Corría rápidamente en dirección a la sala de estar mientras limpiaba su labio sangrante con la manga de su camiseta; un furioso Hankyung corría detrás de él.
-¿A dónde vas?! –Gritó Hankyung mientras lo tomaba del cabello bruscamente haciéndolo gemir de dolor.
Las lágrimas ya caían por sus mejillas mientras miraba temerosamente al chino. No era la primera vez que lo golpeaba, tampoco la segunda o la tercera…
-¿Acaso no puedes hacer nada bien?! –Le gritó de nuevo el menor mientras estampaba su puño en su mejilla, haciéndolo caer al brilloso suelo de madera mientras se tocaba la mejilla donde había recibido tan fuerte golpe.
Hankyung estaba por volver a golpearlo cuando un ligero llanto proveniente del segundo piso lo detuvo.
-Cállalo… -Ordenó mientras levantaba a Heechul y lo tiraba sobre las escaleras.
Se sacudió el perfecto traje negro que llevaba para luego tomar su maletín y girarse hacia su pareja.
-Regresaré tarde. No me esperes… -Exclamó. Y sin más salió de la casa, dejando a Heechul sobre las escaleras.
Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, mezclándose con la sangre que corría de su boca. Se levantó rápidamente al escuchar de nuevo ese ligero llanto, corriendo hasta una de las habitaciones.
Se acercó a la hermosa cuna blanca y cuidadosamente sacó al pequeño bebé que ahora lloraba debido a todo el alboroto de hacía unos minutos.
Se sentó en uno de los sillones de allí mientras se mecía suavemente tratando de calmar al pequeño.
Las lágrimas ahora eran acompañadas de ligeros sollozos provenientes de lo más profundo de su alma. Amaba a Hankyung, pero odiaba cuando se comportaba de esa manera. ¿Acaso ese era el Hankyung que había conocido?, ¿del que se había enamorado? Claro que no.
Se levantó del sillón aún con el bebé en brazos y miró a través del gran ventanal con vista al centro de Beijing. Si bien su repentino embarazo lo había obligado a irse a vivir con Hankyung jamás llegaron a casarse.
Cuando se enteró que esperaba un hijo de su novio creyó que todo sería perfecto, que vivirían felizmente en compañía de la persona a la que más amaba en el mundo. Pero, nada fue así, desde el nacimiento de Kang todo fue diferente.
Se mudó a Beijing donde vivía la familia de Hankyung y dejó su trabajo para dedicarse a su pareja y a su pequeño hijo. El menor comenzó a golpearlo por cosas insignificantes y sin sentido, rompiendo cada vez más el corazón de Heechul que a pesar de recibir cada uno de esos golpes sin decir nada y mantenerse como una “esposa abnegada” aún lo seguía amando.
Dejó a Kang de nuevo en la cuna y se dirigió hasta su habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.
Se contempló en el espejo del baño, mirando su rostro lleno de moretones y heridas que normalmente siempre tenía que cubrir con maquillaje. Tomó un paño y lo mojó con algo de alcohol, comenzando a limpiar cuidadosamente la sangre seca que se había pegado a su rostro, removiendo el maquillaje que cubría los antiguos moretones.
-¿Heechul? –Escuchó. Abrió los ojos en demasía. Esa voz la reconocería en donde fuera, era Zhou Mi, su vecino y mejor amigo. Intentó cubrir las nuevas heridas pero todo fue en vano cuando la puerta de su baño fue abierta, dejando ver a Zhou Mi & a su novio Henry.
Zhou Mi corrió hasta él mientras que Henry se quedaba paralizado en la entrada.
-¡Es un imbécil! Mira como te dejó –Exclamó al mismo tiempo que levantaba delicadamente el rostro de Heechul.
-Heechul… -Comenzó Henry.
-No me digas nada… -Respondió fríamente el mayor de todos los presentes mientras se levantaba de la silla.
-Vamos a la cama –Susurró Zhou Mi mientras sujetaba cuidadosamente a un adolorido y deprimido Heechul.
-Un día de estos va a matarte –Dijo Henry mientras veía como Zhou Mi levantaba cuidadosamente la tela que cubría su estómago, dejando ver su escultural figura al igual que ciertas manchas de color verde-amarillento que alguna vez fueron moretones.
Cansado de decir siempre lo mismo, Zhou Mi comenzó a untar una crema por todo el abdomen del mayor, recibiendo ligeros quejidos de dolor acompañados de más lágrimas.
No era la primera vez que lo veía en ese estado, y tampoco era la primera vez que le decía que se librara de una buena vez de ese desgraciado que tenía por novio.
Pero siempre era lo mismo, Heechul se negaba, diciendo que lo amaba y que era su culpa, creando falsas esperanzas de que el menor cambiara. Lo que Zhou Mi no sabía era que el mayor comenzaba a replantearse la idea de seguir junto a Hankyung.
Henry suspiró. Estaba por levantarse e ir por Kang, el pequeño hijo de apenas 2 meses del Heechul cuando este habló, llamando su atención.
-Me voy… -Exclamó.
Zhou Mi solo pudo mirarlo fijamente sin decir ni una sola palabra, al igual que Henry quien estaba ligeramente sorprendido.
-Esto se acabó, Hankyung llegó al límite –Continuó mientras se sentaba ligeramente sobre la amplia cama.
Zhou Mi lo miró por unos cuantos segundos más para luego atraparlo en lo que era un fuerte abrazo, al mismo tiempo que cerraba sus ojos y suspiraba.
-¿A dónde irás? –Preguntó una vez que lo soltó.
-Regresaré a Corea, es el último lugar en donde Hankyung pensaría… -Respondió con un deje de nostalgia en su voz.
-Deben prometerme que no dirán nada a nadie –Les dijo mientras los miraba fijamente.
Zhou Mi sonrió mientras tomaba la mano de Henry.
-Lo prometemos –Dijeron al unísono.
-Lo único que queremos es verte lejos de ese infeliz –Exclamó Zhou Mi.
Estuvieron un rato más conversando de temas y cosas sin sentido hasta que comenzó a oscurecer.
-Nos vamos, cuídate mucho Heechul-ah –Exclamó Zhou Mi mientras lo abrazaba y se retiraba de su hogar acompañado de Henry.
Una vez que escuchó el sonido de la puerta principal cerrarse se levantó de la cama, caminando hasta la habitación de su pequeño hijo, encontrándose con que el bebé aún dormía.
-Pronto nos iremos de aquí pequeño, nos iremos muy, muy lejos y seremos muy felices… pronto saldremos de este infierno Kang –Susurró al mismo tiempo que tomaba en brazos al pequeño y lo llevaba a su habitación, lo más probable era que Hankyung no llegara a dormir o llegara muy tarde así que lo recostó a su lado, rodeándolo de almohadas para que no cayera mientras encendía el televisor.
Semanas después.
Se encontraba en el suelo de su habitación rodeado de maletas y bolsos, algunos llenos otros aún vacíos.
Había vaciado completamente su armario, checando cuidadosamente que no se quedara ni una sola cosa dentro. Echó una ligera mirada al bebé que descansaba en un porta bebé a su lado y terminó de cerrar una de las múltiples maletas.
Suspiró. Hankyung se había marchado a un viaje de “negocios” a Bangkok y no regresaría hasta dentro de, probablemente, 2 o 3 semanas. Tan pronto como recibió el mensaje de texto de Hankyung diciendo que estaba en el aeropuerto había comenzado a sacar todas las maletas de lo más alto de su armario.
Guardó cada una de las cosas de Kang en otra maleta, metiendo sus juguetes y muñecos de felpa en algunas bolsas. Armó la pañalera y la dejó sobre la cama junto a su bolso, tomó el porta bebé y lo subió de igual manera a la cama.
Tomó varias maletas y bajó con ellas hasta la cochera, abrió la cajuela y comenzó a meter las maletas y una que otra bolsa. Después de estar un rato subiendo y bajando escaleras cerró la cajuela y subió por última vez hasta su habitación.
Tomó una hoja de papel blanca y comenzó a escribir en un casi perfecto chino.
“Hankyung…
Me voy, no puedo permitir que nuestro hijo se crie en un lugar tan horrible como este, simplemente no puedo soportar un golpe más, he aguantado más de 4 años a tu lado y es suficiente.
Me voy para siempre Hankyung y Kang viene conmigo, no nos busques.
Heechul.”
Se limpió una solitaria lágrima que caía por su mejilla. Dejó la nota sobre la cama y tomó su bolso y la pañalera de su hijo colocándoselas en el hombro al mismo tiempo que tomaba el porta bebé y bajaba las escaleras.
Una vez dentro del auto cubrió sus ojos con unos lentes negros y abrió el garaje. Esa misma mañana se había despedido de Zhou Mi y Henry, proporcionándoles su nueva dirección en Seúl. Había hablado con su madre y esta le había conseguido un lindo apartamento en una bonita zona. Jamás le había dicho realmente el motivo de su regreso a Corea, solamente le había comentado que tenía problemas con Hankyung y que debía regresar, a lo que su madre aplaudió, jamás le había gustado su relación con el menor pero él se había empeñado años atrás en irse con él a Beijing.
Condujo hasta el aeropuerto y estacionó su auto en una de las entradas. Gracias al cielo había encontrado un vuelo donde aceptaban su auto. Bajó del auto y tomó a su hijo en brazo mientras se acomodaba el bolso y la pañalera en su hombro.
Caminó hasta la sala de espera y se sentó en uno de los bancos que allí había. Después de más o menos 20 minutos su vuelo fue anunciado por el alta voz. Acomodó sus lentes sobre su cabeza y le tendió el boleto y los dos pasaportes a la chica que se encontraba junto a la entrada a la sala de abordar. Si bien Kang no pagaba aún boleto debía presentar su pasaporte para poder sacarlo del país.
Heechul sonrió al recordar que había hecho que solamente él pudiera sacar el pequeño del país. No necesitaba de la autorización de Hankyung.
-Aquí tiene… -Exclamó la chica sacándolo de sus pensamientos.
Subió rápidamente al avión creyendo estúpidamente que Hankyung lo perseguía. Se sentó en el suave asiento que le correspondía y dejó caer su cabeza en el respaldo, cerrando los ojos, aliviado.
Bajó la vista hasta el bebé que jugueteaba con su collar y besó su cabeza.
-Todo terminó Kang… nos espera un nuevo camino –Le susurró al mismo tiempo que miraba como el avión comenzaba a despegar. Dejando atrás esa vida de maltrato y tristeza, dándole paso a una nueva vida completamente diferente.
Al fin y al cabo, su escape se había completado con éxito. Sonrió para si mismo, preguntándose que era lo que le sucedería a él y a su pequeño Kang, siendo totalmente ajeno a lo que el destino tenía preparado para él…