Aquí es donde florecemos
Uno
la llegada a Alexandría ha sido difícil para todos, después de meses de pura supervivencia todo fue diferente cuando se abrieron las puertas de Alexandria al grupo de Rick Grimes. ver a las personas en un vecindario, riendo y tratando de vivir en paz parecía casi una hermosa mentira; todos en Alexandria vivían en una cárcel que ellos llamaban zona segura.
Volver a la civilización que destellaba ese lugar era como haber pasado diez años con los ojos vendados y luego quitaron la venda y todo pareciera un engaño. Deanna Monroe y su esposo les había hecho serias entrevistas con el fin de saber si estaban calificados para vivir en la zona segura. todos parecían haber pasado, así que algunos los colocaron en diferentes trabajos; algunos se alistaron para seguir en la búsqueda de más sobrevivientes, formaron una elite de seguridad conformado por Rick y Michonne, otros dejaron que disfrutaron las libertades de Alexandria. Carol parecía encantarle ponerse ropa limpia y respirar el aire puro que les rodeaba todo lo contrario a Daryl que no soportaba tanta paz.
En los primeros días Carl pensó que sería muy fácil integrarse y por supuesto no entendía la ansiedad e incomodidad de algunos de sus compañeros. al intentar hablar con las demás personas se quedaba mudo; sentía desconfianza, sus manos sudaban y se dio cuenta que era más difícil de lo que creía; no tenía en quien confiar a parte de sus compañeros.
Nervioso, Carl iba acompañado por Deanna a casa de Jessie Anderson donde le habían dicho que conocería a un grupo de adolescentes.
—Estar con gente de tu edad sera lo mejor para ti—comentó Deanna tratando de dar ánimo.
Con todo su ser, Carl quiso y necesitaba querer eso; la última persona con la que pasó tiempo y era de su misma edad era beth.
llamaron a la puerta y una mujer rubia los atendió con una amable sonrisa, tal vez Deanna no lo noto pero Carl se dio cuenta de los moretones que se asomaban sobre las mangas de la camisa blanca de la mujer.
—Jessie, éste es Carl...—presentó Deanna
Jessie se colocó en el mismo nivel que Carl, le extendió la mano y el la acepto
—Un gusto, soy Jessie Anderson
La boca de Carl quedó seca, no respondió, no sabía qué decir. Jessi le sonrió, se dio la vuelta, subió a las escaleras y regresó seguida de un chico de no más de diecisiete años con cabello rubio oscuro, ojos marrones y ropa holgada. el chico se acercó con la mano extendida y sonrió de lado.
—Soy Ron—le estrechó la mano. Carl no dijo nada solo se limitó a sonreír
—El es Carl—Deanne le dijo a Ron, quien asintió. antes de irse Deanne se detuvo en la puerta y dijo: ,—Habrá una fiesta para todo su grupo, Carl, espero verte ahi—guiño el ojo y se marchó.
—Anda, sígueme—llamo Ron
Carl siguió a Ron por las escaleras, llegaron a un pasillo muy largo; en eso, Ron informo más cosas
—Yo voy a la escuela, es el garaje
—¿Escuela? ¿Van a la escuela?—dijo. estaba tan sorprendido de haber hablado
—Si...—suspiro Ron irritado—. Turno de dia y de noche. escoge de noche ahí estoy yo y ellos—se detuvieron enfrente de una puerta que aparentaba ser la habitación de Ron, él abrió la puerta y el sonido eléctrico de un auto a toda velocidad se escuchó por toda la habitación.
Una chica malhumorada estaba sentada sobre la cama leyendo alguna historieta, esto llamó la atención de Carl, a la izquierda un chico castaño jugaba emocionado enfrente de una computadora.
—Chicos, el es Carl. Carl ellos soy Mikey y Enid—presentó Ron mirando a Carl para ver su reacción.
Animado, Mikey se puso de pie y saludó; sin verlo y sin ánimos Enid solo saludo con un frio “hola”. el ambiente se tornó incómodo, Carl retrocedió y detrás de su pantalón sacó una historieta.
—Esto debe ser tuyo—le extendió la historieta Carl a Mikey
—¡Oh no sabia que les había tocado esa casa!—dijo Mikey agarrando la historieta y mirándola con vergüenza—. Esta es de Enid—Enid se inclinó, le arrebató la historieta y la tiró a la cama; el incómodo silencio resurgió. Ron se puso en medio.
—¿Quieres jugar algun videojuego?—le ofreció a Carl, quien seguía parado en la puerta observando a Enid leer historietas—. o si te parece, Mikey tiene una mesa de billar en su casa, aunque...—miró a Mikey dudoso—, su padre es muy estricto con eso
—Ah no importa, el se ira en el grupo de exploración mañana, tal vez no regrese—comentó Mikey
Carl empezó a balbucear, casi no sentía las manos al escuchar eso. enojados y con reproche, Enid y Ron voltearon a ver a Mikey.
Mikey se puso colorado y se hundió de nuevo en la silla
—Perdón
—Tranquilo—Ron puso una mano en el hombro de Carl y lo miró con razonabilidad—. no tienes que decir nada
—¡Si! alentó Mikey—. a Enid le tardo como dos semanas para decir algo
Con esas palabras y más aliento, Ron sacudió el hombro de Carl.
—J-Juguemos algun videojuego—tartamudeo Carl
Los chicos asintieron, Mikey más aliviado que todos. Ron trajo dos sillas enfrente de la computadora. Carl y él se sentaron a la par, Mikey le pasó un control a él y por fin se pusieron a jugar. Hace muchísimo tiempo que Carl no sentía la intensidad de un videojuego era terrible tener ese ardor en las manos que le hacía sentir ansiedad. afuera tenía que moverse rápido, pero él lo tenía que hacer, aquí unos botones y palancas eran los que manejaban tu juego. Mikey le derrotó en la primera ronda hacia que tenia que espera que Ron o Mikey terminaran para volver a entrar en la pelea; en su descuido no pudo evitar mirar hacia Enid, dio un respingo cuando se dio cuenta que Enid también le estaba mirando, su garganta se secó y juraba que empezaba a sudar.
Carl dio otro respingo y jadeo de sorpresa cuando sintió el aliento de Ron cerca de su oreja.
—No te preocupes Carl, yo haré de este lugar tu hogar—susurró Ron.