Kirishima POV.
Ya era muy tarde y tenía que recoger a Hiyo de la escuela, para mi suerte recordé que Yokozawa salía temprano hoy, así que lo llamé y le pedí que me buscara, además era un buen pretexto para verlo hoy, porque no lo había visto en todo el día.
-¿Qué necesitas, Kirishima?
-¡Ah!, Yokozawa. Ya es algo tarde y tengo que recoger a Hiyo de la escuela, ¿podrías ir por ella en mi lugar?
En ese momento levanté la mirada y me sorprendí al ver a mi “Osito” totalmente rojo del rostro y con los ojos llorosos.
-Dame tu credencial, no quiero que ocurra lo de la última vez y no me dejen llevármela.
-Quiero que llegando a la casa te duermas un rato y comas.
-¿Qué?
-Te ves enfermo, llegando a la cas te revisaré, no quiero que te pongas peor.
-Y-Ya cállate y dame la credencial.
-Sí, espera.
Busque entre mis cosas y le di mi credencial.
-Hiyo se irá a casa de una amiga a dormir, paran por ella a las 8:00 (p.m.)
-Está bien, le prepararé lo que necesite. Cuando llegues tengo que decirte algo importante.
-Gracias, Yokozawa. Cuando llegue hablamos.
Sin más, mi “Osito” se fue y yo me puse a terminar el trabajo tan rápido pudiese, ya que me daba pendiente su salud, pues muy rara vez se enfermaba. Cuando finalmente terminé los trabajos, me fui a casa tan rápido me fue posible.
-Ya llegue, ¿estás despierto?
-Sí, estoy en la sala.
Me dirigí a la sala, donde él estaba recostado en el sofá, cubierto con una cobija y bebiendo un café mientras veía la televisión.
-Te dije que te fueses a dormir.
-Ya lo sé, pero tenía que esperar a que llegaras.
Deje salir un suspiro, me acerqué a él y toqué su frente.
-Yokozawa, tienes un poco de temperatura.
-No es nada, ya tomé medicina.
-Entonces duerme un rato, yo prepararé la cena y después te hablo.
-¿Tú qué…?
-Confía en mí, prepararé gachas de arroz.
-De acuerdo.
Lo mandé a la cama y me dispuse a preparar unas gachas de arroz, pasó un buen rato y le hablé a Yokozawa.
-Yokozawa, ya está lista la cena, ven.
Me miró totalmente adormilado y con un leve sonrojo, cuando le toqué la frente para revisar si su temperatura había disminuido.
-Y-Ya voy.
-Bueno, al menos tu temperatura bajo un poco.
Ambos nos dirigimos a la mesa y comenzamos a platicar un poco mientras cenábamos.
-Yokozawa, hoy vas a descansar completamente.
-Promete que no intentarás anda, entonces.
-Confía en mí, estás muy enfermo y eso no es bueno.
-¿Desde cuándo estás así?
-Desde hace casi cuatro días.
-¿Te han dado mareos o algo así?
-Mareos, vómitos, dolores de cabeza y algunos desmayos, pero es por falta de sueño y estrés, solo necesito descansar.
No entiendo el porqué, pero Yokozawa últimamente se veía muy diferente, cambiaba mucho el cómo actuaba en algunas cosas.
-Bueno, lavaré los platos, tú ya ve a acostarte.
-Sí, gracias.
Lavé los platos y al terminar fui con mi “Osito”, quien ya reposaba dulcemente en la cama, con su cara de ángel y una gran tranquilidad. Cambié mi ropa y me recosté a su lado, tomándolo entre mis brazos, para hacerle sentir mí presencia, lo que me sorprendió fue que en vez de alejarme, solo se volteó y se aferró a mí.
Mientras conciliaba el sueño, acariciaba sus bellos cabellos, hasta que caí totalmente dormido a su lado, durante toda la noche no nos separamos y cuando amaneció me desperté al sentir una mirada sobre mí.
-¿M-Madre?
-Zen, ven aquí de inmediato.
Mi madre me había visto abrazado a Yokozawa y era obvio que su cara era totalmente desaprobatoria.
-¿Y Hiyo?
-La regresé con su abuelo, al verte con ese hombre.
-Madre, yo…
-¿Quién es ese? ¿Qué hacías abrazado a él?
-Él es…Mi novio, madre.
-Escúchame bien, Zen. Tienes hasta hoy en la tarde, para responderme que harás.
-¿Qué haré?
-Sí, ¿te dejarás de ver con ese hombre y conservaras a Hiyo? ¿O lo seguirás viendo y perderás la custodia de ella?
-Madre, eso es…
-Ya te lo he dicho, deja de ver a ese hombre o no vuelves a ver a Hiyo, tú decide quién es más importante para ti.
Sin decir más, se fue y me dejó en la sala en estado de shock, hasta que llegó mi “Osito”.
-¿Kirishima? ¿Estás bien?
Al reaccionar, me abracé a Yokozawa y deje caer unas lágrimas silenciosas, después le expliqué todo y él me vio de manera comprensiva.
-Yokozawa, realmente lo siento, pero no puedo perder a Hiyo.
-Yo…
Él bajó la mirada y con un tono de voz algo quebrado habló.
-Entiendo, no te molestaré de ahora en adelante. Será mejor que me vaya, perdón.
Al decir esto, se levantó rápidamente y caminó, pero yo lo detuve tomando su mano, pues pude notar unas cuantas lágrimas que amenazaban con salir de sus bellos ojos.
-Yokozawa, espera.
-¡Suéltame, Kirishima! ¡No me busques más!
Luego de decir esto, se jaló y salió corriendo del departamento, sin decirme lo importante que había mencionado. Después de un rato mi madre llegó con Hiyo y le dije mi respuesta, después de eso me fui a encerrar en mi habitación y no salí hasta la mañana para dejar a Hiyo en la escuela.
-Buenos días, Kirishima-san.
-Buenos días.
Todo el día me la pasé de malas porque no había visto a mi “Osito”, pero luego me enteré de que no había ido, porque fue al médico, fui a buscarlo en cuanto salí del trabajo, pero al llegar a su departamento me abrió Takano Masamune.
-Buenas noches, Kirishima-san.
-Buenas noches, ¿está Yokozawa?
-Sí, pero no quiere ver a nadie, lo siento mucho.
Luego de esto cerró la puerta y me tuve que ir a casa, mi “Osito” me preocupaba pues últimamente lo veían muy exhausto, pero a los ocho días de no verlo, me lo encontré en el elevador, él se veía pálido.
-¿No has estado bien de salud?
-No es nada de qué preocuparse, ya fui al doctor.
-Yokozawa, yo…
-Kirishima-san, le pido que no me trate con tanta confianza, con permiso.
Al decir eso, salió del elevador y yo lo seguí, le tomé la mano y lo detuve.
-Yokozawa, escúchame.
-No pienso escucharlo.
Se zafó y camino, pero choco con Takano-san.
-Yokozawa, date prisa y vámonos.
-¿Eh?
-Tenemos que llevarte al doctor, la cita es dentro de una hora, apresúrate.
-Sí, ya voy.
-Tomate las pastillas, vámonos.
Takano-san tomó la mano de mi “Osito” y se lo llevó, pero lo alcancé y jalé a Yokozawa.
-¿Qué te pasa?
Yokozawa estaba molesto.
-Por favor, escúchame.
-No lo haré, déjame en paz.
-¿Qué era lo importante que me ibas a decir?
-Eso es…
Yokozawa bajó la cabeza totalmente sonrojado y cayeron unas cuantas lágrimas de sus bellas orbes azules. Takano-san se veía preocupado.
-Yokozawa, ¿te sientes bien?
-No es nada, Masamune. Kirishima-san, yo estoy…