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Adiós... [HanHun] por HoneyXiumin99

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Notas del fanfic:

Se suponía que iba a ser un pwp. Ya saben, en donde el puro lemon manda. Pero a medida que estaba escribiendo me di cuenta que... cuando trabajo con ángeles, no me visualizo un lemon xD

Si es posible leanlo con Miracles In December de EXO (obvio :v) ya que con esa fue que me inspiré xD

 

Que lo disfruten~

 

Mamu, llora >:3

Sentía como pequeñas gotas de agua se asomaban por sus ojos de ciervo, el peso de la culpa era insoportable, su pecho dolía más que nunca, su cabeza daba vueltas en medio de la oscuridad abrumadora, y lo peor de todo es que la cura de todo aquel sufrimiento la tenía justo detrás. Una cura con hermosos ojos, nariz refinada, facciones delicadas, cabellera de rizos dorados, un pequeño y simpático cuerpo junto con sus extremidades. Y claro, un nombre.

 

Oh SeHun.

 

Su pequeño niño.

 

“Por favor, LuHan. No me dejes” decía una y otra vez aquel chiquillo con solo quince años. Desde hacía rato que no paraba de llorar, sus sentidos estaban prácticamente desconectados. El corazón le latía a mil provocando un horrible y pesado dolor en sus costillas.

No quería.

Ahora que su vida se empezaba a tornar de un hermoso color blanco con delicados tonos celestes, perdería a la persona causante de aquello. Hace diez años que LuHan llegó a su vida para transformarla completamente, de una aburrida a una llena de amor sincero que solo un ángel sabía otorgar.

 

SeHun -aún a sus espaldas- se aferró al torso del ser celestial, ocultando el rostro en sus omóplatos, justo en el inicio de las enormes alas blancas que el niño tanto amaba aprovechando que éstas estaban desplegadas, listas para llevar al rubio más claro lejos del hermoso motivo de su inminente desgracia.

LuHan sería condenado. Sus hermosas alas con numerosas plumas suaves y esponjosas, serán arrancadas dando paso a grandes torrentes de sangre. El castigo será designado, y su cuerpo solo se convertirá en polvo.

Solo, polvo.

 

El mayor, tratando de que su voz no sonara quebrada por las miles de sensaciones tristes que se desplazaban por todo su afeminado cuerpo; se dio la vuelta, encarando a la persona que más amó, ama, y amará por el resto de la eternidad.

 

Así es.

 

Todo eso de que los Ángeles no podían amar eran simples supersticiones creadas por las ancianas que se creen bendecidas por Dios, o como a LuHan le gusta llamarle, Baozi.

 

Ambos se amaban. Ambos sabían que ese día llegaría. Pero ninguno se esperó que fuera tan pronto.

 

“Hunnie, cielo…” le sujetó dulcemente las mejillas con ambas manos, levantando sus rostro destrozado y lleno de lágrimas que nacían en sus ojos, crecían en sus mejillas, y morían en aquellos finos labios que tanto admira. “Sabes que no puedo quedarme contigo, te lo dije desde el principio. Pero decidiste amarme, te empeñaste en hacerlo, y ahora, me veras partir”

 

“Pero, ¿No puedes hablar con Dios? ¿No puedes decirle que te quieres quedar conmigo? ¿No puedes decirle que me amas tanto como yo a ti?” Dijo en medio de fuertes sollozos, librándose de las suaves manos ajenas, y abrazando de nuevo su torso, pero esta vez dejando caer sus lamentos en el pecho de éste. “P-puedo morir si quieres, ¿Eso es posible?”

De estar en otro ambiente, LuHan hubiera sonreído tiernamente ante las tremendas locuras de SeHun. Pero la situación era otra y eso que proponía el menor no era tan fácil como muchos creían.

Las posibilidades de llegar al cielo con éxito eran casi nulas.

 

“No. Solo tienes quince años. No es el fin del mundo” susurró dulcemente mientras curveaba sus labios en una triste sonrisa. Una que SeHun no fue capaz de ver.

 

“Lo es…” hizo sonar su nariz mientras ajustaba el agarre en sus pequeños brazos, los cuales estaban en la cintura del ángel. “…Lo es si no estás conmigo”

 

Toda esa fuerza que tardó en recolectar para no llorar, se desplomó como un castillo de naipes. Ver a su niño sufriendo como en el pasado era horrible. Sentía como su corazón estaba siendo desgarrado sin pudor alguno, sin pausa para recuperarse, sin cura para renovarlo, sin SeHun para llenarlo.

 

Se sentía vacío, destrozado, herido. Pero así eran las cosas.

 

Esta vez empezó a sollozar, ahogando el cuerpo del otro como si dependiera de él para poder respirar, poder vivir. Y en parte era cierto.

 

“SeHun” dijo con la voz quebrada “Sé fuerte, por favor” recibió un débil asentimiento como respuesta “Una persona vendrá a ti en poco tiempo. Quiérela, ámala, nunca dejes que se aleje de ti”

 

Ambos estaban llorando en la habitación de SeHun, de pie frente a la ventana abierta por donde LuHan se retiraría de su vida para siempre. El viento se desplazaba por la habitación en una danza rítmica haciendo que algunas de sus plumas se desprendieran y aterrizaran en el suelo delicadamente, como una pista de lo sucedido y prontamente olvidado.

 

“Te Amo. Te Amo con todas mis fuerzas” soltó el menor en un infantil lloriqueo junto con la voz echa mil pedazos “prométeme que en otra vida viviremos juntos en donde seremos felices eternamente”

 

“Lo prometo” con esto, tomó las mejillas del menor nuevamente y levantó la vista delicadamente.

 

Se quedó un rato admirando la profundidad de aquellos zafiros que tenía por ojos, como lo miraban con admiración y un deje de tristeza, amor, ternura y sofocación.

 

Se quedó un rato admirando las hermosas y finas mejillas que sujetaba entre sus pequeñas manos. Aquellas que pudo apachurrar numerables veces en todos los 5.465 días que pudo verlo.

 

Se quedó un rato admirando como de sus labios salían los más encantadores sonidos llenos de lamento.

 

Como lo amaba.

 

Sin embargo, ya el tiempo estaba a segundos de agotarse y no se iría de ahí antes de hacer algo.

 

Mirándolo con infinito amor; se acercó lentamente hacia los labios del menor con la intención de probarlos una última vez, grabarse su sabor para lo que le resta de vida. SeHun, al notar sus intenciones, sonríe tiernamente antes de cerrar los ojos.

Los labios de LuHan tocaron los de SeHun en una suave caricia, llevándose consigo el inferior para apresarlo entre los suyos y empezar una leve succión. Los brazos del menor se deslizaron por el torso del ángel hasta su cuello para engancharse en él. De igual manera, LuHan abrazó al rubio pasando sus manos por su cintura.

 

Sus labios danzaban al compás de una dulce melodía, las alas del ser divino se agitaron hermosamente antes de desplegarlas una vez más con una acción en mente.

Sin esperar otro segundo más; empezó a expandirlas lo más que pudo dejando que el suave viento las enfríe, para luego, abrazar al menor con ellas creando un hermoso capullo en el cual vivían ellos dos junto con su inagotable amor.

Durante el beso, el ángel pudo notar como su pequeño sollozaba quedamente, mientras le transmitía a través de esa conexión todos los sentimientos que en su cuerpo se resguardaban con el fin de llevarlos a la luz en ese preciso momento. Si por LuHan fuera, nunca se separaría de aquel pequeño que completaba su existencia, que llenaba de gozo cada despertar, que lo hacía sonreír de la forma más brillante y sincera.

 

Cuando la falta de oxígeno hizo falta en sus pulmones se separaron, mirándose de la misma forma que lo hacían todos los días.

 

“LuHan, yo… no sé si pued-” las palabras del menor se ahogaron en su garganta cuando su amado soltó un ligero “Shhh”  posando su dedo índice en sus finos labios.

 

“Yo lo haré posible” sonrió sin rastro de las lágrimas que anteriormente habitaban en su rostro “Es hora de dormir”

 

SeHun asintió temeroso, sabiendo lo que sucedería a continuación.

 

“Te Amo” repitió nuevamente al ver por última vez el sonriente rostro de su novio antes de que éste le cubriera los ojos con la mano que antes utilizaba para silenciar sus labios, haciéndolo caer en el precipicio de los sueños y la inconsciencia, borrando de su memoria todos aquellos momentos que pasaron juntos y reemplazando a la persona en ellos con alguien más. Otro hombre que seguramente amaría perdidamente y viceversa.

Al retirar su palma, SeHun estaba con los ojos cerrados y manteniéndose de pie únicamente por el brazo de LuHan que aún lo sujetaba posesivamente, negándose a dejarlo ir, pero que sin embargo, pronto lo abandonaría.

A duras penas lo recostó en su cama después de desarmar el hermoso capullo; mirando todo el rato a su rostro, impregnado en su cerebro las facciones de aquel niño que tanto ama, y encargándose de reconocerlo en la siguiente vida.

 

Justo como lo prometió.

 

Lo cubrió con el cobertor  hasta el cuello y le echó una última mirada a su rostro durmiente diciéndose a sí mismo que todo estará bien. Que SeHun estará feliz junto a aquel poste de luz con orejas de dumbo que se encargó de crear para él. Que ya no sufrirá. Y que claramente… lo olvidará.

 

Besó sus labios, su frente, párpados, mejillas, y regresó a sus labios. Susurró algo a su oído y se paró firme.

Caminó lentamente hacia la ventana notando que ya estaba oscuro, seguramente las once de la noche.

Se sentó en el grueso marco de dicho objetó y miró una vez más a SeHun antes de dejarse caer al vacío -Hunnie vivía en el piso 35 del departamento- de espaldas, desplegando sus alas pero sin volar. Solo dejándose caer.

En esa caída recordó los mejores momentos que vivió con su novio.

Su rostro lloroso la primera vez que se reveló ante él.

Su rostro lleno de felicidad cuando le dijo a qué vino.

El ingreso a su escuela.

El ingreso al bachillerato.

Los diez cumpleaños.

La primera vez juntos -sexualmente hablando-

Las numerosas sonrisas.

Y sobre todo, los dulces y hermosos Te Amo  que le decía.

 

En el último piso, reaccionó y agitó sus alas al momento de dar un giro repentino en dirección hacia el cielo. Voló rápidamente sin mirar hacia la ventana que aún estaba abierta.

Sus lágrimas hicieron acto de presencia.

Lloró en silencio mientras esbozaba una dulce sonrisa.

Y como por arte de magia, desapareció entre las nubes con una última cosa en mente, algo que le susurró al menor antes de partir…

 

"Adiós, SeHun"

 

-Fin- 

Notas finales:

¿Y? ¿Te gustó? ;u;

Dímelo porfi <3 ¡Los rws son gratis!

Nos leemos después :3

 

Dedicado a Mamu y Nezzy <3


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