterior, después de todo habían terminado hablando de lo que les estaba pasando, y de lo que estaban sintiendo.

Pero nada importó cuando el menor hizo un espacio en la cama, tirándolo del brazo para que se acostara a su lado. Después de todo, no sería la primera vez. Y aún era temprano.

Kyuhyun bostezó, abrazó a Ryeowook volviendo a quedarse dormido. El mayor sonrió al ver las marcas en el cuello del menor. Se acomodó, repitiendo las palabras del menor; nada de esto tenía sentido.

Pero le gustaba, y él no era quien para ignorar lo que ambos sentían.

Notas finales:

Gracias!


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