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"El dolor del olvido." por Syo Kurusu Love Love kokoro

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Notas del capitulo:

Lamento haber tardado tanto, pero realmente no venían buenas ideas a mi mente, de hecho reescribí más de 10 veces el capítulo. Así que espero les agrade y me dejen saber que les pareció. Muchas gracias por sus comentarios. c´:

 

Takano POV.

Este día era el peor de mi vida, ya era muy tarde y no había dormido nada porque quería estar despierto para “mi pequeño”, tampoco había comido porque mi apetito no era demasiado. Pasó un buen rato y decidí tomar una siesta, mientras tomaba la mano de mi pequeño, para que él no se sintiera solo. Después de un rato, sentí su pequeña mano moverse y escuché su dulce y melodiosa voz.

-¿Mhh? ¿Dónde? ¿Dónde estoy?

Él se veía algo mareado y confundido, iba a hablarle, pero cuando él se percató de mi presencia me miró de forma… ¿Rara?

-Onodera-

-¿Eh? Esto…Perdón, pero ¿quién es usted?

Luego de que Onodera pronunció esas palabras, me quedé pasmado, no era posible que él me hubiese olvidado. Sentí un fuerte nudo en la garganta y traté de hablar.

-Yo… Yo soy… Takano Masamune, ¿no me recuerdas?

-Disculpe, pero no lo recuerdo.

-L-Lo siento mucho. Lo siento mucho, Onodera. Todo esto es mi culpa, si tan solo yo…

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, fue entonces que entró el doctor y le hicieron una revisión al ver que había despertado, me hicieron quedarme en la sala de espera, cuando finalmente llegó el doctor.

-Doctor, ¿cómo está, Onodera?

-Ya se encuentra estable, no parece haber daños internos, sin embargo…

El doctor tomó aire y habló con algo de tristeza en él.

-El paciente presenta una pérdida de memoria. Sin embargo, no es global. Es como un modo de defensa que él creó, tal vez algo le ocurrió antes del accidente. Él podrá recuperar la memoria con el tiempo, pero no se le debe de presionar.

-Ya veo… Gracias, doctor. ¿Cuándo le… Darán de alta?

-No hay de qué. Posiblemente dentro de una semana, solo necesitamos dejarle que descanse, para que no sea de golpe que tenga que regresar a hacer sus labores diarias, al estar en esta condición. Por cierto, él ya se encuentra en su habitación, si gusta puede pasar a verlo.

-Gracias.

Después de eso me dirigí a donde estaba Onodera y me senté a su lado. Al verme, sus ojos se iluminaron y se sonrojo, pareciera que actuaba como en secundaria, pero eso era algo imposible, él no podría ser de nuevo así o al menos no conmigo.

-Hola, Onodera. ¿Cómo te sientes?

-Bien, pero… ¿Me podría repetir su nombre, por favor? Es que no lo recuerdo.

Él se sonrojo de manera penosa y yo solo pude sonreír melancólicamente.

-Sí. Mi nombre es Takano Masamune.

-Esto… Ta-Takano-san, ¿qué clase de relación tenemos nosotros?

-Trabajamos juntos en la editorial Marukawa, en la sección de manga shōjo. Soy tu editor en jefe y tu vecino, ¿recuerdas algo?

-Esto… Creo que sí, no estoy seguro, tengo muy borroso el día en que entré a trabajar.

-Ya veo.

Bajé la mirada con tristeza.

-¿E-Eh? P-Pero, no se preocupe, daré lo mejor de mí.

-No te preocupes, no pasa nada. Solo que, con el tiempo hay cosas que te tengo que decir.

-¿Eh? ¿Qué cosas?

-El tiempo dirá cuándo, de momento es mejor que no diga nada.

Él no insistió, así que seguí un rato hablando con Onodera y entró quien menos quería ver en ese momento.

-Hola, Onodera-kun. ¿Cómo te sientes? El doctor ya me contó de tu estado.

-Ho-Hola, Haitani-san. Me siento mucho mejor. Ya veo…

-¿Qué quieres?

-Solo vine a ver a Onodera, no tienes que enojarte.

Me paré enojado y me giré hacia Onodera.

-Lo siento, Onodera. Ya debo irme, ten cuidado. Regresaré mañana.

Me fui totalmente cabreado del lugar, es decir, Haitani lo había venido a visitar cuando se enteró del accidente, pero realmente me molestaba verle cerca de él.  Pasaron los días y yo lo visitaba a diario, finalmente mañana le darían de alta. Entré a verlo y lo saludé.

-Hola, Onodera. ¿Qué tal sigues?

-Ya me siento mucho mejor, de hecho mañana me darán de alta y dentro de cinco días más podré incorporarme de nuevo al trabajo.

-Oh, muchas felicidades. Si gustas, mañana puedo venir a recogerte cuando te den de alta.

-Lo siento, lo que pasa es que Haitani-san fue muy amable y se ofreció a hacerse cargo del papeleo y de llevarme a casa. Pero gracias.

-Onodera, te dije que las cosas te las diría a su tiempo, pero esto es algo realmente importante. Ten mucho cuidado con Haitani, no quiero que termines herido, no confíes demasiado en él, por favor.

-Gracias, pero estaré bien. Haitani-san es una buena persona.

Él me sonrió y yo solo intenté cambiar de tema, para que no se tornase incómodo el ambiente. Platicamos un rato y llegó Haitani, a pesar de que sabía que yo me encontraba con Onodera.

-Hola, Onodera-kun.

Haitani se acercó a Onodera y le besó la mejilla, lo que hizo a Onodera sonrojar, yo me puse a la defensiva, lo jalé con un abrazo hacia mí y lo abracé.

-Aleja tus sucias manos de él.

Él me miró burlón y sujetó a Onodera.

-Onodera, ya está todo listo en tu casa.

-¿Qué quieres decir con todo listo?

Le miré retadoramente.

-Ya llevé mis cosas al apartamento de Onodera, yo me quedaré a cuidarlo, hasta que regrese a su trabajo. Así que no te preocupes, estará bien.

Me paré de golpe y antes de salir susurré:

-“Maldito bastardo”.

Después de eso, no regresé a ver a Onodera, hasta que escuché que él y Haitani llegaron a su casa. Yo iba saliendo al combini, pero coincidí con Onodera, quien al parecer iba entrando, su puerta estaba entreabierta.

-Hola. Onodera, ¿qué te parece si mañana salimos?

Onodera me iba a responder, pero Salió Haitani y abrazó a Onodera de manera posesiva.

-Él ya tiene planes conmigo, lo siento.

-P-Perdón, Takano-san, ¿tal vez en otra ocasión?

-Sí, está bien. Yo, ya me voy. Espero que te mejores.

El maldito de Haitani, acaparó a Onodera durante toda la semana que estuvo en recuperación y no solo eso, sino que al parecer no planeaba dejarme estar a solas con él, cada vez que tenía la oportunidad, lo visitaba en la editorial y en su casa. Finalmente coincidimos al salir de casa y así que le hablé.

-Buenos días, Onodera.

-Bu-Buenos días, Takano-san.

-¿Tienes planes para este fin de semana?

-¿Eh? No, ¿por qué?

Esta era mi oportunidad, así que tenía que aprovecharla.

-Onodera, ¿qué te parece venir conmigo el fin de semana?

-¿Eh? ¿A dónde?

-Iremos de paseo a algunos lugares que quiero que veas, ¿qué te parece?

-Cla-Claro. Eso suena muy bien.

Lo logré. Onodera había aceptado mi invitación, en este fin de semana tenía que lograr algún avance o de lo contrario, nada saldría bien. Pasaron los días y el fin de semana llegó.

Fui a buscar a Onodera, quien ya tenía su equipaje hecho, así que nos dirigimos al auto.

-Takano-san, ¿a dónde vamos?

-Onodera, ¿recuerdas a Saga-sempai?

-¿Saga-sempai?

Él parecía ido por un momento y susurraba “Saga-sempai” una y otra vez, hasta que comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos.

-¿Cómo sabes de él?

-Te lo contaré después, primero debo de llevarte al último lugar donde estuvimos juntos antes de tu accidente.

El silencio fue nuestro chaperón en todo el camino.

-Ya llegamos, ven.

-¿Eh? ¿Un parque?

-Sí, vamos.

Estuvimos caminando un rato, comimos, visitamos otros lugares. Anocheció y finalmente llegamos al lugar donde habíamos tenido la oportunidad de ver a los árboles de cerezo más bellos que nunca, acompañados de la luz de la luna, cerca de un pequeño lago, mientras unos cuantos pétalos caían al ser llevados por el viento.

Algunos pétalos eran llevados al lago y al cabello de Onodera, ek viento soplaba con sutileza.

*-Por favor... Recuerda."

-Qué bello lugar.

Onodera estaba muy sorprendido ante esta escena, sus ojos brillaban y él tenía una sonrisa muy hermosa.

-¿Recuerdas algo?

-Sí. Este lugar lo he visto antes, vine aquí con alguien, pero no recuerdo quien. Solo recuerdo que esa persona me transmitía calma y yo me sentía feliz a su lado.

El día de hoy era diferente a esa noche, porque en esta ocasión…La luna brillaba más que nunca, iluminando hermosamente los árboles de cerezo, caía una leve brizna que transmitía tranquilidad, el viento movía dulcemente los árboles, era como si la luna nos abrazara a ambos, el ambiente era cálido y relajante, el cielo estaba lleno de bellas estrellas. La luna reflejaba su luz en el lago, haciéndole más hermosa y había un silencio muy relajante, era como si hoy fuera nuestra noche, donde nadie nos molestaría.

Tomé un poco de aire y me acerqué a Onodera, tomé su mano y susurré en su oído.

-Onodera, espero que no te molestes, así que espero que con esto recuerdes algo.

-¿Eh? ¿A qué te…?

Solté la mano de Onodera y le abracé por la cintura con mi mano izquierda, con la mano derecha tomé su mentón con suavidad y me acerqué lentamente a él, quien estaba nervioso y sonrojado, finalmente posé mis labios sobre los suyos y le besé de manera tierna, con un sentimiento de paz y ternura, él correspondió mi beso y cuando nos separamos, él estaba sonrojado y parecía ido.

-¿Onodera?

Él sonrió feliz y me abrazo, para después esconder su rostro en mi pecho.

-¿Onodera? ¿Qué pasa?

-Takano-san, he recordado algo. Muchas gracias.

Onodera dejó caer unas lágrimas y sin soltarme, levantó su rostro y me volteó a ver con una sonrisa.

-Takano-san, no entiendo todo, pero ¿somos una pareja?

-No oficialmente. Sin embargo…

Me separé de él, mientras me veía sorprendido. Me coloqué de rodillas y tomé su mano.

-Onodera, ¿serías mi novio?

Él se sonrojo y asintió. Después de eso, me senté y Onodera se colocó frente a mí, me abrazó y después se sentó entre mis piernas, mientras lo abrazaba.

-Takano-san. Hay algo que debo decirte.

-¿Qué pasa?

-También recordé el mejor regalo de todos que me has dado.

-¿Eh? ¿Cuál es?

-Estoy embarazado.

Él sonreía con una paz y felicidad inmensa, mientras lágrimas caían de sus ojos. Yo estaba sorprendido, así que lo abracé y sonreí, mientras lloraba.

-Gracias, Onodera. Muchas gracias.

Ambos nos quedamos un rato más abrazados, en silencio, acompañados de aquel bello escenario, que nos rodeaba en tan bella noche. Era el día más hermoso que pude haber deseado, finalmente había una muestra del gran amor que Onodera y yo nos teníamos y ese era el mejor regalo que alguien me podía dar.

Nos dirigimos al hotel a pasar la noche, tomados de la mano, caminando con una alegría adornando nuestros rostros. Onodera era un poco más como antes, pero mantenía su esencia actual.

Susurré levemente, mientras caminábamos:

“-Gracias, Onodera. Eres lo mejor que me ha pasado”.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Gracias por leer. Por favor, permitanme saber que les pareció el capítulo. Nos vemos en el próximo capítulo.

Bye-Bye, Besos.


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