Kimizuki caminaba por el departamento que compartian él y su esposo hasta hace un año o dos, sinceramente el pelirosa no había podido superar aún la muerte del castaño y más llevandose consigo su segundo hijo. El día que le dijeron que Yoichi había muerto en un accidente automovilistico, su vida se vino en picada, pero no tenía que caer aún tenía a su pequeño Mitsuo, el había ido con el castaño ese día y solo sufrió pequeños raspones, pero se sentía tan culpable que tuvo que llevarlo a terapia medio año, ahora el pequeño castaño se sentaba en su cama para poder leer los libros que habia dejado su padre antes de morir.
''Eres la luz, eres la noche
Eres el color de mi sangre
Eres la cura, eres el dolor
Eres la única cosa que quiero tocar
Nunca supe que podía significar tanto, tanto''
El pelirosa tuvo un par de recuerdos, tanto dolorosos como felices, su hijo aún recordaba a su difunto padre, y es que en realidad lo perdió a los seis años, y ahora ya con ocho años se podría decir que era un niño ''feliz'' que recordaba quién le dio la vida
Fue hasta su habitación y tomo la caja llena de cosas de su difunto esposo, para llevarla a la pieza faltante que estaba llena de antiguos juguetes de su hijo y cosas que ya no usaban. Miro al interior de la caja una última vez y vio un cuaderno color rojo pasión, lo tomo y pudo ver la letra de Yoichi, abrió la primera pagina y comenzo a leer
''Es el primer día de la mudanza, Kimizuki esta haciendo doble esfuerzo por que le eh dicho que no me podía mover mucho, aún no sabe del embarazo, llevo tres meses ocultandolo y me siento fatal pensando que él quizás no lo reconozca como tal y nos terminemos divorciando. Pensé decirselo esta noche en la cena, simplemente tengo miedo''
Se sorprendio tanto como la primera vez sobre el tema, era cierto que su pareja le había ocultado a su hijo tanto tiempo pero ni bien lo supo todo fue mejor
Siguio leyendo aquel diario, y se sintio feliz de tener algo más para recordarlo
OuOuOuOuOuOuOuOUOUOUOUOUOUOOUOUOUOUOUOUOUOU
Guren andaba acomodando las cosas de su hogar, Shinya y sus dos mellizos (Reizo y Miwa) se habían ido a la escuela por que había un festival, pero el ojimorado no tenía ganas de ir asi que decidio acomodar la casa para que fuera un poco más espaciosa
busco en el atico un par de cosas de limpieza pero cayo de bruces al suelo al chocarse con una especie de libro, maldijo por lo bajo.
Tomo aquel libro y vio como la letra de su esposo en una hermosa caligrafia color dorado se hacía mostrar en la tapa de este
''Eres el miedo, no me importa
Porque nunca he estado tan feliz
Sígueme a la oscuridad
Déjame llevarte más allá de nuestros satélites
Puedes ver el mundo que has traído a la vida, a la vida''
Lo cogió en sus brazos y volvio a su habitación, se sento en la cama y comenzó a leer, era como un diario de Shinya, pero una pagina en particular le llamo la atención
''Le eh dicho a Guren que estoy embarazo, mierda. Aún no saben que son dos y no uno, pero se que el esta feliz, rezó por todos los dioses que no se enfade conmigo aun que se que sería un gran padre, además ¿quién lo ayudaria con su orientación sexual? *inserte risa* pero bueno, espero que todo salga como lo eh soñado''
y sintio como otra vez se volvia a enamorar de Shinya, era una persona tan genial y era a la que más amaba en el mundo, sabe que no es el mejor de todos pero Shinya lo vuelve el mejor en su mundo. Se vio interrumpido cuando Miwa, su hija mayor por 4 minutos, le avisa que regresaron y que su madre iba a hacer la comida. Dejo aquel libro debajo la cama matrimonial y fue a ver a su esposo
—Shinya
el nombrado se volteo y dejo de lado el curry para saludar al pelinegro, este lo abrazo con tanto cariño que hasta creyo que su marido se iría de su lado
—Guren, ¿ha pasado algo?
la preocupación en sus ojos lo hizo encogerse, simplemente nego y lo beso, por eso amaba a Shinya, era la luz de su camino.